Dama a Reina – Capítulo 83: Entonces, ¿te estás proponiendo ahora?

Traducido por Kiara Adsgar

Editado por Yusuke


—El duque Witherford está aquí, Su Majestad.

Patrizia no dijo nada y la puerta se abrió. Había estado organizando sus pensamientos sobre su té de menta favorito en el lujoso salón insonorizado. El duque Witherford la saludó cortésmente.

—Saludos a Su Majestad la emperatriz, la Luna del Imperio.

—Bienvenido, duque. Por favor, siéntate.

Patrizia recibió al duque Witherford, luciendo más modesta de lo habitual.

—¿Qué pasa, Su Majestad? —preguntó el duque Witherford, con la cara llena de pensamientos y preocupaciones.

—Duque —comenzó Patrizia—. Seré directa. ¿Qué opinas del duque Ephreney?

Naturalmente, no se dio respuesta a la repentina pregunta. Ella continuó con calma.

—La gente ya dice que entre tú y el duque Ephreney hay una relación incómoda. ¿Escuché mal?

—Me temo que no, Su Majestad —respondió el duque Witherford.

—Muy bien. —La expresión de Patrizia se volvió seria—. Duque, si tuviera una manera de destruir al duque Ephreney… ¿Qué harías?

—Su Majestad, ¿qué…?

—Respóndeme. Exactamente lo que dije. —Patrizia mantuvo su voz firme—. Te estoy diciendo que elijas. Tienes la oportunidad de destruirlo, y yo tengo la llave para hacerlo. Necesito a alguien que pueda ayudarme. No quiero ensuciarme las manos.

—Tienes la llave para destruir al duque Ephreney… —El duque Witherford contuvo el aliento—. Así que tengo que tomar una decisión.

—Sí. Dos personas son mejores que una  —dijo Patrizia con una carcajada—. Eso significa que incluso si te niegas, no voy a cambiar de opinión.

—Su Majestad. —El duque levantó las comisuras de sus labios con una sonrisa—. Si hay una manera de castigarlo, entonces estoy abierto a cualquier método.

El duque Ephreney había surgido de una familia de barones de bajo rango. Por esa razón, al duque Witherford, que era un duque de pura sangre, no le gustaba el duque Ephreney. Sin embargo, el problema crítico fue que el duque Ephreney copió con éxito los negocio de duque Witherford, causando un gran daño a este último, por ende su odio hacia este hombre solo iba en crecimiento.

—Su Majestad, por favor dígame. ¿Cómo puedo ayudarte? —dijo el duque Witherford con seriedad.

Patrizia en silencio le entregó diecisiete cartas. Él la miró inquisitivamente, pero pronto comenzó a leer cada una. Después de un rato, sus manos comenzaron a temblar.

—Su Majestad, esto es…—dijo con asombro.

—¿Sabes sobre el pasado del emperador?

—Sí… —respondió con cautela el duque.

La cara de Patrizia permaneció tranquila.

—Eres consciente de las repercusiones, ¿verdad?

—Por… por supuesto, Su Majestad. —Su voz temblaba mientras ofrecía su opinión—. Estas cartas por sí solas no son suficientes, Su Majestad.

—Es tal como usted dice. Sin embargo, duque… —Patrizia dijo con voz relajada—. Estas cartas son suficientes. La reina Alisa ya ha sido ejecutada y el duque Oswin no puede contarle a nadie al respecto, no hay garantía de que él sepa en detalle lo que pasó. Entonces, todo lo que queda son las dos personas en la carta y el duque Ephreney. Por lo tanto, es poco probable que salga la evidencia, incluso si alguien busca.

—La forma más efectiva es informar al emperador de estas cartas…

Por un segundo Patrizia solo lo miro, analizando sus expresiones, ella quería estar completamente segura de que podía confiar en este hombre, él permaneció firme ante su escrutinio, luego por fin habló.

—No, duque. —Patrizia sacudió la cabeza con firmeza—. Estás equivocado sobre esto. Esto no se trata de traición. Tampoco el duque Ephreney insultó a la familia real. Podemos mostrarle al emperador esta carta. Sin embargo, si el emperador castigará directamente al duque Ephreney por este asunto, solo sería por venganza personal. Su Majestad sería visto como un tirano. ¿Quieres eso?

—¿Cómo desea que esto suceda, Su Majestad?

—La mejor manera no es que el duque Ephreney sea castigado por el emperador, sino por la duquesa Ephreney. ¿No sería esa la destrucción perfecta? —Patrizia continuó con una sonrisa—. No sería malo si los nobles comenzaran a cotillear.

—Entonces, ¿cómo puedo ayudarte?

—Escuché que la duquesa Witherford tiene un amplio círculo de conocidos en la alta sociedad.

—Ah, sí… —El duque se sonrojó ligeramente y Patrizia sonrió lentamente. El comienzo de todos los problemas fue un rumor.

