Dama a Reina – Capítulo 100: Para siempre, si eso es lo que deseas

Traducido por Kiara Adsgar

Editado por Yusuke


—¿Así que te lo comiste todo, Su Majestad?

Ante las palabras de Raphaella, la cara de Patrizia se sonrojó brevemente. Mirya la miró, pero Raphaella solo se adelantó.

—¿No es admirable la determinación de Su Majestad? Se las arregló para hacer algo que nunca antes había hecho.

—Pero él sigue siendo alguien, capaz de que otro derrame lágrimas de sangre —dijo Patrizia con frialdad.

Raphaella se calló y Patrizia continuó caminando con una expresión indescifrable. Aunque salió a dar un paseo para calmar su indigestión, el clima no era particularmente bueno para una actividad al aire libre. Hacía un poco de frío. Mirya notó que Patrizia intentaba reprimir un ligero estremecimiento.

—Su Majestad, ¿deberíamos entrar ahora? —preguntó el caballero.

—Estoy bien.

—¿Y si te resfrías? Vamos a apresurarnos a ir dentro —instó Mirya, y Patrizia no tuvo más remedio que caminar de regreso a su palacio. Fue entonces cuando vio una figura cercana. El cuerpo de Patrizia se puso rígido. A diferencia de su reacción, la otra persona parecía complacida al verla.

—Reina.

Lucio se apresuró en su dirección con una brillante sonrisa en su rostro. Patrizia retrocedió unos pasos. ¿Qué pasa con él? ¿Por qué actúa así? Una sonrisa incómoda se extendió en su rostro, y ella se inclinó ante él cuando llegó.

—Saludos a Su Majestad el emperador…

—Puedes dejar de lado esos saludos. ¿Estás volviendo de una caminata? —preguntó.

Ella asintió.

—Sí, pero estaba regresando justo ahora.

—Ah… —Su expresión decayó, brindando la imagen de un cachorro que ha sido abandonado. Raphaella no pudo contener su diversión ante el cambio drástico y se rió en voz baja, mientras Mirya la golpeaba en el costado con el codo.

Patrizia se movió incómoda.

—Entonces me disculpo…

—Um… —Lucio agarró a Patrizia mientras se giraba para irse—. Sé que estás ocupada, pero… ¿caminarías un poco más conmigo?

Mientras Patrizia dudaba en que responder, Mirya y Raphaella se excusaron rápidamente.

—Su Majestad, mi padre me está esperando, así que… me disculpo por hoy.

—Por favor, quédate con Su Majestad. Iré y me prepare todo para su siesta de la tarde.

—No, espera —comenzó Patrizia, pero antes de que pudiera decir algo más, los dos se apresuraron a sus otros planes. Ella las vio irse sin poder hacer nada, mientras la voz de barítono de Lucio interrumpió sus pensamientos.

—¿Te hago sentir incómoda? —preguntó con curiosidad.

Patrizia no respondió, y Lucio pensó que eso era lo mejor. Ella comenzó a morderse el labio. Al ver eso, Lucio sin darse cuenta levantó la mano para tocar suavemente sus labios.

—No te lastimes así —murmuró en voz baja.

—Ah…

Patrizia miró a Lucio ligeramente sorprendida. ¿Por qué está siendo tan amable? no hay necesidad de que se comporte de esa manera… Ella apartó suavemente su mano.

—¿Hay algo que quieras decirme?

—Los brownies. ¿Estaban buenos? —preguntó en voz baja.

No la habría cuestionado sobre eso, a menos que supiera que ella se los había comido. Parece que Mirya transmitió la noticia. Patrizia suspiró por dentro y decidió ser honesta.

—No estaba tan mal, teniendo en cuenta que eres un principiante —admitió.

—Gracias a Dios —dijo Lucio aliviado.

—Haciendo algo que normalmente no harías… ¿cómo esperas que reaccione ante eso?

—Te lo dije —giró ligeramente la cabeza para mirar a Patrizia. Mantuvo su mirada fija frente a ella mientras caminaba, pero Lucio, sin inmutarse, continuó clavando sus ojos en ella—. Lo estoy intentando.

—¿A través de un simple lote de brownies? —preguntó Patrizia fríamente, pero Lucio no le prestó atención y continuó hablando.

—Eso no es todo. No estaba planeando parar después de hacer una sola cosa.

—No planeas parar aquí, ¿eh? —Patrizia resopló—. Dices eso como si siguieras haciendo esto para siempre.

—Si eso es lo que deseas, entonces planeo hacerlo.

La expresión de Patrizia cambió con esa frase, pero Lucio no se dio cuenta. Después de todo, dicen que un hombre enamorado es bastante denso.

Patrizia mantuvo su rostro neutral.

—Esa es una declaración bastante exagerada, para ser del Sol del Imperio.

—Al menos debería hacer esto para expiar los pecados que he cometido contra ti. —Luego continuó con una expresión amarga—. Si esto no es suficiente, entonces me esforzaré aún más.

—Es tan repentino para mí —dijo Patrizia, con la voz temblorosa—. Al oírte decir que me amas de repente, parece que es una broma.

