Dama a Reina – Capítulo 19: ¿Estas demente?

Traducido por Kiara

Editado por Yusuke


Ella había escuchado esa voz antes. No era una voz que a menudo llegaba a sus oídos, pero definitivamente le resultaba familiar. Patrizia se dio vuelta para ver a la persona que se acercaba hacia ella.

—Tú… ¿Su Majestad?

—¿Qué haces aquí tan tarde en la noche? —Lucio preguntó.

Se secó las lágrimas rápidamente con vergüenza. El emperador era la última persona en el mundo que quería que la pillara llorando. Ella parpadeó y luego levantó la cabeza hacia su marido que se acercaba.

—¿Qué haces aquí, Su Majestad? —Patrizia preguntó.

—Pregunte primero —le respondió.

Lucio estaba siendo innecesariamente persistente. Patrizia se apresuró a inventar una excusa.

—Solo estaba… mirando la luz de la luna. brilla intensamente y se ve hermosa.

—Todavía hay marcas de lágrimas en tu mejilla.

Patrizia se sonrojó y rápidamente se limpió la mejilla.

—Es solo baba.

Patrizia pudo ver el desconcierto de Lucio, y se sonrojó de vergüenza. Maldita sea, ella cavó su propia tumba.

Lucio sacó un pañuelo del bolsillo, pero ella lo rechazó con una mirada malhumorada.

—Estoy bien —dijo.

A pesar de su rechazo, Lucio seguía tendiéndole el pañuelo. Era grosero rechazarlo, y Patrizia finalmente extendió su mano para tomarlo. Se secó las mejillas y, repentinamente de mal genio, se sonó la nariz con el pañuelo. Muy fuerte también. Le divertía ver a Lucio avergonzarse delante de ella, y sonrió.

—Te lo lavaré y te lo devolveré. No tienes que parecer tan espantado.

—Es un pañuelo precioso. Debes devolverlo —dijo Lucio.

Un precioso pañuelo. Quizás lo obtuvo de Rosemond. Un rencor venenoso rozó la esquina del corazón de Patrizia.

—¿Lady Rosemond te dio esto?

—No.

Pensando que estaba siendo demasiado cruel en esta situación, Patrizia dobló cuidadosamente el pañuelo. No importaba de quién era, lo había usado, y debía lavarlo y devolverlo.

—Gracias.

—¿Estabas llorando?

No le gustaba su franqueza, y mantuvo los labios firmemente cerrados.

Simplemente se quedaron allí en el jardín, y el silencio entre ellos se alargó incómodamente, hasta que finalmente Patrizia no pudo tolerarlo más. Se dio la vuelta para irse, cuando sus ojos se posaron en la cara de Lucio a la luz de la luna. Verlo la sorprendió.

¿Estaba su rostro tan pálido antes?

Parecía más cansado de lo habitual, y gotas de sudor salpicaban su frente. Fue suficiente para despertar su curiosidad, pero al final ella no estaba interesada en sus circunstancias. Estaba demasiado cansada y demasiado ocupada para mostrar preocupación por tal cosa. Se dio la vuelta, hasta que una voz la detuvo.

—No te vayas.

Una sonrisa cínica cruzó el rostro de Patrizia. ¿No quería que ella se fuera? ¿Por qué?

Ella se volvió para mirarlo. Realmente no se veía bien, como si una enfermedad se apoderara de él.

—Su tez no se ve bien, Su Majestad —dijo.

El no respondió.

Ve con lady Phelps. ¿No es ella tu amada mujer? Pensó Patrizia.

—Cualquiera que sea el problema, ella te servirá mejor —dijo Patrizia con una voz sin emociones, y luego se volvió de nuevo. Estaba demasiado cansada para darle lástima o buena voluntad.

Mientras caminaba por los terrenos del palacio, las gotas de lluvia comenzaron a golpear unos, luego dos, y antes de pensarlo ya estaba lloviendo. Patrizia se quitó el chal sobre los hombros, se cubrió la cabeza y comenzó a correr. Después de un rato, recordó que había dejado a Lucio atrás. Ella frunció el ceño. Ya debería haberse ido, ¿verdad? Pero el camino estaba demasiado vacío para que ella lo dijera con confianza. La única forma de llegar del jardín al palacio central era por este camino.

Patrizia se mordió el labio.

No me importa, no tiene nada que ver conmigo, pensó para sí misma.

Corrió hacia adelante con una expresión determinada, pero fue solo por un corto tiempo. Sus pies finalmente se detuvieron, y la lluvia comenzó a empapar su cuerpo.

