Felicidades Emperatriz – Capítulo 34: Visita no deseada


En toda su vida, Fei Ao solo tuvo un arrepentimiento.

El cual estaba provocada por Hua Jin, esa mujer desvergonzada no solo talló las palabras “bastardo” en su espalda, sino que también ¡cortó su cinturón!

Hua Fei utilizó una “tos” para disimular su risa, mientras que Hua Que, sin preocuparse, comenzó a reírse cordialmente.

Yue Liang y Fei Xian permanecieron sin expresión, mientras que Yue Zhuang y Hua Wan cubrieron sus brillantes rostros rojos con sus manos, y miraron hacia otro lado.

Fei Ao se levantó los pantalones, sintiéndose desanimado y deprimido, siguió a Hua Fei para cambiar su ropa.

Quedándose atrás, Hua Que regresó y se dirigió al Pabellón Este.

En el Pabellón Este, Hua Jin estaba actualmente sentada con las piernas cruzadas, cultivando su poder. Este cuerpo no había sido entrenado en lo absoluto y por eso, ella no fue capaz de mostrar su mejor lado.

—¡Cuarto Joven Amo!

Jiao Yue, quien estaba fuera, alzó la voz.

Ambos ojos de Hua Jin se abrieron sólo para ver que Hua Que ya estaba haciéndose camino, mientras llevaba una fría sonrisa en su rostro.

—Vecino, ¿qué pasa? —Preguntó indiferente Hua Jin.

Hua Que puso una botella de medicina en la mesa y le habló.

—Hua Jin, el encuentro de artes marciales está cerca, ¿crees que tu vida es una broma? Aceptando un golpe como ese… ¡Aunque fue bastante divertido!

—¡Di lo que piensas!¡Si no hay nada más, ándate!

Hua Que ignorando su descargada actitud, continuó.

—¡Vamos a tener una justa pelea durante el encuentro!

Después de decir eso, se dio la vuelta y salió por la puerta. Jiao Yue y Chu Yun al verlo, inmediatamente se apresuraron a ir preocupados donde Hua Jin

—Joven Ama, ¿está bien?

Hua Jin negó con la cabeza y le dio instrucciones a Chu Yun

—Ve y llama a Mei Er para que venga, no te olvides de recordarle que traiga también algo de medicina.

Chu Yun salió corriendo, mientras Jiao Yue levantaba la botella y se acercaba a Hua Jin.

—¿Joven Ama, este medicamento es comestible?

—Deja que Mei Er le eche un vistazo primero.

Momentos después, Mei Er llegó.

Estaba preocupado por la condición de Hua Jin, pero rápidamente lanzó un suspiro de alivio después de darse cuenta de que ella estaba bien.

Jiao Yue colocó la botella delante de él.

—Tío Mei Er, ¿este medicamento es comestible?

Mei Er dio vuelta la botella para ver su contenido, y en él habían 3 píldoras, después de chequear cada una de ellas respondió:

—Estas píldoras son la especialidad de la Casa Hua, las cuales son eficaces en contra las lesiones externas e internas.

Hua Jin cerró los ojos.

—Dale esas píldoras a Jiao Yue para sus heridas.

Hasta que el sol se escondió, Mei Er no salió de su habitación. A medida que el cielo se oscurecía, la habitación estaba iluminada por la llama de la vela. Se escuchó un grito y la habitación se volvió a oscurecer cuando la vela cayó al suelo.

Atrás, en las sombras de los árboles se encontraban 2 hombres.

Zhui Feng le hablo a Zhu Yu.

—¡Vete a informar al príncipe!

Después de que Zhu Yu se fue, Zhui Feng bajó cuidadosamente al patio. Abrió la puerta y entró en la habitación, pero de repente la puerta de atrás se cerró.

El fuego se encendió y la habitación se iluminó.

Hua Jin estaba vestida como hombre y se sentó en medio de la habitación, mostrando sus blancos dientes.

—¿Sabes cómo muere un gato…?

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