—Exagera este contenido un poco más y comienza a cotillear. Como sabes, cuando la gente habla de un rumor fuerte y salvaje tiende a crecer.

El duque Witherford asintió.

—Entiendo completamente lo que quieres decir. ¿Cómo piensa informar al emperador y a la duquesa Ephreney de esto…?

—La duquesa Ephreney será atendida por la señorita Grochester y en cuanto a su majestad…

Tengo que terminar todo yo misma. Yo soy la persona que tiene que terminarlo.

—Creo que me ocuparé de él, duque Witherford.

Sí, este es realmente el momento de terminarlo.

♦ ♦ ♦

—¿Creo que no nos hemos reunido lo suficiente estos días? —dijo Rothesay con un gruñido. Su comportamiento era extrañamente lindo y Petronilla se rió en voz baja.

—Lo siento, Rothe. He estado haciendo un trabajo importante últimamente…

—Bueno, no se puede evitar… —dijo Rothesay, dejando caer un ligero beso en la frente de Petronilla—. Te extraño tanto que no puedo hacer nada recientemente —susurró.

—Ja, ja, ja. —Petronilla se echó a reír ante su expresión de afecto. Ella sacudió la cabeza como si no pudiera detenerlo—. ¿Dónde aprendiste a decir eso? —Ella bromeó.

—Mis padres siempre se dicen esto el uno al otro.

Entonces, todas las palabras dulces que dice, provienen de los Bradington. Deben ser una buena pareja.

—También quiero vivir así —confesó.

—No te preocupes, Nilla. —Rothesay le ofreció una sonrisa afectuosa—. Tengo a mis dos padres como ejemplo, así que puedo hacerlo todo el día, sin parar.

—Entonces, ¿Te estás proponiendo ahora? —dijo ella con una sonrisa traviesa y Rothesay respondió con una mirada astuta.

—Por supuesto, pero no será esta clase de propuesta.

—Lo espero con ansias.

—¿Estas esperando por ello? —añadió.

Petronilla le respondió con franqueza.

—Hmm… para ser honesta, un poco.

—Oh no. Estoy en problemas —sonrió Rothesay, mostrando sus dientes blancos—. Esta no es una propuesta, Nil. Sin embargo, puedes esperarlo.

—Estás tan seguro cuando ni siquiera he aceptado.

—Si no funciona —dijo suavemente—. Lo haré hasta que funcione.

La garganta de Petronilla se sintió llena de emoción cuando la sinceridad de sus palabras llenó su cuerpo. La felicidad que sentía en este momento era incomparable a cualquier cosa en el pasado. Luchó para evitar que las lágrimas brotaran de sus ojos.

—Gracias, susurró.

De verdad, muchas gracias.

♦ ♦ ♦

Al día siguiente, Patrizia abordó su carruaje con anticipación. No había visto su ciudad natal en los últimos meses.

—¿Cuánto tiempo ha pasado? —dijo Patrizia con una expresión ansiosa.

—¿Eres tan feliz, Rizi?

Mirya permaneció en el Palacio Imperial, mientras Raphaella la acompañaba como escolta. Patrizia asintió, su estado de ánimo se levantó por primera vez en mucho tiempo.

—No los he visto en meses. Estoy muy emocionada.

—Sí. Has pasado por mucho en los últimos meses —dijo Raphaella con simpatía—. Quedémonos hasta tarde en la noche.

Quién sabía cuándo Patrizia podría volver a casa. En resumen, fue una ruptura sin promesa. Patrizia asintió de acuerdo con Raphaella.

—Por supuesto. ¿No te aburriras? —preguntó Patrizia.

—Nilla estará allí, junto con usted e incluso el marqués y la marquesa Grochester. ¿Cómo puedo aburrirme? Si no tengo nada que hacer, solo puedo dormir. No hay nada de qué preocuparse.

—Eso es un alivio. —Patrizia se echó hacia atrás lentamente con una cálida sonrisa. Raphaella la miró y habló en tono comprensivo.

—Ya puedes dormir, majestad. No has dormido mucho últimamente.

Eso era inevitable, ya que Patrizia estaba bastante sobrecargada de trabajo. Ella sonrió levemente como si alguien tratara de pedir comprensión, luego rápidamente se durmió.

♦ ♦ ♦

Cuando Patrizia abrió los ojos, el carruaje había llegado a la residencia de Grochester. Raphaella se levantó y abrió la puerta primero, y Patrizia bajó el carruaje con cuidado. Las primeras personas que vio fueron sus padres, y se dirigió hacia ellos con una sonrisa brillante.

—Madre, padre.

—Saludos a Su Majestad la emperatriz, la Luna del Imperio.

Pero en lugar de abrazar a su encantadora hija, los Grochesters se inclinaron respetuosamente ante ella. Ella podía entender por qué, pero no podía evitar hacer un puchero.

—Estoy aquí como la hija de la Casa Grochester, no como la reina del Imperio Mavinous.

—Pero eso no cambia el hecho de que Su Majestad es la madre real del imperio.

—Por favor, no se enoje demasiado, Su Majestad. Esta es también una cortesía que deseamos extender como sus súbditos.

—Vamos adentro, madre, padre. —Patrizia sonrió maliciosamente y entró a la casa con sus padres. Entonces, vio a Petronilla salir corriendo de su habitación.

—¿Rizi?

—Nilla. —Patrizia saludó a su hermana con una sonrisa. Había pasado mucho tiempo desde que la vio en su casa, no en el Palacio Imperial.

—¿Por qué estabas corriendo? —Patrizia preguntó.

—Dormí demasiado anoche.

Patrizia entendió por qué, Petronilla debió haberse quedado despierta hasta tarde con el joven señor de Bradington y se echó a reír.

—¿Podemos esperar buenas noticias pronto?

—¡No es así! —Petronilla lo negó ferozmente. Ella debe haber malinterpretado su pregunta y Patrizia se rió.

—Estoy hablando de matrimonio.

—Lo sé. —Petronilla se sonrojó y miró hacia abajo. Ella habló con voz tímida—. Podemos hablar más tarde… ¿Comeremos primero?

♦ ♦ ♦

El estómago de Patrizia se llenó hasta estallar en el almuerzo ese día. Nunca estuvo muerta de hambre en el Palacio Imperial, pero la marquesa Grochester insistía constantemente en que comiera. Afortunadamente, Patrizia no ganaba peso fácilmente, por lo que lo comió con confianza, pero le resultó difícil respirar al final de la comida.

Patrizia disfrutó una taza de té dulce para el postre, luego tuvo una reunión privada con su padre en el salón.

—Entonces, Rizi. ¿Vale la pena vivir en el Palacio Imperial? —preguntó el marqués Grochester. Patrizia respondió con una mirada de decepción.

—Para alguien que siente curiosidad por eso, nunca vienes al Palacio Imperial.

—Pensé que lo entenderías, querida —dijo el marqués con una sonrisa amable—. Cómo sabes, nada bueno saldrá si nos mantenemos cerca. No quiero molestarte. Sin mencionar a la familia imperial y Su Majestad. No puedo permitirme causarle preocupaciones innecesarias.

—Pero aún puedes visitarme. No es que estés haciendo algo malo.

—Lo importante es que no parece ser visto de la misma manera por los demás. —El marqués Grochester ofreció otra sonrisa tranquilizadora—. De todos modos, ¿cómo es tu vida en el Palacio Imperial? Solo he escuchado pocas cosas al respecto.

—Ya lo sabes. —Ella le dio una sonrisa—. Mi relación con Su Majestad es distante, y estoy ocupada discutiendo con la marquesa Ethylaine.

Aunque fingió estar alegre, el marqués Grochester rápidamente captó el tono de sus palabras. Reorganizó su mirada ligeramente perpleja en algo más cariñoso hacia su hija.

—Siento no poder ayudarte.

—¿Por qué lo sientes, padre? Soy la hija de la casa Grochester. —Ella sacudió la cabeza con calma y refutó lo que dijo—. Estoy lo suficientemente agradecida de haber heredado esta línea de sangre.

—Más importante aún, ¿tu relación con el emperador aún es distante? —Él inclinó la cabeza inquisitivamente—. Por lo que escuché, el favor de Su Majestad ya no está con la marquesa Ethylaine…

Por un momento, Patrizia quedó desconcertada.

57 respuestas a “Dama a Reina – Capítulo 83: Entonces, ¿te estás proponiendo ahora?”

  1. Rizi como no te das cuenta de que le viraste la tortilla a la zorra, ella perdio el cariño del bicho, ahora es tuyo y todos se dieron cuenta en los eventos cuando normalmente andaria cariñoso con ella y ahora se aleja de ella como la peste, solo falta saber que hara la bicha y esoeri que la lengua de la esposa del duque que te apoya sea muy larga ajajajaja

  2. Ahhhh quedo justo en un bueno momento… Muchas gracias por el capitulo, esperare con muchas ansias el siguiente.

    Ademas… ¡LO SABIA! Sabia que el perfume que habia enviado Rizi era para volver infertil a Rosemond

  3. No había visto que subieron más capítulos sino lo habría leído antes muchas gracias por este hermoso pack de episodios son los mejores seee
    Ahora sí respecto a los capítulos aunque no es la primera vez que veo una novela o manga donde más de una persona haya vuelto en el tiempo me encanta que ya yo rizi como nila ahora lo sepan aunque me hace sospechar que tambien rosemond haya regresado pero no está claro eso igual se pone muy interesante y al menos nila ya encontré y le corresponde a pareja destinada falta que rizi se de cuenta y acepte lo que siente por Lucio y realmente anelo que ya esté esperando a la bendición muahahhaha

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