Dama a Reina – Capítulo 97: No me tires

Traducido por Kiara Adsgar

Editado por Yusuke


—¿Qué…? —preguntó Rosemond con la mirada perdida.

—Eres infértil.

—No me hagas reír. ¿Quién eres tú para determinar eso? ¡La única infertil aquí eres tú, no yo, solo lo eres tú!

—Tienes razón. Soy una mujer estéril —dijo Patrizia—. Pero tú también lo eres.

—¡¿Qué tontería estás diciendo?! ¿Tienes pruebas?

—Sí —respondió Patrizia sin una pizca de alegría—. Soy la prueba.

—¿Qué clase de mierda estas…?

—Porque yo te hice infértil —continuó Patrizia explicando como si fuera un tema sin importancia—. ¿Recuerdas el perfume que te di hace poco? En ese perfume hay una sustancia química que induce la infertilidad. Está hecho de una flor que es nativa de las Islas Brahms. Probablemente lo usaste hasta agotarlo porque te gustó el aroma, pero eso te hizo estéril. El efecto está garantizado.

—No… —murmuró Rosemond, la sangre había abandonado su rostro. Patrizia, por otro lado, permaneció inmutable incluso mientras confesaba el hecho, no porque estuviera reteniendo su emoción, sino porque no sentía ninguna. Su capacidad de sentir hacía tiempo que se había secado como un lago durante una sequía.

—No me siento mal, por haber hecho algo como eso, porque tú también me lo has hecho.

—No, no…

—Así que simplemente muere en silencio. Sin preocuparte por nada más.

—¡No, no es cierto…!

Rosemond no podía creer las palabras de Patrizia. Ella continuó repitiendo no una y otra vez como un mantra. Patrizia había jugado la mejor carta de triunfo, y las mesas habían cambiado por completo a su favor. Por supuesto, no le importaba nada más porque estaba cerca de su muerte, pero ser privada de su capacidad para dar a luz a un hijo fue un gran golpe para ella.

—¡NOOO!

Soltó un grito gutural mientras se tiraba del pelo. No podía manejar la verdad y había perdido los últimos restos de su cordura. Los gritos que resonaban en toda la prisión perforaron los tímpanos de Patrizia. Pronto, los guardias de la prisión se apresuraron hacia la celda de Rosemond y la amordazaron para amortiguar el sonido. Patrizia le dedicó una última mirada antes de alejarse lentamente.

Todo se acabó. Patrizia salió silenciosamente de la prisión, le había dado un último adiós a su oponente político y rival en el amor.

Este es el final de nuestra desafortunada relación.

 ♦ ♦ ♦

Y en dos días, Rosemond fue ejecutada.

Una gran multitud se reunió en el sitio. La ciudad imperial normalmente tranquila estaba llena de disturbios, la atmósfera era pesada.

La guillotina se instaló en la plaza Gerviamen, y una multitud de personas rodeó la zona. Y en medio de esto se sentaron dos personas con aspecto lamentable. La reina Patrizia esperaba junto a su esposo, el emperador Lucio, para ver la ejecución.

Ninguno de los dos se dijo una sola palabra. Fue entonces cuando el duque Witherford, que estaba junto a ellos, exclamó:

—¡Traigan al criminal!

Tan pronto como la voz retumbante del duque emitió esas palabras, la criminal Rosemond caminó hacia la guillotina. Al ver la expresión en su rostro, el rostro de Patrizia se contorsionó brevemente antes de regresar a su estado original. Ella examinó con calma la apariencia de Rosemond.

Su cabello era un desorden y su hermoso rostro estaba demacrado, sus ojos apenas estaban abiertos debido al agotamiento. Había marcas de uñas en todo el cuerpo, como si se hubiera hecho daño en la cárcel, pero lo más aterrador era la expresión de su rostro. Aunque sus ojos estaban hundidos y miraban hacia el cielo, su expresión era desesperada, como si esperara despertarse de un mal sueño, fue sostenida por dos soldados mientras caminaba hacia la guillotina, con un vestido blanco.

—La criminal, Rosemond, ha intentado asesinar a la reina del Imperio Mavinous, y yo, Lucio Carrick George, emperador de Mavinous…

Patrizia podía escuchar el ligero temblor en la voz de Lucio mientras hablaba, pero ella no dijo nada. Inconscientemente comenzó a morderse el labio.

—Ordeno que sea ejecutada.

El final ha comenzado una vez más. Patrizia cerró los ojos, su rostro permanecía sin emociones. Está vez todo terminará.

—Comiencen la ejecución del criminal.

Patrizia levantó los ojos hacia el momento de la ejecución mientras Rosemond arrastraba los pies hacia el lugar que le habían indicado. Aunque su expresión carecía de emoción, Patrizia supo al instante que todavía se aferraba a su necedad e ira incluso en la puerta de la muerte.

—Injusticia.

Oh Rosemond. ¿Por qué sientes que se ha cometido una injusticia? Fuiste quien intentó matarme en primer lugar, para usurpar mi trono entonces, ¿por qué actúas así? Si hubieras ganado, ¿no sería una verdadera injusticia?

En ese momento, la mirada de Rosemond encontró a Patrizia, y esta le devolvió la mirada con calma. Cuando sus ojos se encontraron, la mirada de Rosemond se volvió aguda. No tenía intenciones de ocultar su rencor, incluso al final de su vida.

Patrizia devolvió la mirada de Rosemond antes de que la mirada pronto se moviera hacia Lucio. La mirada que Rosemond dirigió hacia Lucio era sorprendentemente tranquila. Patrizia vio brevemente un indicio de culpa en el rostro de Rosemond y se mordió el labio en respuesta. Parece que ella nunca dijo sus verdaderos sentimientos. Patrizia observó los últimos momentos de Rosemond sin apartar la vista.

—¡KYAAA! ¡AAAH!

La cabeza de Rosemond fue cortada, sus gritos finales resonaron en todas las direcciones. Patrizia se mordió el labio con tanta fuerza que comenzó a sangrar.

Todo había terminado. Rosemond estaba muerta. Al notar las lágrimas que caían de sus ojos, Patrizia las secó rápidamente. Esas dos lágrimas que ella arrojó fueron suficientes. Con una expresión sombría, cerró los ojos.

En verdad, este era su final.

 ♦ ♦ ♦

Lo primero que hizo Patrizia cuando regresó al palacio fue sacar las horquillas que sostenían su peinado. Su cabello oscuro de color turquesa caía en cascada por sus hombros como las olas del mar. Después de ponerse un par de zapatos negros, caminó hacia el Palacio Central.

—Su Majestad la reina ha llegado.

—Déjala entrar.

Al sonido de su voz, las puertas se abrieron. Patrizia entró lentamente en la habitación. Su rostro estaba completamente vacío de cualquier emoción. Lucio, quien se puso un uniforme negro, se sorprendió momentáneamente al ver su apariencia. Era la segunda vez que la veía con el pelo suelto, la primera había sido cuando entró al palacio como candidata a reina. Antes de que pudiera preguntarle qué estaba mal, Patrizia habló primero.

—Me iré del palacio.

—¿Qué? —preguntó Lucio después de una larga pausa.

—Tal como dije —respondió tranquilamente Patrizia.

—¿Qué quieres decir con que te vas del palacio?

—Como dije…

—No, lo que digo es…

Camino hacia Patrizia. Cuando llegó justo frente a ella, ella pudo ver la preocupación en sus ojos.

—¿Qué quieres decir con eso? Por qué de la nada…

—No es algo que surgió de repente, Su Majestad —respondió Patrizia con frialdad—. Es algo que he estado pensando en hacer por un tiempo. Quería renunciar a esta posición e irme después de terminar la pelea con Rosemond, Su Majestad. Estoy demasiado cansada. Ya no deseo quedarme en el palacio.

