Dama a Reina – Capítulo 77: Haz lo que quieras

Traducido por Kiara Adsgar

Editado por Yusuke


Era el duque Ephreney y esa mujer, Rosemond. A pesar de su dolor de cabeza, Patrizia forzó una sonrisa mientras miraba a los otros dos.

—Ha pasado un tiempo —dijo.

—Ah… Su Majestad la reina también está aquí.

—Saludos a la Luna del Imperio. Gloria al Imperio Mavinous —saludó la marquesa Ethylaine con etiqueta perfecta. Probablemente fue porque el emperador estaba aquí. En caso contrario Rosemond no la habría saludado así de esta manera.

Patrizia puso una sonrisa cínica y se volvió hacia el duque.

—Escuché que la duquesa Ephreney todavía no ha podido regresar de su viaje fuera del país.

Ante esas palabras, el estado de ánimo del duque decayó.

—Sí, Su Majestad. Mi hijo parece estar en estado crítico… —dijo con tristeza.

—Oh, Dios mío. Espero que se recupere pronto. ¿No estás de acuerdo, marquesa?

—También me siento bastante triste por la condición de mi hermano. Si no fuera por mi posición en la familia real, me apresuraría a su lado de inmediato…

Patrizia solo podía sonreír con ironía mientras veía a Rosemond levantar una fachada tan despreciable.

El duque Ephreney se volvió hacia Lucio.

—Su Majestad, hay algo de lo que debo hablar con usted.

—¿Es urgente?

—Es algo relacionado con los asuntos del gobierno, Su Majestad. Se trata del presupuesto con respecto a la ayuda para los pobres.

Lucio suspiró.

—Supongo que incluso en un día como este, no puedo pasar un rato relajado con la reina —dijo con voz juguetona. Sus pensamientos internos se filtraron a través de su fría sonrisa. El duque Ephreney se estremeció ante la respuesta. Lucio miró a Patrizia, pero ella hizo todo lo posible para evitar su mirada.

Lucio la miró un poco más, pero ella se negó a mirarlo a los ojos.

—Vamos, entonces. Reina, ten en cuenta lo que te dije —dijo finalmente.

Lucio se fue con el duque Ephreney, dejando a Patrizia y Rosemond solas. Patrizia se levantó de su asiento cansada, pero Rosemond la detuvo.

—Su Majestad, ¿me está ignorando? Eso me pone un poco triste —gimió.

—Que duro de tu parte. Solo me estaba excusando por un descanso porque mi cuerpo no se siente bien. Parece que todavía te gusta sacar conclusiones precipitadas.

—No lo sé. Siento que eso no es diferente de usted, Su Majestad.

—Harías bien en mantener tu boca bajo control. Lo he sentido antes, pero realmente eres demasiado imprudente —espetó Patrizia.

—Si estaba siendo imprudente, acepte mis disculpas. —La sonrisa que Rosemond tenía estaba en contradicción con sus palabras, pero continuó, imperturbable—. ¿Puedo preguntar qué flores has preparado para el ramo de cumpleaños de Su Majestad ?

—¿Por qué preguntas?

—Tengo bastante curiosidad.

—Pandora quedó en ruinas debido a su curiosidad —advirtió Patrizia en voz baja.

—Oh Dios, majestad. ¿Me compararías con ella por mi pequeña curiosidad por las flores? —Rosemond se burló.

—No hay diferencia, Pandora apenas abrió la caja por curiosidad, pero el desastre la golpeó de todos modos.

—Si no quieres decirme, solo di que no.

—¿No pensarías que sería injusto si solo tu supieras el secreto?

—Solo pensé que tenía derecho a saberlo ya que soy la concubina real de Su Majestad. —Una mirada perversa cruzó el rostro de Rosemond—. Ah, Su Majestad. ¿Lo sabe?

—¿Qué?

—Se trata de la reina depuesta Alisa.

Patrizia fulminó con la mirada a Rosemond. No mucha gente realmente sabía los asuntos relacionados con la reina Alisa. Su declaración no se debió a un pecado de traición filial, sino a un exceso de extravagancia. Por supuesto, duque Oswin, que era un pariente de la reina, aceptó con gratitud esta ridícula razón sobre la verdad.

—¿Te atreves a mencionar la debilidad de Su Majestad? —Patrizia gruñó con voz fría.

—Como pensaba. —La cara de Rosemond se puso fría mientras continuaba—. Lo sabes. Aunque ya me lo esperaba.

—Está claro porque lo esperabas. —Patrizia se inclinó cerca de Rosemond y le susurró al oído—. Crees que aproveché eso para influir en el favor de Su Majestad hacia mí, ¿verdad? Probablemente pienses que esa es la razón por la que perdiste el favor de Su Majestad y yo, a su vez, lo gané.

—Dios mío —exclamó Rosemond con pesar—. Así que lo sabes todo, Su Majestad. ¿No es por eso que te temo tanto?

—Estás bastante interesada en mentir. Sé que no le temes a nadie más que a ti misma.

—Si continúas viendo a través de mí de esta manera, por supuesto que me asustaría. —Los labios de Rosemond se torcieron en una sonrisa perversa—. Entonces deberías saber esto también, Su Majestad. Sí, Su Majestad conoce a otra mujer como tú, entonces te tratará exactamente de la misma manera que me trató a mí —dijo Rosemond con confianza.

—Parece que piensas que tengo miedo de eso. —Patrizia sacudió la cabeza con desconcierto—. Desafortunadamente, te equivocas. No amo a Su Majestad, aunque parece que Su Majestad si está enamorado de mí.

Ante esas palabras, los dedos de Rosemond temblaron. La diversión en el rostro de Patrizia se multiplicó por diez.

—Parece que estás celosa.

—Por favor —se burló Rosemond.

—¿Segura? Entiendo. Después de todo… escuché que no te ha visitado ni una sola vez desde el Festival Nacional de la Fundación.

—¿Por qué estás siendo así conmigo otra vez, Su Majestad? —Rosemond dijo con voz irritada—. Y después de enviarme esas flores y ese perfume. —Rosemond se inclinó para susurrar ferozmente al oído de Patrizia—. Ahora que sabes que eres una mujer estéril, ¿no es hora de que permanezcas en silencio? ¿No fue esa la razón por la que me enviaste esos regalos?

—Eso es correcto, marquesa. —Patrizia forzó una sonrisa mientras continuaba—. Realmente quiero llevarme bien contigo.

—Si es así, ¿por qué estás siendo así, Su Majestad? —Rosemond respondió fríamente, pero Patrizia ni siquiera parpadeó mientras respondía.

—Dije que quería llevarme bien contigo. Nunca dije que aceptaría mansamente los insultos que me lanzas. Además, quien comenzó una pelea conmigo… fuiste tú, ¿verdad?

—Como pensaba —dijo Rosemond, confirmando sus sospechas—. Su Majestad no tiene absolutamente ninguna intención de llevarse bien conmigo.

—Ya dije que no es así. Sospechas demasiado —negó Patrizia, con una sonrisa tranquila adornando sus labios—. Realmente necesitas prestar más atención a las palabras de tu mayores.

—Me disculpo, pero soy mucho mayor que usted, Su Majestad.

—¿Eso importa?

Patrizia se echó a reír en silencio mientras Rosemond fruncía el ceño ante la rabia por haber aceptado su verdadera edad.

Ja, como pensaba. Esos regalos fueron solo trucos. ¿Una mera fachada? Rosemond miró a Patrizia cuidadosamente, cuando de repente le recordó algo y soltó un pequeño ah.

—Eso me recuerda, Su Majestad. Me detuve a mitad de camino sobre el tema de la depuesta reina Alisa.

—Esa historia…

—¿Sabes qué flor le gustaba más a esa mujer, Su Majestad?

—No.

—Sus…

—Reina.

Justo entonces, Lucio interrumpió la conversación de las dos. Patrizia miró hacia atrás al hombre que la había llamado.

—Su Majestad… —murmuró ella.

—Debemos bailar —dijo Lucio.

—Pido disculpas, pero realmente no tengo ganas.

—El emperador y su reina deben tener el primer baile en una fiesta. —Lucio se inclinó hacia Patrizia y le susurró al oído—. ¿No es el deber de un cónyuge mantener la reputación de su pareja?

Rosemond los estaba mirando, obviamente con ojos fríos. Lucio tenía razón. Patrizia suspiró por dentro. Ella no era una niña. Necesitaba evitar actuar impulsivamente sobre sus sentimientos. De lo contrario, ella no sería diferente de Rosemond.

Patrizia asintió en silencio. Lucio sonrió.

—Entonces, si nos disculpas.

Luego la escoltó cortésmente, Patrizia siguió sus pasos como una muñeca. La música estaba empezando y Lucio tomó suavemente la mano de Patrizia.

—Puedes pisarme los pies —dijo.

—¿Disculpa?

—Estoy diciendo que puedes hacer lo que quieras.

Con estas significativas palabras, comenzaron a bailar. Patrizia nunca antes había bailado en un baile, pero había recibido la capacitación necesaria debido a su educación como dama y pudo seguir su guía de memoria.

Resultaba fácil para la respiración mezclarse con la de su pareja cuando bailaban. Patrizia recordó de repente esa noche. Esa noche donde sus respiraciones, olores, y finalmente sus cuerpos se combinaron… Inadvertidamente dejó escapar un gemido, como si pudiera sentir el dolor de esa experiencia nuevamente.

