Harem Imperial – Capítulo 61: Latidos

Traducido por Sharon

Editado por Tanuki


—Señora.

Cuando Fu Ling regresó, se encontró con Ru Yi de pie detrás de Qing Feng. Como ya había supuesto este resultado, su expresión era clara y tranquila como siempre. Aunque la otra sirvienta se sentía nerviosa.

—Retírate.

Ru Yi saludó a Qing Feng y, cuando pasó junto a Fu Ling, la saludó a ella también antes de salir.

Fu Ling iba a pararse a un lado de la otra mujer, pero cuando se acercó, Qing Feng tomó su mano y la hizo sentarse a su lado. La sirvienta se sentía nerviosa por estar sentada junto a su maestra.

—Hoy en la corte matutina, el emperador anunció dos asuntos. Primero, los rebeldes del noroeste tramaron y culparon al Primer Ministro Lou xi Yan. Dan Yu Lan terminó rebelando la investigación antes de que los planes de los rebeldes tuvieran éxito. De esa manera se cerró el caso del robo del oro. El segundo asunto… La emperatriz viuda del Oeste estará residiendo en las Tumbas Imperiales para orar por la bendición de los ancestros Yan.

Yan Hong Tian no mencionó las cartas privadas entre la emperatriz viuda y el príncipe Liao Yue, de forma que no arruinó la reputación de Yang Zhi Lan. Sin más apoyo de la emperatriz viuda, la Familia Yang ya no tenía poder.

—¿Qué pasó con Lou Xi Yan? —Recordando las palabras de su hermana, él había enfermado en prisión y no debía de encontrarse en buenas condiciones.

—El Primer Ministro Lou regresó a la mansión anoche, y el emperador le permitió descansar en su casa por dos días. No estuvo en la corte hoy.

Era bueno que hubiera regresado a su mansión. El corazón ansioso de Qing Feng por fin se calmó luego de dos días problemáticos. Cuando pensaba en regresar a la cama para dormir un poco, se escuchó un grito desde el patio.

—El emperador ha llegado.

Acababa de terminar la corte matutina, por lo que sintió un mal presentimiento de ver a Yan Hong Tian en un momento como ese. Fu Ling la ayudó a levantarse del sillón al mismo tiempo que él entraba en el cuarto.

—Larga vida al emperador. —Fu Ling se arrodilló en saludó, pero Yan Hong Tian le dio un breve sí en respuesta.

—Te llevaré a un lugar —le dijo a Qing Feng.

Su usual tono frío parecía alegre. Parecía estar de buen humor, lo que la llenó de curiosidad.

—¿A dónde?

Él no respondió, y ambos dejaron el Salón Qing Feng. La llevó a un carruaje, el cual partió de inmediato. Después de andar por un largo tiempo, escucharon voces desde afuera. ¿Yan Hong Tian la había sacado del Palacio? Su corazón comenzó a latir con fuerza.

Era la primera vez que salía. Podía adivinar a dónde la llevaba, pero no se atrevió a pensar demasiado en ello, temiendo que terminara decepcionada y herida si suponía mal. Qing Feng miró a Yan Hong Tian, viendo que tenía los ojos cerrados como si estuviera descansando. Aunque sabía que no era el caso, no pudo preguntarle.

Durante el periodo de anticipación y decepción, el carruaje por fin se detuvo. Yan Hong Tian abrió los ojos y saltó fuera. Cuando Qing Feng abrió las cortinas, vio que la estaba esperando a un lado, pero antes de que pudiera reaccionar, él tomó su mano, usando la otra para sostener su cintura y bajarla con cuidado. Su expresión era la de siempre, aunque Qing Feng se sonrojó.

El carruaje se había detenido en frente de la casa, por lo que había cinco o seis sirvientas en la puerta. Uno de ellos incluso tenía un banco para ayudarla. Aparentemente ya no lo necesitarían…

Luchando para que la bajara, Qing Feng miró a la puerta principal viendo las tres palabras que la indicaban como “Residencia del Primer Ministro”. Los sirvientes esperando dieron un paso adelante para guiarlos. Con Qing Feng embarazada, y queriendo ver bien dónde vivía su hermana, su paso era bastante lento. Yan Hong Tian estaba de muy buen humor hoy, así que la acompañó.