—Reina.

—Ya no quiero vivir como reina.

—Yo… —Su garganta estaba seca, sentía que cada palabra lo lastimaba—. He cometido muchos errores. Sé que estás cansada de mí y sé que me odias. Pero… —Lucio suplicó—. Por favor, no digas que saldrás del palacio. Por favor… no digas que me dejarás.

—Su Majestad.

—Reina, te lo ruego…

—Estoy agotada, me siento sin fuerzas —dijo Patrizia, con voz ronca—. Si me quedo aquí más tiempo, creo que me volveré loca… así que…

—¿Entonces me dejarás? ¿Me dejarás aquí solo…? —preguntó con una cara afligida—. Por mí… si no puede ser para ti, entonces por mi, por favor… Para el egoísta y deplorable yo… ¿no puedes quedarte?

—Quiero vivir mi propia vida.

—Te daré todo lo que desees. Si quieres tesoros, te proporcionaré todo lo que pueda encontrar para ti.

—La riqueza no tiene sentido para la hija de una familia noble como yo, Su Majestad.

—Si hay algo más que desees, te lo daré. Escucharé todos tus deseos. Solo quédate a mi lado. Incluso si me odias, incluso si te ofendes, permanece a mi lado.

—Ni siquiera tengo la fuerza para odiarte o mostrar resentimiento ahora, Su Majestad. —Patrizia declaró su voluntad cortés—. Simplemente deseo irme de aquí y vivir con mi familia. Un lugar liberador sin enemistad política, ni planes…

—Nunca tocaré a otra mujer aparte de ti. Te lo juro. Viviré solo para ti…

—Su Majestad.

Patrizia detuvo suavemente sus palabras. A pesar de ver su expresión inútil, Patrizia no dudó y continuó.

—Lo que más quiero es escapar de este lugar y vivir libremente. No quiero vivir una vida de ricos en una jaula de pájaros. Quiero vivir una vida modesta en el desierto. Por favor, no vivas solo mirándome. No puedo corresponder a sus sentimientos, Su Majestad.

—No te estoy pidiendo que me correspondas. No te pediré nada. No requeriré nada. Solo quédate a mi lado. Puedes hacer lo que quieras… siempre y cuando te quedes a mi lado.

—Lo siento, Su Majestad.

—Reina, Patrizia. Por favor…

—No puedo hacer eso.

—Te lo ruego, no…

No me tires esas palabras que tan desesperadamente, quería decir, pero no pasarían de sus labios. Aunque Patrizia sabía lo que estaba a punto de decir, ella sacudió la cabeza. Esto es lo mejor para ti y para mí. Patrizia dijo sus últimas palabras.

—Deseo salir del palacio, Su Majestad. Por favor, destroname por razones personales. Por favor es lo único que te pido.

—Yo…

No puedo hacer eso ¿Cómo podría él? Después de que había llegado a amarla  genuinamente. Después de que aprendió a diferenciar entre amor y simpatía. Después de él…

—No puedo permitirlo —dijo Lucio.

No después de que ella le había abierto los ojos por primera vez.

—Su Majestad —protestó ella.

—Puedes maldecirme por ser un bastardo egoísta. Puedes insultarme diciendo que soy un emperador insolente. Pero no puedo dejar que te vayas de mi lado. Nunca podré…

—¿Incluso si no te amo? —preguntó Patrizia.

—Mi amor, mi anhelo y mi corazón te pertenecen —prometió—. Te lo dije. Puedes odiarme, despreciarme.

No importa, pero por favor, quédate a mi lado.