—No es de repente. —Lucio habló con calma—. Ya ha pasado un tiempo desde que te dije por primera vez que te amo. Es solo que… nunca me escuchaste.

Él tenía razón, no era la primera vez que le decía sus sentimientos.

—No estoy tratando de culparte. Tu situación en aquel momento…. debió hacerte difícil aceptar mis sentimientos.

—En estos momentos, también es difícil.

—Lo sé. —Lucio estaba de acuerdo—. Por eso estoy haciendo mi mejor esfuerzo en este momento.

Con esas palabras, se quitó la chaqueta y la colocó alrededor de Patrizia. Ella permaneció quieta como un maniquí.

Lucio susurró detrás de su hombro.

—Parecer tener frío, estás usando ropa ligera. Si estoy siendo entrometido, me disculpo.

—¿Qué pasa si te resfrías por mi culpa? —dijo Patrizia, luego se giró para mirarlo—. ¿Me molestarás si eso sucede?

—Molestarte —repitió en voz baja—. Más bien podría elogiarte por el resto de mi vida, y quizás eso no sería suficiente. Así que no hay forma de que pueda molestarme contigo. —Le enderezó el collar antes de hablar en un murmullo bajo—. Más bien eres quien puede enojarse conmigo. No tengo derecho a hacer eso. Si pudiera mantenerte saludable, entonces contraer un resfriado sería una bendición para mí.

Lucio le ofreció una débil sonrisa, y Patrizia lo miró con ojos claros. Este hombre continúa confundiéndome. Desde el momento en que nos conocimos hasta ahora, pensó para sí misma. Por eso es tan frustrante, tan desagradable y… tan preocupante.

—¿Estás bien? Tu vestido se veía un poco ligero —dijo Lucio.

—Estoy bien.

—Um… sobre tu banquete de cumpleaños. —Lucio dudó antes de continuar—. ¿Hay algo que quieras?

—Dije esto antes, pero las riquezas no significan nada para mí.

—No, eso no. No tiene que ser eso. Mientras abandones la idea de querer irte del palacio, haré cualquier cosa por ti.

—Todavía no hay nada que quiera en particular —respondió Patrizia secamente—. Eso podría cambiar en el futuro, pero por ahora, no lo puedo asegurar.

—Hm… —Lucio reflexionó sobre su respuesta.

Me pregunto qué está pasando en su cabeza. ¿Está preparando algo otra vez? Patrizia tenía curiosidad pero no preguntó.

—Luego…

Cuando Patrizia levantó la vista, Lucio la estaba mirando. Hizo una pausa antes de hablar.

—¿Hay una flor que te guste?

—Rosas —respondió sin pensarlo. A ella le gustaban las rosas. Irónicamente, así se llamaba la concubina de su marido. Patrizia soltó una risa amarga antes de reiterar—. Me gustan las rosas.

—Te escuche. Gracias.

—No harás algo tan tonto como enviarme cien rosas, ¿verdad?

Lucio hizo una pausa, como si se debatiera el hacerlo o no.

—No —dijo finalmente.

Supongo que lo hará. Una pequeña sonrisa cruzó el rostro de Patrizia.

—No lo haré —insistió.

—Muy bien —cedió Patrizia, como si estuviera hablando con un niño.

Lucio resopló.

—Esto no es fácil. Nunca he hecho algo como esto antes.

Entonces deberías rendirte. Patrizia estuvo a punto de decir que sería más fácil si se rindiera, pero decidió no hacerlo. Decir eso en voz alta habría sido cruel tanto para él como para ella. Seguir pensando en eso hizo que Patrizia se sintiera incómoda y sintió la necesidad de terminar la conversación.

—Debo entrar ahora —dijo.

—Te acompañaré de regreso —ofreció.

—Puedo ir por mi cuenta.

—Por favor, no seas terca con esto. Si realmente odias estar conmigo… entonces traeré a algunos guardias. No me rendiré si se trata de su seguridad.

Patrizia dejó escapar un fuerte suspiro. Este hombre es innecesariamente terco cuando de trata de estas cosas, Lucio escoltó sin palabras a Patrizia de regreso al Palacio de la Reina. Probablemente estaba en consideración con ella, pero terminó haciéndola sentir más incómoda. Cuando finalmente llegaron al Palacio de la Reina, Patrizia se despidió de él.

—Buenas noches… —En cuanto terminó de hablar, intentó quitarse la chaqueta pero Lucio la detuvo.

—Quítatela adentro. Te resfriaras —dijo.

—Pero…

—Por favor.

Su voz era gentil pero firme, dominando la terquedad de Patrizia mientras ella asentía en silencio con la cabeza. Luego se dio la vuelta para irse, y Patrizia observó su figura en alejarse en silencio antes de entrar.

 ♦ ♦ ♦

Naturalmente, si alguien hiciera lo que Lucio hizo por Patrizia la noche anterior, sin duda se resfriarían. Si los acontecimientos siguieran la lógica, entonces sería Lucio el que estaría enfermo después de entregarle su chaqueta a Patrizia. Sin embargo…

—Argh, por qué yo… —Patrizia se quejó.

—Su Majestad, ¿está mal?

La persona que se resfrió no fue Lucio, sino Patrizia. Eso era demasiado injusto. Ella fue la que tomó prestada una chaqueta, y aun así estaba enferma.

—¿Su Majestad se resfrió recientemente? —preguntó Patrizia con un gemido.

—¿A qué se refiere Su Majestad? —cuestionó Mirya, confundida por la repentina pregunta de Patrizia. La dama de honor inclinó la cabeza—. No… no lo creo.

Entonces no se resfrió a pesar de que estaba usando su chaqueta. Entonces, ¡¿por qué…?! Patrizia cerró los ojos con fuerza. Ella solo debía tener la peor suerte del mundo. Un suspiro cansado salió de sus labios.

—¿Y cómo está él?

—¿Cómo? —Mirya volvió a inclinar la cabeza, pensando que esta pregunta también era extraña. Esta vez, sin embargo, permaneció callada, como si realmente no supiera la respuesta. Patrizia repitió su pregunta en voz baja.

—Su Majestad… ¿está bien?

Tengo tanto dolor, así que me pregunto si está bien, pensó.

Mirya pareció entender lo que Patrizia estaba preguntando.

—Ah, Su Majestad el emperador está bien y saludable.

—¿Es así?

Esa respuesta puso a Patrizia de mal humor. Él estaba afuera conmigo, entonces, ¿por qué soy la única…? Se cubrió los ojos cansados. Le dolía todo el cuerpo por la fatiga.

—Por favor descansa. No hay asuntos urgentes que atender —dijo Mirya.

—Creo que tendré que hacer eso. No quiero que empeore… dile a Nilla que no venga.

—Sí.

Después de decirle a Patrizia que la llamara si necesitaba algo, Mirya salió de la habitación. Patrizia, ahora sola, jugueteaba con la manta con una expresión sombría en su rostro.

Ella estaba sola.

—Esta enfermedad me está haciendo pensar cosas tan ridículas.

Patrizia esbozó una leve sonrisa mientras parpadeaba. Fue entonces cuando una prenda familiar llamó su atención. Ella automáticamente extendió la mano hacia él. La ropa abrigada pronto estuvo en sus palmas. Lo sostuvo cerca de ella.

—Está caliente…

Había pasado un tiempo desde que tomó prestada esta chaqueta y olvidó devolvérsela. Tal vez fue por el pelaje de la chaqueta, pero sintió que la chaqueta estaba cálida. Patrizia respiró hondo antes de exhalar. El aroma de ese hombre permanecía en la prenda. Era cálido pero frío, un olor dulce pero amargo…

15 respuestas a “Dama a Reina – Capítulo 100: Para siempre, si eso es lo que deseas”

  1. NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO porqueeeee, Patriziaaaaa, debiste de salirte de ahí, hubiera sido un nuevo comienzo para tu vida, no todo es lucio.

    1. Desde tu comentario en el capitulo anterior puedo interpretar que no empatizas con la idea de redención, madurar y avanzar. Las relaciones humanas son complicadas, pero el crecimiento emocional personal es ciertamente lo más difícil de entender, es verdad que Lucio no actuo de inmediato, primero por su trauma y segundo es complejo asimilar el cambio, sin embargo fue Rizi quien le dio la oportunidad de avanzar un poco de eso y más importante él la tomó (desde que no negó que Rose había actuado mal en el banquete y claro que le dolió verla morir, estaba viendo a alguien que se aprovecho de él pero también una persona que estuvo junto a el mucho tiempo). Es cierto que no es un santo, pero al final, si se trata de sobrevivir todos haríamos lo que fuese necesario, sin embargo es capaz de reconocer que hizo mal y no busca negarlo, creo que todos podemos merecer una segunda oportunidad para entender nuestras emociones y madurar, y sies necesario expiar pecados… y por cierto Patrizia ya lo quería desde que regreso por el bajo la lluvia.

        1. Parece ser que ustedes serian las personas que le darían una segunda oportunidad a la persona que les hizo pedazos su vida y lo excusarian con el “amor todo lo puede”.
          Creo que todos debemos de ser maduros y esto no es de madurez, ella puede perdonar pero el perdón no significa estar de lado de su abusador, estaba mentalmente inestable pero eso NO es excusa para todas las cosas malas que le hizo a una familia por el simple hecho de que “amo” a otra mujer, basta de romantizar esos actos repudiables.

      1. Concuerdo con tu opinión. El pasado ya es pasado, aunque es difícil olvidarlo se debe seguir adelante, Lucio aprendió de sus errores y quiere avanzar. Denle la oportunidad de ser feliz, y quien mejor compañera que nuestra Rizi. Si son bien compatibles, tienen gustos en común y… ambos quieren superar sus traumas, que mejor remedio que el Amor.

  2. Te estamos viendo…..Jajajajajajaja me acuerda a la película de los Ángeles de Charlie , el tipo de cabello negro que olía los mechones de cabello como si fueran droga🤣🤣🤣🤣eso mismo está haciendo Patricia

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