Dama a Reina – Capítulo 6: Ese era su camino

Traducido por Kiara Adsgar

Editado por Yusuke


—La conocí.

Wilter se mostró sorprendido cuando Rothesay le contó lo que sucedió esa noche, él se preguntó qué había pasado, por qué su mejor amigo fue a verlo a primera hora de la mañana después del banquete de la Fundación Nacional. Aparentemente, fue para decirle esto.

—¿La conociste? —preguntó Wilter.

—Sí.

—¿Quién es ella?

—La hermana gemela de la reina Patrizia —​​respondió Rothesay.

—¿La hija del marqués Grochester?

—Sí.

—Vaya, sorprendente.

—¿Qué?

—No, es sorprendente que pudieras encontrarla ayer —dijo Wilter con voz atónita—. Eso no puede haber sido fácil. Hay muchas señoritas de ojos dorados y pelo rojo en la capital.

—Sí. —Una sonrisa se extendió en la cara de Rothesay—. Entonces le dije que nuestro destino era estar juntos.

—Mierda.

—Modera tu forma de hablar. ¿Quieres que le hable a la condesa?

Wilter ignoró lo que dijo su amigo y cambió hábilmente el tema.

—Pero fue realmente asombroso. Entonces… ¿Qué hiciste ayer?

—¿Hacer qué?

—Alguna cosa…

Solo entonces Rothesay captó la implicación de las palabras de Wilter, y lo golpeó en la espalda, con fuerza. Wilter dejó escapar un grito, seguido de una letanía de juramentos. A pesar de su apariencia, Rothesay es sorprendentemente fuerte.

—¡Duele! —aulló Wilter.

—¿Por qué no culpas primero a tus groserías y palabras vulgares?

Wilter lanzó una mirada fulminante a Rothesay.

—No entiendes ni una broma —murmuró Wilter. Sin embargo, él continuó como si no hubiera pasado nada—. ¿Entonces estás diciendo que no pasó nada?

—Bailamos… casi bailamos. Pero no pudo ser —dijo Rothesay con tristeza.

—Se escapó pero… ¿Por qué?

—De repente ella se fue. Como si fuera una emergencia.

Las cejas de Wilter se alzaron incrédulas.

—Espera un segundo. ¿Es ese el final? ¿No arreglaste encontrarla después?

—Se fue sin darme tiempo para hacerlo. —La expresión de Rothesay estaba abatida—. ¿Me dejaron?

—¿Te tiraron? ¿A qué te refieres? ¿Qué hiciste?

—Le dije que estaba enamorada de ella.

—Estás loco —respondió Wilter negando con la cabeza.

—No digas eso, ¿quieres? Mi corazón aún duele —dijo Rothesay con un gruñido.

—Te lo mereces. Usa el sentido común. ¡Un chico que conoció solo dos veces le confesó que la amaba! ¿Quién no se sentiría abrumado? —Wilter continuó, solo hablando con franqueza—. ¡Debiste comenzar con algo pequeño! Si te confiesas de la nada, no puedes creer que ella diga que también te ama.

Rothesay parecía desesperado.

—¿Entonces, qué debería hacer? Nunca pensé en eso. Estoy en problemas.

—¿Qué más puedes hacer? Tienes que crear una oportunidad nuevamente. Ve a buscarla ahora. ¡Pregúntale por qué no bailó contigo y se fue!

—¿Yo? ¿Solo?

—Entonces, ¿deberíamos ir juntos? ¿Y si se enamora locamente de mí? —expresó Wilter sonriendo.

—Asqueroso —dijo Rothesay con una expresión desagradable.

—¿Qué hice?

Mientras los dos discutían, Rothesay contempló si debía ir. Wilter pareció leer su mente y le ofreció su consejo.

—Si pierdes esta oportunidad, te vas a arrepentir.

Sí. Realmente lo lamentaré.

Rothesay de repente se levantó de su asiento y dijo que tenía un lugar adonde ir.

—No me voy a casar, mi trasero, pasare mi título a familiar. Hasta una hormiga se reiria de tus palabras —dijo Wilter cuando Rothesay se fue.

♦ ♦ ♦

Rothesay había recorrido un largo camino gracias a Wilter… pero no sabía qué hacer a continuación. Caminaba nervioso por las puertas de entrada de la residencia del marqués. Si alguien lo viera, probablemente lo denunciarían por su comportamiento sospechoso.

Agonizó durante aproximadamente media hora, si su amigo lo viera en tal estado, lo más seguro es que se riera de él por ser tan estúpido, finalmente se decidió y reunió coraje para llamar a la puerta.

Unos momentos después, alguien apareció para abrir la puerta.

—¿Quién es? —preguntó un mayordomo, cuando lo vio.

—Ummm… —Rothesay parpadeó como un tonto. Sus palabras se tropezaron al salir—. Soy… soy Rothesay Aile Le Bradington de la casa Bradington.

—Sí, el hijo del conde Bradington. —El mayordomo aceptó su respuesta con una mirada tranquila—. Pero, ¿por qué estás aquí…? ¿Le ha pasado algo al conde Bradington?

—Ah, no. No estoy aquí en nombre de mis padres… —Rothesay tragó pesado la saliva que se acumuló en su boca y lentamente terminó su respuesta—. Umm… estoy aquí para conocer a lady Petronilla.

—¿La señorita? —El escepticismo estaba claramente escrito en la cara del mayordomo ante la combinación inesperada. Rothesay asintió con la cara ligeramente enrojecida, cuando la voz de alguien vino desde adentro.

—¿Mowett? ¿Qué está pasando?

—Creo que tenemos un invitado.

La amistosa voz pertenecía a la matriarca de la familia Grochester. Rothesay se puso rígido cuando se dio cuenta de que iba a enfrentar uno de los jefes finales.

Esto es inesperado. ¡Dios, sálvame!

—Oh, ¿a esta hora? ¿Quién es? —preguntó la marquesa Grochester.

—El hijo del conde Bradington.

—¿De verdad? —dijo ella sorprendida. Rothesay estaba tan nervioso que lo único que se le ocurría hacer era continuar tragando su saliva.

—¿Por qué no lo llevas adentro? —dijo la marquesa amablemente—. ¿Vas a dejar que nuestro invitado quede de pie en la puerta?

—Sí señora.

Finalmente, se abrió la puerta, y solo entonces Rothesay pudo ver a la marquesa Grochester cara a cara. Petronilla heredó el aspecto de su madre. La condesa era una mujer impresionante con el mismo cabello rojo y ojos dorados que ella.

—Es un placer conocerle, marquesa Grochester. Soy Rothesay Aile Le Bradington de la casa Bradington —dijo Rothesay con su mejor reverencia.

—¿Eres el hijo de ese maravilloso matrimonio?

—Ja, ja, sí —dijo Rothesay avergonzado.

—Bienvenido. Pero por qué…

—Ah… —Rothesay dudó por un momento y respondió con valentía—. Estoy aquí para ver a lady Petronilla.

—¿Oh, mi hija mayor? ¿Conoces a Nilla?

—La conocí ayer —explicó Rothesay.

—Ajá, ya veo. —Los ojos de la marquesa Grochester brillaron como si extrajera toda la información que necesitaba de esa pequeña oración, y una sonrisa se ensanchó en su rostro—. Sígueme. Nilla está en el segundo piso. Vamonos.

Mientras subían las escaleras, la marquesa Grochester de repente comenzó a interrogar a Rothesay nuevamente.

—¿Por qué estás buscando a Nilla?

Rothesay estaba nervioso por su pregunta, pero él le dijo la verdad.

—Mi reunión con lady Petronilla el día de ayer fue memorable.

—¿En qué manera?

—Ella es increíblemente hermosa.