—Maldita sea. —Ella maldijo por lo bajo. Deseó no haber visto a Lucio antes. Patrizia se dio la vuelta y corrió hacia la otra dirección, con una mirada desesperada en sus ojos.

¿Por qué me importa ese hombre? Se regañó a sí misma. Pero ella no pudo evitarlo, su conciencia le impedía ignorar a un hombre solo y enfermo bajo la lluvia.

—Haah, haah.

Las piernas de Patrizia ardieron mientras corría todo el camino de regreso. Después de una distancia bastante larga hasta el lago, vio a Lucio de pie junto a la orilla. Ella no tenía idea de por qué estaba parado allí con una cara estúpida como si hubiera renunciado a todo en el mundo, pero ahora no era el momento de preguntar. Sus talones se apretaron en el barro mientras corría hacia él. Solo entonces volvió los ojos en blanco para mirarla.

—¿Estas demente?  —gritó a través de la lluvia.

Él no respondió.

—Si te resfrías, será tu culpa.

Lucio permaneció en silencio mirándola.

—Venga. ¿Qué estás haciendo? ¿Te ha pasado algo en la cabeza?

Se balanceaba como un títere, y Patrizia estaba a punto de estallar, pero ella rápidamente reinó con ira y envolvió su chal alrededor de su cabeza, asegurándose de que estuviera cómodo. La acción la avergonzó y seguro que él hubiera preferido que Rosemond hiciera esto, pero Patrizia no tenía otra opción.

—Vamos. —Patrizia instó al emperador—. ¡Su Majestad!

Este hombre debe estar decidido a que lo maten. ¿Realmente quería quedarse aquí y resfriarse? ¿O quería que Patrizia se resfriara y muriera?

—La lluvia se está haciendo más fuerte, Su Majestad.

Lucio permaneció tan silencioso como una estatua de madera, y Patrizia lo tomó del brazo y tiró con fuerza. Si ella lo dejaba aquí, sería responsable de las consecuencias. Extrañamente, él obedeció su toque.

Ella continuamente murmuraba para sí misma: estoy loca, estoy loca, mientras lo arrastraba hacia adelante.

Cuando finalmente salieron del jardín, Patrizia miró hacia el cielo. La lluvia no mostraba signos de disminuir, y esta vez bajó la cabeza para mirar la cara de Lucio. Todavía parecía completamente aturdido. ¿Qué sucedió qué podría hacer que una persona se volviera loca en poco tiempo?

—¿Te importa si te llevo al palacio central?

Aún no se sabe nada. Tal vez realmente perdió la razón. Patrizia se preocupó por lo que le sucedió tan de repente.

—¿Podría decir algo, Su Majestad? ¿Estás tratando de matarme enfermándome? ¿O esperas que los dos nos resfriemos y muramos juntos? ¿Es así?

Patrizia sintió que se estaba volviendo loca. ¿Desde cuándo se volvió tan frustrante tratar con él? Ella decidió no perder el tiempo con más preguntas y actuó. Si ambos se quedaran aquí demasiado tiempo, se enfermarían. Ella quería llevar a este hombre al palacio central, pero estaba demasiado lejos de aquí. Finalmente, se vio obligada a elegir su opción menos favorita.

—Su Majestad, iremos a mi palacio y nos secaremos. De lo contrario, ambos podríamos estar en grandes problemas.

Lucio también guardó silencio esta vez, pero Patrizia no esperaba una respuesta en este momento. Ella lo arrastró hacia el palacio de la reina, y él lo siguió en silencio.

Cuando llegaron, las criadas reaccionaron con asombro, en primer lugar porque ella apareció con el emperador, en segundo lugar porque ambas parecían haber salido del océano. Patrizia ignoró sus miradas y lo llevó a su habitación.

—Su Majestad… ¿qué es esto…? —Mirya dijo con los ojos muy abiertos.

—Te lo explicaré más tarde. Enciende la chimenea y trae toallas secas y té.

—Sí, mi señora —respondió Mirya, y se apresuró a cumplir con sus pedidos.

Patrizia le quitó el chal a Lucio, que todavía parecía un hombre muerto caminando. Su pijama de seda estaba saturado de agua, y la delgada tela se aferraba a su cuerpo, revelando las sutiles formas de sus músculos cuerpo. A Patrizia, sin embargo, no le importó esto, y sintió la necesidad de quitarse el camisón de muselina. Estaba completamente mojado también, y la tela se pegó desagradablemente a su cuerpo.

Lucio no reaccionó, pero Patrizia estaba algo avergonzada y pensó que debería cambiarse de ropa cuando Mirya regresara. Mirya y las criadas trajeron todos los artículos que solicitó antes de lo que esperaba, y secaron a Lucio por orden de Patrizia. Patrizia le dijo a su dama de compañía que iba a cambiarse, luego llevó varias toallas con ella al vestuario.

Poco tiempo después, Patrizia salió de la habitación con un camisón blanco seco. Se palmeó el cabello mojado cuando vio a Lucio durmiendo en una silla.

—¿Por qué está durmiendo el emperador en mi habitación? —dijo Patrizia sorprendida.

Mirya se encogió de hombros como símbolo de derrota. No importaba lo que le sucediera al emperador, no era su lugar despertarlo. En cualquier caso, la lluvia seguía cayendo sin cesar.

— Mirya, trae a Su Majestad a mi cama. —Patrizia instruyó con un suspiro.

—¿Pero qué hay de ti, Su Majestad? ¿Dónde vas a dormir?

 —¿No hay una habitación vacía al lado? Puedo dormir ahí. Enciende la chimenea allí.

—Puedes dormir junto con él —comentó Mirya, pero ella cerró la boca cuando Patrizia la miró. Ella no tenía intención de compartir una cama con él, al menos por ahora. Quizás cuando llegara el momento de producir un heredero, ella lo haría.

—Por favor cuida a Su Majestad —dijo Patrizia—. Estaba empapado hasta los huesos y puede estar enfermo.

—Entendido, Su Majestad.

Después, Patrizia salió de la habitación sin ningún arrepentimiento. Con una mirada cansada en su rostro, se tumbó en la cama fría en la habitación vacía, donde la chimenea aún no había sido encendida. Como era vulnerable a resfriarse esta noche, era importante que descansara profundamente.


Kiara
Ella preocupada y yo aquí gritando, dejalo, dejalo, que él de todas formas no te lo agradecerá.

11 respuestas a “Dama a Reina – Capítulo 19: ¿Estas demente?”

  1. yo realmente no siento adversidad por este protagonista, no la amaba y ya, que desesperanzador deberia ser no poder casarte con la persona que amas, asi que entiendo su trato frio cuando siente que la posicion de esposa no deberia ser de patty. ademas hay muchos mas protagonistas masculinos que si son unos imbeciles, como rube o Igor, vale mato a su familia por traicion, pero bajo la acusacion de que su hermana intento aseseniar a su hijo y a su concubina, obiamente esto es falso pero no sabemos si el de verdad pensaba que era real, ademas teniendo la posicion de emperador era facil desacerse de cualquiera que se interpusiera en su camino, era algo logico, pues cuando hugo tarar (de Lucia) creo una masacre en su territorio matando a niños inocentes ninguna lectora lo trato mal, a el emperador lo odian por que lo que hizo afecto directamente a patty. asi que yo te apoyo majestad (se me olvido el nombre :v)

      1. Pues no, es un rey estupido, pues una reina no está por bonito, por lo menos en esta historia, y claramente en los últimos capítulos vimos lo que la arpia de concubina hizo con tal de afectar a la reina.

        Lo que me decepciona es que se deja influenciar por lo de abajo en vez de lo de arriba.

        Ruve fue envenenado junto con tía, así que no lo odio tanto
        Igor es un amor, si no leíste la novela completa no juzgues, de hecho Igor merecía algo mejor que Rhianan a mi punto de vista

    1. Sé que es frustrante pero ella no podía dejarlo ahí, él es la cabeza de ése Reino si el cae ella cae también, qué el pueda morir pone en peligro la posición de Riz.
      Él no parece ser un completo imbécil ya que sí antepone el bienestar de su puesto antes que la otra mujer, al parecer algunas neuronas aún le funcionan, fué engañado por la otra tipeja de alguna manera habrá que seguir leyendo para entender por qué cayó tanto con ésa mujer.

      Aunque sí estoy de acuerdo con los otros comentarios, él debió ser más precavido con las personas que se le acercan y la forma en que sucede el hecho, sí la otra mujer lo sedujo inicialmente no debió pensar que era un pan de Dios.

    1. Mi niña, me asombra la verdad, yo en su lugar dejo que se quede allí se enferme y se muera, así manda por un tubo a esa arpía y pues todos felices… ha ha ha ha 😤😤😤

      Muchas gracias por el capítulo 🌸💜🌸💜

Responder a Eli Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido