Dama a Reina – Capítulo 3: Nombre tabú

Traducido por Kiara

Editado por Yusuke


—Son las ladies Raphaella hija del marqués Bringstone, Greta hija del conde Arjeldo, Barbara hija del marqués de D’Avar, Patrizia hija del marqués Grochester, y por último Tricia hija del duque Vasi. Pero, ¿por qué quieres que te diga esto? —dijo un hombre con voz de desaprobación, y la mujer que lo escuchaba le devolvió una sonrisa encantadora.

—¿Por qué? ¿No puedo no saberlo?

—¿Por qué quieres saber?

—¿Por qué no? —dijo la mujer lánguidamente—. ¿No debería saber tu amante el nombre de las candidatas a reina?

El emperador Lucio frunció el ceño en respuesta. Su Rosemand siempre había susurrado palabras dulces en sus oídos, y a menudo resultaba así. Pero su capricho era parte de su encanto.

Lucio le sonrió gentilmente.

—¿Por qué estás celosa?

—¿Por qué eso importa? Solo soy tu amante sin nombre —respondió Rosemond con un puchero. Había estado al lado de Lucio durante casi un año, pero no fue reconocida como una concubina oficial ya que el asiento de la reina estaba vacante.

—Te daré el título tan pronto como se elija una reina —dijo Lucio en un tono comprensivo—. ¿Eso te satisface?

—No sé —respondió ella. En verdad, había estado satisfecha con su situación durante mucho tiempo, pero decidió fingir estar molesta. Ella no sabía cuánto tiempo estaría con él.

—Sabes que eres la única que quiero, ¿hmm? —ronroneó Lucio.

—No lo sé. Tienes que expresarlo más —continuó Rosemont petulantemente—. Su Majestad, Lucio. No tengo título, e incluso las criadas me ignoran. No tienes intención de dejarme sola, ¿verdad?

La expresión de Lucio se tornó tormentosa ante sus palabras.

—¿Quién te está tratando de esta manera? —dijo con voz mordaz.

Una sonrisa se extendió por los labios de Rosemond. No había criada que se atreviera a ser irrespetuosa con la amante que estuvo con el emperador durante un año. Por supuesto, el emperador Lucio no lo sabría. Rosemond se aclaró la garganta y rápidamente cambió de tema.

—Entonces, ¿es una promesa? Me entristece ser ignorada.

—No te preocupes, Rose —murmuró Lucio, acariciando el cabello rosado de Rosemond—. Puede que seas una baronesa, pero al final serás reina.

—Oh —exclamó sorprendida.

La cosecha fue mejor de lo que Rosemond esperaba. Estiró la boca en una amplia sonrisa y dejó escapar una risita tintineante. Ella nunca esperó que él le concediera el asiento de la reina.

—Dices eso muy fácilmente cuando ni siquiera has mirado a las candidatas a reina.

—Los candidatas no tienen otra opción, y soy yo quien elegirá a la reina. Puede que ahora no sea posible, pero algún día, definitivamente…

Lucio bajó la cabeza para permitir que sus labios recorrieran su suave cuerpo, y Rosemond lanzó un gemido alentador. Su toque se hizo más ansioso mientras trabajaba.

—Te acostaré en la cama de la reina.

Oh, eso fue emocionante de imaginar. Qué éxtasis poder compartir su amor en la cama de la reina. Rosemond dejó escapar una risa coqueta y con entusiasmo sujetó a Lucio por sus firmes hombros.

♦ ♦ ♦

—Hemos llegado, lady Patrizia.

Patrizia le ofreció una amable sonrisa al conductor fuera del carruaje.

—Gracias.

Silencioso como un fantasma, un sirviente apareció del palacio y se acercó a ella.

—Por favor, sígame, mi señora.

Patrizia asintió en reconocimiento. El criado la llevaría a su habitación donde se quedaría por una semana.

Ella comenzó a seguir al criado sin decir una palabra. Sin embargo, cuanto más sus pasos la llevaban al palacio, más inquieta se sentía.

Ella seguía pensando en su vida pasada. Cuando Nilla finalmente fue elegida para ser reina, invitó a Patrizia y a su madre a la habitación donde se hospedaba. Era la misma habitación hacia la que Patrizia estaba caminando en este momento.

La extraña incomodidad de los viejos recuerdos la hizo fruncir el ceño, pero pronto su rostro volvió a su expresión original. No pudo evitar estar obsesionada con la realidad pasada y actual.

Finalmente, los pasos del sirviente se detuvieron, y ella se detuvo fuera de la habitación. Una mujer la estaba esperando en el pasillo, y cuando Patrizia le vio la cara, casi se echó a reír.

Mirya.

—Mi nombre es Mirya. Serviré a la candidata a reina, lady Patrizia.

Mirya había sido la dama de compañía de Petronilla. Había defendido la inocencia de Petronilla hasta el final, pero la pobre mujer terminó con su vida en la horca. Una opresión apretó el pecho de Patrizia que le resultó difícil de explicar.

Ahora esa pobre mujer, que solía ser la dama de compañía de su hermana, era suya. Pensar en ello hizo que Patrizia llorara por dentro, pero no dejó que se notara en la superficie.

—Es un placer conocerte, Mirya.

Por supuesto, Patrizia ya no tenia 22 años, sino 19 años y ahora era una candidata a reina. No podía permitirse el lujo de comportarse descuidadamente. Cuando Patrizia entró en la habitación, Mirya la ayudó a ponerse un vestido reservado solo para las candidatas a reina. Mientras la dama de honor trabajaba, ella explicó el próximo horario.

—Las candidatas reina se quedarán aquí por una semana. Habrá un total de tres pruebas, y cada ronda se realizará cada dos días a partir de mañana. ¿Tiene usted alguna pregunta?

—Ninguna, Mirya. Gracias —dijo Patrizia secamente. Ya había experimentado indirectamente el proceso de selección una vez, por lo que no tuvo más consultas.

Después, Mirya comentó que Patrizia debió haber estado caminando mucho y la alentó a descansar, y luego se fue con las otras criadas.

Ahora sola en la habitación, Patrizia fue a sentarse en la cama. No quería acostarse, pero tan pronto como hizo contacto con el suave colchón, sintió una repentina necesidad de hacerlo. Se recostó y miró al techo.

—Rosemond… —murmuró ella. Ese nombre seguía siendo tabú. Patrizia recordó a la mujer de su memoria.

Rosemond Mary la Phelps. Aunque era la concubina no oficial del emperador, tenía el título de baronesa. Y en el pasado… fue la baronesa Phelps la que llevó a Patrizia y su familia a la destrucción. Patrizia cerró los ojos con fuerza.

Había otra razón por la cual ella y Petronilla no querían postularse para convertirse en candidatas a reina. Se rumoreaba en los círculos sociales que Rosemond había sido la amante del emperador desde que ascendió al trono hace un año. El rumor resultó ser cierto, como se evidenció cuando Petronilla se había convertido en reina. Ese hecho probablemente todavía no había cambiado. No había mejor arma que tener el favor de divino del emperador. Ya había sido probado una vez por las muertes de los Grochester en el pasado.

Si por casualidad, Patrizia tuviera la mala suerte de convertirse en reina, preservaría su vida tanto como pudiera. Ignoraría al emperador y su concubina tanto como sea posible. Su objetivo era emerger viva como la vencedora final.

—Primero… veamos si puedo perder la primera prueba mañana.

La mejor opción, por supuesto, era no ser reina. Produciría el resultado más positivo, y todos sus problemas podrían desaparecer como una burbuja reventada. Ella no deseaba ser reina en ningún caso. Vivir en el palacio como parte de la Familia Imperial solo la pondría bajo un tremendo estrés.

♦ ♦ ♦

Todas las candidatas a reina vestían vestidos blancos lisos, simbolizando la pureza e igualando su apariencia en la justicia para la proyección. Incluso este simple atuendo solo se puede usar cuando lo otorga la Familia Imperial. Patrizia lo consideró conveniente. No tenía que esforzarse para vestirse todos los días.

Entonces la reina del Imperio Mavinous no era simplemente una sirvienta o compañera del emperador, sino una igual a él cuando se trataba de gobernar. Debido a la importancia del puesto, el proceso de selección de candidatos se llevó a cabo frente a los nobles, así como al propio emperador.

—¿Estás nerviosa, mi lady? —preguntó Mirya.

Patrizia esbozó una leve sonrisa. Ella no estaba nerviosa. Ella estaba donde necesitaba estar. Además, fallar sería la mejor opción. No había necesidad de estar ansiosa, pero…

Ese hombre.

El emperador. El hombre que una vez fue su cuñado. El hombre que ordenó la destrucción de toda su familia. Patrizia no tuvo una pelea directa con el emperador, y se arrepintió de él de alguna manera. Su hermana Petronilla fue condenada a muerte por acusar a Rosemond de abortar, junto con el intento de matar al emperador.

Desde el punto de vista del emperador, el castigo era inevitable. En el primer caso, había cierto margen para la deliberación, pero en el segundo, se trataba de un delito equivalente a la traición. Si miraba a su familia sin ninguna subjetividad, su final era claro.

Patrizia no sabía exactamente qué había sucedido en los últimos días de su anterior vida, aparte de alguna información que había recogido aquí y allá. Nadie, ni siquiera el marqués Grochester y Petronilla, le dijeron toda la verdad. Quizás ni siquiera la sabían.

Patrizia se liberó de sus pensamientos y respondió a su dama de compañía.

—Está bien, Mirya.

Eso era cosa del pasado, pero ahora estaba allí para cambiarlo. Ya había alterado la cadena de eventos al convertirse en candidata a reina. Y así… era posible que la tragedia de esa época no volviera a suceder.

♦ ♦ ♦

—Entren —dijo la duquesa Ephreney con autoridad. Las cinco candidatas a la reina cruzaron la puerta con pasos silenciosos. Cuando entraron a la corte, la mirada de todos se volvió hacia ellos.

Fue una experiencia enormemente incómoda. Patrizia suspiró internamente, pero externamente desempeñó el papel de la noble perfecta.

—Lady Patrizia hija del duque Grochester, lady Raphaella hija del marqués Bringstone, lady Greta hija del conde Arjeldo, lady Barbara hija del marqués d’Avar y lady Tricia hija del duque Vasi. Han ingresado un total de cinco candidatas a la reina.

Patrizia detestaba la sensación de ser subastada como un animal, y se burló mentalmente.

—El primer tema será anunciado por la duquesa Ephreney.

Quién sería elegida como reina estaría determinado por tres pruebas. Dos nobles y luego el emperador anunciarían el tema en cada prueba en orden, y las evaluaciones serían discutidas por tres nobles junto con el emperador. Otros nobles podrían desafiar la decisión tomada por los cuatro, pero esa era una práctica que rara vez se usaba.

—Este es el primer tema —anunció la duquesa Ephreney.

El aire estaba cargado de expectativas silenciosas. Patrizia recordó de repente el primer desafío que el marqués Grochester le había dicho hace tres años.

5 respuestas a “Dama a Reina – Capítulo 3: Nombre tabú”

    1. sera dificil T.T ya que esa estup.. es la amante de verdad, se “aman” por asi decirlo xddd cambiar eso esta dificil, que ansiedad !!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido