Dama a Reina – Capítulo 62: Hermana, ¿no vas a casarte?

Traducido por Kiara Adsgar

Editado por Yusuke


Mientras tanto, Petronilla fue a la finca Ephreney después de un tiempo de no visitarla. El mayordomo la había llamado. Petronilla se paró frente a las puertas de la mansión, vistiendo un hermoso vestido color limón con una sola cinta atada a la espalda.

—Has llegado, lady Petronilla. Por favor, entre —dijo el mayordomo con una cortés reverencia.

—Buenas tardes —respondió Petronilla con la misma cortesía cuando entró en la mansión. No parecía que él hubiera cambiado mucho desde su visita anterior. El mayordomo la guió a la sala de estar. Después de tomar asiento y tomar un sorbo del té de menta que se le proporcionó, ella le preguntó: —¿Pasó algo?

—No es un gran problema. Sin embargo, tampoco es un asunto que pueda resolver por mi cuenta, así que la he llamado. Pido disculpas por las molestias.

—Está bien, señor. La duquesa me pidió que vigilara la finca, así que es natural que venga. Ahora, ¿cuál es el problema?

—Se trata del gasto extravagante de madame Jaenory en artículos de lujo, mi lady. —El mayordomo se aclaró la garganta antes de continuar—. El gasto durante la primera mitad del presente año es mayor que el presupuesto dado, pero no creo que esté en una posición en la que pueda decirlo.

Oh cielo santo pensó Petronilla para ella. Este es un problema bastante complicado.

—¿Cuál es la posición del duque sobre esto?

—Él bueno… normalmente es muy generoso en el asunto.

—Ah. —Fue una pregunta inútil y Petronilla asintió brevemente. Por supuesto. ¿No estaban todos los nobles dispuestos a no escatimar en gastos para sus amantes en lugar de sus esposas? Incluso el emperador era igual.

Petronilla enmascaró su expresión de desprecio.

—Entonces, ¿qué te gustaría que hic…?

—Oh, mi señora Petronilla.

En ese momento, una voz aguda cortó la conversación. Aunque Petronilla solo había escuchado la voz una vez, supo instantáneamente a quién pertenecía. Forzó una sonrisa en su rostro y se giró para mirar a Jaenory.

—Hola madame, ha sido un tiempo.

—De hecho, mi señora. Realmente ha pasado un tiempo. —Jaenory le dedicó una pequeña sonrisa—. Pero, ¿qué te trae por aquí…?

—Le pedí que vinierá —dijo el mayordomo. Ante sus palabras, la expresión de Jaenory se tenso un poco, pero su sonrisa no desapareció de su rostro.

—Oh, entiendo ¿Por qué razón…?

—No creo que necesite explicarlo. ¿No está de acuerdo, señora? —dijo el mayordomo.

Jaenory parecía disgustada, el mayordomo no cedió ni el más mínimo paso y mantuvo su postura recta. Petronilla admiraba la actitud del mayordomo, e inmediatamente intervino.

—No es nada importante, señora. No es más que un asunto trivial.

—Comprendo —dijo lentamente—. No me di cuenta, me disculpo. —Ella le dedicó una pequeña sonrisa—. Entonces, por favor, ponte cómoda —dijo, antes de salir de la habitación.

Después de que ella desapareció, el mayordomo dejó escapar el aliento que estaba conteniendo. Parecía que Petronilla estaba de su lado.

—Lo más importante, por supuesto, es la posición de la duquesa sobre este tema —dijo Petronilla.

El mayordomo no respondió y Petronilla insistió.

—Ahora, mayordomo, por favor infórmeme qué haría la duquesa.

—Me preguntas a pesar de que ya sabes la respuesta, mi lady.

Ante las palabras del mayordomo, Petronilla sonrió.

—¿Cómo podría saberlo? ¿Qué te hace creer que ya sé la respuesta?

—¿No es de sentido común?

—Hay muchos hogares que no conocen el concepto de sentido común. Pero, de nuevo, si fuera como esos, entonces la duquesa no hubiera querido usarme. ¿Estoy en lo correcto? —señaló Petronilla.

—De hecho, mi señora. La duquesa siempre mantuvo un ojo en los constantes gastos de madame Jaenory. No le gustan los gastos extravagantes de la concubina.

—¿Entonces el problema sigue sin resolverse?

—No es tan simple. El duque y la duquesa han peleado muchas veces por el asunto.

Ah, entonces era poco probable que ocurriera una resolución. Petronilla asintió en respuesta.

—Es bastante improbable que eso ocurra.

—Sí, tiene que haber un compromiso, pero no es fácil. Es una tarea difícil.

—Entiendo —dijo Petronilla—. Mayordomo, ¿tengo que dar una solución para hoy?

—No necesariamente, pero cuanto antes, mejor. Madame Jaenory es bastante persistente, después de todo.

Petronilla asintió una vez más en comprensión.

—Por favor no te preocupes. Creo que puedo resolver esto. —Después de eso, ella se levantó lentamente de su asiento—. Volveré en tres días con una solución que satisfacerá a todas las partes.

—Estoy realmente agradecido, mi señora.

—No pienses en eso. —Con una ligera sonrisa, Petronilla salió de la sala.

♦ ♦ ♦

—Por eso necesito tu ayuda, Rizi —terminó Petronilla.

Después de escuchar la historia de su hermana, Patrizia asintió. Era una situación bastante problemática.

Patrizia comenzó a pensar.

—¿Cuál sería la mejor manera de beneficiarnos?

—Hagamos lo que hagamos, tendremos que elegir entre una de las dos partes —dijo Petronilla.

—Muy bien —respondió Patrizia—. No hay forma de que la concubina y la esposa se acerquen entre sí. Si bien no podemos esperar que sean hermanas íntimas, necesitamos que al menos sean neutrales entre sí.

—Estoy de acuerdo.

En cualquier caso, la duquesa Ephreney estaba del lado de Patrizia. Además de eso, ella también tenía al duque Witherford. Aun así, era difícil elegir, ya que tanto la concubina como la esposa eran mujeres del duque Ephreney. Sin embargo, cualquiera podría estar de acuerdo en que elegir la esposa sobre la concubina sería la mejor decisión.

—No sabemos nada sobre su concubina, ni conocemos sus antecedentes. No hay daño en ser cuidadoso —dijo Patrizia después de pensarlo un momento.

—Así es, independientemente de lo que elijamos hacer, necesitamos resolver esto con la menor cantidad de problemas.

—Por ahora, dile a la señora que haga una lista de cada artículo de lujo que elija comprar. De esa lista, déjala quedarse solo con los artículos esenciales y tirar el resto. Esa será la mejor manera de hacerlo por ahora.

—También lo creo, será mejor para el futuro jugar a favor de la duquesa Ephreney.

Además, Jaenory probablemente ya pensó en Petronilla como alguien que está de parte de la duquesa, dado que la duquesa le encargó que vigilara la finca.

—Dejemos de hablar de eso… Entonces, Rizi, ¿sucedió algo interesante aquí? Ha estado tan tranquilo en el Palacio de la Reina, siento que estoy desconectada de todo —Dijo Petronilla, cambiando de tema.

—No hay nada que resulte notable contar… ah, en realidad hay una cosa. ¿Quizás incluso dos?

—¿Qué es?

—Rosemond regresó un poco antes de lo esperado. Y aparentemente, pronto se convertirá en la hija adoptiva del duque Ephreney.

—¿Qué?

¿Qué tipo de situación es esa? Una expresión incrédula brilló en la cara de Petronilla, pero la reorganizó a toda prisa para que pareciera más neutral.

—Bueno, es algo que esperaba que ocurriera tarde o temprano —respondió Patrizia—. La simple idea de que incluso se quedaría en la familia de un barón es…

—Oh, Rizi. ¿No te molesta tanto esto?

—No es que no me moleste, pero no hay nada más que pueda hacer —dijo Patrizia con desánimo—. Rosemond probablemente esté planeando atacarme con el respaldo de una familia de clase alta. Ella ya vino e hizo un alboroto esta mañana.

Petronilla apoyó con suavidad su cabeza en la palma de su mano, como si le doliera la cabeza. Ni siquiera ha pasado un día completo desde que Rosemond regresó al palacio y ya estaba provocando problemas.

—Esto debe resolverse lo antes posible.

—Lo sé, pero aún es muy temprano. Necesitamos esperar el momento correcto. Hasta entonces, solo tengo que continuar mi trabajo diligentemente y esperar mi oportunidad —dijo Patrizia, y Petronilla simplemente asintió con la cabeza. Eran realmente un par de gemelos maduras.

Petronilla se volvió hacia otro tema.

—El Día Nacional de Fundación de Mavinous será la próxima semana. ¿Se han completado todos los preparativos?

—Ya casi han terminado. Solo quedan algunas cosas menores que deben ser atendidas, nada de lo que deba preocuparme —respondió Patrizia.

—Es bueno escuchar eso. —Petronilla esbozó una pequeña sonrisa antes de preguntar: —¿Entonces te gustaría tener una cita con tu hermana mayor ese día?

—Hm… no, no puedo. Lo siento, pero hagámoslo el año que viene.

—¿Por qué no?

—Creo que estaré exhausta para entonces. Tendré que socializar con la nobleza todo el día.

—Es verdad. —Petronilla hizo un gesto de comprensión.

En es momento mientras observaba la tranquilidad de su hermana, Patrizia preguntó:

—Hermana, ¿no te vas a casar?

—¿Qué?

Petronilla se sorprendió un poco por la repentina pregunta, pero Patrizia parecía imperturbable y volvió a preguntar.

—Hm… bueno, ya estoy casada, así que pensé que era hora de que te casaras también.

—Oh Dios Rizi, ¿realmente quieres acabar conmigo tan rápido? Si me caso, ya no podré servirte como dama de compañía. —Petronilla tenía una expresión triste en su rostro y Patrizia soltó una risita divertida antes de responder.

—Eso no es todo, Nilla. No quise decir eso así.

—¿Entonces?

—Deseo que conozcas a una buena persona y seas feliz.

—Que absurdo Rizie. —Petronilla descartó la posibilidad con voz severa—. Ya soy feliz.

—¿De Verdad?

—Estás a mi lado y también nuestros padres. ¿No es esto felicidad? Mi estado civil no debería decidir si soy feliz o no.

—Increible, Nil. Suenas como alguien genial.

—Lo sé. —Petronilla le dirigió una sonrisa descarada a su gemela más joven—. No hay nada más que disfrute que pasar tiempo contigo así. Todavía deseo estar libre de restricciones como el matrimonio.

—Eso no significa que nunca te casarás, ¿verdad?

—Si aparece una buena persona, me casaria con ella en cinco minutos.

Cinco minutos era bastante exagerado, pero Patrizia se rió de alegría.

—Quiero conocer a mi sobrina o sobrino pronto.

—También lo quiero. —El tono de Petronilla se volvió burlón—. Mi hermanita, ¿no es más realista esperar eso de ti que de mí?

—¿Por qué?

—En mi caso todavía soy una doncella, pero tú ya estás casada.

Mirya se movió incómoda mientras escuchaba la conversación sensible, pero Patrizia respondió de una manera ligera.

—Nilla, mi esposo y yo no tenemos intenciones de tener un hijo hasta al menos dentro de cinco años. Solo necesito aguantar hasta quedar embarazada de un hijo.

—¿El se ofreció a darte un hijo? Que sueño tan firme.

—Bueno… supongo que tendré que seguir intentándolo hasta que tenga un hijo. —Patrizia terminó apresuradamente la conversación allí, luego pasó a un tema diferente—. En cualquier caso, intenta buscar un pretendiente guapo durante el Día Nacional de la Fundación. ¿Quién sabe? Tu compañero predestinado podría aparecer.

—Disparates. Algo así como destino es tan agotador para mí ahora.

—¿Huh? —preguntó Patrizia con una mirada extraña—. ¿Qué quieres decir con ahora?

—No creo en el destino. No, incluso si creyera en eso, no es algo que pueda decidir de todos modos.

Eso es verdad. Patrizia asintió en un silencioso acuerdo antes de levantarse de su asiento.

Petronilla la miró con curiosidad

—¿Qué pasa?

—Quiero comer un poco de pan. ¿Qué hay de tí?

Una pequeña sonrisa se extendió en los labios de Petronilla.

—Si está recién salido del horno, entonces también quiero. Como se esperaba de mi linda hermanita. Buena idea, Rizi, espérame.

10 respuestas a “Dama a Reina – Capítulo 62: Hermana, ¿no vas a casarte?”

      1. si bien es cierto que en su vida pasada la lastimo, como dijo Rizi, el Lucio del presento no hizo nada de eso… aunque no estuvo del lado de ella desde el principio (yo tambien estoy enojada por eso) tendremos que ver como termina Lucio para recién concluir que onda con él jaja

        1. Igualmente me molesta que Lucio no se ponga las pilas en vigilarla a Rose, ya sabe que quiso arruinar el banquete y quisiera que al menos sospechara por lo que quisieron matar a la reina

    1. yo tambien tengo una hermana mayor y no nos llevamos asi…. es triste jajaj
      creo que la relaciones de hermanas asi como en la novela son pocas uu

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