Dama a Reina – Capítulo 2: Seré la candidata a reina en lugar de mi hermana

Traducido por Kiara

Editado por Yusuke


Patrizia no podía explicarlo con el conocimiento que tenía, pero esta era la realidad. Había regresado a la época en que tenía diecinueve años. Su hermana estaba parada innegablemente delante de ella, viva y respirando. Los ojos de Petronilla eran tan claros como un lago y estaban llenos de preocupación.

Patrizia recordó momentáneamente el último recuerdo de su vida anterior. Su querida hermana Nilla, muriendo en la miseria y el amor. Si esta era realmente una nueva vida… entonces Dios se había compadecido de las hermanas y les había dado otra oportunidad…

Entonces ella…

—Hermana mayor —dijo Patrizia.

—¿Hmm? ¿Qué pasa, Rizi?

—No tenemos que sortear. —Patrizia no permitiría que se repitiera la tragedia del pasado.

—¿Por qué? —pregunto inocentemente Petronilla, pero Patrizia solo le dedico una sonrisa amarga.

—Seré yo.

Ella sería reina en lugar de su hermana.

—Seré la candidata para la selección de reina.

Petronilla no podía entender a su hermana. Ayer, Patrizia había declarado claramente que no quería. ¡Ahora era como si se hubiera convertido en una persona completamente diferente! Fue un cambio que Petronilla no entendió, pero se alegró de no tener que ser reina. Sin embargo, no sabía cómo articular sus palabras, así que trató de asegurarse.

—¿En serio? —preguntó Petronilla.

—Sí.

—¿No vas a cambiar de opinión?

—No lo haré. —La voz de Patrizia se afirmó—. No la cambiaré, nunca.

—¡Yay! 

Petronilla miró ansiosamente a su hermana. 

—Vayamos al estudio y hablemos con padre.

♦ ♦ ♦

El marqués Grochester es un hombre de cuarenta y dos años de edad, y actualmente, estaba reflexionando profundamente sobre cuál de sus dos hijas debería ser enviada para el proceso de selección de reina. Era poco probable que la personalidad alegre de Petronilla encajaría con la Familia Real, mientras que Patrizia se adaptaría mejor por su tranquila compostura.

Mientras continuaba deliberando sin cesar sobre el tema, un golpe en la puerta interrumpió sus pensamientos.

—¿Quién es? —preguntó.

—Es Nilla, padre.

—Ah, entra.

Dio la bienvenida a sus dos hijas a su estudio. Se preguntó por qué habían venido a visitarlo tan tarde, pero primero preparó té. Después de dejar las tazas de té caliente de Assam, finalmente habló.

—¿Por qué están despiertas tan tarde? —preguntó.

—Tenemos algo que decirte. —La cara de Petronilla estaba iluminada por la emoción, y el marqués supuso que algo bueno debio haber sucedido.

Petronilla tomó un par de sorbos de su té antes de hablar. 

—Rizi quiere hacerlo. Ser la candidata a reina.

—¿Es eso cierto?

—Sí, padre —respondió Patrizia en voz baja, dejando su propia taza sobre la mesa de cristal con una expresión tranquila—. Seré yo.

—Bien…

Esa fue una buena noticia. Aunque el marqués había agonizando durante mucho tiempo por su decisión, en realidad, el carácter de Nilla no era adecuado para la vida estricta y autoritaria del Palacio Imperial. Mantuvo su rostro suave cuando Rizi dijo que ella sería la reina, pero por dentro estaba contento de que la decisión de ambas fuera la más acertada.

—¿Estás siendo voluntaria? —dijo suavemente a Patrizia.

—Sí.

Al escuchar la respuesta de Patrizia, el marqués Grochester apartó la mirada por un momento y luego se volvió hacia ella. 

—Eso es genial. Nilla, es tarde, así que deberías irte a la cama ahora. Rizi, quédate un rato.

Petronilla asintió con la cabeza. 

—Sí padre. Buenas noches, Rizi. Te veré mañana. —Luego dejó el estudio con ligereza en su paso, dejando solos al marqués Grochester y Patrizia en la habitación. El marqués terminó su té caliente y retiró los labios de la taza.

—¿Realmente eres voluntaria, Rizi?

—Sí, padre —respondió Patrizia con voz apagada.

—Me pregunto por qué cambiaste de opinión tan rápido —dijo, con su mirada fija en los ojos negros de su hija—. ¿Hay alguna razón especial?

—Ninguna en absoluto. Solo pensé que si cualquiera de las dos tendría que ir a la selección, soy la mejor opción.

La ley imperial establece que la reina debe provenir de una familia de al menos el rango de marqués y tener entre 18 y 20 años de edad. Como las hijas del marqués Grochester eran elegibles, se le exigió que presentará una candidata.

Patrizia fue repentinamente golpeada por la ansiedad. 

—¿O querías que fuera mi hermana? —preguntó, pero afortunadamente la respuesta no fue desfavorable.

—No —dijo el marqués Grochester, sacudiendo la cabeza—. En realidad, esperaba que fueras tú.

—Ya veo. 

Patrizia entendió el porqué sin preguntar. Desde la perspectiva de su padre, es posible que se sintiera mejor enviando a una hija tranquila. Ella no tendría ninguna queja o tristeza por la situación.

—Entonces, dentro de una semana, iré al palacio —dijo Patrizia resueltamente.

Cinco candidatas a la reina se reunirían en el Palacio Imperial para una serie de pruebas de una semana. Después de eso, solo una de ellas sería elegida como reina.

El marqués asintió, luego habló con voz temblorosa. 

—Pareces bastante calmada, Rizi. Sé que generalmente mantienes la cabeza fría, pero de alguna manera… actúas como si ya estuvieras acostumbrada a esto.

Patrizia sonrió ante las palabras de su padre. Era un recuerdo doloroso que quería desesperadamente cambiar. Sin embargo, ella no podía decir la verdad.

—Tuve un sueño —mintió.

—Ya veo. —Él se rió entre dientes.

—Volveré, padre.

Habría cinco candidatas a reina, pero solo una sería elegida. Las otras cuatro candidatas volverían a sus vidas originales y eran libres de casarse con cualquier otro noble, tal como lo hizo la madre de Patrizia.

Incluso en el pasado, Patrizia no soñaba con ocupar un puesto tan elevado como reina, pero estaba aún más decidida a no hacerlo en esta vida. Incluso si era solo un recuerdo, tampoco quería casarse con el hombre que era su cuñado. Eso no era moralmente correcto.

Ella trató de darle a su padre una sonrisa brillante. 

—¿No te agrada esa idea?

—No, por favor regresa sana y salva. —Besó a su preciosa hija ligeramente en la frente y susurró—. Todavía no quiero entregar mi princesa a nadie más.

♦ ♦ ♦

Patrizia regresó a su habitación y se desplomó en su cama. Habían pasado menos de dos horas después de que ella había regresado al pasado, y ya había cambiado enormemente su futuro. Originalmente, Nilla había sorteado y le había dicho a su padre que ella sería la candidata a reina. Patrizia se mordió el labio.

Ninguno de las dos había querido ser reina. Patrizia había leído en los libros de historia que el puesto era una espada de doble filo y qué peligros terribles acechaban a quien lo ocupada. La terrible tragedia del pasado sólo consolidó aún más esa línea de pensamiento.

Y, bueno, Nilla siempre fue una soñadora. Anhelaba una vida de cuento de hadas y quería al príncipe encantador en un caballo blanco. La posición de reina, de manera realista, estaba más cerca de una vida de maniobras políticas y traición, y apenas era atractiva para una mujer joven como Nilla.

Entonces, en el pasado, las dos hermanas decidieron dibujar, y el resultado final fue la muerte de Nilla. Cuando Patrizia contó esta información, sus labios comenzaron a sangrar por lo fuerte que los estaba mordiendo.

Ella había regresado al pasado y ya había cambiado el futuro al elegir ser la candidata en lugar de Nilla. Quizás entonces el trágico pasado donde ella y su familia fueron asesinados no se repetiría.

El hecho de que ella fuera la candidata no significaba que se convertiría en reina. E incluso si lo hiciera, aún podría vivir una vida diferente. Cualquier cosa sería cien mil veces mejor que la pesadilla de su última vida.

—Eso fue dentro de tres años.

El futuro era maleable, y ella lo cambiaría con seguridad. Era difícil imaginar cómo sería el futuro, pero al menos podía evitar las tragedias pasadas. Ella haría todo lo posible para evitar que sucediera. Su hermana podría tener el final feliz que se merecía.

— Lo haré de esa manera —prometió Patrizia. Ella sería la candidata a reina, y posiblemente incluso la reina, y borraría las cicatrices de su memoria.

♦ ♦ ♦

Una semana después, las cinco candidatas a reina fueron decididas. Eran: lady Raphaela hija del marqués Bringstone, lady Greta, hija del conde Arjeldo, lady Barbara hija del marqués D’avar, lady Tricia hija del duque Vasi. Y finalmente, Patrizia misma. En su última vida, se esperaba que la señorita Tricia se convirtiera en reina, pero de alguna manera Petronilla la había superado. Mientras tanto, Patrizia quería evitar convertirse en reina tanto como sea posible.

Cuando finalmente llegó el día en que Patrizia partiría hacia el Palacio Imperial, Petronilla agarró con fuerza las manos de Patrizia.

—Rizi, no pido nada más, pero ten cuidado, ¿de acuerdo? —dijo Petronilla con lágrimas en los ojos.

La mirada de Patrizia se suavizó mientras miraba a su hermana. Hace tres años, ella había hecho exactamente lo mismo. Había agarrado las manos de Petronilla con fuerza antes de irse al Palacio Imperial, y le había dicho que se cuidara. Petronilla había vuelto a salvo, afortunadamente, pero esa vez se había convertido en la reina.

Patrizia le ofreció a su hermana una sonrisa amable. 

—Te extrañaré, Nilla.

—Tambien lo hare, Rizi. Nunca antes habíamos estado tan separadas… 

Habían pasado diecinueve años desde que compartieron el mismo útero, y habían sido inseparables desde entonces. Otras personas pueden hablar y decir: “Es solo una semana”, pero esta era la primera vez para las dos hermanas. Patrizia tomó a Petronilla en sus brazos y la abrazó como un bebé.

—No puedes venir al palacio, ¿entiendes? —dijo Patrizia.

Fue una advertencia basada en conocimientos previos. En la última vida, Petronilla había insistido en que no quería ser reina, pero se enamoró del emperador a primera vista. Ella había hecho todo lo posible para ser su esposa desde entonces. Por supuesto, Petronilla no era candidata ahora, pero valía la pena ser cautelosa.

Petronilla soltó una risita. 

—¿Me crees estúpida? No tengo intención de deshonrarte a ti ni al apellido, así que no te preocupes.

—Sí.

Patrizia le dio a Petronilla una palmada finalmente en la espalda, luego se volvió hacia sus padres.

—Volveré.

—Sí, Rizi. Solo ten cuidado, como dice tu hermana.

—Sé que te portarás bien, hija mía.

Patrizia casi quería llorar por la preocupación en la voz de sus padres, pero afortunadamente fue salvada por una criada que apareció a su lado. Dio un breve abrazo a sus padres, luego finalmente abordó el carruaje hasta el palacio.

Fue el comienzo de un pasado cambiado.

9 respuestas a “Dama a Reina – Capítulo 2: Seré la candidata a reina en lugar de mi hermana”

  1. Lo que me encanta de ella, es su cabeza fría para tomar decisiones. Y siempre está atenta a los imprevistos que puedan surgir. Es decir su personalidad es de ir un paso adelante

    Muchas gracias por su trabajo.

  2. Me gusta mucho de esta historia que desde el inicio decidió cambiar TODO y no se apegó a nada de lo que había pasado en su anterior vida. Me parece una mujer decidida y autónoma 😉 Gracias por traernos esta novela traducida 🙂

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