Dama a Reina – Capítulo 64: La mayor obligación de un esposo

Traducido por Kiara Adsgar

Editado por Yusuke


—¡Estabas en el carruaje en aquel entonces! ¿Cierto?

Fue el hombre con el que Petronilla se topó mientras se dirigía a la finca Ephreney. Antes de que pudiera darle la bienvenida, notó que él extendió su mano hacia ella.

—Por favor, toma mi mano, mi señora —dijo con voz suave.

—Ah, sí.

Su vergüenza la alcanzó y rápidamente tomó su mano extendida. Puso la copa de cóctel que se había caída sobre la mesa antes de mirar al hombre. Era un poco más alto que ella y parecía haber recibido la educación adecuada de una familia noble. Por supuesto, el hombre también hizo la misma observación sobre ella.

—Me disculpo, mi señora. Debería haber sido más cuidadoso, pero en cambio te causé muchos inconvenientes.

—Oh no, buen señor. También debería haber sido más consciente de mi entorno. Ahora bien…

Petronilla luego se fue, pero el hombre la detuvo inesperadamente.

—Espere por favor.

Agarró el brazo de Petronilla. Desconcertada, Petronilla miró al hombre y él le dirigió una sonrisa descarada.

—Creo que esto estaba destinado a suceder. ¿No hay un dicho que diga que incluso pasar por alto a alguien se considera parte del destino?

¿Honestamente cree en algo así? Petronilla se burló interiormente del hombre. No había duda de que aún tenía que probar la amargura del mundo. En qué fantasía vivía. Mientras ella pensaba esto, el hombre se presentó con firmeza.

—Soy Rothesay Aile Lee Bradington.

Ah, entonces él era el hijo mayor del conde Bradington, que había regresado recientemente del extranjero. Petronilla dudaba que las presentaciones fueran necesarias para dos personas que se conocieron dos veces por coincidencia, pero como se había presentado, sería de mala educación ignorarlo. Ella lanzó un profundo suspiro antes de decirle su nombre.

—Mi nombre es… Petronilla Laura le Grochester —dijo tímidamente. Después, ella se despidió de él y trató de irse, pero Rothesay ignoró sus deseos.

—Disculpe, mi señora.

¿Qué quiere esta vez…? ¿No puede dejar que me marche?

Ella lo miró con una creciente irritación, pero no pudo mantenerla por más de tres segundos después de ver su expresión cálida y amigable. Nunca había conocido a alguien que se viera tan amable como él.

—Su vestido está manchado… —dijo Rothesay con una expresión de disculpa—. Me sentiría culpable de enviarte así.

—No, está bien. Estoy bien…

—Pero no lo está —insistió obstinadamente Rothesay.

Petronilla estaba medio sorprendida y medio molesta mientras lo miraba.

—Estoy bien —repitió ella.

Finalmente, Rothesay se rindió.

—Eres una joven muy obstinada.

—Sí, supongo que ese es el caso.

—No soy una persona sospechosa…

—Nunca dije que lo fuera, señor.

—Entonces, ¿por qué sigues evitándome? Solo estoy actuando de esta manera porque realmente lo siento, mi señora.

Agotada, Petronilla cerró los ojos brevemente antes de abrirlos nuevamente. Terminó escuchando las demandas de este hombre entrometido y demasiado insistente más de lo que deseaba.

—Muy bien, señor. Entonces, ¿qué es exactamente lo que te gustaría hacer por mí? Tengo mucha curiosidad.

La cara de Rothesay se iluminó con una sonrisa brillante.

Ah, la sonrisa de este hombre realmente le queda bien, pensó mientras esperaba su respuesta.

—Por ahora, permíteme reembolsarte tu vestido.

—Es un color oscuro, así que creo que no será… —Petronilla estaba a punto de decir que estaba bien, luego decidió no hacerlo. Quería que este asunto terminara lo antes posible.

Dejaré que haga lo que le plazca.

—Esta bien, entonces envienlo a la residencia del marqués Grochester…

—Espera, tengo una solicitud más.

—¿De que se trata?

Rothesay, le dedicó la sonrisa más dulce del mundo, se arrodilló ante Petronilla, quien se puso aún más nerviosa porque él estaba por debajo del nivel de sus ojos y habló con una voz tierna que resonaba a través de sus oídos.

—¿Te gustaría bailar conmigo hoy, mi lady?

♦ ♦ ♦

Patrizia estaba disfrutando de la brisa fresca del exterior. Sin duda alguna, Mirya se quejaría si estuviera aquí, diciendo que Patrizia se resfriaría antes de presionarla para que se pusiera un chal.

Sofocando un bostezo con la mano, comenzó a caminar lentamente por la terraza. Era un lugar hecho para nobles que no estaban tan entusiasmados con el ambiente de la fiesta, justo como ella. Se demoró en la terraza hasta que el frío comenzó a erizarle la piel, luego decidió que debía entrar.

—¿Fue ahí?

De repente, una voz familiar causó que todo su cuerpo se congelara. Era Rosemond.