Kiara
Le cortaron la cabeza, fue más calmado de lo que pensé, pero por fin se ha librado de ella, ahora nuestra Patty por fin puede dormir tranquila, aunque ahora el emperador no la deja ir

21 respuestas a “Dama a Reina – Capítulo 97: No me tires”

  1. Parecia que al final Rosemoond si sentia algo por Lucio pero en vez de cultivar el amor en el ,se enfoco en querer estar por encima de otros a como de lugar , ambicionaba ser reina con toda clase de metodos sucios , no penso en las consecuencias de sus actos y al final termino perdiendo el cariño y el aprecio de su querido , Lucio sin duda la hubiera protegido de cualquier persona pero ella nunca penso en el o en su bien por ejemplo con lo de las flores que le gustaba a la reina Alisa , si todos veian a Lucio volverse loco , hubiera terminado mal para Patrizia pero tambien para ella, lo hubieran depuesto y hubieran puesto en su lugar al mas cercano a la familia real , bueno ella recogio lo que sembro , tuvo una tragica vida nunca busco ser feliz solo busco estar en la cima pasando por encima de otros y cuando haces eso todo se te devuelve

  2. Me encanta Patrizia, tan inteligente. Lo que dijo es cierto, si Rosemond no la hubiese provocado ni tratado de asesinarla en varias ocasiones, ella nunca hubiese llegado a este extremo. Rose cosechó lo que sembró nada más.

    1. Déjala ser feliz, está chica sí cumplió lo que prometió y lo mejor no dudo solo por que se enamoró sino que domo al husbando y no esta pegada a el como chicle.
      Gracias por su trabajo y tiempo

  3. Rosember, tenías la mejor oportunidad, una reina que solo quería vivir una vida en paz, que no quería competir. Pero tus ambiciones te segaron y ahora solo quedas ante la muerte y al recuerdo que fuistes una delincuente.
    Patrizia, eres una mujer muy inteligente y de un amor muy propio no te puedo decir nada en cuanto tus decisiones, pero abre un poco tu corazón.
    Lucio, es momento que demuestres cuanto amas Patrizia y que lo que sientes es muy diferente a lo que sentías antes. Es arduo el camino, suerte.

  4. Si yo que no estoy en la novela siento paz imagínense cuánta calma tiene Patrizia.
    Me duele que no puedan intentar llevarse un poco mejor esos dos. Espero que intenten algo, ahora sin preocupaciones que generen otras personas.

  5. Pues al final, si fue demasiado tranquilo, lo único que diré a su favor es: rosemond, pudiste ser la cenicienta de un maravilloso cuento de hadas y abrias obtenido la felicidad máxima si no te hubieras dejado llevar por la codicia, fuiste patética hasta el final y aún así te atreviste a sentir arrepentimiento hacia alguien a quien hasta el final renegaste de tus sentimientos, pobre alma, por otro lado, pobre lucio 🤣 siga participando

  6. No creí que fuera tan calmado el final de Rosemond.

    Ahora imaginemos que se abre una nueva línea temporal donde Rosemond es quien regresa al pasado,ok,no me altere.
    Jajaja

  7. Mi satisfacción fue tan grande cuando mataron a esa perra….🤣🤣🤣…Lo estaba esperando y si, fue demasiado tranquilo!! Pero bueno MURIÓ!! Y eso es lo que quería

  8. Pobre Lució, creo que es el que más sufrió, con el maltrato y luego lo de su madre, el no hizo eso consciente, estaba asustado y desesperado. Me da mucha pena porque su corazón está muy mal herido, entiendo el dolor de Patricia, pero creo que sólo irse no es la solución tampoco. No sé, esta historia mueve muchas emociones.

  9. Me produce tristeza Lucio pero también me da tristeza Patrizia
    Lucio está desesperado y no quiere ser abandonado
    Ya ha sufrido demasiado
    Por otro lado… Patrizia hasta el final no podrá hacer lo que realmente quiere
    Al final si se queda con Lucio solamente será porque es su deber, aún si es que llega a amarlo
    Lo va amar??? Si, es probable que lo haga pero es porque es su única opción

  10. Me da Pena el emperador, es como que no sabe como tener una relación saludable. Se odia tanto que no le importa si la persona que ama lo odia también..

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