Crié a un sirviente obsesivo – Capítulo 11: Un paso más cerca (1)

Traducido por Melin Ithil

Editado por Lugiia


Yurina observó seriamente a Dave curar las heridas de Raynard. Cada vez que sus dedos pasaban por uno de sus rasguños, un pequeño resplandor aparecía y la lesión hinchada se desvanecía.

Cuando vio que el rostro del niño había recuperado su blanco y su transparencia original, dejó salir una exclamación.

La magia es grandiosa.

Incluso en Corea, donde la medicina seguía perfeccionándose día a día, tomaba mucho tiempo curar ese tipo de heridas sin dejar una cicatriz.

Con suerte, la persona tenía que estar preparada para una pequeña cicatriz a pesar de que «aplicara un ungüento que decía que haría crecer piel nueva y colocara una curita que se decía que ayudaría a evitar una cicatriz». De verdad sentía la grandeza de la magia.

—¿Qué? ¿Por qué sigues mirando?

—Es asombroso.

—Si sigues mirándome de esa manera, mi cara se desgastará.

Aun así, Yurina siguió mirando su rostro con una expresión de sorpresa, por lo que Raynard giró la cabeza para evitar su mirada.

—Por cierto, señorita.

—¿Sí? —preguntó Yurina girándose esta vez hacia Dave e inclinando la cabeza.

—Escuché que se lastimó, pero ¿dónde está la herida? Las doncellas estaban bastante preocupadas por ello.

—Oh, eso —comenzó a decir ella, tocando con sus dedos el área de su mejilla lastimada. Cuando lo comprobó antes con el espejo, pudo notar que no había cicatriz, ni siquiera aquellas blancas que normalmente quedarían después de sanar—. Definitivamente me lastimé aquí, pero la herida desapareció después de que Ray la frotara con su dedo. ¿Fue magia?

Dave asintió mientras observaba por un momento el lugar que la niña estaba señalando.

—Sí, fue magia. Si curas una herida en un instante sin dejar rastro, solo es posible con magia.

—¿Está seguro? Suena como una explicación demasiado simple.

Aunque Yurina había aplicado antes una lógica parecida a: «¡La herida desapareció, fue magia!»… Dave es un mago, no debería decirlo de esa manera.

Cuando vio a la niña entrecerrar sus ojos con sospecha, Dave se echó a reír. Para él, hiciera lo que hiciera, se veía adorable.

—Por supuesto, existe una razón. Basé mi respuesta en los rastros de magia que quedaron en sus mejillas.

—¿Rastros de magia?

—La magia se implementa usando el maná natural circundante. En el momento en que se usa magia, el maná se transforma artificialmente y permanecerá en ese estado durante un cierto período de tiempo. Por ello, algunos rastros de ese maná modificado permanecen en su mejilla, señorita.

—¿De verdad? —preguntó Yurina, frotando su mejilla sin razón—. Por cierto, Ray aún no ha aprendido magia, ¿cómo fue capaz de usarla?

—A veces, aquellos bendecidos con un gran poder mágico, como nuestro joven Raynard, son tan talentosos que usan magia de manera inconsciente. Por supuesto, por ahora, es imposible que use magia de alto nivel, pero si es algo simple, como curar una pequeña herida, señorita, es posible. Como el joven es tan bueno capturando de forma inconsciente el maná natural alrededor de su cuerpo, no es de extrañar que haya implementado, también de manera inconsciente, magia curativa —respondió Dave, limpiando los ojos del niño en el sofá. Aunque Raynard lucía exhausto, ahora su rostro había sanado y ya no se podía ver dónde estaban sus heridas—.  Por cierto, parece que mientras más talentoso lo encuentro al joven, más lo quiero como aprendiz, señorita.

—De ninguna manera.

—Lo sé.

Eso fue lo como dijo, pero le era imposible apartar los ojos de él.

Mientras tenían tal conversación, Raynard se durmió en un instante, confirmando la premisa de Yurina sobre su cansancio. El sonido de su respiración, como la de un bebé, hizo eco en la habitación silenciosa.

Yurina se sentó en el sofá junto a él y acomodó aquellos cabellos que caían sobre los ojos del joven desde su frente. Su cabello áspero y rígido, debido al mal cuidado de todos estos años, le hacía cosquillas en los dedos.

—No… fuera… —murmuró Raynard en un tono adormilado, rodando hacia el respaldo del sillón que le daba la espalda a Yurina y moviendo su mano para alejar aquello que lo molestaba.

Ella lo miró por un momento y luego se levantó de su asiento para cubrirlo con una manta.

—Pero Dave, ¿por qué Ray pudo curar mis heridas, pero no las suyas? Si es como dijiste antes, no debió ser tan difícil para él…

—Oh, eso… es fácil. —Se rió en voz baja mientras alternaba su mirada entre ambos—. Quizás el joven Raynard odiaba más una herida en usted, que en su propio cuerpo.

♦ ♦ ♦

La herida alrededor de sus ojos fue tratada cuidadosamente con la magia de Dave, pero su corazón, que resultó herido una vez más en esa situación, no era fácil de curar.

Aunque no había nada malo en su cuerpo, Raynard sufrió una fiebre esa noche.

El médico escuchó sus inquietudes y explicó con calma que era posible que el niño, con una condición física originalmente deficiente, haya estado aguantando todos sus problemas emocionales, causando que todo se desbordara con este incidente.

