Dama a Reina – Capítulo 108: Este momento, a tu lado

Traducido por Kiara Adsgar

Editado por Yusuke


—Para ser honesto, nunca pensé que las cosas serían de esta forma —dijo Petronilla.

—¿Qué quieres decir? —preguntó Patrizia.

—Pensé que nunca me casaría. Especialmente desde que “esosucedió en mi vida anterior, como sabes, pero fue él quien me cambió, estaba tan asustada de ese pasado. Estoy muy feliz de poder casarme con él, Rizi.

—Gracias a Dios. Si eres feliz, también soy feliz —dijo Patrizia con una sonrisa.

Petronilla sonrió ante las palabras de su joven hermana.

—¿Y tú, Rizi? Las criadas se han vuelto locas por Su Majestad y su ahora floreciente vida de casados, es todo un romántico.

Patrizia se sonrojo hasta las orejas.

—Eso es todo sobre Su Majestad —respondió ella fingiendo molestia.

Se llevan bien, pensó Petronilla. La cara de Patrizia definitivamente parecía más brillante que nunca. El tipo de expresión que tendría una mujer que es amada y apreciada por sus seres queridos. Petronilla se alegró de no ser la única feliz. Si ella fuera feliz mientras que su hermana menor no, entonces esa no sería la verdadera felicidad.

 Petronilla soltó una carcajada.

—¿Supongo que será difícil para ti asistir a la boda?

—Probablemente —expresó Patrizia con una expresión que Petronilla no pude entender del todo.

—¿Debería estar esperando un regalo monetario de la Familia Imperial? —dijo Petronilla.

—Estamos ajustando nuestro presupuesto. No esperes mucho —bromeó Patrizia antes de reírse. Fue entonces cuando Mirya llamó a la puerta.

—¿Qué pasa, Mirya? —preguntó Patrizia.

—Su Majestad le ha enviado galletas con chispas de chocolate —respondió Mirya.

Petronilla se volvió hacia Patrizia con un jadeo.

—Dios, ¿todavía te está enviando postres?

—Si él no hubiera nacido en la Familia Imperial, probablemente habría sido un pastelero —dijo Patrizia, riendo, antes de quitarle a Mirya un hermoso plato lleno de galletas con chispas de chocolate. Petronilla tomó una del montón y la mordió suavemente.

 —¡Esta delicioso! —exclamó.

 —Está mejorando cada día —dijo Patrizia con aprobación.

 —Santo cielo. Pensar que los está haciendo todos los días a pesar de que fácilmente podría pedir a los chef que probablemente podría instruir a los chefs para que lo hagan.

—Dijo que si hace eso, entonces no sería un regalo sincero —agregó Patrizia con una sonrisa—. Bueno, como pueden ver, me está yendo bastante bien. Así que no tienes que preocuparte tanto por mí.

 —Muy bien, mi hermanita. Mi reina —contestó Petronilla con una pequeña sonrisa—. No me preocuparé. Puedo decir que eres feliz con solo verte. Está escrito por toda tu rostro.

 —Sí, Nill —dijo Patrizia en un tono como si estuviera caminando sobre esponjosas nubes—. Estoy muy feliz en este momento.

—Necesitas seguir siendo feliz de ahora en adelante, ¿de acuerdo?

 —Por supuesto —le prometió Patrizia.

Con esas palabras, Patrizia rió suavemente. Estaba claro que incluso ahora, ella era feliz.

♦ ♦ ♦

La boda de Petronilla se celebró en una hermosa tarde soleada. Petronilla estaba esperando en la habitación de la novia completamente nerviosa.

—Estoy tan nerviosa.

Se había mantenido tranquila y serena hasta la noche anterior, pero cuando llegó el día de la boda, sus nervios comenzaron a dominarla. Inhala, exhala, inhala, exhala, repetía una y otra vez en un intento de calmarse su intranquilo corazón. Fue en ese momento que alguien entró en la habitación. La marquesa Grochester. Llena de alegría, Petronilla saludó a su madre.

—Madre.

—Mi hija, te ves absolutamente hermosa hoy.

Esas palabras no tenían ni una pizca de mentira. Petronilla realmente se veía hermosa. Su vestido de novia blanco, la hacía parecer un ángel.

—¿Es normal estar tan nerviosa el día de tu boda? —le preguntó Petronilla a su madre temblando ligeramente.

—Por supuesto que estarás nerviosa, ya que es un día que marcará el resto de tu vida. Incluso si no fuera el día de tu boda, cualquiera estaría nervioso por un hito tan grande como este. Hija Mía, no huyas de esta ansiedad, abrázala. No sería bueno tomar a la ligera el santo matrimonio.

—Eso es cierto, pero…

Estoy prácticamente temblando. Petronilla tomo un par de respiraciones profundas para calmar sus nervios. Hubiera sido agradable si Rizi estuviera aquí. Como si pudiera oír lo que Petronilla estaba pensando, la marquesa Grochestor habló en voz baja.

—Rizi siempre estará a tu lado, Nilla.

—Disculpa madre, pero ¿qué quieres decir con e…?

—Esos dos asistirán a la boda de hoy. Por supuesto, deben asistir sin ser notados por los demás. Además eso es posible con una boda al aire libre. Por lo tanto, mi hija… —La marquesa Grochester puso una tierna sonrisa en su rostro antes de depositar un suave beso en la frente de Petronilla—. No estés tan nerviosa. Piensa en que tu hermanita está mirándote. ¿Eso te ayuda?

—Sí, lo intentaré.

Una criada entró en la habitación.

—Lady Petronilla, ha llegado el momento —anunció la recién llegada.

A pesar de que le había prometido tranquilizarse, no podía hacerlo, Petronilla miró desconcertada a su madre, que simplemente asintió para calmarla. Petronilla reunió todo su coraje, antes de mostrar una pequeña sonrisa y levantarse de su asiento. No había nada por lo que estar ansiosa o asustada. A diferencia de antes, la persona con la que se iba a casar era alguien que realmente la apreciaba y la amaba.

—Demos inicio a la ceremonia, que entre la novia.

El ministro oficiante de la boda es el duque Witherford. Ante las palabras del duque, Petronilla ocultó su ansiedad lo mejor que pudo antes de comenzar a caminar. Podía sentir los ojos de todas las personas en el santuario fijos en su figura andante.

Petronilla aceptó todas esas miradas y miró al hombre que era su futuro esposo. Parecía completamente deslumbrado al verla. Mi adorable esposo, pensó con una sonrisa. Verla solo hizo que la sonrisa en el rostro de Rothesay creciera.

Mientras, se pronunciaban los discursos de boda por el duque Witherford, que eran bastante extensos. Petronilla detestaba las tediosas formalidades como estas, pero no era como si pudiera decir: “estás alargando esto. Se más breve y conciso” a una persona con el título de duque. Como si él pudiera escuchar lo que ella estaba pensando, Rothesay sonrió levemente mientras tomaba la mano de Petronilla en la suya. Sintiéndose reconfortada por su toque, Petronilla ignoró la incomodidad en sus piernas por permanecer tanto tiempo de pie y enderezó su postura.

—Entonces novio, ¿tomas a esta novia como tu legitima esposa y juras compartir las alegrías y tristezas, amarla a ella y solo a ella hasta que tu cabello se vuelva gris?

Ante esta pregunta, Rothesay respondió sin dudarlo, como si ya hubiera estado preparado para decir esto durante mucho tiempo.

—Hasta que mi cabello se vuelva gris y mi cuerpo se desvanezca, lo juro por mi nombre amarla a ella y solo a ella por el resto de mi vida.

—Novia, ¿tomas a este novio como tu legitimo esposo y juras compartir las alegría y tristezas, amarlo a él y solo a él hasta que tu cabello se vuelva gris?

—Juro permanecer fiel y leal a mi esposo y amarlo a él y solo a él por el resto de mi vida.

—Entonces ahora los declaro marido y mujer, Todos los asistentes son testigos de vuestra unión, sean bendecidos con paz y prosperidad hasta el final de sus vidas.

Con esas palabras, un rugido de aplausos resonó por toda la habitación. Mientras Rothesay y Petronilla caminaban por el pasillo en medio de los aplausos de la congregación, se veían realmente felices. Desde la distancia, una mujer con una túnica los miró a los dos y sonrió en silencio. La escena que había esperado ver durante tanto tiempo se desarrollaba antes sus ojos.

—¿Estás feliz? —le preguntó un hombre, que también usaba una bata blanca, parado a su lado.

La mujer asintió, su sonrisa nunca abandonó su rostro, antes de responder.

—Nunca he sido más feliz en mi vida.

—Entonces es bueno que hayamos venido.

—Gracias.

—En lugar de eso, hay algo más que me gustaría saber de ti.

Ante esas palabras, una sonrisa juguetona cruzó los labios de Patrizia mientras miraba a Lucio que estaba a su lado. Él también estaba sonriendo. En verdad, era un hombre que se veía mejor sonriendo que llorando. Con una hermosa sonrisa, Patrizia le susurró en voz baja.

—Te amo, Su Majestad.

—Te amo más, Rizi.

La pareja que susurró esas dulces confesiones de amor se unió en un beso aún más dulce. Todo parecía tierno el dia de hoy, desde los rayos del sol hasta la fresca brisa de la tarde. Pero ninguno era tan dulce como los dos amantes de pie en medio de todo.

Por primera vez, fue el comienzo de un final feliz para todos.


Kiara
y... hemos llegado al fin de la historia principal de esta hermosa novela, estoy muy feliz de que nos hayan acompañados hasta este momento y al menos podemos estar seguros de que nuestra Patty es feliz junto a su amado Lucio, muchas gracias por leer y nos vemos en los extras.

92 respuestas a “Dama a Reina – Capítulo 108: Este momento, a tu lado”

  1. ¡¡Demasiado hermosa!! 😍😍😍
    Ame demasiado está novela. Estuve tan absorta leyendo que no me di tiempo para comentar. La disfruté mucho, amé y odié a los personajes. Ame la entereza de Patrizia, su astucia. Me tuvo en vilo en cada capítulo preguntándome si conseguiría salir adelante indemne de los planes de Rosemond; por suerte, gracias a su inteligencia, consiguió darle su merecido a esa perr* y conseguir su venganza. A Lucio lo odié en un principio, pero a medida que fue avanzado la historia, me di cuenta de que era un personaje lamentable; un estúpido cegado por el amor, que arrastraba un terrible trauma, del cual se supo aprovechar Rosemond para mantenerlo bajo su control. Por suerte (y gracias a la bondad de Patrizia) fue capaz de abrir los ojos. Si no, hubiera terminado igual que Sovieshu.
    En serio la disfruté muchísimo. 😍😍😍 Ahora toca a leer los extras rezando para que haya un bebé en el futuro de ambos.
    Gracias por dedicarle tanto tiempo y esfuerzo a este proyecto. ¡Son las mejores! 😘😘😘

  2. Waaaaaaa tenía la esperanza de que Rizi estubiera embarazada… Lloroooo, muy lindo todo.

    Gracias, muchas gracias, por todo su esfuerzo y su trabajo.

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