Beatrice – Capítulo 16: Fracaso en el matrimonio concertado

Traducido por Den

Editado por Sakuya


—¿Debería despertarla?

—No, está bien.

De vuelta en los establos después de solo un día, Alexandro se quedó sin palabras al ver a la esclava durmiendo. Mientras que otros estaban trabajando duro y comenzaban a retirarse para cenar, esta chica se encontraba profundamente dormida. No deseaba tratar con una esclava tan perezosa.

Aunque le había dado una oportunidad, no estaba satisfecho con ella en absoluto. Había regresado a los establos porque no podía confiarle a una esclava el tratamiento de un animal enfermo y sospechaba profundamente de sus declaraciones sobre que conocía la causa de la enfermedad de Howl.

Sin embargo, la fuente de su preocupación estaba durmiendo cómodamente sobre una pila de heno. Estuvo tentado a despertarla e interrogarla, pero renunció a esa idea.

—Normalmente suele ser muy manejable… —declaró avergonzado el guardia.

Pero en este momento, todas sus extremidades estaban estiradas lánguidamente. Alexandro se asombró por las agallas de la chica, que dormía en los establos frecuentados por hombres después de hacerle una audaz promesa al archiduque.

A pesar de sus sospechas, Howl parecía mucho más sano que el día anterior. La hemorragia nasal, que había continuado por días, desapareció sin dejar rastro. También se veía animado. Parecía mejor.

Alexandro no sintió la necesidad de interrogar a la esclava, por lo que decidió esperar y observar unos días más. Parecía estar cumpliendo su promesa.

Se fue de los establos sin remordimientos. No tenía tiempo que perder faltando solo tres días para el torneo. No iba a participar en el combate, aunque tampoco habría sido un problema para él. A pesar de que no le gustaba admitirlo, se parecía a su padre, que fue un excelente caballero y el Gran Maestro de la Orden. El archiduque tenía un físico, una fuerza y una técnica increíbles. Era un prodigio espadachín experto en blandir su arma con ambas manos.

Estoy exhausto. 

Estaba pasando el peor momento con su padre. Aaron no lo sabía, pero el archiduque le había dejado claro a Duncan que no tenía ningún deseo de casarse. No sólo no estaba interesado en las mujeres, sino que también se negaba a ser utilizado como un peón en un matrimonio concertado.

Estaba familiarizado con los matrimonios políticos; era producto de uno.

El matrimonio entre Duncan Graham y su madre, Sofía McCowell, fue una unión celebrada entre las familias más poderosas del imperio.

Duncan era un hombre audaz y ambicioso. La pareja, en su contrato prenupcial, aceptó tener un único heredero; este fue Alexandro Graham.

El contrato pareció exitoso. Duncan había adquirido, a través de su asociación con la poderosa casa ducal McCowell, poder, fuerza militar y riqueza similares a las del emperador. Su objetivo era apoderarse del trono.

—Ha…

El problema fue que Sofía McCowell tuvo la misma idea. Aspiraba a ser la primera emperatriz gobernante para ser recordada para siempre en la historia.

Alexandro no recordaba haber sido abrazado por su madre ni haberla tomado de la mano. Para ella, él era solo una herramienta para su éxito y, más tarde, un obstáculo. Despreciaba a su esposo e hijo por interponerse en sus sueños.

Tuvo que soportar los amargos gritos de su madre innumerables veces. Al final, la descubrieron mientras intentaba matar a su esposo y, Duncan, que estaba reacio a poner en su contra a la familia de su esposa, le perdonó la vida y la encarceló en el calabozo. Cuando Duncan trató de matar al emperador y reemplazarlo, ella escapó de la prisión y, manteniendo a su propio hijo como rehén, amenazó a Duncan.

Alexandro tenía once años. Lo que sucedió en la mansión esa noche nunca podría borrarse de su mente.

La primera vez que tomó la mano de su madre y estuvo en sus brazos, ella le transmitió odio mientras le apuntaba al cuello con una espada.

Gritó que los últimos trece años vividos con un hombre que no amaba y un niño que no quería, no habían sido nada más que un suplicio.

Habiendo pasado un año en el calabozo albergando veneno hacia su esposo e hijo, Sofía estaba medio loca. La elegante dama aristocrática estaba loca de codicia.

Duncan la agarró y, para salvar a su hijo de las manos de su propia madre, acabó con su vida frente a él. La lanzó desde el palacio.

Alejandro recordaba su muerte vívidamente. No podía olvidar lo que había sucedido, por mucho que quisiera.

Se unió a la Orden de Caballeros inmediatamente después del incidente y comenzó a marchar por los campos de batalla.

En ese entonces, Duncan sentía emociones complejas hacia Alexandro, por lo sorprendido que debía haber estado el niño. Esta fue la razón por la que eligió no convertirse en emperador después de todo. Y por qué había dejado la mansión Graham.

Los dos no se veían ni hablaban con frecuencia, pero Duncan se sentía culpable y se compadecía por su hijo, por eso quiso darle todo lo posible.

Por su parte, Alexandro no sentía resentimiento ni culpaba a su padre por lo sucedido. Habiendo pasado toda su vida rodeado de aristócratas codiciosos y traicioneros, estaba cansado de esos sentimientos. A pesar de su físico frío y serio, el archiduque había madurado admirablemente.

Sin embargo, cuando era niño, ocasionalmente se preguntaba: ¿y si mis padres fueran personas normales? ¿Y si quisieran poco y estuvieran satisfechos con su suerte? Sentía que habría sido feliz independientemente de su estatus social.

Por supuesto, Alexandro no tuvo esos pensamientos cuando se convirtió en un adulto. Entendió que, sin ninguno de ellos o su codicia, no habría existido en primer lugar.

Ese inútil ensueño de nuevo. Se rió de sí mismo. Mientras organizaba sus pensamientos, se dirigió al centro de entrenamiento. Entrenar era la única forma que tenía para lidiar con sus emociones complejas o la autocompasión. Solo era un escape temporal, pero era una de las cosas que mejor conocía.

♦ ♦ ♦

Duncan estaba leyendo un informe enviado para su revisión. Al manejar todo el papeleo del emperador, su carga de trabajo era enorme.

No obstante, actualmente estaba priorizando un asunto importante para él.

El informe decía:

Su excelencia sólo frecuenta la mansión y el centro de entrenamiento y ve a muy pocas personas al día. Aunque mantiene relaciones con todos los comandantes, los más cercanos a él son…

Evan Cupiheat, un nombre familiar para él, figuraba en primer lugar. Como el Gran Maestro Adjunto, tenía la mayor probabilidad de ser íntimo con Alexandro, tanto personal como profesionalmente.

Duncan siguió leyendo.


Den
Aquí a diferencia del manhwa, explican mejor y un poco más sobre la relación de los padres de Alexandro

4 respuestas a “Beatrice – Capítulo 16: Fracaso en el matrimonio concertado”

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