Los dos miraban alrededor mientras caminaban, y cuando se acercaron al pabellón de recepción, escucharon la voz de Dan Yu Lan.

—¿Vendrán otros honorables invitados?

—¿Consideras que no soy lo suficientemente valioso? —rió Yan Hong Tian.

Las tres personas en el cuarto se levantaron de inmediato al escuchar su voz.

—Les presentamos nuestros respetos al emperador y a la Concubina Imperial Qing.

Con una sonrisa en su rostro, Yan Hong Tian ondeó su mano y rió.

—Levántense. Hoy estamos en el banquete de la casa del Primer Ministro Lou. Estos saludos deberían evitarse.

—Sí.

Qing Feng miró a Lou Xi Yan. Aunque lucía peor que de costumbre, se veía de buen humor. Como no pudo ver a Zhuo Qing después de revisar sus alrededores, era obvio lo que preguntaría.

—Cuñado, ¿dónde está mi hermana?

¡¿Cuñado?! Yan Hong Tian levantó una ceja. Le habló con calidez y afecto, pero al parecer se había olvidado de su propia identidad. Si llamaba a Lou Xi Yan así, ¿cómo debería decirle él?

Lou Xi Yan también se mostró sorprendido por unos momentos, pero luego sonrió.

—Qing Mo y ella están en su cuarto.

¡Mo también está aquí!

La expresión ansiosa en el rostro de Qing Feng era inconfundible.

—Alguno de ustedes muéstrele a la Concubina Imperial Qing el camino al edificio Lan Yue —le dijo a los sirvientes que esperaban a un lado.

—Sí.

Qing Feng le dio una sonrisa agradecida, y de inmediato siguió a su guía al patio trasero.

Una vez ella se fue, los hombres restantes en el salón principal pudieron tranquilizarse. La delgada esencia del vino llegó desde adentro, y cuando el emperador la olió, frunció el ceño insatisfecho e hizo una seña. Los Guardias Imperiales disfrazados trajeron siete jarras de vino.

—Hoy es una ocasión alegre. Traje especialmente Chen Nian Xi Feng. Nadie regresará sin emborracharse hoy.

Los ojos de Su Ling se iluminaron, impaciente, pero Lou Xi Yan y Dan Yu Lan pusieron una expresión rígida y se miraron entre sí con amargura. Chen Nian Xi Fan era un vino raro, pero era famoso debido a su potencia. Si uno no podía soportar el alcohol, una taza pequeña les haría dormir toda la noche, sin mencionar una jarra completa. Sería imposible salir sin estar borracho.

♦ ♦ ♦

Qing Feng siguió al sirviente dentro de la mansión. Siguiendo un pequeño camino, alcanzaron el patio, y ella suspiró. No podía decirse que fuera un patio “pequeño” ya que tenía un edificio de madera encantador mirando hacia un gran estanque. Aunque no podía compararse con la laguna de lotos del Palacio, era lo suficientemente impresionante.

Qing Feng seguía lamentándose cuando escuchó a un sirviente hablar desde afuera del edificio.

—Señora, la Concubina Imperial Qing ha llegado.

En breve, las puertas se abrieron y Qing Feng se acercó. Cuando vio a Zhuo Qing, sonrió de inmediato.

—Hermana mayor.

Zhuo Qing ondeó su mano, y los sirvientes se retiraron.

—Entra rápido.

—¡Mo! —Al ver a Gu Yun en el cuarto, Qing Feng se acercó emocionada y tomó sus manos con fuerza. Por un momento, se quedó sin palabras. Gu Yun también estaba avergonzada, pero no se alejó y se quedó de pie congelada. Qing Feng puso su mano en el rostro delgado de su hermana, y le preguntó con dolor en su corazón—: Mo, estás delgada. ¿Su Ling te está molestando?

Gu Yun se sentía muy incómoda con la caricia en su mejilla, por lo que dio un pequeño paso atrás antes de responder.

—Nadie me molesta.

Por el contrario, ella era quien molestaba a los demás.

La mano de Qing Feng se congeló en el aire. Su hermana menor la estaba tratando como a una extraña. ¿Tanto se había desacostumbrado a su toque? Bajando su mano lentamente, su corazón le dolió, pero no dejó de preguntar.

—¿Has vivido bien este medio año?

Gu Yun pudo ver el dolor en los ojos de Qing Feng, pero la mujer frente a ella era una extraña que veía por primera vez. En verdad no podía evitar demostrar sus sentimientos.

—Estoy bien —respondió, tosiendo ligeramente.

—Mo, ¿qué…? ¿Qué te pasa? —Qing Feng estaba confundida. La mujer frente a ella era educada pero tenía una actitud solitaria y su ceño fruncido demostraba determinación. Así no era como recordaba a su pequeña y tímida hermana. La mente de Qing Feng entró en pánico—. ¿Tú también tienes amnesia por culpa de esa estúpida droga para dormirnos?

—Yo… —Gu Yun se detuvo. Sólo la perezosa de Qing podría pensar una excusa irresponsable como esa. Observando con fiereza a la problemática de Zhuo Qing, volvió a mirar a los ojos preocupados de Qing Feng y forzó una risa—. Estoy bien. Es sólo que no nos hemos encontrado por mucho tiempo y me emocioné. No sé qué decir.

¿Emocionada? No podía ver tal emoción en los ojos de Qing Mo para nada, mientras que hacía contacto visual con su hermana mayor y le mostraba familiaridad e intimidad en sus gestos. Parecía que sólo se estaba distanciando de ella.

No era importante. Desde jóvenes, la menor de las hermanas era más cercana a la mayor de ellas, y si Qing Ling la estaba cuidando, entonces era suficiente para hacerle sentir aliviada.

Qing Feng mantuvo su rostro sin expresión mientras Zhuo Qing la ayudaba a sentarse.

—Siéntate y hablemos. Debes ser cuidadosa durante el primer trimestre.

Viendo su gran estómago, ella rió.

—Han pasado más de cuatro meses.

¿Más de cuatro meses? Qué rápido pasa el tiempo.

Después de hacer contacto varias veces, Zhuo Qing se dio cuenta que ella era alguien que atesoraba a sus seres queridos, con una personalidad terca y fuerte, y un destino triste.

—¿Yan Hong Tian descubrió que te pedí robar el sello de la emperatriz viuda? —le preguntó con el ceño fruncido, pensando en su situación en el Palacio. Qing Feng se congeló.

—No lo sé, es probable. En realidad estaba usando el hecho de que estabas ansiosa por salvar a Lou Xi Yan para alcanzar sus propios objetivos. Cada uno tomó lo que necesitaba. ¿En qué difiere que lo haya descubierto o no? Todo fue planeado para debilitar el poder de la Familia Yang, y fuimos utilizadas.

La frustración y desdén en su voz preocupó a las otras dos mujeres. A pesar de que no eran Qing Ling ni Qing Mo, y no podían entender el sufrimiento que la Familia Qing pasó ni vivían en ese gran Palacio, por lo que no podían entender su sufrimiento y dificultades, no querían que hubiera algún malentendido entre ella y el emperador. Después de todo, tendría que seguir viviendo en el Palacio.

—Ese año, para apoyar la rebelión del príncipe Hao, la emperatriz viuda se unió con los rebeldes del Noroeste para robar el oro del tesoro Real. Después de que el príncipe fuera asesinado durante la rebelión, el oro se mantuvo como rehén con los rebeldes. Su Ling fue a recuperarlo, pero nadie pudo adivinar que, debido a la situación con la princesa Chao Yun, ella tomaría la oportunidad para culpar a Xi Yan por su infelicidad. Al inicio, el plan de Yan Hong Tian era usar a los rebeldes para descubrir todos los poderes que se relacionaron el oro perdido, pero no podía esperar a que lo hiciera, por lo que tuve que hacer un movimiento arriesgado.

—¿No fue todo arreglado por Yan Hong Tian? —preguntó Qing Feng, confundida.

—Le has malentendido. Sólo les derrotó en su propio juego. En cuanto a la Familia Yang y Yang Zhi Lan, fue bastante amable.

Qing Feng la escuchó en silencio mientras su corazón se tambaleaba. La emperatriz viuda en verdad había apoyado al príncipe Hao a rebelarse, y debido a su propia enemistad, culpó al Primer Ministro. ¿En qué clase de posición había puesto a Yan Hong Tian? No era de extrañar que dijera que no entendía la conexión entre una madre y su hijo. No era de extrañar que estuviera apenado y decepcionado.

Uno era su hermano gemelo, y el otro su propia madre. En verdad fue traicionado por sus seres más queridos.

Parecía que en verdad le había malentendido.

Qing Feng estaba tan inmersa en sus propios sentimientos, que Zhuo Qing y Gu Yun no pudieron molestarla y el cuarto cayó en silencio. Ella logró recuperarse después de un largo rato.

—Hoy es tu gran día, vamos a dejar de hablar asuntos tan deprimentes. Déjame peinar tu cabello en tu estilo favorito, un rodete de hada.

Palmeando su hombro, Zhuo Qing sacudió su cabeza y sonrió.

—No es necesario hacer algo así de problemático.

Este no era un banquete con invitados, por lo que no era necesario ser tan formales, y tampoco le gustaba hacer esas cosas.

—No es ningún problema —insistió, sosteniendo su mano.

Luego de llevar a Zhuo Qing al escritorio, acarició su cabello negro en su espalda con gentileza, como cuando estaban en casa y a menudo se peinaban las unas a las otras. Lo más probable es que nunca podrían regresar a esos tiempos; un simple viaje para verlas tuvo muchas complicaciones.

—Hermana, Mo, no podemos cambiar el hecho de que debemos quedarnos en Qiong Yue, así que deben ser felices, ¿bien? Su felicidad es mi mayor fortuna.

Qing Feng comenzó a peinarla con cuidado. Cada movimiento era gentil y sincero, y Zhuo Qing podía sentir cómo se movía con lentitud. Aunque su hermana no tenía esos recuerdos felices, el cariño que sentía por ella aumentó poco a poco.

Sus palabras sobre felicidad hicieron que el corazón de Zhuo Qing doliera. Girándose, sostuvo la mano de la otra mujer y la puso sobre su estómago.

—Feng, tú también debes ser feliz. Quizás Yan Hong Tian sea alguien decepcionante, pero tienes un bebé. Debes ser feliz por su bien, ¿entendido?

—Sí. —Las manos de Qing Feng acariciaron su panza con cuidado, y una sonrisa suave apareció en su rostro. Sí, todavía tenía al niño en su abdomen.

—Señora, el maestro las invita a usted, la Concubina Imperial Qing y la señorita Qing a la cena —dijo alguien desde afuera justo cuando terminó de peinar el cabello. Qing Feng sostuvo las manos de sus hermanas y sonrió.

—Vamos.

Las tres alcanzaron el salón de recepción cuando un hombre apuesto se acercó. Estaba vestido de blanco y no tenía un aire serio, sino coqueto.

—Cuñada, esta pequeña belleza a tu lado… —Sus palabras estaban dirigidas a Zhuo Qing, pero sus ojos miraban con intensidad a la mujer más pequeña y dulce.

¿Quién es este hombre que habla con tanta frivolidad?, pensó Qing Feng, frunciendo el ceño.

—Qi Tian Yu, ha pasado tiempo. Sigues siendo el mismo, pero te advierto que no la provoques. —Zhuo Qing había perdido su sonrisa. Esta persona en verdad era un sinvergüenza. Siempre y cuando viera a una mujer, quería poseerla.

—¿Por qué? —preguntó él, confundido. Zhuo Qing miró con intención a su espalda, donde Su Ling las observaba con un rostro sombrío. Cuando Qi Tian Yu se giró y vio sus ojos fríos, se rió con comprensión.

Al parecer la belleza estaba tomada.

Qing Feng también vio su rostro aterrador y quiso reír. Había escuchado que el General Su no estaba interesado en el género opuesto, pero parecía ser que los rumores no eran ciertos.

—Al parecer estoy un paso atrás —dijo con una sonrisa Qi Tiang Yu luego de toser levemente. Levantando su copa, miró a Lou Xi Yan y Zhuo Qing e hizo un brindis—. No pude atender la cena de boda la última vez. ¡Ahora debemos celebrarlo!

—Vamos a hacerlo todos —rió Lou Xi Yan, levantando su copa.

Cuando todos brindaron, Yan Hong Tian tomó un sorbo del vino frente a Qing Feng y le puso una taza con té en las manos.

—Tú bebe esto —le susurró. Luego se bebió su copa y la de ella en un trago.

La escena no escapó de la mirada de Zhuo Qing y Gu Yun, y ambas se miraron entre sí. Era algo bueno ver que el emperador tenía algunos sentimientos hacia Qing Feng.

El grupo de personas siguió bebiendo mientras hablaban y comían, y antes de que lo supieran, la luna se encontraba en lo alto y era cerca de medianoche. Como uno de los novios, Lou Xi Yan estaba sirviendo el vino y tomando hasta el punto en que no pudo caminar más. Al final, Mo Bai y Zhuo Qing le ayudaron a salir del edificio Lan Yue al verlo tambalearse.

Fuera, Qi Tian Yu quiso jugar algunas bromas en el cuarto de los esposos, pero el rostro frío de Jing Sa en el patio le detuvo.

—El maestro está borracho, el caballero Qi debería retirarse.

—Imposible. Todavía no molestamos a los recién casados —dijo el rufián con una mano en el hombro de Jing Sa.

Yan Hong Tian había planeado retirarse, pero cuando vio que Qi Tian Yu insistía en jugar una broma en el cuarto privado, decidió que no estaba apresurado.

—Es tarde, el caballero Qi debería regresar —dijo nuevamente Jing Sa, sin dejarse mover. Qi Tian Yu rodó los ojos.

¿Por qué Xi Yan tuvo que encontrar un mayordomo tan serio, que no entendía las cosas interesantes? Sacudiendo los hombros del otro hombre, no se dio por vencido e insistió.

—Jing Sa, no seas tan serio. ¡Molestar a los novios es parte de la celebración! A Xi Yan no le importará.

El mayordomo dio un paso atrás, estaba vez ignorándolo. Su alta figura permaneció en su lugar, decidido a impedirle la entrada al edificio.

Al lado de Qi Tian Yu se encontraba Lou Xi Wu, y como había bebido varias copas, su rostro también estaba rojo, mientras sus pasos temblaban y reía.

—Sí, sí. ¡Queremos interrumpir a los novios! ¡Interrumpir a los novios!

Viendo que la joven no podía mantenerse de pie pero insistía en gritar, Jing Sa dio un paso adelante para ayudarla a pararse y regañarla.

—No hagas una escena.

Qi Tian Yu observó divertido la extraña escena donde el mayordomo mostraba amabilidad, y no pudo evitar reírse.

—En verdad, favoreces a uno y discriminas al otro. Pensar que la residencia del Primer Ministro se llenaría de amor en los tres meses que me ausenté.

La piedra por fin se había abierto, y como había elegido un mal momento para irse, se perdió del espectáculo. Escuchando su voz burlona, Lou Xi Wu se separó de Jing Sa.

—¡Hermano Qi! ¿Qué tonterías estás diciendo?

—¿Tonterías? —Qi Tian Yu puso una mano en su pecho y miró de reojo a Jing Sa, riendo por lo bajo—. Pensé que no faltaría mucho para que tuviera que atender a otra boda. ¿Entonces estoy viendo mal?

Incluso con una burla tan descarada, Jing Sa pudo mantener la tranquilidad sin sonrojarse ni tartamudear.

Mo Bai acababa de salir al patio cuando vio a este grupo de gente cuyas intenciones eran muy obvias. Sin decir nada, se puso a un lado del mayordomo para bloquear el camino dentro del edificio.

Lou Xi Wu era alguien fácil de leer, y después de las palabras de Qi Yian Yu, estaba sonrojada por completo.

—¡Tú sólo sabes cómo burlarte de los demás! ¡Si tienes la habilidad, ¿por qué no mejor piensas en una manera de pasar por estos dos porteros?! —gritó enojada. Qi Tian Yu levantó la ceja, porque era imposible pasar a través de estas dos personas.

Teniendo en cuenta las artes marciales, si sólo fuera Jing Su podría intentarlo, pero con Mo Bai también presente, él no podría ser su adversario. Viendo detrás suyo al grupo que veía el espectáculo sin intervenir, se lamentó porque sólo podía depender de sí mismo.

—¡Tengo una idea! —dijo después de pensar por un momento.

Se dio la vuelta y corrió hacia el patio. Todos se miraron entre sí, sin saber qué planeaba hacer, pero al ver la confianza que se tenía, se sintieron curiosos y quisieron participar.

Fuera del patio del edificio Lan Yue, un grupo de personas sin nada mejor que hacer y sin querer retirarse permaneció de pie para averiguar cuál era la “idea” de Qi Tian Yu.

En poco tiempo, él regresó con dos baldes de madera, dos palos largos y una gran sonrisa en el rostro. Todos quedaron confundidos al verlo. ¿Qué planeaba exactamente? Él colocó los baldes en el suelo, puso las ramas en las manos de los confundidos Su Ling y Yan Hong Tian, y sonrió orgulloso.

—¡No podemos entrar, así que le haremos salir!

Gu Yun entrecerró los ojos al ver su expresión estúpida.

—¿Que salgan? ¿Cómo lo harían?

Un momento de soledad valía lo mismo que cien oros [1]. Con este tipo de oportunidad, sería extraño que Lou Xi Yan saliera. Qing Feng también lo miró, pensando que era alguien interesante.

Qi Tian Yu se rió, y frente a los ojos de todos, levantó las ramas y comenzó a golpear los baldes de madera, gritando a todo pulmón.

—¡Fuego! ¡Rápido apaguen el fuego!

Viendo los ojos abiertos y mandíbulas en el suelo ante las acciones de Qi Tian Yu, Gu Yun se puso la mano en la frente y suspiró.

—Santo Cielo…

¿Por qué Lou Xi Yan era amigo con un tipo tan idiota y rufián? Lou Xi Wu también estaba perpleja. ¿Este era el plan del hermano Qi?

A pesar de que el famoso método era estúpido, para dos hombres que estuvieron bebiendo toda la noche, esta loca idea tenía su atractivo. Su Ling y Yan Hong Tian se miraron entre sí; no pensaron que el hombre estaría así de loco, así que se rieron incontrolablemente.

Escuchando los gritos, los sirvientes y guardias de la mansión del Primer Ministro se apresuraron hacia el lugar con baldes llenos de agua, pero una vez que vieron la situación, no pudieron evitar mirarlos estupefactos.

Las expresiones del mayordomo QI y el guardaespaldas Mo se ensombrecieron al verlos gritar en el patio, pero no se acercaron para detenerlos. Los “busca problemas” eran el emperador, el General Su y el amigo de su maestro, el caballero Qi. ¡¿Cómo podrían interferir?!

Por ello, frente al edificio Lan Yue, donde algunos hombres causaban escándalo, los sirvientes quedaron parados sin saber qué hacer. La residencia del Primer Ministro se llenó de gritos en el medio de la noche.

A pesar de ello, Lou Xi Yan no apareció. Un momento de soledad valía lo mismo que mil oros, después de todo. Ellos se divirtieron, y cuando se aburrieron, se dispersaron.

♦ ♦ ♦

El día anterior lo había pasado ansiosa, luego durmió en el sillón toda la noche, despertó temprano en la mañana y pasó la tarde emocionada por ver a sus hermanas. Ahora que estaba sentada cómodamente en el carruaje, Qing Feng se sentía tan cansada que estaba a punto de desmayarse. Quería acostarse contra la ventana del vehículo para descansar, pero cuando estaba inclinándose, su hombro fue agarrado por Yan Hong Tian, que la abrazó.

Todo su cuerpo olía a alcohol, por lo que tuvo suerte que él no la hubiera puesto en su regazo y en su lugar la dejó estirar sus piernas.

Yan Hong Tian había bebido un montón de vino ese día, pero su esencia era diferente a la noche anterior. No se atrevió a acercarse entonces, sin embargo ahora podía reclinarse contra él y dormir tranquila. Quizás Qing Feng estaba demasiado cansada, porque no pensó en nada y durmió al instante.

—Gao Jing, ve más lento.

Escuchando su voz baja, el mayordomo tiró gentilmente de las riendas y los cuatro caballos que corrían a gran velocidad bajaron la velocidad hasta un ligero trote. Para ser precisos, estaban caminando.

Qing Feng no había pensado que podía dormir tan profundamente en un carruaje, y sólo se despertó cuando Yan Hong Tian la levantó para bajarla. Fu Ling estaba esperando en las puertas principales, y dio un paso adelante para darles la bienvenida al instante. Viendo a su Señora en los brazos del emperador, dejándolo cargarla, no supo qué pensar. No sabía qué había sucedido, pero ambos lucían más cercanos que antes, y menos confrontacionales.

Caminó delante de ellos y abrió las puertas, pero el emperador no llevó a su Señora dentro. En su lugar la llevó hacia la hamaca bajo el gran árbol, y Fu Ling comenzó a sudar frío. La condición actual de su maestra no era adecuada para estar en la hamaca.

Mientras contemplaba si debía dar un paso adelante para advertirle, vio que el emperador se paró a un lado de la hamaca, inclinándose contra el tronco mientras empujaba con suavidad a Qing Feng. Controlaba con firmeza su fuerza de manera que ella sólo se balanceara con suavidad.

Qing Feng supuso que Yan Hong Tian estaba borracho, de otra forma nunca haría esto. Quizás fuera porque acababa de ver a su hermana mayor y a Lou Xi Yan completar su boda, pero ella estaba de muy buen humor. Se sentó en la hamaca obedientemente, con el borde de su vestido aleteando y su cabello volando con una sonrisa ligera en su rostro.

Bajo la luz de la luna, sus figuras eran algo vagas. Una estaba sentada mientras la otra se mantenía de pie, y ninguno estaba mirando al otro o comunicándose, pero parecían estar en sincronía. Fu Ling los vio y se retiró en silencio, sin querer perturbar el raro momento de tranquilidad.

—Oh —dijo de repente Qing Feng con suavidad. Viendo cómo se congeló sin previo aviso, sosteniendo su estómago, Yan Hong Tian la tomó de los hombros y detuvo su movimiento.

—¿Qué sucede?

El día anterior no se movió para nada, pero parece que comienza a moverse con más fuerza.

—Me pateó… —le respondió Qing Feng, sobresaltada.

—¿Sabe patear? Quiero sentirlo. —Diciendo esto, ubicó sus grandes manos en el abdomen de la mujer. Yan Hong Tian sólo sintió calidez en sus manos, diferente del sentimiento suave de la ropa. Su piel estaba tersa, pero no sintió ningún movimiento anormal, por lo que frunció el ceño—. ¿No hay más?

Sus manos estaban pegadas a su abdomen, como si estuviera sintiéndola seriamente. Era tan diferente del pasado cuando dormía en la misma cama, que Qing Feng se sonrojó.

—No patea a menudo…

—¿En verdad sabe cómo patear? —Yan Hong Tian no lucía como si lo creyera—. ¿Duele?

—No… No duele.

El emperador estaba observando su estómago, mientras sus dedos acariciaban ligeramente. El rostro de Qing Feng se volvió más rojo, y extendió sus manos hacia las de Yan Hong Tian como si quisiera quitarle sus manos. Él no se movió, y siguió presionando el abdomen de Qing Feng. Después de un largo tiempo sin que nada sucediera, frunció el ceño.

—¿Por qué no está pateando?

Ella comenzó a enojarse después de estar en esa posición tanto tiempo.

—¡No lo hace todo el tiempo!

Yan Hong Tian pensó por un tiempo. Eso era cierto, si hubiera estado pateando todo el rato, entonces Qing Feng no podría vivir tranquila. Era obvio que no supiera qué significaba que el niño pateara. Sacó sus manos avergonzado.

—¿Entonces usualmente en qué momentos lo hace?

Había preguntado en serio, pero Qing Feng se sentía entre la risa y las lágrimas.

—¿Cómo voy a saberlo?

—¿Incluso tú no lo sabes? —frunció el ceño él—. Mañana convocaré a Huang Jiao para preguntarle.

Había visto con claridad que Lou Xi Yan trataba a su hermana mayor con cariño, así que ella no sufriría con él. A pesar de que Su Ling no era tan considerado como Lou Xi Yan, él era una persona devota. Si sentía algo por su hermana menor, definitivamente lo haría de todo corazón. Ella no se enfrentaría con los celos entre las concubinas.

En cuanto a ella… Qing Feng miró al hombre a su lado, quien observaba su estómago, y sonrió sin notarlo.

Yan Hong Tian no era alguien a quien pudiera confiársele alguien querido, pero tampoco era como había pensado en un inicio.

Si pasamos así el futuro, tampoco será tan malo…

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