Príncipe Cautivador – Capítulo 28: La Posada en la montaña

Traducido por Akatsuki

Editado por Sakuya


Mil soldados cabalgaban a lo largo de un sendero apartado. En cuanto a por qué eligieron tal camino, fue porque necesitaban evitar ser vistos. Todos sabían que, si se acercaban al sur de una manera grandiosa e imponente, probablemente serían emboscados y separados antes de que pudieran llegar a su destino.

—Príncipe Heredero, hay una posada más delante. ¿Descansaremos ahí esta noche? —Leng Yu Feng regresó montando su caballo. Habían viajado durante 3 días y se quedaban a pasar la noche dentro del bosque.

Aunque a nadie le importaba realmente, pero después de ver pálido al Príncipe Heredero, Leng Yu Feng no pudo resistir adelantarse para buscar una posada en los alrededores.

— ¿En realidad hay una posada en un lugar tan remoto? Parece que esa posada no es normal. —La sonrisa gentil de Huan Mo Che se mezcló con frialdad, pero cuando miró a Shang Wuxin, supo que su decisión era la más importante.

Shang Wuxin miró escépticamente a Leng Yu Feng. Su mejor opción era estar en el bosque, y creía que él lo tenía muy claro, entonces ¿por qué estaba haciendo esto? Ella no sintió ninguna malicia.

— ¿Puedes garantizar su seguridad? —Preguntó ella. No preguntó por los peligros, sabía que, dado a que Leng Yu Feng había hallado la posada, significaba que tenía cierta comprensión de su naturaleza. Este hombre, aunque se ha comportado indiferente durante los últimos días, es considerado.

Leng Yu Feng miró el rostro incomparablemente exquisito del Príncipe Heredero. En estos días, no se atrevió a mirar al príncipe demasiado, pero parecía tener un hechizo cautivador que atraía demasiado la atención.

Por las noches, Leng Yu Feng se sentía inquieto y abría sus ojos para mirar furtivamente al dormido Príncipe Heredero. La oscuridad ocultaba la ardiente mirada de Leng Yu Feng, pero no hacía nada para contrarrestar el rápido latido de su corazón.

— ¡Puedo! —Afirmó. Originalmente quería decir más, pero todo lo que salió de su boca fueron esas frías palabras. Sin embargo, junto a él, Huan Mo Che notó el calor en la voz de su amigo y arrugó las cejas, sintiéndose un poco incómodo.

Shang Wuxin asintió. Bai Shaolin reunió algunas personas para organizar el alojamiento. Después de todo, su grupo no consistía en sólo unas pocas personas, sino en unos pocos miles, por lo que incluso con una posada más, sería imposible dar cabida a todos.

Huan Mo Che notó que parecía ser ignorado. Así que abrió la boca sonriendo: —Me temo que nos tomará otros siete u ocho días en llegar al sur.

—Me temo que de ahora en adelante estaremos muy ocupados. —Dijo Leng Yu Feng, pero su tono traicionó su entusiasmo por irse. Después de todo, han estado caminando rápidamente durante los últimos tres días, pero después de cruzar el bosque montañoso, llegarían al territorio de los bandidos. En los próximos días, el viaje no sería tan fácil ni relajado.

Shang Wuxin regresó a su caballo, guiando a todos a la remota posada. Aquella posada parecía estar terriblemente en mal estado, además solo tenía unas pocas habitaciones. Afortunadamente tenía un patio y al caer la noche, los soldados podían descansar ahí. Shang Wuxin examinó la posada rápidamente. Sus ojos seguían siendo tan profundos que uno no podría ver el fondo—negro como la noche y profundo como una piscina serena sin movimiento alguno.

Bai Shaolin estaba esperando fuera de la posada. Al ver a Shang Wuxin, dio un paso adelante. — ¡Gongzi! —Debido a que estaban afuera, Shang Wuxin había instruido a todos a no revelar sus identidades. Pero ahora mirando los ojos del posadero, ella podía ver claramente a través de ellos.

— ¡Oh, distinguidos invitados, entren rápido, rápido! ¡Camareros, sirvan un té sin demora! La cocina ya ha preparado la comida. —A cargo de la posada, estaba una mujer elegante de mediana edad. Ella los miraba como si estuviera viendo dinero. Mientras hablaba, quiso acercarse a Shang Wuxin, pero Leng Yu Feng y Huan Mo Che bloquearon su camino.

—A nuestro gongzi no le gusta que las personas se le acerquen. Solo concéntrese en preparar las comidas, con eso es suficiente. —Al ver que el General Leng y Huan Gongzi no tenían buenas expresiones, Bai Shaolin se apresuró a dar instrucciones.

La posadera se rio un par de veces y luego les dijo a los camareros que recibieran a los invitados. Luego se fue a la cocina a ordenar la comida, mientras los camareros, que también miraban a todo el mundo con grandes sonrisas en la cara, servían té a los soldados o les entregaban agua.

—Gongzi, su habitación está lista. —Dijo Bai Shaolin. Aunque él quería encontrar una buena habitación a toda costa, la posada estaba en tal condición. Incluso hizo que la gente limpiara la habitación por todas partes, hasta que por fin pudo dejar que el Príncipe Heredero descansara dentro.

Shang Wuxin asintió, luego miró a Leng Yu Feng y Huan Mo Che, y entonces los tres entraron a la habitación.

— ¿Lo has notado? —Preguntó Shang Wuxin mientras meditaba. Originalmente, ella estaba preparada para meditar un rato; no esperaba que algunas personas perdieran la paciencia tan rápido.

Huan Mo Che se sentó al lado izquierdo de Shang Wuxin. Le sirvió una taza de agua y se aseguró cuidadosamente de que no tuviera nada peculiar en el interior, antes de que se sintiera tranquilo. Después de servirse una taza, habló francamente: —En esta posada, ya sea la posadera o los meseros, todos saben artes marciales decentes.

Desde el momento en que Huan Mo Che ingresó a la posada, se dio cuenta de que no era una posada ordinaria. A pesar de que la posadera se camufló con éxito como una comerciante codiciosa, la aptitud y la precaución pasaron por sus ojos, haciendo que Huan Mo Che entendiera las cosas a simple vista. Además, cuando se fue, su ritmo era similar al de un practicante de artes marciales. Y las técnicas de los camareros al limpiar las mesas o al verter el té, indicaba que no estaban muy acostumbrados a la tarea. Más importante aún, Huan Mo Che descubrió que todos los camareros tenían gruesos callos entre el pulgar y el índice.

La mirada de Shang Wuxin recorrió a Huan Mo Che. Inesperadamente la sorprendió. Ella ya sabía que él no era una persona común. Incluso si parecía un precioso joven maestro muy mimado de la capital, en la actualidad, era consciente de que él no era para nada simple. Por el contrario, era inconmensurablemente profundo.

Al ver al Príncipe Heredero fijarse en él, Huan Mo Che repentinamente contuvo la respiración. Esperaba que esa mirada permaneciera con él un poco más, pero desafortunadamente, aquel par de ojos tan puros como el hielo, solo se detuvieron sobre él por un segundo, luego se fueron inmediatamente.

—Estas personas no son bandidos —Leng Yu Feng declaró con certeza, pero pensando un poco más, agregó una explicación. —Uno puede ver a simple vista que estas personas están bien entrenadas, y es absolutamente imposible para los bandidos alcanzar este nivel. Además, están claramente aquí para nosotros, pero es probable que los bandidos de las montañas sepan que estamos entregando granos al sur.

Después de que Leng Yu Feng terminó de hablar, tanto él, como Huan Mo Che, miraron al Príncipe Heredero. Querían averiguar qué haría, pero según su razonamiento, sabían que la situación actual definitivamente no era tan simple. En el lapso que toma una sola inspiración, la fría voz de Shang Wuxin se escuchó acompañada por un rastro de crueldad difícil de detectar.

—Ve a informarle a Bai Shaolin que preste atención a las comidas esta noche. Si alguien es drogado, díganle que ya no necesita regresar a la capital. —Dijo Shang Wuxin con una leve sonrisa. No regresar a la capital significaba que, si no podía lograr esta pequeña cosa, sería descartado directamente.

Originalmente, Leng Yu Feng debería haber ido para esta tarea, pero Huan Mo Che se apresuró a hacerlo. En el pasado, simplemente deseaba no involucrarse en los asuntos de la Corte Imperial. Pero ahora pensaba que solo involucrarse en estos asuntos, tal vez, haría que el Príncipe Heredero lo mirara unas cuantas veces más como antes.

—Esta noche… —Shang Wuxin murmuró en voz baja —Será divertido…

Akatsuki
Espera… ¿Qué?

Leng Yu Feng estaba mirando al Príncipe Heredero, que se encontraba absorto en sus pensamientos con la cabeza baja. Estaba vestido con ropas blancas con bordes negros, su cabello negro era como una cascada, con una horquilla de jade sosteniéndolo mientras se extendía sobre sus hombros y se derramaba sobre su espalda. Daba una fría impresión, incapaz de derretirse. Labios rosa pálidos, ojos profundos extraordinariamente dignos que emanan un sabor frío y hechizante. Una elegancia inigualable. Mientras miraba, Leng Yu Feng se obsesionó un poco, que incluso estaba imaginando, si el Príncipe Heredero no tuviera ese tipo de fríos modales, tendría un porte muy elegante.

— ¿Hm? —Shang Wuxin levantó repentinamente la cabeza y miró a Leng Yu Feng mientras se acercaba a él, deteniéndose a corta distancia. — ¿El General Leng no irá a descansar?

Sobresaltado, Leng Yu Feng inmediatamente retrocedió. Anteriormente, si se enfrentaba a miles de soldados enemigos o se enfrentaba a la vida o la muerte, nunca se había retirado. Pero ahora, simplemente porque el Príncipe Heredero se acercó, Leng Yu Feng se sintió un poco aterrorizado y retrocedió varios pasos. Temía que el Príncipe Heredero descubriera esos pensamientos indómitos e insoportables que tenía. Temía, aún más, que no fuera capaz de contenerse… En cuanto a lo que sería incapaz de contener, incluso él no lo sabía.

Sin decir una palabra, Leng Yu Feng salió apresuradamente de la habitación. Mirando a Leng Yu Feng, quien parecía estar asustado, Shang Wuxin se sintió un poco indefensa. ¿Era ella demasiado aterradora, como para asustar a un general tan valiente?…

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