Beatrice – Capítulo 15: Preferencias confusas

Traducido por Den

Editado por Sakuya


El archiduque no mostraba ningún interés en las mujeres, lo que hacía que Aaron se cuestionara la orientación sexual de su maestro. Sin embargo, según su hermano Evan, hace unos años en la zona de guerra, Alexandro tuvo relaciones con prostitutas o las mujeres enviadas como tributo por los países que había derrotado. Considerando esto, no parecía haber problemas mecánicos.

No obstante, los tipos de mujeres con las que se había acostado le sugirieron que prefería a aquellas que podían satisfacer sus necesidades, pero con quienes nunca tendría que involucrarse.

Quizás simplemente no confía en las mujeres. El trauma que involucra a su madre había impedido que el archiduque dependiera o entablara amistades con las mujeres. Esto complicaba el trabajo de Aaron. ¿Cómo convencería a semejante hombre para que se casara?

Como si no supiera de sus problemas, Alexandro se dedicaba completamente a los preparativos para el torneo de combate, solo pasando en la mansión sus horas de sueño. Pensar en él, hacía que le doliera la cabeza.

Este dolor me está matando. 

Aaron se tomó un descanso de organizar los documentos del archiduque y se apoyó contra su escritorio sobre su codo, estrujándose las sienes.

Un baño… Necesito un baño aromático. ¿Cuándo volverá esa esclava? 

Aaron añoraba a la pequeña esclava puritana que había sido fundamental en el manejo de su estrés. La chica cuyo nombre conocía, pero no quería pronunciar, era muy ingeniosa.

No obstante, definitivamente era extraña. Nunca hablaba a menos que le hablaran y su respuesta siempre se limitaba a “sí, señor” o “no, señor”. Lo peor era que, después de un mes entero ayudándolo con sus baños, nunca había hecho contacto visual con él. Era asustadiza, cautelosa y tímida.

Bueno, no querrías que hablara durante la hora del baño. 

A pesar de sus peculiaridades, Aaron la extrañaba inmensamente.

Debería hablar y preguntar por ella. 

♦ ♦ ♦

—Entonces ¿cuál es tu historia? —Aburrido durante su caminata por la montaña, Trigger entabló una conversación con Chloe. Era natural que sintiera curiosidad por ella: una esclava que estudiaba medicina con Jorge y correteaba por ahí tratando de curar un caballo.

—Yo… solía ser una esclava en una farmacia diferente, señor. Trabajé ahí toda mi vida y adquirí conocimientos de aquí y allá, los cuales me permitieron comenzar a servir al Dr. Nanapa.

Trigger asintió como si entendiera, pero en realidad no estaba convencido.

Uff, para una esclava que adquirió algunas cosas de aquí y allá, el Dr. Nanapa parece apreciarla bastante. 

Recordó al guardia de los establos, quien le había rogado que vigilara a la esclava en todo momento, señalando que ambos estarían muertos si ella se escapaba. El guardia quería que Trigger la mantuviera controlada con una cuerda, él apenas había podido persuadirlo de que era innecesario.

—Je je —El recuerdo de la cara del guardia lo hizo echarse a reír. Chloe lo miró con curiosidad, pero siguió subiendo la montaña en silencio.

Una hora después, cuando finalmente llegaron al pico, la chica comenzó a buscar a su alrededor flores de ancla. 

—Guau, nunca antes había visto algo así —Trigger se entretuvo mirando el paisaje bajo sus pies. La entrada a las vastas montañas generalmente estaba prohibida para los plebeyos.

Como nunca antes había escalado una montaña así, estaba completamente ocupado apreciando la vista, mientras que ella estaba absorta en su búsqueda.

—Las encontré. —Después de identificar una zona de flores de ancla, Chloe se sentó y se concentró en recolectarlas. Sería una molestia regresar a Nalusuwan una vez más, porque tendría que encontrar al mozo, pedirle que la llevara hasta la montaña y perder varias horas en el viaje.

Recogió rápidamente todas las flores posibles.

Luego regresaron a la instalación de entrenamiento un poco después de la hora del almuerzo.

El caballo parecía más animado que el día anterior, así que Chloe comenzó a darle más hierbas alegremente.

—Caballo negro, come y mejórate pronto.

El masticar enérgico del semental la llenó de una sensación de realización, recompensándola por los viajes de ida y vuelta de la montaña. Se concentró por completo en alimentarlo.

—Chloe, ¿estás bien? —Se dio la vuelta ante la repentina voz.

—¡Dr. Nanapa!

—Escuché que te encerraron en los establos… —Jorge se compadeció del estado en que se encontraba Chloe: todo su cuerpo estaba cubierto de tierra de la montaña y su rostro y extremidades tenían rasguños.

No obstante, su semblante era brillante.

Feliz de verlo, su rostro sonriente y sus ojos brillantes no sugirieron que la obligaron a vivir en los establos. Nanapa no pudo ocultar su simpatía por esta encantadora chica.

—Estaba preocupado por ti.

Chloe se emocionó por esto, pero decidió no contárselo. Le preocupaba que expresar cualquier sentimiento personal a Jorge pudiera hacerla depender de él.

—Gracias, pero estoy bien. Y el caballo está mejor. Comencé a darle el antídoto ayer y… —prosiguió, poniéndolo al día sobre la condición del animal y sus viajes a Nalusuwan. Por lo que había visto, la montaña no albergaba muchas plantas que fueran venenosas para los humanos.

Chloe se preguntaba por qué el imperio era tan indiferente con el desarrollo de la enfermería y la medicina. En Elpasa, esto se consideraba un trabajo valioso, incluso motivaban a algunos aristócratas a estudiar las disciplinas. Pero ese no parecía ser el caso aquí. No había interés en educar enfermeras y médicos.

¿Es debido a las guerras? Sentía curiosidad, pero dudaba en preguntarle a Jorge, ya que era cautelosa de que eso condujera a otra conversación interminable. No obstante, terminaron teniendo una larga discusión.

—Volveré pronto —Jorge se marchó de los establos con reticencia después de haber estado hablando por un tiempo. Pero como su preocupación se había aliviado solo por la observación de Chloe de que podría curar a Howl, decidió irse pronto.

Chloe soltó una risita ante los ojos brillantes y radiantes del caballo. Aunque se compadecía de sí misma por haber sido encerrada en los establos, se sentía enormemente orgullosa al verlo recuperar gradualmente su fuerza. Por ello, eligió seguir siendo optimista.

Debería ir con la señorita Anna tan pronto como salga de aquí. Tiene un corazón tan gentil que debe estar preocupada por mí. 

También tenía que seguir organizando el almacén de medicamentos. No podía esperar a regresar a la farmacia y retomar su trabajo nuevamente.

¿Dónde me quedé? 

Chloe se quedó dormida junto al caballo, recordando las medicinas una por una.

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