Harem Imperial – Capítulo 38: Espera y observa los cambios

Traducido por Sharon

Editado por Tanuki


La noche avanzó y el ruido de afuera se desvaneció. Qing Feng envió a sus sirvientes a dormir mientras ella se mantenía de pie en el oscuro patio con sus manos envolviendola. Su cabeza estaba llena con el impacto del intento de suicidio de la princesa, la reacción de la Emperatriz Dowager y Yan Hong Tian, y el próximo obstáculo que las tres hermanas enfrentarían.

Mientras más pensaba, más alarmada se encontraba. Tarde en la noche de verano, el aire sofocante sólo le dificultaba más respirar.

Las puertas del Salón sonaron con ligereza, y Qing Feng levantó la mirada. La figura delgada de Fu Ling rápidamente entró de lado, cerrando la puerta tras ella.

—¿Cómo está la princesa? —le preguntó Qing Feng después de apresurarse a su lado.

Fu Ling se sorprendió al escucharla. No podía ver la expresión de Su Señora en la oscuridad, pero la voz suave sonaba ansiosa, lo que significaba que mientras ella investigaba, Qing Feng languidecía.

—La Señora no necesita preocuparse. Después del tratamiento de los Doctores Imperiales, la princesa está fuera de peligro —dijo con voz suave.

¿Eso es todo? Fu Ling es discreta y atenta, ¿cómo podría ser eso lo único que preguntó? Sabiendo que estaba esperando ansiosamente, si sólo investigó eso, ¿por qué regresa a esta hora?

—¿Sucedió algo más? —preguntó con el corazón latiendo con fuerza.

Su salud acababa de mejorar, así que había pensado en dejarla dormir, pero al parecer no podría lograrlo.

—Es tarde. Lo mejor será hablar en la casa —suspiró Fu Ling.

Una vez las dos entraron en la cámaras interna, Qing Feng agarró la mano de su sirvienta rápidamente.

—Rápido, dime qué es lo que pasó.

Sus dedos delgados estaban algo fríos mientras Fu Ling la ayudaba a sentarse en la cama.

—Después de que los doctores imperiales determinaron que no estaba en peligro, la Emperatriz Dowager y el Emperador convocaron al Primer Ministro Lou al Palacio.

¿Lo convocaron a esta hora?

El rostro de Qing Feng se ensombreció.

—¿Quieren forzarlo a casarse? —bufó con frialdad. Su mano apretó su agarre en el brazo de Fu Ling, quien bajó la cabeza y no respondió. En su lugar, tiró del edredón para cubrir los pies de Qing Feng. Respirando profundo, ella continuó: —Lou Xi Yan… ¿accedió?

Mirando los ojos ansiosos de Su Señora que pretendía estar calma, Fu Ling sacudió su cabeza.

—Esta sirvienta sólo escuchó que la princesa se recuperará en la mansión del Primer Ministro por la mañana.

—¿Entró a la Casa Lou? —Qing Feng se rió ligeramente. El aura que la rodeaba hizo que Fu Ling frunciera el ceño.

—Señora, hay algunas cosas que no pueden apresurarse —le susurró.

Qing Feng le dio una sonrisa despreciativa. Desde que supo que sus hermanas seguían vivas, ella era como un ave que se asustaba en cuanto una ramita se rompía. Sólo un poco de viento o el movimiento del pasto la dejaban aterrada.

Después de morir una vez, no se preocupaba por su vida ni un poco, sino que atesoraba la de sus hermanas. Que ellas siguieran vivas significaba que los Cielos les dieron otra oportunidad. A pesar de saber que era inútil entrar en pánico, no podía controlar los sentimientos en su corazón.

—Casi amanece, puedes ir a descansar —le dijo cansada cuando vio los cielos volverse de un pálido gris fuera de la ventana.

—Sí.

Continuar hablando no sería beneficioso, así que Fu Ling se retiró.

Las puertas se cerraron con gentileza, y el sonido de una  respiración ligera resonó en el cuarto. Qing Feng sintió un escalofrío recorrerla y tiró del edredón para envolverse. Sus ojos se desviaron inconscientes hacia la sombrilla negra, y allí permanecieron por largo tiempo.

♦ ♦ ♦

Estudio Imperial.

