Felicidades Emperatriz – Capítulo 44: Herir a otros


—¡Las personas de la misma familia son iguales, la más vieja no tiene vergüenza y la más joven no tiene modales!

Rong Pei estaba prácticamente apuntando hacia la nariz de Yue Zhuang y la regaño con su salvaje cara de rabia.

Hua Jin se frotó su nariz con su pulgar y se puso de pie ante Rong Pei, en el momento en que la multitud parpadeo una vez. En el siguiente segundo, sólo se podía oír un *crack* antes de que Rong Pei se agarrara su brazo y gimoteara de dolor.

Ambas Yue Fu y Yue Zhuang fueron sorprendidas por este imprevisto acontecimiento. Rong Qing fue a toda prisa hasta a aferrarse a Rong Pei. Después de revisar su brazo, se volvió para mirar a Hua Jin.

—¡Cómo te atreves a lastimar a los demás!

—¿Por qué no me atrevería? —Hua Jin se encogió de hombros— Sé que la primavera ha llegado y hay varias cosas que son difíciles de controlar. Sin embargo, ¿necesita mostrar su envidia tan claramente? Supongo que tú probablemente aún no te has casado.

La risa se hizo eco en todo el restaurante, Rong Pei tenía 25 años y la razón por la que su pareja había retirado su oferta de matrimonio había sido por sus constantes celos.

—Maestra Hua, por favor no…

Yue Fu dio un paso adelante y dijo en voz baja, sin querer causar una escena.

Hua Jin hizo una pausa por un momento, antes de tomar al viejo que estaba al lado de Yue Zhuang.

—Viejo, ¿cómo están tus heridas?

Los ojos del anciano brillaron antes de que él contestara con esmero.

—¡Aiyo! ¡Me he roto al menos tres huesos!

Hua Jin lo dejó a un lado y caminó hacia Rong Pei, con una cara llena de sonrisas y un siniestro escalofrío en sus ojos.

—¿No es adecuado corresponder la buena voluntad? Bueno, supongo que tendré que romperte tres huesos.

Rong Qing empujó a Rong Pei con cuidado y se adelantó para enfrentar a Hua Jin.

—¡Para tu alboroto!

—Joven, no deberías ser tan poco sincero.

El anciano que fue arrojado antes, de repente apareció ante Rong Qing y agarró su cintura.

—Tarde o temprano, serás castigado, ¡quiero venganza!

Rong Qing no podía importarle menos. No hacía mucho que habían entrado en Ciudad Gloria y ya estaban heridos. Con el Encuentro de Artes Marciales cerca, muchos practicantes de todo el país se habían reunido en este lugar, y con la situación en la que estaban, ¿¡dónde podría la familia Rong poner su cara!?

Lo sacudió con todas sus fuerzas, pero se sorprendió al descubrir que no podía mover al hombre en lo más mínimo. Sus dos piernas estaban restringidas, lo que le impedía dar un solo paso.

Actualmente disfrutando de la escena, Hua Jin, quien aplaudía apasionadamente antes, como un flash aterrizó junto a Rong Qing y rompió sus brazos.

Rong Qing se llenó de sudor frío y dio dos pasos atrás, mirando fijamente los ojos de ella.

—¡Di tu nombre!

—Hua Jin Lan —sonrió— Siempre le da la bienvenida a la venganza y se niega a todos.

—¡Familia Hua! ¡Bueno! ¡Bien!

Rong Qing, quien arrastraba sus brazo y Rong Pei, dejaron el restaurante en un estado lamentable.

Los espectadores aplaudieron y aplaudieron, Hua Jin se volvió para mirar al anciano, con los labios curvados  hacia arriba.

—Viejo, esa actuación fue un fracaso de tu parte.

El viejo sacudió su ropa mientras se ponía de pie. Con la mano en la barba, él dijo radiante.

—Joven, por haber herido a dos miembros de la Familia Rong, creo que habrá algún castigo para ti.

Hua Jin sonrió cínicamente y le preguntó.

—¿Nombre?

—Di Wu Dao.

Después de eso, poniendo las manos en su espalda se fue. Al salir, soltó unas cuantas palabras.

—El medicamento sobre la mesa, dos píldoras al día.

Solo entonces, Hua Jin se giró y noto que la mesa, encima había una botella de porcelana de loto blanco.

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