Dama a Reina – Capítulo 56: Diez años atrás, el día que murió

Traducido por Kiara Adsgar

Editado por Yusuke


Este capítulo entra en detalles con el abuso físico y psicológico, leer bajo su propio riesgo.

Era una idea cruel, pero podía hacerlo. Los continuos ataques harían que cualquier persona, perdiera el sentido de lo que es correcto o incorrecto, y cuando se golpeaba el cuerpo, se buscaría cualquier opción con tal de salvarse.

Para aquel niño, esa idea era su mecanismo de defensa. Creía que realmente podría morir si Alisa lo golpeaba por más tiempo.

—Su Majestad… perdóneme —expresó a pesar de sus labios heridos.

La paliza se detuvo de inmediato. Eso no significaba que su cuerpo no doliera como el infierno, y el dolor a menudo llegaba tarde.

La sangre goteaba de las heridas del niño, y Alisa sonrió dulcemente.

—¿Debo parar?

—Por favor, Su Majestad… por favor perdóname…

—¿Entonces matarás por mí?

Ella colocó una espada en su mano. Era tan pesada que casi lo deja caer, pero no quería saber qué tipo de castigo sufriría si lo hiciera. Apretó la mano sobre la empuñadura de la espada.

La reina Alisa se inclinó y expresó con voz melosa.

—¿Quieres que me detenga?

—Heug… sí, Su Majestad. Por favor —rogó el niño, pero Alisa actuó como si no le importara lo que dijo.

—Entonces mata…

Los ojos del muchacho temblaron, mientras miraba la espada.

—Tienes un minuto para quitarle el aliento a esa mujer.

—Ah…

El niño miró a su madre con desesperación, pero ella permanecía tranquila, como si no hubiera pedido algo tan loco como ordenar a su único que asesinara a alguien. El corazón del muchacho se hundió al considerar sus opciones. Si no mataba a la mujer, la paliza seguramente comenzaría de nuevo, y tal vez realmente moriría. Ya no quería sufrir ese terrible dolor.

Lentamente levantó la hoja del suelo, un sonido áspero salió de su garganta que no sonó ni humano, ni animal. Sus piernas temblaron violentamente por el dolor, y se preguntó si uno de sus huesos estaba roto.

Las mejillas del niño estaban manchadas de lágrimas y sangre mientras se acercaba a la mujer atada a la silla. Estaba cubierta por la tela blanca, pero también parecía saber que la muerte estaba cerca. La tela blanca cerca de sus ojos, estaba húmeda.

—Lo siento —dijo el niño.

El quería vivir, anhelaba vivir. Estaba lleno de miedo y arrepentimiento. Nunca podría perdonarse a sí mismo por matarla. Nunca podría… y aun asi, lo hizo.

Perdió la cuenta de cuántas veces empujo la espada en el cuerpo de la mujer. Parpadeó cuando la sangre salpicó su rostro. No fue hasta que la tela blanca se tiñó de rojo que finalmente se detuvo, luego dejó caer la espada con una mirada en blanco en su rostro. La espada cayó y salpicó sangre en el suelo. La sangre también le manchó las piernas y la cara.

Volvió los ojos hacia Alisa, con la boca abierta como un tonto aturdido. Ella estaba sonriendo. El chico sintió que se había vuelto loco. Pensó que Alisa también debía estar loca.

La mujer estaba muerta. La había matado después de que Alisa se lo ordenó. Aunque Alisa no lloró, en cambio mostró una amplia sonrisa en su rostro. ¿Estaba feliz por la persona que acababa de morir?

El chico habló con voz entrecortada.

—Ahora… por favor… perdóname.

—Lucio. —Alisa soltó una risa tintineante y se acercó a él.

El niño ya no tenía fuerza extra en sus extremidades. Si ella decidía golpearlo ahora, él realmente sentía que iba a morir. O tal vez él quería. Miró a Alisa con los ojos hundidos mientras ella avanzaba hacia él. Su sonrisa era terriblemente hermosa.

—Felicitaciones. Finalmente le has quitado la vida a alguien.

Estaba celebrando algo que una madre nunca debería celebrar. Ante sus palabras, el niño comenzó a sollozar. Alisa frunció el ceño como si encontrara el ruido irritante. Sin embargo, esperó pacientemente, y cuando su llanto se calmó, volvió a hablar.

—Lucio ¿Quitarás la tela que la cubre?

No podía entender ¿por qué le pedía eso?

—Rápido ahora.

Eso fue lo último que el niño quería hacer. Sin embargo, él ya había matado a una persona, y no había nada peor que pudiera suceder en este momento. Estiró sus dedos temblorosos y retiró la sábana manchada de sangre.

Los ojos del cadáver estaban desorbitados y llenos de lágrimas que corrían por sus mejillas. Las otras damas de honor a su alrededor parecían enfermas con solo verlo, pero el niño, responsable del asesinato de esta mujer, no sintió nada. Su mente ya estaba completamente abrumada por sus acciones…

—Ella está muerta —dijo aturdido.

—Sí, está muerta —repitió Alisa con una sonrisa—. Lucio —le llamó con voz amable.

Pero él no respondió.

—Lucio.

—Sí…

—¿Sabes quién es esta persona?

Ante la pregunta, el niño estudió a la mujer muerta por primera vez. Parecía de la misma edad que Alisa. Su rostro era hermoso y por su sencillo vestido color crema supuso que era una dama de compañía.

—¿Es una dama de honor? —preguntó el chico con una voz sin emociones.

—Similar a eso. ¿Qué más podría ser?

El niño no tenía curiosidad, en realidad, solo quería limpiarse rápidamente la sangre y acostarse. No, tal vez solo quería morir. Solo quería escapar de esta situación, incluso por un momento.

La lluvia se convirtió en un diluvio y los rayos cayeron sobre el cielo. Las damas de compañía que las acompañaban movieron los pies como si quisieran irse, pero no podían hacer nada sin el permiso de la reina Alisa.

La lluvia era un rugido sordo en el oído del niño, y Alisa se inclinó con una sonrisa y le susurró.

—Ya que hoy es tu cumpleaños, ¿quieres que te cuente una historia divertida? En realidad no te di a luz, mi dulce niño.

Dulce niño. El muchacho se dio cuenta de que ese apodo no encajaba entre ella y él.

Sonrió ante la sorprendente revelación de que Alisa no era su madre biológica. Sí, eso tenía que ser verdad. Sería más impactante si lo fuera. Estaba casi aliviado.

Sin embargo, las siguientes palabras de Alisa forzaron su expresión a endurecerse.

—Tu madre está viva. No, mas bien ella estaba viva.

Fue en tiempo pasado. El niño comenzó a temblar ante la nauseabunda verdad que se arrastraba sobre él. No, no puede ser. No tenía sentido.

—Pero tú la mataste.

¿Él lo hizo…?

—Bien hecho.

En ese momento, una emoción que nunca antes había sentido se apoderó de todo su cuerpo. Un sentimiento que muy pocas personas puede llegar a experimentar, incluso una sola vez en sus vidas. Pero si hubiera una forma de expresarlo sería gritando, tal como lo hacía Lucio.

—¡Aaaaahhhh!

El niño cayó de rodillas y golpeó el suelo pavimentado con sus suaves puños. La sangre goteaba de sus manos mientras las lágrimas ardían en sus ojos. Los truenos y los relámpagos retumbaron y estallaron en el cielo oscuro sobre él. Todo el tiempo, Alisa miraba la escena con una mirada de satisfacción en su rostro.

—¡Aah… aaagh!

Con la cara manchada de sangre, se arrastró hasta su madre muerta, su verdadera madre, donde la evidencia de heridas del arma que había usado, permanecían intactas en su cuerpo. Un grito inhumano salió de su boca.

El calor residual del cuerpo de Janet comenzó a desvanecerse en el aire fresco de la lluvia. Las lágrimas, la sangre y la lluvia comenzaron a mezclarse.

Cada posible emoción negativa que un humano podría sentir se precipitó en el cuerpo del niño. La noticia lo enloqueció. Había matado a una persona, y nada más que a su propia madre, ¿qué hombre podía mantenerse cuerdo?

Se aferró al cadáver de Janet y gimió. Parecía poseído por un demonio, y gritó tan fuerte que sintió como si su garganta estuviera a punto de romperse.

Sus tristes gritos resonaron en los terrenos del palacio durante mucho tiempo. Finalmente, él se desmayó por puro agotamiento, y Alisa se llevó la mano a la boca y comenzó a reír extrañamente.

—Oh, aja. ¡Ajajaja! —Ella se reía tan fuerte que las lágrimas brotaban de las esquinas de sus ojos. Después de un tiempo, la risa se convirtió en una extraña combinación de alegría y llanto. Su expresión era inexplicable mientras miraba a la madre y al hijo en el suelo

La lluvia no cesó, los truenos y los relámpagos continuaron durante mucho tiempo.

♦ ♦ ♦

—El emperador anterior… —dijo Lucio con voz temblorosa—. Regresó al Palacio Imperial después de su victoria, luego cuando se enteró, la reina fue destronada, por supuesto. —Su voz ya no temblaba, pero estaba helada—. Sigo volviendo a visitar el día en que maté a mi madre con esta mano perversa y tengo pesadillas. Pesadillas donde vuelvo a matar a mi madre, entonces mi madre está sonriendo y la reina se está riendo a su lado, luego me vuelvo loco.

El rostro de Lucio parecía separado de la emoción mientras continuaba.

—Hace unos días, era el aniversario de la muerte de mi madre. La que mate… mi madre biológica…

Lucio llevaba la cara de un hombre cuyo mundo se había desmoronado. Tan pronto como terminó su historia, volvió a mirar a Patrizia por primera vez. Él estaba asustado. Tal vez ella lo culparía y diría que todo lo que le sucedió estaba justificado. Que realmente fuera un niño egoísta y sucio.

Dio una risa amarga.

—Un día así… no lo entenderías.

Luego la miró a los ojos. Patrizia estaba…

—Oh…

Tenía una mirada en blanco en la cara, como si estuviera sorprendida.

—Me culpas… —murmuró Lucio.

—Ah.

—Es natural. No soy una persona. —Tragó secamente—. Soy  un monstruo.

Patrizia no dijo nada. En cambio ella estaba…

—¿Reina? —dijo Lucio—. Tú… por qué estás…

Ella estaba llorando.

13 respuestas a “Dama a Reina – Capítulo 56: Diez años atrás, el día que murió”

  1. Que horror esa emperatriz era un mounstro , se que no es sano pero espero que Lucio se alla vengando de esa mujer , claramente Rosemond sabe de su pasado por eso rebasa los limites a la hora de atacar a Patrizia sabe que tiene a Lucio en las palmas de su mano

  2. Ahora su comportamiento es entendíble, él es una persona que no está bien a nivel psicológico. Tendría sentido por qué razón no entiende como se está dirigiendo su relación con Riz . Probablemente él está con Rose porque le da una falsa sensación de estabilidad, que muy probablemente ha de ser sólo una sensación de placebo para su mente trastornada. Y ahora encajaría cómo es que ella entró a su vida, conociéndola tiene que haber conseguido información sobre él y aprovecharse de su estado mental.

    Él no diferencia lo que le está sucediendo a nivel interno, en su infancia no tuvo nada normal agregado los abusos y el trauma que le generó la muerte de su madre biológica, probablemente él es ahora un ser humano incapaz de diferenciar sus emociones correctamente.

    1. Whaooo! Que pasado el de Lucio, ahora es comprensible porque su amor y dependencia desmedida hacia Rosemond, su dama de compañía, quien le muestra un amor superficial y aparentemente cálido, bueno eso es lo que el Emperador cree; al no conocer el amor sincero que puede recibir por una mujer, ya que la mujer más cercana a su vida era un ente maligno, la reina, quien lo crió con muchas cicatrices.

      Su madre biológica era una dama de honor y la reina a quien creía su madre un monstruo sin control, no es de criticar porque el Emperador odiaría estar cerca de la reina actual, y amar más a Rose, es porque el piensa que toda Reina es malvada, en cambio, una dama de compañía es bondadosa, a quien se la debe cuidar y amar.

    2. De hecho, sospecho que otra de las razones por las que está tan obsesionado con Rose, es porque refleja a su madre a ella, y es por eso que estaba obsesionado con hacerla una reina. El se siente hipócrita corriendola, porque la usa como sustituto, yo supongo que querrá cerrar algo haciendo reina a su concubina y destronando a una reina infertil. Que está muy roto, caray, necesita ayuda.

  3. Wey no, su majestad no está bien mentalmente como para saber si estaba o está bien que esté con rose, esa es mi opinión, creo que muchos de nosotr@s diríamos “obviamente que la deje”o “no entiendo como puede seguir con rose” porque nosotr@s estamos en el rango se bien mentalmente pero su majestad esta tan mal de la cabeza que hasta defiende a Rose…para mi que rose lo manipuló cuando el le contó su historia o algo como “si, eres un asesino la única que te querrá soy yo” o algo así pienso…

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