Después de la corte matutina, Yan Hong Tian se retiró a su estudio, y dos eunucos pusieron los reportes de los Ministros y de todos los estados en la mesa, arreglando estos según el orden de urgencia.

La oficial femenina, Xiao Yu, le sirvió su té favorito, por lo que todo estaba como siempre. Sin embargo, las personas que sirvieron por tantos años al lado del Emperador notaron la diferencia.

Él siempre era diligente y, normalmente, comenzaría a leer los reportes de inmediato en cuanto entraba al estudio, pero hoy, en su lugar se dio el tiempo para apreciar su bebida.

Xiao Yu miró a Gao Jing para interrogarle, quien estaba de pie a un lado y sacudió su cabeza de forma negativa. Xiao Yu frunció los labios y envió a las sirvientas para que trajeran algunos refrescos, retirándose al lado de Gao Jing en silencio. En secreto sospechaba que las actuales expresiones del Emperador significaban que esperaba a alguien.

Y en verdad, después de un tiempo, la figura de Lou Xi Yan apareció fuera del Estudio Imperial.

El rostro de la sirvienta mostró su alegría. ¡Había suponido bien! Pero… ¿por qué la expresión del Primer Ministro Lou era extraña?

—Emperador, el Primer Ministro Lou pide una audiencia —le susurró Gao Jing después de toser ligeramente.

Mientras las esquinas de su boca se elevaban, Hao Yong Tian tomó un sorbo ligero del té caliente, y respondió sin siquiera levantar la mirada.

—Anuncialo.

Lou Xi Yan entró en el Salón poco después.

—¿Tan rápido manejaste los asuntos en casa? —comentó Yan Hong Tian con una sonrisa. Temprano en la mañana, la Emperatriz Madre mandó personalmente a Xuan-er a la mansión del Primer Ministro. Por supuesto, lo ocurrido debía ser interesado para que Lou Xi pusiera tal expresión.

El mencionado no respondió de inmediato. Su sonrisa perpetua estaba ausente. ¿Estaba comenzando a enfadarse?

—Todos retírense —dijo Yan Hong Tian, bajando su taza.

—Sí—. En un parpadeo, sólo quedaban ambos en el Estudio Imperial.

Un lado estaba grave y serio, mientras el otro se mostraba profundo y reservado.

—Con las acciones del Emperador, la única persona herida resultará ser la princesa —dijo Lou Xi Yan con suavidad.

¿Había venido para atacarlo? El rostro de Yan Hong Tian se despertó de inmediato.

—¿Qué quieres que Zhen haga? La ceremonia para los oradores está por comenzar, y los enviados de diferentes países están llegando. Sabes que hay un montón de cosas por hacer, ¡y aún así decides casarte con Qing Ling! No sólo eso, pero la vuelves tu esposa oficial. Tu casamiento con Xuan-er se decidió hace muchos años, y Xuan-er está decidida. Ahora quiere matarse, ¿cómo crees que la Emperatriz Dowager va a dejarlo pasar? Además… —Lou Xi Yan se mantuvo en silencio, así que Yan Hong Tian cambió el tema con un murmullo silencioso y una risa—. Qing Ling le pertenece a Zhen originalmente, pero tomaste la oportunidad y la aseguraste. ¿Piensas que es sencillo mantener a la belleza en tus manos? Creaste tal problema, por supuesto que necesitas resolverlo por tu cuenta. A menos que necesites a Zhen para arreglar el desastre.

Yan Hong Tian se sentía divertido. Después de todos estos años, el rostro de Xi Yan siempre mostraba una expresión de que todo estaba bajo control, pero ahora Qing Ling logró cambiar su expresión. ¡Era obvio que Hao Yue había enviado a la persona equivocada!

Inclinándose levemente al Emperador, Lou Xi Yan sonrió brillantemente.

—Siendo ese el caso, este oficial lidiará con ello por su cuenta, sin molestar al Emperador.

Maldición, esa sonrisa confiada de nuevo.

Yan Hong Tian sintió una nueva preocupación en su corazón.

—Xuan-er es la hermana de Zhen. Harás como creas apropiado.

¿No acababa de decir que él debería lidiar con el asunto? ¿Ahora sentía lástima por su hermana menor? Lou Xu Yan mantuvo la sonrisa, y mientras más la veía Yan Hong Tian, más furioso se sentía.

—Zhen ve que estás demasiado libre últimamente —bufó con frialdad.

Lou Xi Yan lo encontró divertido. ¿Esta era su forma de vengarse?

—Emperador, el Oficial Dan requiere una audiencia, dice que es de mayor importancia.

Afortunadamente, el anuncio de Gao Jing rompió la competencia silenciosa en el cuarto. Yan Hong Tian miró con una mueca a Lou Xi Yan, antes de recuperarse.

—Anuncialo —dijo con firmeza.

Dan Yu Lan entró a grandes zancadas y saludó.

—Le doy mis respetos al Emperador. Larga vida al Emperador.

Ahora mismo, el Emperador y el Primer Ministro Lou tenían una discusión privada, por lo que no había nadie más allí. Xiao Yu no sabía si debería enviar el té y los aperitivos que ya había preparado, por ello aprovechó la entrada de Dan Daren, rápidamente sirvió las bebidas y se retiró. No estaba interesada en las discusiones gubernamentales.

Estas cosas no deberían escucharse ni un poco.

—Levántate.

Dan Yu Lan parecía estar apresurado. Su rostro no mostraba ningún signo de emoción, además del ceño fruncido.

¿Qué habrá puesto al Oficial Tixing Qiong Yue tan emocionado?, se preguntó Yan Hong Tian con una risa.

—¿Qué busca reportar el noble Oficial Dan?

La temperatura del té es la justa. Xiao Yu es algo mañosa, pero muy detallada en su trabajo.

—Respondiéndole al Emperador, este Oficial encontró esto en las cuevas del río subterráneo donde el oro desapareció misteriosamente—. Da Yu Lan sacó algo de su bolsillo de color dorado. Gao Jing dio un paso adelante para tomarlo, y notó que era un lingote de oro. Luego se dio la vuelta y se lo presentó al Emperador.

Yan Hong Tian tomó el objeto y lo observó. Su expresión se volvió fría, cambiando de su anterior rostro calmado.

—Continúa —dijo, digno.

—Este oficial sospecha que el ladrón de hace tres años no fue algo tan simple como un guardia de bajo rango siendo asaltado por bandidos. Quizás ese año, hubo errores cometidos bajo intenciones ocultas. Este oficial le pide al Emperador que permita realizar un nuevo juicio sobre el caso.

Dándole el oro en la mesa a Hao Jing para que pudiera pasárselo a Lou Xi an, Yan Hong Tian procedió a tomar una taza de té mientras su expresión volvía a la de siempre.

—El juicio del caso fue llevado a cabo por el Ministro de Justicia, y el Ministro de Defensa le asistió hasta darle fin. Teniendo en cuenta lo grande del caso, esto tiene implicaciones mayores. Las intenciones ocultas de las que hablas, ¿cuán certero es el Oficial Dan de su existencia? ¿Dónde se encuentra el oro actualmente?

Dan Yu Lan levantó la cabeza ligeramente y miró al Emperador beber su té. Por un momento, estaba inseguro sobre si había un significado oculto tras las palabras del Emperador y se giró hacia el Primer Ministro Lou, que estaba de pie a un lado. Lo encontró observando el lingote de oro como si estuviera en un trance, y tampoco pudo saber qué pensaba en realidad.

—Este oficial pudo encontrar parte del oro perdido en el fondo de un río subterráneo, lo que puede significar que la teoría donde el guardia confabuló con los bandidos para mover el oro a otra salida no encaja. Esta es una convicción errónea, y la mente maestra que culpó a los guardias es quien tiene el oro. Sin embargo, es necesaria una profunda investigación antes de llegar a alguna conclusión —respondió después de pensar profundamente.

—Bien. Vuelve y prepara un reporte para reabrir el caso del oro, y elabora lo detalles antes de entregármelo para discutir.

—Sí. Este oficial… se retira—. El corazón de Dan Yu Lan vaciló. El caso del oro de ese año sacudió a todo el gobierno y también involucró las finanzas del país. Sería difícil conseguir nueva información ahora, y la actitud del Emperador era un poco… ¿poco entusiasta?

Aunque estaba confundido, no se atrevió a responder. Saludó rápidamente y se fue.

Lou Xi Yan frotó con gentileza las letras grabadas en el dorso del oro: Reserva Nacional, Moneda oficial. En efecto, era parte del oro robado.

Cuando se fue de la Mansión, Qing Mo acababa de llegar para ver a Ling-er. Coincidentemente, Dan Yu Lan encontró cincuenta liang de oro. Debe haber sido por ellas. Pensaba que Ling-er ya era bastante peculiar, pero últimamente encontró que la pequeña con el nombre de Qing Mo tampoco era sencilla. No estaba seguro si Qing Feng, que residía en el Palacio, era igual o no.

Estaba jugando con el oro en su mano, cuando levantó la mirada de repente con cierta burla. Yan Hong Tian sintió que era ridículo que le mirase.

—¿Cuál es tu opinion de esto?

Lou Xi Yan bajó su cabeza ligeramente para ocultar la sonrisa en sus labios. Pretendió pensarlo por un tiempo, para luego sacudir su cabeza.

—Este oficial encuentra que el tiempo es inapropiado.

—¿Oh? —preguntó Yan Hong Tian, ya que no podía ver si realmente lo pensaba.

—La capacidad del Oficial Dan para llevar a cabo el caso es obvia para todos. Reabrir el caso del oro comenzará cientos de ondas. Temo que una bestia acorralada estará desesperada y creará incidentes durante la ceremonia, lo que será desfavorable para Qiong Yue.

—Entonces, de acuerdo con el punto de vista del Primer Ministro, ¿qué debería hacerse? ¿Dejar el asunto? —preguntó, cruzando los brazos frente a su pecho y entrecerrando los ojos hacia el otro hombre.

—No es necesario —rio Lou Xi Yan. El ceño de Yan Hong Tian se elevó mientras se recostaba en la silla de dragón, mirándolo con calma y esperando a que siguiera hablando—. Faltan dos meses hasta la ceremonia, el Emperador puede esperar y ver si el Oficial Dan podrá reunir más evidencia. Si él encuentra evidencia concreta o ventajosa, el Emperador podrá usar la oportunidad para sacarlos.

—¿Sacarlos? —rió con fuerza Yan Hong Tian—. ¿Crees que es posible?

Si fuera tan sencillo, lo habrían hecho ese año. ¿Por qué necesitarían haber esperado de otra manera?

—Si no puede, de cualquier manera tendrá su valor si el Emperador puede sacar algunas serpientes. Después de la celebración, el Tesoro Imperial quedará vacío. Si es posible recuperar los diez mil liang de oro perdidos, no será un esfuerzo desperdiciado.

—Haz lo que estás destinado a hacer —dijo con un asentimiento satisfecho.

El Primer Ministro rió levemente. El Emperador pretendía que eso sucediera, pero quería que saliera de su boca.

—Sí.

Después de juntar sus manos, Lou Xi Yan se giró para irse.

—Espera —le detuvo con severidad Yan Hong Tian—. ¿Realmente debes casarte con Qing Ling en estos tiempos?

Los ojos de Lou Xi Yan se mostraban traviesos cuando respondió.

—Este Oficial lidiará con el asunto, y no se atreverá a darle problemas al Emperador mientras limpia el desastre.

—¡Lou Xi Yan!

¡En verdad se atrevió a usar sus palabras para refutarle! Su rostro cambió, pero el Primer Ministro no lo tomó en serio y se inclinó sumiso con una sonrisa.

—Este oficial se retira —dijo sin entusiasmo. Luego se fue a paso lento y elegante.

Yan Hong Tian sacudió su cabeza desesperado, tenía que recordarle a su Madre Emperatriz que encontrase otro esposo para Xuan-er. Si no recordaba mal, durante su juventud Xi Yan una vez dijo que sólo tomaría una esposa en su vida. Si podía hacerlo, realmente le admiraría.

No es que fuera difícil amar a una mujer toda su vida, sino que para gente como ellos, casarse y obtener concubinas a menudo significaba balancear las influencias y poder político. Ya fuera para él o los ojos de su Clan, las mujeres sólo eran una herramienta que él estaba muy feliz de usar.

Su mirada se detuvo en las cincuenta y dos barras de oro en la mesa.

—Gao Jing, convoca a Ming Jian —dijo de repente Yan Hong Tian

—Sí.

Gao Jing se apresuró fuera del Estudio Imperial, y después de dos horas, una alta figura apareció.

—Este oficial, Ming Jian, saluda al Emperador.

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