Dama a Reina – Capítulo 69: Debería haber sido reina en primer lugar

Traducido por Kiara Adsgar

Editado por Yusuke


Rosemond continuó quedándose en el Palacio Bain incluso después de recibir el título de marquesa Ethylaine, ya que no quería ir a un palacio más grande. Desde que se convirtió en princesa, había estado viviendo una vida perfecta.

—Marquesa, una dama del Palacio de la Reina está aquí para verte.

Rosemond frunció el ceño. Había estado leyendo un libro, ya que no había nada más que hacer. La invitada, aunque inoportuna, era del palacio de la reina, y no podía ignorarla. Con una voz cortante, la llamó.

Mirya entró sosteniendo una pequeña caja atada con una cinta rosa. Rosemond la cuestionó con voz altanera.

—¿Qué pasa? Es raro que la reina me envíe una de sus damas.

—Su Majestad lamentó no enviarte un regalo de felicitación cuando te convertiste en princesa y aun despues de convertirte en marquesa, pensó que ya no debería prolongar su regalo.

—¿Un regalo?

Rosemond inclinó la cabeza con interés. Con un aire de arrogancia que Mirya pensó que ni siquiera una marquesa debería mostrar en presencia de un regalo de la reina, Rosemond abrió la caja. Cuando la concubina vio lo que había dentro, su expresión pronto se volvió agria.

—¿Es… perfume?

—Es un perfume hecho de una hierba verde. Solo se cultiva en el este, por lo que es bastante valiosa.

Aunque Mirya desaprobó la reacción de Rosemond, le explicó que significaba el regalo con una voz cortés, asegurándose de no dejar que sus pensamientos internos se vieran en su rostro.

—El aroma es muy agradable. Su Majestad tiene buen gusto —dijo Rosemond finalmente.

—Gracias, marquesa.

Con eso, Mirya se apresuró a regresar al Palacio de la Reina.

Mientras tanto, Glara miró el regalo que Patrizia con una mueca desagradable. Rosemond roció el perfume en su muñeca antes de ver la expresión de Glara.

—¿Qué pasa con esa expresión? ¿No te gusta el regalo de la reina? —preguntó Rosemond.

—Más bien… ¿no es un poco sospechoso que de repente te haya enviado un regalo?

—Es una decisión sabia de su parte —dijo Rosemond con una sonrisa mientras cerraba la tapa de la botella de perfume—. La reina es infértil. Incluso tratar de mantener su posición de reina es una tarea tremenda para ella. Soy la única mujer en el palacio que puede producir un heredero. Si estuviera en su posición, probablemente haría lo mismo para salvarme.

—¿Está segura de eso?

—Sí, Lo único que falta es dar a luz a un príncipe y ese príncipe se convertirá en el heredero. Cuando Su Majestad muera, todo lo que tengo que hacer es alimentar a la reina con veneno para ascender al trono como reina viuda.

—Brillante, mi señora. —respondió Glara con un sonrisa en sus labios. Sin embargo, había una cosa que la preocupaba. Desde que Rosemond y Lucio tuvieron la discusión en la terraza, él no había visitado el Palacio Bain. Glara suspiró.

Rosemond levantó una ceja.

—¿Por qué estás suspirando ahora?

—Su Majestad… no ha venido al Palacio Bain en un tiempo.

—Apenas tengo solo veintisiete años. Todavía tengo tiempo de sobra para tener un hijo.

Rosemond volvió a sacar el perfume verde y roció el área de su clavícula. Era un olor dulce pero elegante.

—Además, no hay forma de que Su Majestad, que hace tanto hincapié en el estatus social, se atreva a tratar de tener un príncipe heredero con una dama sin título sobre una concubina real. Incluso si ese fuera el caso, todo lo que tengo que hacer es usar un poco de trabajo manual para quedar embarazada.

—Pareces ser muy hábil, señora.

—Ya sea con una poción de amor o un afrodisíaco  —respondió Rosemond, en un tono que decía que no creía que hubiera algo malo en hacerlo—. El fin justifica los medios.

♦ ♦ ♦

Mientras tanto, Petronilla decidió, después de una seria contemplación, visitar a sir Bradington. Ya había dado suficientes excusas para retrasar su cita con Rothesay, pero como dijo que lo contactaría primero, sintió la necesidad de cumplir esa promesa. A la llegada de Petronilla a la mansión Bradington, el mayordomo estaba muy sorprendido.