Patrizia se colocó rápidamente detrás de un pilar. Desde su escondite, escaneó el área para ver de dónde venía la voz. No muy lejos de donde estaba parada, Rosemond estaba hablando con otra mujer. Patrizia solo podía ver la espalda de Rosemond, pero vio el cabello castaño rojizo y los ojos castaños rojizos de la otra mujer. Ella era bastante llamativa. Patrizia escuchó su conversación.

—Así es. Creo que ella encontró algo —dijo la mujer.

—Maldición, ¿por qué lo dejaste ahí? —Rosemond siseó.

—¿Crees que es mi culpa? Desde un principio, ella fue la que entró a su antojo.

—Cállate. ¿Me estás respondiendo? —Rosemond sonaba extremadamente enojada—. Entonces estás diciendo que ya no está. ¿Estás loca? ¿Sabes lo que sucederá si esto sale a la luz?

—¡Por eso estoy pensando en un plan! No eres la única que podría morir. ¡También podría morir! Somos cómplices, así que date prisa y trata de pensar en un plan.

Aunque solo podía verlos desde lejos, Patrizia podía decir que se estaban mirando la una a la otra sin reversas. Cómplices, ¿eh?… ¿De qué son cómplices? ¿Rosemond está planeando algo otra vez…?

—¿Reina?

Patrizia saltó sorprendida por el sonido de una voz familiar, luego miró hacia atrás, solo para descubrir a Lucio parado allí.

—¿Qué haces aquí?

Aturdida, Patrizia puso una mano sobre la boca de Lucio, antes de arrastrarlo detrás del pilar, indicandole que guardara silencio. Lucio, que estaba igualmente sorprendido, no pudo hacer nada más que seguir su ejemplo. Parecía que tenía muchas preguntas que hacer, pero ella no tenía el lujo de ser considerada en este momento.

—Por favor, cállate —susurró.

En medio de esta conmoción, Rosemond parecía haber terminado de hablar con la chica de cabello castaño rojizo, y las dos ya se habían separado. Teniendo en cuenta como actuaron entre ellas, no parecía que fueran amigas cercanas.

Patrizia finalmente retiró la mano de la boca de Lucio. No pudo averiguar nada sobre Rosemond y miró a Lucio con reproche.

—No pude escuchar hasta el final por tu culpa, Su Majestad.

—¿Qué demonios sucede para que estés tan enojada?

—Fue algo importante —dijo Patrizia, antes de respirar profundamente. Lucio todavía parecía curioso. Al ver su reacción, ella le dio una sonrisa cínica—. Además, no creo que seamos lo suficientemente cercanos como para compartir detalles como ese, ¿verdad?

Sin embargo, era cierto. Lucio no dijo nada y Patrizia, que de repente sintió que se había convertido en una mala persona, se mordió el labio.

—¿Qué te trae por aquí? —dijo ella en un intento por disipar el incómodo estado de ánimo.

—Parecías estar fuera por mucho tiempo, así que pensé que algo había sucedido y vine a ver cómo estabas. Sin embargo, me alegro de que no haya pasado nada.

—No tenías que preocuparte —indicó ella.

—¿Es eso así? Pero creo que soy capaz de decidir si debería preocuparme por algo o no —dijo él con voz severa.

Patrizia desvió la mirada. Esto era incómodo. De repente, algo le cubrió los hombros y ella levantó la cabeza.

—¡¿Qué haces…?! —dijo ella chillonamente.

—Será problemático si te enfermas, así que solo ponte esto.

¿Por qué sigue haciendo esto…?

Patrizia llamó a Lucio.

—Su Majestad.

—¿Qué sucede?

—Hay algo que me gustaría saber. —Una expresión seria descansaba en su rostro—. ¿Por qué estás haciendo esto?

Él no respondió y Patrizia continuo.

—¿Por qué de repente me estás haciendo esto? ¿No está fuera de lugar entre nosotros? —Su voz temblaba—. Esto debería ser algo que deberías hacer por la princesa Ephreney. Si pudiera recordar nuestra noche de bodas, fue usted quien proclamó que nunca me amaría, Su Majestad.

Cada palabra que decía era verdad. Lucio no tenía nada que responderle.

—Y desde entonces, no me has dado más que cicatrices e insultos por una simple concubina…

Oh santo cielos. Cuanto más hablaba, más quebrantada comenzaba a sentirse. Patrizia se aferró a sus labios lo más fuerte que pudo para evitar llorar.

—Si sigues haciéndome esto, mi poco entendimiento no será suficiente para entenderlo.

—Así es —respondió Lucio en voz baja—. También soy un tonto, así que no puedo darte una respuesta.

—¿Qué?

—Solo estoy cumpliendo con mi deber de esposo para mi esposa.

—¡Ja, el deber de un marido! —Patrizia de repente estalló en una risa incontrolable—. Esa no es una obligación de un esposo, emperador de Mavinous. La mayor obligación de un esposo… —Patrizia extendió la mano y presionó su mano contra el pilar. Lucio, que había retrocedido contra el pilar, miró a Patrizia. Con una sonrisa fría, Patrizia habló en un susurro—. Es ser fiel a su familia y hacer todo lo posible por su relación con su esposa.

Patrizia guardó silencio por un segundo.

—Eso es algo que nunca podrá hacer, Su Majestad, o ¿me equivoco?

—Reina.

—Deberías estar feliz de vivir la vida que acordamos desde el primer día. Así que, por favor, deja de tratar de actuar como un buen esposo o un emperador amable —dijo Patrizia con voz controlada.

—Sí… —comenzó Lucio—. Si soy capaz de hacer ambas cosas, ¿qué pasaría?

—No, Su Majestad. —Patrizia trazó severamente la línea—. No puedes hacer ninguna de esas cosas por mí. Nuestro voto de ser fieles el uno con el otro, fue roto el mismo día de nuestra boda.

—Incluso si suplicas, no podemos retroceder el tiempo. Incluso si lo hicieras, no estaría de acuerdo. Te di una oportunidad desde el principio. Nosotros… podríamos haber vivido normalmente.

—Reina.

Aunque su voz estaba llena de pesar, ella se mantuvo firme. Hasta este mismo momento, Patrizia continuó castigando a cualquier parte de ella que sintiera algo por el emperador, y continuó trazando el límite. Era lo que había que hacer. Eso pensaba Patrizia.

—Por favor, mantenga su acuerdo hasta el final, Su Majestad. Lo único que necesitas de mí es un heredero al trono… Entonces me retiraré.

Patrizia se dio la vuelta y dio largos pasos hacia el salón de banquetes. Ella dijo todo lo que quería decir y descartó cualquier sentimiento vacilante que permaneciera en su interior. Todas esas palabras eran cosas que quería decir. Entonces, ¿por qué…?

—Estoy tan molesta.

¿Por qué se sentía tan molesta?

27 respuestas a “Dama a Reina – Capítulo 64: La mayor obligación de un esposo”

  1. Ah Lucio esta cayendo por Patrizia hubiera querido que Rosemoond viera es complicidad ajajjajaj, por otro lado Petronilla encontro algo que podria destapar a esa sinverguenza amante del duque ojala eso sirva para acabar con la faccion de esas zorras

  2. Espero no ser la única que sintió esa tensión… Esa tensión de, de … Como de que se van a besar kskxidhsksndkdis grande Rizi, ¡GRANDE!
    Me encanta esta mujer, hazte la difícil y verás como se volverá arrastrando, aunque bien que ya lo está haciendo, pero merece más. ME ENCANTA TODO AKDBIDNALABS

  3. El corazón es tan testarudo, totalmente ajeno a la razón se involucra con emociones que pueden arruinar muchos planes…

    El corazon de Pattizia está pasando por una gran conmoción…

  4. este comentario es tonto pero desde el principito me ha dado risa e nombre de las hermanas, osea que pensaron los padres?, patrizia con Z y petronilla osea wtf?

  5. Ay Paty …. tienes el corazón conflictivo…. ah… lucio debe demostrar el cambio si desea que tu lo aceptes ,… y aún así ella demorará en confiar, pues quien te cambia por alguien, podría hacerlo otra vez, aunque en este caso, el … con tanto trauma solo estaba confundido entre sentimientos de amor o de comprensión por parte de la bich de rosemond … ah que drama

    1. Mi bebé Rizi tiene toda la razón no puede jugar así y menos si Lucio no sabe lo que quiere porque si al final se arrepiente la única que puede perder todo es Rizi.
      Hasta que no aclare lo que en verdad quiere no voy a confiar en él.

      1. Bien dicho, Lucio es un indeciso que por ahora defiende a la p*ta todo el rato.
        No puede esperar que ahora Patrizia confíe en él y se hagan uña y carne después de haber sido frío con ella, no haber castigado debidamente a la otra por su atentado contra su vida….

  6. En realidad no me dio ni una pizca de pena que Patrizia le haya dicho eso, al contrario, me encantó. Que mujer, es increíble. Digo, ¿cómo se atreve a decir que hará las dos cosas cuando fue él quien dijo que no la amaría? Da tristeza que haya pasado por todo eso pero no, que tal. Ya tiene a la zuripanta esa, que ni siquiera piense en dárselas de listo con Patrizia

    1. Totalmente, se merece eso y más. Que sí, que l ha pasado mal de pequeño y eso no se lo merecía, pero si quiere llevarse bien con Patrizia, debería disculparse primero, no????? Y poner en su lugar a la otra

  7. Que bien PATRIZIA al fin todo esa rabia contenida salió!!!! Me da pena el emperador porque en verdad no sabe lo que es el amor y no lo culpo, con esa infancia no podía ser de otra manera.

    1. Ay sentimientos encontrados… tienes razón, que bueno que Patricia sacará todo el resentimiento que tenía dentro… y que pena por lucio

  8. Cuando le puso dl abrigo a patrizio mi corazon hizo “doki doki!!”
    Pero cundo patrizia le reclamo a lucio mi mento dijo “oh yeah!!”

    Le hizo el kabedon a Lucio xD

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido