Crié a un dragón negro – Capítulo 34: Egos de Kyle Leonard

Traducido por Den 

Editado por Hime


A la mañana siguiente, Noah se despertó de su tranquilo sueño a causa del familiar e incesante ruido de la puerta. Después de haberlo escuchado varias veces, había memorizado el ritmo de los golpes.

Con uno solo contra la puerta de madera de su cabaña, pudo reconocer al propietario: Kyle Leonard.

El investigador llamó una vez y luego otras cuatro, todas con el mismo ritmo.

Noah se levantó, arrastró la colcha consigo y descendió rápidamente por las escaleras, para encontrarse con el hombre impaciente. Al llegar a la puerta, se asomó por las cortinas y vio que el sol ya estaba en lo alto del cielo; los rayos de luz entraban por las ventanas.

Pero estaba sorprendida, porque normalmente el investigador venía en medio de la noche y esta vez era de día.

Se frotó sus ojos cansados y abrió la puerta. El molesto uniforme negro se encontraba tras esta.

—Quítate… las armas… —masculló, todavía atontada por el sueño.

—Déjame entrar. Tengo algo que decirte.

Como estaba traumatizada por la anterior experiencia desagradable, se negó a ceder a la petición del hombre, incluso estando aturdida.

—El revólver… dámelo…

No obstante, de los labios del investigador no salió protesta ni excusa. Este respondió inmediatamente a sus órdenes y desabrochó la funda que tenía en el cinturón, dejando caer su revólver en alguna parte del suelo.

Noah miró el arma con miedo; su somnolencia se esfumó al instante.

—¿Estás aquí como mayordomo o como investigador? —le preguntó ella con firmeza, enderezando su cuerpo.

—Por supuesto que es lo último. ¿Qué demonios crees que soy?

—Pues buenas noches —respondió, cerrándole la puerta en la cara. Cuando se dio la vuelta para regresar a su habitación, los golpes en el umbral la detuvieron.

—No trato con investigadores —espetó.

—¿No vas a desayunar? —gruñó el hombre tras la entrada, apretando la mandíbula.

Noah lo pensó por un momento. Estaba hambrienta porque la noche anterior se había dormido sin cenar. Su estómago rugía con solo pensar en el delicioso desayuno; un área que Kyle dominaba.

Dejándose llevar por el hambre, se giró y abrió la puerta.

—¿También calentarás la leche? —No podía dejar escapar esta oportunidad de oro.

Kyle fulminó con la mirada a la desvergonzada mujer en pijama. De repente, agarró el pomo de la puerta y tiró de él con fuerza. Noah, que lo agarraba desde adentro, también fue arrastrada.

—¡Uck!

Antes de que pudiera golpearse la nariz contra el pecho del investigador, un par de brazos la agarraron por los hombros.

Kyle chasqueó la lengua, consternado.

—Pensé que ya estarías despierta. Si no hubiera venido, habrías dormido hasta el anochecer.

—Las personas enfermas deberían descansar bien —Le replicó la bruja, calmándose.

—Y asegúrate de comer. Entremos —añadió él, poniéndole en la cara la colcha que ella se había envuelto en la cabeza.

Ni siquiera quiere mirarme porque sé que me veo terrible, se rió de sí misma.

El investigador entró en la casa sujetando a Noah como si fuera una niña; todavía envuelta en su edredón como un capullo y con los brazos rodeando el cuello de Kyle.

—Ya que me estás cargando, por favor, llévame al baño.

—Eres muy descarada.

—Entonces vete —Casi podía escuchar las maldiciones en la mente del investigador. Y aún a pesar del resentimiento que Kyle sentía, la llevó al baño.

Casi una hora después, Noah salió del baño caliente con su cabello mojado y despeinado. Al instante, olió en el aire el delicioso aroma del desayuno que envolvía su habitación.

Descendió por la escalera y vio el abrigo de Kyle en una silla del salón, por lo que se apresuró a tomarlo y lo lanzó a un rincón de la habitación, creando un fuerte ruido metálico.

Uff. Debe ser un arma humana. Debo confiscarle cada una de ellas.

Se fue acercando sigilosamente hacia el abrigo que había arrojado hasta que una voz grave la sorprendió.

—No lo toques —Un par de ojos violetas la miraron intensamente. Sin duda, cualquiera se acobardaría con su mirada penetrante… si no fuera porque vestía un delantal rosado decorado con ositos—. No puedes manejarlo. No toques ese revólver —Le ordenó y luego regresó a la cocina. Se escuchaba algo hirviendo.

—¿Cuál es el menú? —preguntó Noah, dos pasos detrás de él.

—Es sopa de patata.

Después de unos minutos, Kyle le sirvió un plato humeante y sabroso.

Parece muy peligroso en modo detective, pero no puede ser más atractivo que en modo mayordomo. 

Hime
Yo ya los shippeo <3

—Sir, si alguna vez se retira, viva conmigo. Lo contrataré —Le ofreció Noah, disfrutando de su comida.

—¿No dijiste que querías darme una bofetada ayer? —Kyle levantó una ceja.

—¿Quién apuntó con un arma a quien? —le replicó ella.

—Hay sucesos inevitables que tendrán lugar durante las investigaciones, y no hay nada que podamos hacer al respecto —razonó, desviando la mirada—. No te quedes mirando, solo come.

Noah revolvió su sopa, sin dejar de mirar al hombre frente a ella.

Pero no importa cuán diferente sea, ¿tiene sentido que una persona que desconfiaba de mí, tanto como para apuntarme con un arma, cambie repentinamente de esa forma? Cuando está en modo mayordomo, ¿aparece otro ego…? 

—Te ves mejor que ayer.

Al escuchar las palabras de Kyle, Noah llegó a una suposición: tal vez, a pesar de su indiferencia, él se sentía verdaderamente culpable por apuntarla con un arma el día anterior.

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