—Jajaja. ¿De verdad?

—Sí. Después de conocerla hoy, estoy seguro que lo heredó de usted.

—Oh, Dios mío, ese tipo de cumplido es demasiado obvio —se burló la marquesa.

—Solo espero que lo aceptes como una verdad.

Finalmente llegaron al frente de la habitación de Petronilla. Justo cuando Rothesay estaba considerando seriamente salir corriendo del lugar, la puerta se abrió y apareció alguien.

—Sir… ¿Sir Bradington? —preguntó Petronilla cuando lo vió sorprendida.

Cuando escuchó su voz, se dio cuenta de que todo el tiempo que había dudado no tenía sentido. De hecho, se culpó a sí mismo por no ser valiente desde el primer momento. La saludó con una sonrisa natural.

—Ha pasado un tiempo, mi señora.

No, no fue mucho tiempo. Nos conocimos anoche.

Rothesay miró a Petronilla mientras su corazón latía esperanzado en su pecho. Petronilla se volvió hacia la marquesa Grochester inquisitivamente, pero su madre simplemente sonrió.

—Este buen señor dijo que su reunión contigo anoche fue muy memorable. Por eso vino a verte.

—Madre, pero yo…

—Si estás incómoda, entonces me iré, mi lady —dijo Rothesay rápidamente.

Sin embargo, la marquesa Grochester se fue para dejarlos a los dos solos, y Petronilla se volvió hacia Rothesay con una mirada perpleja. Petronilla le preguntó:

—¿Qué te trae hasta aquí? Estoy un poco ocupada. Por favor, indique qué asunto quiere tratar conmigo.

—Ah, sí, eres una de las damas de compañía de la reina. Se me había olvidado.

Rothesay sonrió y le entregó algo a Petronilla. Era un ramo de flores. Lo había comprado por impulso mientras se dirigía a conocerla.

Kiara
¿Cómo no lo va a entender la marquesa? Si llegaste con un ramo de rosas en mano y pidiendo ver a su hija

—Estaba dando un paseo y encontré unas flores que me recordaron a ti…

No dio un paseo, pero era cierto que las flores le recordaban a ella cuando pasaba por una floristería. No lo pensó mucho cuando compró el ramo de flores, una compra que normalmente no hacía.

—Gracias, mi lord, pero ¿por qué me daría…?

—¿No te lo dije, mi lady? —respondió con una sonrisa encantadora. Él era completamente sincero—. Dije que haría todo por la persona que amo. —Había tomado una decisión—. Hice lo mejor que pude a mi manera, así que espero que puedas aceptarlo.

—¿No es esto de tu agrado?

—No, no es eso… Gracias, señor.

Su rostro se iluminó ante su reacción positiva. Al ver eso, Petronilla se echó a reír a carcajadas, y Rothesay encontró el valor para hacer la pregunta por la que estaba nervioso.

—¿Por qué te fuiste primero ayer? —preguntó.

—Estaba distraída por el incidente de ayer, y lo olvidé. Pido disculpas por hacerle esperar.

—No, no tienes que disculparte, lo entiendo. Incluso lo habría olvidado, considerando las circunstancias. Lo hiciste bien. Entonces, por casualidad… —Rothesay de repente se sintió tímido, pero Petronilla lo animó a continuar.

—Por favor habla.

Rothesay estaba envalentonado. No podía dejar espacio para el arrepentimiento.

—Ya que no pudimos bailar ayer, si te parece bien, ¿irías a una cita conmigo?

¡Está hecho! ¡Lo dije!

Rothesay ni siquiera trató de calmar su corazón palpitante mientras esperaba su respuesta. Pero había un problema. La expresión de Petronilla era contraria a la felicidad o asombro, más bien parecía molesta por la idea. ¿Lo rechazaría? Eso era lo último en lo que quería pensar, pero el terror seguía molestando su mente. Todos los diversos resultados negativos inundiaron su pensamiento cuando ella le dio una respuesta inesperada.

—Está bien.

Ante su respuesta, la cara de Rothesay, que había estado pálida, de repente volvió a la vida. ¡Oh Señor, gracias! Trabajaré más duro en el futuro.

—¿De verdad? —preguntó.

—No lo voy a repetir, mi lord. —Petronilla agregó una condición—. Sin embargo, debo volver a casa antes de que se ponga el sol.

—Por supuesto, mi señora.

Sería diferente si fuera Wilter, agregó Rothesay en su mente.

—¿A qué hora sería bueno para ti, mi señora? Si ahora estás libre, estaría más que feliz de seguir este inst…

—Ah, me disculpo, pero no puedo en este momento… —dijo con el ceño fruncido—. Enviaré un mensajero a la mansión del conde Bradington. ¿Qué le parece?

—Maravilloso —sonrió Rothesay, señalando que cualquier momento estaba bien con él. Lo importante era que irían a una cita. Tal vez no hoy, pero tarde o temprano.

En ese momento, los ojos de Rothesay vieron a Petronilla riéndose por lo bajo. Rothesay no podía faltar.

—¿Oh? Te reíste —señaló con una alegría infantil—. ¿No es así?

—¿Es algo malo?

—No más bien es muy importante —dijo con su dulce voz de barítono—. Esa fue la primera vez que te ríes en mi presencia.

¿Qué tan magnífico podría ser este momento? ¡Ella se rió a su lado! Rothesay no se molestó en ocultar su entusiasmo y se preparó para irse.

—¿Ya te vas? —preguntó Petronilla.

—Creo que dijiste que estabas ocupada. No deseo tomar más de tu precioso tiempo, mi señora.

Con esas palabras, Rothesay se arrodilló frente a Petronilla. Mientras ella estaba demasiado aturdida mirando sus acciones, él besó el dorso de su mano derecha. Sin ningún tipo de motivo más que la cortesía.

—Entonces iré a verte mañana, mi señora —dijo suavemente.

Esta era la primera vez que tenía tanta expectativa por el futuro. No pudo evitar sonreír.

♦ ♦ ♦

—¿Por qué no he sabido nada de ella? —Rothesay se preocupó seriamente mientras se sentaba en su cama una mañana tranquila. Ella no estaría esperando que él se acercara a ella.

—¿La escuché correctamente? —se preguntó.

Aun así, había pasado tanto tiempo sin ningún tipo de contacto entre ellos. ¿Cuántos días habían pasado? Uno, dos, tres… después de pasar una cantidad considerable de tiempo contando los días, Rothesay decidió que era inútil y se detuvo. Si continuaba con esto, terminaría demasiado deprimido.

—¿Podría ser que ella se ha olvidado de mí? —murmuró sombríamente mientras se dejaba caer sobre las sábanas blancas de la cama.

Varias posibilidades comenzaron a inundar su cabeza. Tal vez estaba tan ocupada que se le olvidó, o tal vez encontró a otro hombre. Cuando ese pensamiento cruzó por su mente, Rothesay se levantó rápidamente.

—¡No!

No, eso no podría ser. Ella no es el tipo de persona que ignora a los demás. Inmediatamente descartó estas preocupaciones sin fundamento de su mente. ¡Lo más importante al formar relaciones con otros es tener confianza y fe en ellos! Manteniendo esas palabras cerca de su corazón, decidió esperar un poco más.

Justo entonces, llamaron a la puerta.

—¿Quién es? —preguntó.

—Soy yo, el mayordomo, mi señor.

—Adelante.

El mayordomo entró en la habitación y Rothesay vio que tenía la cara ligeramente sonrojada.

—¿Paso algo? —preguntó Rothesay.

—Sí. —La voz del mayordomo sonaba bastante excitada, y las sospechas de Rothesay solo aumentaron.

—¿Supongo que sucedió algo bueno?

—Sí, señor —respondió el mayordomo con entusiasmo—. Hemos recibido un mensaje de la familia Grochester.

—Ya veo, la familia Grochester… espera. ¿Qué?

Las pupilas de Rothesay se abrieron de par en par y, al ver eso, el mayordomo se echó a reír y comenzó a hablar.

—Lady Grochester está de camino aquí, joven maestro. Debes prepararte.

—¡Oh Dios!

¡Entonces no me ha olvidado! Rothesay se alegró mucho antes de darse cuenta de que ahora no era el momento de estar merodeando y levantarse de la cama. ¡Necesitaba prepararse tanto como pudiera para su primera cita!

♦ ♦ ♦

—Ha pasado un tiempo, mi lord.

Después de preparar todo perfectamente y esperar en la sala de estar durante diez minutos, Rothesay finalmente la vio entrar a la habitación. Quizás fue porque no la había visto en mucho tiempo, pero ella se veía aún más hermosa que antes.

—Pensé que me volvería loco por esperar, mi señora. Por favor, siéntate —expresó, con el corazón acelerado.

Rothesay se levantó de su silla y preparó el té que estaba remojando. Si bien preparar té generalmente se consideraba una tarea de mujeres en el Reino Mavinous, en cambio el conde Bradington tenía la opinión de que “un hombre refinado debería saber cómo preparar té” y, por lo tanto, le enseñó el arte a su hijo.

Rothesay le ofreció una taza de té a Petronilla, y ella tomó un sorbo con cuidado. En ese instante, Rothesay, quien nunca dudó de sus habilidades para preparar té, de repente sintió una ola de ansiedad. Está preparado correctamente como de costumbre, ¿verdad…?

—Quien haya preparado este té tiene una habilidad sin igual.

Ahh, gracias a Dios es un cumplido. Su rostro se iluminó, demostrando aún más que no estaba mintiendo.

—No creo haber tomado un té tan delicioso antes.

Mientras continuaban los elogios, el corazón de Rothesay comenzó a sentirse lleno y no pudo ocultar su deleite.

—Gracias por sus amables palabras, lady Petronilla. Ha pasado un tiempo desde que preparé el té, así que estaba un poco preocupado. Estoy muy contento de que lo disfrutes.

—¿Disculpa?

—Sí, personalmente preparé este té. Estoy realmente contento de que lo encuentres de tu agrado.

Petronilla pareció desconcertada cuando supo que él había preparado el té. Era comprensible, considerando lo poco común que era para un hombre poder preparar té.

Espera, ¿podría ser que no le gustan los hombres que pueden preparar té?

Era una preocupación bastante inútil, pero un hombre enamorado tendía a volverse tonto incluso con las cosas más insignificantes.

—No esperaba que hubieras preparado este té. Es decir… no creo haber conocido a un hombre que supiera hacerlo antes.

—Sí. A decir verdad, soy un caso un poco raro. —Rothesay dio una pequeña sonrisa de reconocimiento mientras volvía a llenar la taza de Petronilla. Parecía bastante complacido.

—Escuchar tus cumplidos me ha encantado. Es todo un honor.

—Aparte de eso, me disculpo por haber tardado tanto. En estos días, estuve fuera de mí. Si estás un poco familiarizado con los asuntos del palacio, entonces lo sabrías recientemente…

—Sí, lo he escuchado. Aunque trato de no involucrarme con la política y los asuntos de la familia real, no se puede negar que el emperador que toma una concubina real oficial es un asunto bastante importante. —Rothesay bajó la voz—. Estoy un poco preocupado por Su Majestad.

La expresión de Petronilla se volvió abatida.

—Ella actúa como si no fuera nada, pero estoy segura de que recibió un gran golpe en su corazón. —Su voz se volvió tranquila—. Debería haber sido la reina…

—¿Disculpa?

—No es nada.

Como Petronilla no dio más detalles, Rothesay no la cuestionó más. Sin embargo, él claramente la escuchó decir que ella debería haber sido la reina en lugar de su hermana menor.

Eso era algo en lo que no deseaba pensar. Si las cosas fueran como Petronilla dijo, todavía estaría acostado solo en su cama en este momento. No, si Petronilla hubiera sido reina, no habría podido conocerla en primer lugar.

—Entiendo. Teniendo en cuenta la situación, por supuesto que estás ocupada. Ya tienes la tarea de cuidar a Su Majestad la reina.

—Gracias por su comprensión, señor. He estado teniendo dificultades mentales y físicas.

—Lo siento. Entonces deberíamos haber prolongado la fecha para después.

—No pensé que podría hacer eso, ya que lo he prolongado demasiado. Por eso vine a verte hoy. Una promesa sigue siendo una promesa… —Luego habló con una voz más clara que antes—. Creo que debo cumplir mis promesas. Me reuniré con usted el día que decida, señor.

—Lo dije antes, pero no importa qué día o hora nos veamos, mi lady, siempre que pueda pasar tiempo a su lado.

—Entonces, hmm, ¿cuándo sería un buen momento…?

Ante sus palabras, Rothesay, sin saberlo, dejó que su apodo se le escapara de los labios.

—Está bien, Nilla. Cuando puedas.

—¿Cómo me llamaste?

Cuando Rothesay vio la expresión de sorpresa en el rostro de Petronilla, se dio cuenta de lo que había hecho y se gritó mentalmente. ¡Estás loco, Ro! ¿Cómo puedes llamarla por un apodo cuando ni siquiera has formado una relación adecuada con ella? Lo único que deseaba era meterse en un agujero y esconderse ahí. ¡Pensar que él cometería un error como este después de que todo iba tan bien! Se disculpó apresuradamente con Petronilla.

—Ah… me disculpo si te ofendí… supongo que aún es demasiado pronto para los apodos… ¿verdad?

—Er… sí, se siente demasiado pronto… ¿Considerará llamarme así más adelante, mi lord?

¿Eh? Los ojos de Rothesay se abrieron de par en par.

Entonces, no está de acuerdo con que la llame por su apodo en este momento, pero ¿estará bien más adelante? En otras palabras, no fue un rechazo completo. Al darse cuenta de esto, su rostro se iluminó antes de aceptar felizmente la sugerencia.

—Sería un honor, mi lady.

—Aún falta mucho para eso… Entonces, mañana… por favor vengan a la finca de Grochester. Voy a estar esperando.

Con esas palabras, el rostro de Rothesay se puso rojo brillante. Él asintió levemente y Petronilla, después de debatir sobre qué hacer, finalmente se levantó de su asiento.

—Me retiraré ahora.

—Ah, sí, sí.

—Entonces… te veré mañana.

Su intercambio se sintió tan vergonzoso. Después de ver a Petronilla y volver a entrar, la cara de Rothesay estaba completamente escarlata.

El mayordomo miró a Rothesay con leve sorpresa.

—La condesa me dijo que no tenías intenciones de casarte.

Rothesay realmente quería agarrar su yo del pasado por el cuello y sacudirse a sí mismo por decir algo así. Si hubiera sabido desde el principio que una mujer como ella caminaba sobre la faz de esta tierra, nunca habría dicho algo tan estúpido.

♦ ♦ ♦

—Entonces es cierto —dijo Wilter en un tono incrédulo—. ¿Tuviste tu primera cita?

—Sí. —La expresión de Rothesay se convirtió en disgusto—. ¿Por qué no puedes creerme?

—Quiero decir… por supuesto que me sorprendería. Realmente no pensé que resultaría como… ¡ah! —Las palabras de Wilter fueron interrumpidas cuando cayó al suelo con un grito—. R-Ro… bastardo.

—¿Cómo puedes decirle eso a tu único amigo, Wilt? Eres muy ruin.

—Por, por favor, simplemente no uses la fuerza bruta. Aunque pareces de corazón blando, tu fuerza es monstruosa.

—Ni siquiera te golpeé tan fuerte. Que reacción tan exagerada.

¡No es una reacción exagerada! Pensó Wilter indignado por dentro antes de enderezar su postura.

—Entonces, ¿estás progresando?

—Eres lo peor —se quejó Rothesay.

—¡Oye, esto es importante!

—Progresamos emocionalmente.

—¿De verdad? —preguntó Wilter intrigado—. ¿Cómo es eso?

—Decidimos vernos.

—¡¿Oooh?! —Wilter parecía sorprendido, como si esta fuera una noticia inesperada—. ¿De verdad?

—Sí.

—Vaya… Ro, eres bastante increíble. No pensé que eras un casanova, ¡augh!

—Cuidado —advirtió Rothesay.

—¡Ah, en serio! ¿Soy un niño? ¡Ya he pasado la edad de recibir disciplina! Me pregunto si lady Grochester sabe de este lado tuyo.

—¿Crees que ella está al mismo nivel que tú? De todos modos… eso es lo que sucedió.

—Ooh, felicidades. Parece que las cosas te van bien. ¿No pasó nada especial?

—Hm… —recordó lo que dijo Petronilla ayer, y respondió en voz baja—: ¿Qué significa si tienes miedo de enamorarte, Wilt?

—¿De qué estás hablando?

—Es como dije. Ella dijo que solía creer en el destino cuando sucedía algo grande. Ella pensó que la persona que amaba era su otra mitad destinada, pero en verdad, no era así.

—¿Estás hablando de lady Petronilla?

—Sí.

—¿Ella dijo eso?

—Sí.

—¿No es algo que dices cuando te traicionó la persona que amas? Ella amaba a alguien, pero si la traiciono, incluso a mí me daría miedo volver a enamorarme.

—¿Lady Petronilla realmente ha pasado por algo así?

—No lo sabría. Pero si lo que dices es cierto, entonces lo parece —concluyó Wilter.

Si ese es el caso, entonces todo tendría sentido. Si ya ha sido lastimada por el amor, entonces no sería extraño para ella encerrar su corazón, pero incluso si ese es el caso, Nil, eres una mujer que puede amar y ser amada. Y no podría soportar verte amar a alguien más que a mí.

♦ ♦ ♦

Esa tarde, Rothesay regresó a la finca de Bradington solo para encontrar a alguien esperándolo.

¿Eres de la finca Grochester? Rothesay le preguntó a la joven sirvienta allí, y ella asintió con la cabeza.

—Sí. La señorita me ha enviado aquí.

Solo había una persona de la finca de Grochester que se llamaría “señorita”.

—¿Ha pasado algo con lady Grochester? —preguntó Rothesay.

—Oh… la señorita me envió aquí para preguntarle sobre su condición, señor. Le preocupaba si te había resfriado después de estar bajo la lluvia durante tanto tiempo ayer.

—Estoy bien. —El tono de Rothesay se volvió serio—. Pero ya que estaba preocupada por eso, supongo que lady Petronilla no estaba bien. ¿Está bien?

—Se ha resfriado. No es serio, pero…

—Oh santo cielo.

Sus ojos se arrugaron de preocupación. Sin duda fue porque la lluvia la atrapó ayer. Después de un momento de inquietud, se dirigió a la sirvienta.

—¿Le importaría transmitir un mensaje a la finca Grochester?

—¿Disculpe? ¿Qué mensaje…?

—Pregúnteles si estaría bien que los visite más tarde.

Rothesay se sintió preocupado al escuchar que Petronilla había caído enferma, creyendo que era su culpa.

—Voy a contar contigo —dijo con seriedad.

4 respuestas a “Dama a Reina – Capítulo 6: Ese era su camino”

  1. jajajaja le apodan el “intenso”
    jajajaja es un buen hombre, pero en la vida real a mi me daria algo d miedo su nivel de intensidad xD

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