Beatrice – Capítulo 3: Compasión

Traducido por Den

Editado por Sakuya


¿Por qué la mantuvo viva? Gilbert estaba realmente confundido por el hombre que tenía ante él.

Duncan Graham era más bien un hombre hablador. Pero su hijo, Alexandro, no era solo reservado, sino que Gilbert también se sintió enfermo por la brusquedad de sus palabras.

Sobre todo, estaba receloso de su apariencia: un rostro tranquilo carente de expresión alguna, y ojos feroces que parecían menospreciarlo desde el momento en que se posaron sobre él.

¿Por qué es tan diferente de la víbora de su padre? Gilbert estaba tratando de descubrir cómo sobrevivir en un reino que pronto caería. En su búsqueda, encontró a Duncan Graham, el principal gobernante del Imperio. Rico, poderoso y astuto, Duncan era muy capaz de alzar una rebelión contra Elpasa y dedicar su éxito al Imperio.

Enfrentándose a los ojos de águila de Alexandro, Gilbert no pudo evitar recordar un breve encuentro con el padre de este hombre. Había ido audazmente al Palacio Imperial en la capital del Imperio a saludar personalmente a Duncan. En su camino, utilizó la posición de canciller para evitar la mirada de todos, pero encontrar el Palacio Imperial del Imperio no resultó ser una tarea fácil.

Cuando logró localizar el palacio y convencer a los guardias para que lo dejaran entrar, Duncan lo recibió sentado en el trono en lugar del emperador títere.

Aunque Duncan no era el Emperador, parecía y actuaba como si lo fuera. Como Duncan estaba vestido con nada más que lujo, Gilbert, quien apareció con ropa colorida, parecía ridículo estando en la misma habitación que él. Una posición desfavorable, de hecho.

El físico colosal del hombre, los ojos penetrantes y la sonrisa relajada, hicieron que Gilbert ni siquiera levantara la mirada.

Intercambiaron palabras. Mientras sudaba y trataba de tener una pequeña conversación privada con Duncan, cometió un error estúpido.

—Jaja, escuché que el sur es tan hermoso como el territorio Graham. Debería visitarlo alguna vez. —Cuando Gilbert logró hablar, Duncan respondió con una sonrisa descuidada. Pero Gilbert no pasó por alto el brillo malvado en sus ojos al mencionar Elpasa.

¿Quién en el imperio se atrevería a detener a Duncan Graham? Era un maestro de la negociación, de la manipulación y, sobre todo, del engaño. Por otro lado, su hijo, Alexandro, era como una persona que vivía independientemente del mundo.

¿Es cierto el rumor? Se rumorea que Alexandro bebe sangre humana y se baña con ella todos los días. Bueno, parecía un demonio. No veo ninguna expresión en su rostro. 

No obstante, con Alexandro siendo aclamado como el héroe del imperio, este escándalo fue silenciado.

—No es la hija de la emperatriz. Además, para servir al Imperio, prefiero tener control sobre los refugiados en Elpasa —Gilbert añadió rápidamente, mirando a los ojos de Alexandro. —Pero, Su Excelencia, como medida de precaución, ¿no preferiría aniquilar a todos los miembros de la realeza de Elpasa? Ya sabe, uh, deshacerse de cualquier rastro del linaje que amenace el control de su padre sobre el territorio que alguna vez gobernaron.

Al escuchar los comentarios de Gilbert, Alexandro no sintió nada más que absoluta indignación. Estaban hablando de su esposa, sin embargo, ni una sola vez mostró preocupación. ¡De hecho, fue como si sugiriera que Beatrice debería ser asesinada! Pensando que cualquier otra conversación con él no tendría sentido, se levantó de su asiento sin dar ninguna respuesta en particular.

Hay personas repugnantes en todas partes. Gilbert era la clase de hombre que más odiaba Alexandro. Le recordó a su madre, que lo había odiado toda su vida y no dudó en lastimarlo para tener lo que ella deseaba: poder.

—Entonces, si no la quieres, el Imperio mantendrá a tu esposa como una esclava de guerra.

Se sintió sediento; debe humedecer de inmediato su garganta con vino. Ignorando las llamadas de Gilbert y los inconfundibles pasos agitados que lo seguían, salió por la puerta.

♦ ♦ ♦

—La princesa será tratada como una esclava de guerra.

Cuando terminó de hablar, Alexandro se llevó una copa de vino tinto a los labios. Elpasa está completamente en ruinas, y mañana, regresaría al Imperio con sus hombres. Quería terminar todo este trabajo rápidamente y descansar.

— ¿Eh? Gilbert recuperará a su esposa, ¿verdad? —Evan estaba atónito ante el anuncio repentino de su señor de que tomaría a la princesa, cuya vida perdonó, como una esclava de guerra. Beatrice era la esposa de Gilbert, el traidor. Por lo tanto, tenía una posición especial. Sería más útil como esclava que cualquier mujer común de un país derrotado, en lugar de un frío cadáver.

Evan se apresuró a pensar que esta decisión no era la correcta.

—Será inútil como esclava también. Su Excelencia, ¿no sería mejor matarla antes de que se convierta en la semilla de la traición?

—Mantenla viva. De todos modos, su hijo no será reconocido como parte de la realeza.

No podía hacer nada más que asentir. Evan no podía entender por qué Alexandro la quería viva. Aunque no tenía cabello rubio platinado ni ojos azules, que eran símbolos de la familia real de Elpasa, todavía era una princesa que fue nombrada como princesa heredera. ¿Qué pasa si decide tomar represalias algún día?

A pesar de no estar de acuerdo, Evan guardó sus pensamientos para sí mismo. Su jefe, Alexandro, era un hombre confiable y nunca se equivocaba con sus decisiones.

Quizás era simplemente compasión. 

Una princesa que fue apuñalada por la espalda por su marido. Por sus reflexiones, Evan parecía saber qué hizo que Alexandro le perdonara la vida a Beatrice. Era bien consciente del aborrecimiento del capitán por personas como Gilbert.

A diferencia de su padre, Alexandro aborrecía a las personas que luchaban por conseguir el máximo poder en el retorcido palacio imperial.

Es por esta razón que no se llevaba bien con su padre, Duncan. No obstante, Alexandro era el heredero de la familia Graham y pronto obtendría el título de archiduque. Como preparación, había estado en el campo de batalla desde que era joven.

La guerra era una de sus escapatorias más fáciles y grandes de la capital.

Por lo tanto, los rumores se volvieron más aterradores, con su físico inusual y su expresión feroz todo el tiempo: el hombre que vivía solo en el campo de batalla.


Den
Lo que me gusta de esta novela es la narrativa. Es fácil de seguir. Por cierto, espero que el «marido» reciba su merecido.

3 respuestas a “Beatrice – Capítulo 3: Compasión”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido