Dama a Reina – Capítulo 19: ¡Oh, mi sol!

Traducido por Kiara Adsgar

Editado por Yusuke


Lucio no se había sentido bien últimamente.

—¡Me voy a dormir con mamá!

Todo fue por su hijo Dylan de siete años, que había estado durmiendo bien en su propia habitación hace unos meses, de repente comenzó a exigir obstinadamente que volviera a dormir junto a su madre.

—Dylan, ¿por qué quieres acostarte con tu madre? —preguntó Patrizia avergonzada—. Has estado durmiendo bien por tu cuenta.

—Madre, ¿realmente no lo sabes? —dijo Dylan con ojos redondos que parecían a los de su padre. Cuando Patrizia sacudió la cabeza, en un tono como si lo que intentaba decir fuera obvio, Dylan respondió—: ¡Porque me gusta mamá! A Dylan le gusta mamá, porque es la mejor mamá del mundo.

Lucio parecía sorprendido una vez más. “Dylan, ¿es invisible tu padre?”

—A mí también me gusta mi padre —dijo el niño—. Pero me gusta más mi madre —agregó.

Lucio guardó silencio, mientras que Patrizia sonrió torpemente y se dirigió a su hijo.

—Dylan, deberías amarnos a los dos por igual. De lo contrario, papá estará triste.

—Pero me gusta más mi madre —insistió Dylan, hinchando las mejillas.

Patrizia miró de reojo a su esposo y se preguntó qué hacer con la terquedad de su hijo. Era como si el alma de Lucio hubiera abandonado por completo su cuerpo.

¡¿Cómo crié a mi hijo?!

—Dylan, ¿por qué te gusta más tu madre que tu padre? —preguntó.

—Bueno… —Dylan comenzó con toda seriedad mientras reflexionaba sobre la pregunta de su padre, luego respondió con voz clara—: No hay ninguna razón, me gusta más la madre que el padre.

Fue el tercer golpe. Lucio no dijo nada más, como si cualquier palabra pudiera herirlo severamente. Mientras Patrizia estaba avergonzada por la excesiva honestidad de su hijo, internamente estaba feliz.

¡¿Ese es mi hijo?!

—Voy a dormir con mamá esta noche. Papá duerme solo.

Una expresión de asombro cruzó el rostro de Lucio ante las palabras de su hijo, y Patrizia no pudo evitar estallar en carcajadas a pesar de la gravedad de la situación.

—No, Dylan —dijo Lucio con voz determinada después de un rato.

—¿Por qué?

—Tu madre tiene que dormir conmigo.

—¿Por qué?

—Porque está casada conmigo. Solo se puede dormir con quien te casas.

Dylan pareció encontrar una solución fácil para eso.

—¡Entonces quiero casarme con mamá!

Yusuke
¿Edipo? ¿Dónde?

¿Este niño?

Lucio miró a su hijo. De hecho, Dylan había estado celoso en estos días y quería monopolizar a su madre, y cualquier comentario lo estimulaba.

—No —dijo Lucio con voz cortante, pensando que era mejor imponer firmemente algunos límites.

—¿Por qué?

—Porque tu madre ya está casada conmigo.

—¡Ella puede hacerlo conmigo!

Entonces nuestra genealogía se convertiria en algo muy serio, quería decir Lucio, pero se tragó sus palabras y esta vez lo explicó un poco más amablemente.

—Solo puedes casarte con una persona.

—¿Por qué?

—Porque de lo contrario la otra persona estaría triste.

—No estoy triste aunque mamá ya se haya casado con papá.

Lucio respiró profundo y continuó:

—Estaría muy triste si tu madre dijera que se va a casar contigo.

—¡Eso no es cosa tuya!

¿Este niño?

La irritación de Lucio se hizo cada vez más fuerte, y Patrizia, que todavía estaba mirando, intervino apresuradamente.

—Ahora, Dylan. Es hora de que duermas. Los niños necesitan dormir temprano para crecer más alto. A tu madre le gustan las personas altas.

Lucio, que escuchó las palabras, involuntariamente enderezó los hombros, él es bastante alto. Después de mirarlo, Patrizia sonrió y continuó hablando con su hijo.

—Entonces cuando te levantes temprano en la mañana puedes venir a ver a tu madre otra vez, ¿de acuerdo? —dijo Patrizia.

—Me acostaré con mi mamá.

—Mamá duerme con papá, Dylan.

—¡No! ¡Me acuesto con mamá! ¡No quiero dormir solo! —gritó Dylan y Patrizia miró impotente entre su esposo y su hijo. Un escalofrío recorrió la columna de Lucio al verlo.

Rizi, no estás… no me vas a abandonar, ¿verdad?

—¿Entonces solo esta noche, Dylan? —dijo Patrizia tentativamente.

¡No, Rizi! gritó Lucio por dentro.

Ante las palabras de Patrizia, Dylan dejó de llorar y miró a su madre con ojos brillantes.

—¿En serio, madre? ¿Vamos a dormir juntos?

—Sí —dijo Patrizia, besó la frente de su hijo y arregló una almohada para él. Pronto Dylan se tumbó en la cama, mientras que Lucio todavía parecía malhumorado.

Patrizia miró a su esposo.

—Su Majestad, duerma junto a Dylan también.

—La cama es demasiado pequeña para eso. Supongo que iré al Palacio Central hoy.

Lucio estaba actuando demasiado petulante. Patrizia presionó una sonrisa y habló con voz suave.

—Por favor, Su Majestad.

Lucio no pudo desobedecer a su esposa. Exhaló un suspiro y se tumbó junto a Dylan. El comentario de Lucio de que la cama era “demasiado pequeña” era falso, ya que la cama era lo suficientemente ancha como para acomodar cómodamente a otra persona.

—Ahora, Dylan. ¿Está todo bien? Vamos a dormir ahora —dijo Patrizia con voz suave.

—Madre.

—¿Sucede algo?

—Tengo una pregunta.

—¿Qué es?

—¿De dónde vienen los bebés? —preguntó Dylan, y ella casi se atragantó con su pregunta.

—¿Por qué preguntas eso de repente, Dylan? —dijo patrizia sorprendida.

—Solo quería saber. Quiero saber de dónde vengo.

En lugar de responder, Patrizia miró a su esposo, que estaba acostado detrás de Dylan.

¿Qué podría responder? Lucio parecía igualmente avergonzado.

Patrizia se tomó un momento para pensar. Su hijo era demasiado joven e inocente para saberlo, pero no podía decir una mentira tan ridícula como “una cigüeña trae a los bebés”.

¿Les pregunté a mis padres lo mismo cuando era joven?

—¿Madre? ¿Por qué no contestas?

Patrizia intentó apresuradamente buscar una respuesta.

—¿Eh? Bueno, ah…

Justo entonces, la voz de Lucio la interrumpió.

—Te lo diré, Dylan. Un bebé se hace cuando un hombre y una mujer…

—¡Su Majestad! —gritó Patrizia.

—Duermen juntos tomados de la mano —terminó Lucio.

Ella lo miró con expresión sorprendida, pero él la miró con indiferencia. Eso no estaba completamente mal. Estaba segura de que era cuando… no, espera. Eso no era lo que importaba en este momento.

—Si te tomas de las manos, ¿tendrás un bebé? —preguntó Dylan con curiosidad. Patrizia sintió una punzada de culpa.

Oh, Dylan Perdona a tu madre que aún no puede decirte la verdad.

—Entonces padre, ¿puedes tener un bebé?

—Por supuesto.

—¡Entonces toma las manos de mamá para que pueda tener un hermano menor! ¡Un hermano!

—Lo siento, Dylan —dijo Lucio con una sonrisa perversa—. Desafortunadamente no podemos tener un bebé en este momento.

—¿Por qué?

—Era la época del mes de tu madre ayer, ah, no. Hay una condición importante y no se puede cumplir.

—¿Qué es? —dijo Dylan con ojos brillantes, y Lucio susurró en respuesta.

—Necesitamos estar solos.

—¿Solo ustedes dos?

—Sí. Solo madre y padre.

—¡Entonces saldré un poco! —Dylan se ofreció voluntariamente con entusiasmo.

—Hay una cosa más, Dylan. Tenemos que tomarnos de la mano durante mucho, mucho tiempo. No puedes salir y volver en poco tiempo.

Dylan emitió un sonido de molestia. En resumen, tenía que dormir solo esta noche.

Por supuesto, hoy no era un día en el que Lucio y Patrizia pudieran concebir, incluso si hacían algo más que tomarse de la mano, pero las relaciones en un matrimonio no siempre se trataban de tener hijos.

—Así que elige, Dylan. Si quieres un hermano menor, tienes que dormir solo.

Dylan parecía gravemente preocupado por las palabras de Lucio. Esta era una decisión realmente importante: ¡renunciar a su hermano o su madre!

Dylan frunció el ceño mientras internamente luchaba por un momento, luego habló.

—Decidí, padre.

—¿Sí?

—Quiero tener un hermano. —Dylan se levantó de la cama con los brazos apretados alrededor de la almohada y una expresión seria en su rostro.

—¿Vas a irte, Dyl? —preguntó Patrizia.

—Sí, madre. Voy a dormir con Mirya esta noche.

Cuando nació Dylan, Mirya renunció como la dama de honor de la reina y sirvió como la niñera de Dylan.

Patrizia ocultó su alegría y llamó a Mirya, quien apareció y rápidamente llevó al niño a su habitación. Cuando la pareja finalmente se quedó sola, Patrizia se echó a reír.

—¿Escuchaste lo que dijo Dylan, Su Majestad? ¡Oh, es tan adorable! A veces me pregunto si realmente es mi hijo.

—Se parece a ti. Todo lo bueno en Dylan es porque te persigue.

—Es verdad. —Patrizia sonrió y se acercó a Lucio. No fue hasta que alcanzó el nivel de los ojos con él que habló, el afecto calentaba su mirada—. Pero si no quedo embarazada hoy, ¿cómo vas a tratar con él la próxima vez?

—Um… entonces diré que tendremos que tomarnos de la mano durante unas diez noches, no una.

—Oh cielo santo, Su Majestad —se rió Patrizia, y Lucio se inclinó y la besó sin previo aviso. Ella ya no estaba sorprendida por sus besos y ella correspondía con entusiasmo.

Lucio de repente parecía abatido ante la vista.

—Ya ni siquiera pareces sorprendida. ¿Se desvaneció la tensión sexual entre nosotros?

—Ahora soy mayor, Su Majestad —murmuró Patrizia mientras sostenía su cuello—. Puede que no lo parezca, pero ¿sabes lo emocionada que estoy en este momento?

—Bueno, no puedo estar seguro.

—Puedes asegurarte —dijo Patrizia con una sonrisa en su voz, y sus manos se deslizaron por su cuello. Los botones de su camisa de dormir se abrieron y se abrieron para revelar su piel. Ella presionó suaves besos en su piel.

—Dylan se ha ido… ¿empezamos? —dijo ella con voz suave.

Era hora de que durmieran tomados de la mano.

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