—Oh, lady Petronilla. Entonces realmente viniste. Para ser completamente franco, me sorprendió bastante cuando recibí noticias de su visita…

—Ah… ¿Está el buen señor adentro?

—Él está esperando en la sala de estar. Por favor entra.

Petronilla se sintió incómoda con esta primera visita, pero se alisó el vestido y entró con gracia en la sala de estar. Lo primero que le llamó la atención al entrar fue ver a Rothesay bien vestido. Antes de que pudiera notarlo, Petronilla dejó escapar una risita incómoda.

—Ha pasado un tiempo, señor.

—Pensé que me volvería loco por esperar, mi señora. Por favor tome asiento.

Rothesay sirvió el té él mismo. Petronilla tomó un sorbo y miró su taza con sorpresa.

—Quien haya preparado este té tiene una habilidad sin igual. No creo haber tomado un té tan delicioso antes.

—Gracias por sus amables palabras, lady Petronilla. Ha pasado un tiempo desde que preparé el té, así que estaba un poco preocupado. Estoy muy contento de que lo disfrutes.

—¿Eh?¿A qué se refiere?

Ante sus palabras, se sintió desconcertada. Espera. ¿Eso significa que este té…

—Sí, personalmente preparé este té. —Rothesay terminó sus pensamientos por ella—. Estoy realmente contento de que lo encuentres de tu agrado —dijo estas palabras con una sonrisa amable.

Con una expresión aturdida, Petronilla murmuró:

—No esperaba que hubieras preparado este té. Es decir… no creo haber conocido un hombre que supiera cómo preparar un té.

—Sí, a decir verdad, soy un poco raro —reconoció Rothesay con una sonrisa mientras rellenaba la taza de té de Petronilla—. Escuchar tus cumplidos me ha encantado. Es todo un honor.

No creo que deba sentirse de esa manera pero…

Ante sus elocuentes palabras, una sonrisa pequeña e incómoda adorno los labios de Petronilla. Después de tomar unos sorbos más de té, Petronilla finalmente explicó por qué había pospuesto la reunión.

—En estos días, estuve realmente ocupada. Si estás un poco familiarizado con los asuntos del palacio, entonces lo entenderias…

—Sí, lo he escuchado. Aunque trato de no involucrarme con la política y los asuntos de la familia real, no se puede negar que el emperador tome una concubina real es bastante importante. —Rothesay bajó la voz—. Estoy un poco preocupado por Su Majestad.

La expresión de Petronilla se volvió abatida.

—Ella actúa como si no fuera nada, pero estoy segura de que recibió un gran golpe en su corazón. —Su voz se volvió tranquila—. Debería haber sido reina en primer lugar…

—¿Disculpa?

—No es nada.

Petronilla cubrió su pequeño desliz con una sonrisa tranquila. Rothesay no la cuestionó más y en su lugar dirigió la conversación casualmente hacia otro tema.

—Entiendo. Teniendo en cuenta la situación, por supuesto que habrías estado ocupada. Ya tienes la tarea de cuidar a Su Majestad la reina.

—Gracias por su comprensión, señor. He estado teniendo dificultades mentales y físicas.

—Lo siento. Entonces deberíamos haber prolongado la fecha para después.

—No pensé que podría hacer eso, ya que lo he prolongado por tanto tiempo. Por eso vine a verte hoy. Una promesa sigue siendo una promesa… —Luego habló con una voz más clara que antes—. Creo que debo cumplir mis promesas. Me reuniré con usted el día que decida, señor.

—Dije esto anteriormente, pero no importa qué día o hora nos veamos, mi señora, siempre y cuando pueda pasar cualquier cantidad de tiempo con usted.

Al escuchar sus dulces palabras, la resistencia de Petronilla descendió, se sonrojo levemente por una fracción de segundo. Petronilla se aclaró la garganta. ¿Por qué de repente debe forzar su camino hacia mi corazón de esta manera? Estaba completamente nerviosa.

—Entonces… hm, ¿cuándo sería un buen momento…?

—Está bien, Nilla. Haz lo que quieras.

—¿Qué? —preguntó Petronilla, sorprendida. Rothesay le dio una sonrisa avergonzada antes de responder.

—Ah… me disculpo si te ofendí… Supongo que es bastante temprano para los apodos… ¿verdad?

Petronilla estaba angustiada. Probablemente era la única mujer que se sentiría en conflicto al estar en una situación como esta. Después de pensar por un momento, dejó escapar un suspiro antes de hablar.