—¿Estás bien? —Lucio preguntó preocupado, a lo que Patrizia asintió fuertemente.

Maldita sea, ella maldijo por dentro.

—Es un poco difícil.

Ante sus palabras, Lucio disminuyó la intensidad del baile. Patrizia estaba agradecida e incómoda por su consideración. Ella cerró los ojos, su cuerpo continuó bailando sin cesar.

—Patrizia.

Por primera vez ese día, Lucio la llamó por su nombre. En el punto climático del baile, la llamó por su nombre, y con un gemido, Patrizia en voz baja respondió:

—Su Majestad.

Por supuesto, no fue llamado por afecto. Sintiéndose mareada, Patrizia tropezó y Lucio la atrapó fácilmente con la mano.

—Reina, ¿estás bien? —preguntó, desconcertado.

—No.

Aunque se esforzó por bailar, confesó sinceramente.

—Me gustaría descansar. Por favor… estoy… mareada…

La canción estaba a medio camino, pero a Lucio no le importó. Afortunadamente, varias otras personas se unieron en algún momento y los rodearon, por lo que la atención de los invitados no se enfoco en ellos. Lucio guió a Patrizia a la terraza donde había más espacio para respirar. La miró preocupado mientras la sentaba en el banco.

—¿Estás bien? ¿Debo llamar al doctor?

—No es tan grave. Estaré bien después de un pequeño descanso —aseguró con una sonrisa, la primera sonrisa que le mostró esa noche. Al ver esa sonrisa, Lucio se congeló momentáneamente, aunque Patrizia no se dio cuenta en su intento de orientarse.

—Ahora puede irse, Su Majestad. Volveré después de un rato —dijo.

—Está bien.

—Ya es bastante malo tener que sentarme fuera del banquete. Si tú también te fueras…

—Si ambos nos hemos ido, la gente probablemente supondrá que nos hemos excusado para besarnos —dijo en voz baja y la boca de Patrizia se cerró de golpe.

Después de descansar un momento en el banco, ella preguntó:

—Su Majestad, hay algo de lo que tengo curiosidad.

Era sobre lo que Rosemond mencionó anteriormente.

27 respuestas a “Dama a Reina – Capítulo 77: Haz lo que quieras”

  1. Rosemoond seguro se manda otra cagada reira un rato y despues esttara dando alaridos como perro con rabia porque todo le sale mal ya con lo que Patrizia le va a prteguntar a Lucio se jodio la arpia

  2. ya van 4 veces que leo los nuevos capitulos … waaaa LUCIO!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! ahora si te perdono todo … pero se mas firme! .. dale su lugar a rizi … si es posible da un golpe de estado para que la nobleza no te bliga a seguir con esa estupida concubina

  3. Debo admitir que hay momentos en que Lucio es muy directo, ni siquiera se esfuerza en ser sútil pero me gusta ese lado suyo, yo creo que definitivamente está embarazada pero llevara un tiempo para que lo sepan mientras firmemente siga creyendo que es estéril.

  4. OMG! De verdad muchas gracias por estos capítulos! Me dejan picada como siempre🤣, pero a la espera ansiosa de más de esta hermosa historia!💕

    1. Kyaaaaa estaba por dormir cuando vi la actualización seeeee muchas gracias por los capítulos cada vez se pone mejor está novela y porque se me hace que ese mareo no es normal digo a mi me dan cólicos super fuertes al grado de no quer pararme pero jamás mareo muahahhahaha ojalá y sea lo que estoy pensando pero sería algo pronto para saber o no, en fin a esperar para leer el desenlace seee😊😊😊

  5. Jajajaja al parecer el afrodisíaco hizo de lucio todo un semental 😂😂😂 mira que para que a la primera le atinara 😂😂 definitivamente me encanta esta novela, es demasiado buena, Lucio hechale ganas que estas semi verde para conquistarla 😏😏

    1. Que maravilla de traducción, que gran trabajó relaizán, espero ansiosa l próxima actualización muchas gracias por su esfuerzo 😘 🥰🥰🥰

  6. creo que esta embarazada, yo tengo la teoria de que Rosemud es la que es esteril, y Patricia no, porque en el manhwa muestran que Rosemud se hace las pruebas a la par de Patricia sia que creo que las cambiaron sin querer

  7. El afrodisiaco funcionó muy bien, cumplió con su objetivo se dar al imperio un heredero.
    Lucio, vamos empieza a enamorarla, tienes que mostrar que ella es única e incomparable ….
    Patrizia, siempre todo una dama y una guerrera, no se dejará amedrentar fácilmente, ella sabe lo que vale.

    1. Quedar embarazada tu primera vez se puede considerar muy buena suerte o muy mala suerte?
      En este caso podría tener un poco de ambas jajjaja

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