Eso significaba que había estado en guardia con todos en la mansión hasta ese momento, pero como ahora se sentía un poco más relajado, su cuerpo pudo dejar salir todo lo que estaba conteniendo.

Parece que su fiebre se debe a una buena causa.

En efecto, aunque haber dejado el orfanato fue algo bueno, era imposible sentirse a gusto de inmediato en un lugar lleno de extraños.

En cualquier caso, parecía que no se trataba de una situación grave, por lo que Yurina suspiró aliviada.

A pesar de las oposiciones de las doncellas, se mantuvo junto a él. Estaba preocupada por el daño que le había hecho la señora Lauren, así que decidió atenderlo, pero en realidad, en cuanto a trabajo de enfermería, no había mucho que pudiera hacer.

Las doncellas se encargaron de cambiar las toallas de su frente que se volvían tibias, diciendo que sus finas manos no debían dañarse.

Además, Raynard dijo que podía comer solo, por lo que no le dejó ayudarle a alimentarse. Sin embargo, su mano terminó temblando, causando que derramara la sopa.

Su ropa empapada de sopa y sudor no podía ser cambiada porque él tampoco dejaba que lo tocara.

Bueno, no tenía la intención de hacer eso desde el principio.

Al final, lo único que pudo hacer fue sentarse junto a la cama y mirarlo en silencio.

—Deja de mirarme, me harás un agujero en la cara —murmuró Raynard con voz ronca, después de haber estado durmiendo tanto—. ¿Te harás responsable de un agujero en mi cara?

—Tienes razón, no puedo asumir la responsabilidad, así que dejaré de mirarte.

Ante la respuesta traviesa, el niño apretó los labios, se dio la vuelta y se tapó la cabeza con la manta.

—¿Por qué diablos sigues aquí? ¿Qué planeas hacerme mientras duermo?

Al oír eso, Yurina presionó su cabeza sobre la manta.

—Supongo que es una molestia para ti que esté presente mientras estás enfermo, ¿verdad? No paras de decir que haré cosas indecentes. Lo siento, pero no estoy interesada en un niño como tú.

—He vivido dos años más que tú, e incluso soy más alto que tú.

—Honestamente, no eres tan alto.

Además, he vivido diez años más que tú, murmuró Yurina para sus adentros, resoplando y presionando de nuevo la cabeza de Raynard.

—Supongo que ya no estas enfermo porque te veo hablando con bastante ánimo. —En lugar de una respuesta, escuchó una tos que provenía de la manta. El sonido era tan crudo que no podía divisar si era falso o real—. ¿Quieres un poco de agua? —Pudo ver su cabeza alzarse dentro de la manta. Yurina estuvo a punto de tirar de la cuerda para llamar a una doncella, pero cambió de opinión y ella misma vertió agua de la tetera dentro de la taza. Una vez que colocó la taza en una pequeña mesa junto a la cama, levantó la manta de Raynard y un gruñido dolorido salió de su boca—. Vamos, bebe.

Él sostuvo la taza con ambas manos y bebió. Sus manos temblaron y el agua bajó por su barbilla y garganta. Le entregó la taza terminada a Yurina y tembló.

—Oh, hace frío.

En efecto, su ropa estaba mojada de sudor. Como ahora le agregó el agua derramada, su combinación causó una sensación de frío por todo su cuerpo.

Yurina lo vio rodearse su cuerpo tembloroso con sus brazos y decidió envolverlo con una manta. Como era verano, no estaba limpia la chimenea, así que no podía quemar leña.

—Supongo que esa sensación se debe a que tu sudor está frío, Me alegro de que tu fiebre esté bajando. Si sigues así, podrás calentarte. ¿O te gustaría cambiarte de ropa…?

—¿Cómo podría cambiarme de ropa cuando estás aquí?

—Si quieres, puedo salir.

Aun temblando por el frío, negó obstinadamente con la cabeza.

Yurina no pudo soportar más ver su figura de esa manera, por lo que solo recargó su barbilla sobre él y lo abrazó con fuerza, sintiendo su cuerpo tembloroso con sus manos.

—¿Hace tanto frío? Yo tengo un poco de calor.

—Sí.

—Voy a pedir que limpien la chimenea. Con ello, te sentirás mucho mejor.

—Estoy bien ahora —murmuró, enterrando su rostro en el hombro de Yurina. Luego, se escondió debajo de la manta como si fuera un topo enterrándose en el suelo. Como resultado, solo su cabeza era apenas visible, por lo que su cabello desordenado sobresalía sobre la manta.

¿También tiene frío en su rostro?

Yurina lo cubrió bien con la manta para evitar que le entrara una corriente de aire. Él se retorció ante ese gesto y una vocecita se escapó de un agujero.

—Oye.

—¿Eh?

—¿Huelo mal ahora mismo?

—¿Por qué preguntas eso de repente?

—¿Huelo…?

—Bueno…

¿Todavía le importa eso?

Yurina respiró hondo por la nariz. Comparado a la primera vez que lo trajo, ahora olía mucho mejor, pero pudo oler algo de humedad debido al sudor.

—Ugh…

—¿De verdad?

Raynard escondió la cabeza un poco más como si estuviera a punto de excavar un túnel. Yurina respiró una vez más por la nariz y se rió.

Al oír una pequeña risa, el niño levantó un poco la cabeza de la manta y miró el rostro de Yurina.

—Hueles bien —respondió ella con una sonrisa mientras miraba fijamente esos ojos llenos de desconcierto.

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