—Sí, aún es demasiado pronto… ¿Está considerando llamarme así más adelante?

Al darse cuenta de que no lo rechazaba por completo, Rothesay aceptó feliz.

—Sería un honor, mi lady.

—Eso es si nos volvemos demasiado cercanos…

Petronilla desvió la mirada, avergonzada, y Rothesay no le hizo caso, sonriendo tan brillantemente como siempre. Al ver al hombre que parecía sonreír cada dos minutos, Petronilla no pudo evitar reírse.

—Mañana… por favor ven a la finca de Grochester. —Incluso mientras decía eso, Petronilla no podía dejar de pensar en lo que estaba pasando.

Nilla Aunque sea solo está vez. No le des tu corazón. No abras tu corazón. Manténte alerta. Ten cuidado.

—Voy a estar esperando —agregó ella al final.

A pesar de eso, Petronilla no pudo evitarlo.

Ah, ha pasado un tiempo desde que mi corazón latía de esa forma.

♦ ♦ ♦

—¿Entonces no vendrás mañana? —preguntó Patrizia con una sonrisa en su rostro después de escuchar la explicación de Petronilla. Petronilla asintió en silencio y Patrizia se echó a reír.

—Parece que nuestra Nilla finalmente se va a casar. Ni siquiera pienses en presentarte en el palacio durante todo el día, Nil.

—No te burles de mí.

La vista de su hermana mayor protestando con una cara tan roja era tan linda que Patrizia se rió una vez más.

Después de caminar por un tiempo, Petronilla finalmente llamó el nombre de su hermana pequeña.

—Patrizia.

—¿Sí, Petronilla?

—Creo que cambiaste un poco.

Ante esas palabras, Patrizia detuvo su paseo, y las personas a su alrededor se detuvieron al instante.

—¿Yo? —preguntó ella a la ligera.

—Sí.

—¿Cómo podría ser? ¿Te importaría explicarme?

—Pareces más relajada que antes.

—Relajada… —Patrizia se echó a reír—. Tienes razón. Estoy relajada.

—¿Por qué?

—Eso es porque yo… —Después de una breve pausa, las comisuras de sus labios se elevaron en una sonrisa—. ¿Me di cuenta de que soy infértil?

Eran palabras que no coincidían con la sonrisa que tenía en su rostro. Aunque Petronilla retrocedió un poco al mencionarlo, Patrizia parecía imperturbable, mientras continuaba hablando con calma.

—Me siento relajada ahora que he descartado mis ambiciones. Y una persona que no tiene nada que perder no tiene más remedio que sentirse relajada —dijo Patrizia a Petronilla, todavía sonriendo—. Querida hermana, no tengo nada que perder ahora. Esta es una posición que tendré para siempre hasta que Dios decida dejarme de lado, y si eso sucede, no debería haber daño a la familia Grochester.

Sí, definitivamente has cambiado, Patrizia. Tienes…

—En otras palabras, estoy en una posición en la que puedo hacer cualquier cosa.

—De una forma reservada —murmuró Petronilla para sí misma—. Entonces, ¿qué pasa con tu situación ahora? ¿Estás satisfecha con vivir así?

—¿Importa? —Patrizia dejó escapar una risa suave—. No hay tal cosa como la satisfacción personal en un lugar como este. Si realmente tuviera que encontrar algo con lo que estoy satisfecha… sería el hecho de que te tengo a ti y a mis otras damas conmigo… ¿verdad?

—ci…. cierto…

Eso fue todo con lo que Petronilla pudo responder, y con eso, continuaron su caminata. Cuando Patrizia llegó al familiar jardín trasero, también vio a una persona familiar allí, y la sonrisa que había en sus labios se desvaneció al instante. Al ver esto, Petronilla supo de inmediato quién era.

5 respuestas a “Dama a Reina – Capítulo 69: Debería haber sido reina en primer lugar”

  1. Este capitulo y el anterior … los leo una y otra vez y no puedo dejar de botar unas lagrimas …. y mas cuando pongo de fondo “take me on” .. la version suave …. ayy rizi .. cuanto daño te han hecho .. y todo el sacrificio que tomas por amor a tu hermana, porque al final TODO.FUE POR AMOR A TU HERMANA… ya veo lo indicios en que rose y nila son tambien reencarnadas … woooo esta novela esta cada vez mas interesante. Lucio … es hora de que te arrastres para pedir perdon

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido