Dama Caballero – Capítulo 12: Tengo una condición

Traducido por Kiara

Editado por Nemoné


Había algo extraño en el hecho de que tantas personas la siguieran a la vez. Se metió en un callejón para poder determinar su número, y sus perseguidores comenzaron a seguirla.

Uno, dos, tres… ¿Siete?

Ella tenía una sensación ominosa. Carlisle no habría enviado a todas estas personas.

Se preguntó si alguien tenía un rencor contra ella, y la cara de Helen emergió en su mente. Elena no sabía si lady Selby iría tan lejos como para lastimarla, pero era la única que tenía motivos para estar resentida con ella en este momento.

Qué problemático.

Elena entró más profundamente en el callejón donde no podía ver fácilmente. Sacó una pequeña daga de una correa de cuero en su tobillo que estaba oculta debajo de sus faldas.

Pronto descubriré quién les ordenó que me siguieran.

Se trataba de capturar e interrogar a sus perseguidores. El proceso de extraer la verdad no sería tan limpio.

Este era el centro de la ciudad más grande de la región sur, pero al salir de la carretera principal uno podía encontrar un lugar fresco incluso a mediodía. Irónicamente, no había ningún lugar tan sucio y feo como este en un área rica.

Elena se deslizó en un callejón oscuro sin dudar. Miró a su alrededor y vio un espacio adecuado para tratar con sus perseguidores. Ella hizo lo posible para moverse hacia allí rápidamente cuando…

Una mano de repente agarró a Elena por el hombro y la llevó a la oscuridad.

—Eus…

Elena inmediatamente giró la daga en su mano hacia su oponente. El filo de la navaja brilló en la penumbra.

La otra persona rápidamente capturó su muñeca para bloquear su daga mientras apuntaba a su cuello. Escuchó una voz baja en su oído antes de poder lanzar el siguiente ataque.

—Shh.

Era una palabra corta, pero ella había escuchado esa voz antes. Elena dejó de luchar. Si su memoria le servía bien…

A medida que sus ojos se acostumbraban gradualmente a la oscuridad, su mirada se movía lentamente hacia arriba. Un pecho firme, hombros anchos y cuello delgado. Sus ojos se posaron en la cara del hombre. Una mandíbula afilada y una nariz recta y, sobre ella, iris azul pálido que la miraban.

Era como si el azul de sus ojos fuera el único color en el mundo y ardieran como las llamas.

—Su Alteza.

Kiara
No se ustedes, pero ya caí rendida a sus pies. Con hombres así, quien no se enamora

Era el príncipe Carlisle.

Tan pronto como se dio cuenta de quién era, notó que podía sentir su cálido aliento en su frente. Su mano grande aún se aferraba a su hombro, y él tenía la altura suficiente para que ella solo pudiera hacer contacto visual cuando levantaba la cabeza. Podía sentir la fuerza de su cuerpo donde estaban presionados juntos.

Elena contuvo el aliento ante el repentino contacto. Lo observó mientras él revisaba cuidadosamente sus alrededores, sintió que debía tener un propósito y esperó pacientemente por su próxima acción.

Luego, después del breve silencio…

—Kugg…

Ante el repentino sonido de la risa suave de Carlisle, Elena lo miró con una expresión confusa.

—Esto no fue intencional, pero tampoco está tan mal.

Él susurró en su oído, causando que un sonrojo se deslizara por sus mejillas.

—No sé lo que está pasando, pero por favor déjame ir.

Ante su tono frío, Carlisle apartó la mano de su hombro con una mirada de pesar.

—No planeaba tocarte, así que por favor no me mires así.

— ¿Cómo qué?

—Como si yo fuera un villano. Debes haberlo olvidado ya, además fuiste tú quien me apuntó con un cuchillo primero.

No podía discutir con eso. La hoja todavía estaba peligrosamente cerca de su cuello, pero ella no sabía que terminaría en esa posición.

—No puedo evitar que seas popular. Tan pronto como saliste del castillo Blaise, tenías tanta gente siguiéndote.

Después de que Elena entró en el callejón, escuchó el sonido de pasos que la perseguían. Pero ahora no había ninguna señal de nada en absoluto.

— ¿Sabes quién me seguía?

—Vamos a movernos por ahora.

Después de que Carlisle terminó de hablar, él se alejó primero y ella supo que debía seguirlo. Caminó detrás de Carlisle y después de una corta distancia llegaron a una casa en mal estado.

Carlisle parecía haber planeado un área segura para su reunión con Elena. En el exterior, la casa parecía bastante normal, pero el interior estaba limpio y ordenado, como si estuviera bien cuidado. La llevó a la mesa y sacó una silla para que pudiera sentarse, luego se sentó frente a ella.

Elena no sabía si era un comportamiento arraigado [1], pero él tenía excelentes modales hacia las mujeres.

— ¿Hay algo más que quieras saber aparte de la identidad de las personas que te siguieron?

— ¿Estás bien?

—Tan bien como puedes ver.

Tenía una flecha en la espalda la última vez que se encontraron. Era imposible que la lesión se hubiera curado en solo diez días, pero Carlisle se comportó como si nunca hubiera estado lesionado. No era nada más que una rutina diaria para él.

Elena lo miró para evaluar su condición y luego volvió al tema.

— ¿Cuánto tiempo me has estado observando?

—En lugar de vigilancia, piense en ello como protección desde la última vez que nos separamos.

Aunque había sospechado que Carlisle contrataría a alguien para vigilarla, fue mucho antes de lo que ella esperaba. La hizo sentir un poco incómoda pensar en los ojos que la habían estado observando silenciosamente. Sin embargo, ya que decidió eventualmente convertirse en emperatriz, sabía que era inevitable.

—Si vas a atrapar y torturar a las personas que me estaban siguiendo, yo personalmente…

—No tienes que hacer nada. Te traje aquí porque algunos de ellos eran caballeros de tu familia.

— ¿Qué?

Solo entonces, Elena pensó en la posibilidad de que los caballeros de su familia la hubieran seguido para protegerla.

Si Carlisle no la hubiera detenido antes, Elena podría haber levantado una cuchilla contra ellos. Puede haber habido una situación en la que se tuvo que derramar sangre para guardar sus secretos. Carlisle le había dicho a Elena que cubriera sus habilidades si era posible.

Cuando comprendió mejor la situación, hizo una pequeña reverencia hacia Carlisle, estaba agradecida de que él la encontrara primero.

—Gracias. Su Alteza me salvó de los problemas.

Fue cuando la mano de Carlisle se movió hacia adelante. Él capturó su barbilla con una mano y le levantó la cabeza de nuevo.

—No te inclines.

—Oh, pero…

— ¿Has olvidado de quién serás mujer?

Elena miró directamente a los ojos de Carlisle. Había un curioso calor en ellos. Eran de un color azul frío, pero ardían tan calientes como una llama.

En el futuro, no tendrás que inclinarte ante nadie, incluyéndome a mí.

Elena recordó que el hombre frente a ella provenía de uno de los linajes más nobles en todo el Imperio de Ruford. Es el siguiente en convertirse en emperador. Llevaba su orgullo con la misma facilidad que lucía sus galas.

Elena se apartó de la mano caliente que sostenía su rostro y se obligó a mantener la calma.

—Ya veo.

—Con la excepción de los caballeros de tu familia, están mis hombres y los hombres del marqués Selby.

Elena sabía que sus sospechas eran correctas. Sin embargo, era difícil decir con qué fin había contratado Helen a los hombres. Elena no sería derrotada fácilmente por nadie, pero no podía adivinar si su propósito era su propia vida o simplemente la vigilancia.

En una palabra, era molesto.

—Ella fue la que hizo lo incorrecto, pero se atreve a vengarse.

Fue Helen quien la provocó primero. Era ridículo querer tomar venganza solo porque las cosas no habían resultado como ella quería.

Elena se perdió en sus propios pensamientos por un momento. Carlisle la miró y luego habló en voz baja.

— ¿Algo más?

— ¿Como qué?

—Si tienes mas preguntas, puedes preguntarme.

—No lo sé. Nada me viene a la mente en este momento.

La expresión de Carlisle se movió ante la respuesta de Elena.

— ¿Tiene alguna pregunta sobre tu futuro marido?

— ¡Oh! Había una pregunta que quería hacer. Nunca antes nos hemos visto públicamente, pero si nos casamos de repente, todos a mi alrededor pensarán que es extraño. Necesito crear algunas historias que los convenzan.

Se sintió aliviada de que Carlisle no hubiera cambiado de opinión sobre el matrimonio. Ahora deberían apresurarse con la boda. Se sentiría mejor una vez cuando estuviera casada con él y estuviera en la corte imperial.

—Sí. ¿Aparte de eso… no tienes más preguntas?

—No. Bueno, por ahora.

La frente de Carlisle se arrugó un poco. Elena sólo notó el cambio en su estado de ánimo, pero no sabía la razón de su disgusto. Estaba segura de que no esperaba que ella le hiciera preguntas triviales, como sus gustos, su personalidad y aversiones…

Carlisle parecía haber perdido sus palabras por un tiempo, así que Elena tomó la conversación.

—En primer lugar, me gustaría organizar los contratos para nuestro matrimonio. ¿Hay algún término que quieras que acepte?

—Cuando te veo, siento que no necesito nada. Pero a veces siento una codicia insoportable.

—Ah…

Elena no sabía cómo responder a eso. Desde su primer encuentro, Carlisle a veces le había hablado con un extraño afecto. Una vez más, ella quería preguntarle si se habían conocido en el pasado, pero pensó que él lo negaría como la última vez.

Y supongamos que no se conocieran. ¿Eso hizo alguna diferencia? No había forma de que Carlisle pudiera estar lo suficientemente enamorado como para casarse con alguien que acababa de conocer. Una de las hipótesis más realistas se formó en su cabeza.

— ¿Eres un filántropo? [2]

Se sabía que el Príncipe Heredero había vivido en el campo de batalla desde la infancia, pero en realidad podría ser el tipo de hombre que roba los corazones de las mujeres. Carlisle encajaba a la perfección con ese tipo de hombres. Solo su rostro podía hacer llorar a las mujeres.

Incluso Elena, que no prestaba mucha atención a la apariencia de otras personas, a veces se sorprendía cada vez que lo veía. Si se convierte en emperador, puede tener varias mujeres, pero aun así, ella no quería interferir.

Se preguntó si se amarían.

Como su matrimonio simplemente sería un contrato para beneficio mutuo, Elena no tenía la intención de abordar tales asuntos personales si era posible. Sin embargo, no podía permitir que su esposo se encontrará con otra mujer al comienzo de su matrimonio. El poder de una mujer en cualquier familia provino del pleno apoyo de su esposo y, si el Príncipe Heredero no la favorecía, su título sólo sería de nombre.

Si es posible, ella necesitaba el poder que trae consigo el título de Princesa Heredera.

Después de reflexionar brevemente sobre esto, Elena miró directamente a Carlisle y volvió a hablar.

—Si no hay nada que se te ocurra ahora, piensa más en las condiciones que deseas. Mientras tanto, te diré la mía.

Carlisle cruzó los brazos, interesándose en sus palabras.

—Dime.

Frente a sus ojos azules mortales, Elena repitió sus palabras con voz clara.

—Por favor, actúa en público como si me amaras una vez que te conviertas en emperador.

— ¿Eh…?

Carlisle se echó a reír. Quizás nunca había pensado en esta condición.

Elena lo miró sin parpadear. De ahora en adelante, si tuviera que firmar un contrato, obtendría tantos beneficios como pudiera. La negociación por unos pocos años de poder no era suficiente; ella también tenía que controlar períodos más largos. No tenía ninguna intención de comprometerse.

— ¿Por qué necesitas esa condición?

— ¿No te lo dije primero? Espero que te conviertas en emperador. Igualmente, dijiste que no tenías quejas de que yo fuera una emperatriz.

— ¿Quieres decir que quieres poder?

—Sí.

Elena no se molestó en ocultar su ambición. Ella sería su compañera, quien lo ayudaría a subir a la cima y derribar a Paveluc.

—Bien. Estoy de acuerdo.

La respuesta de Carlisle dejó a Elena con una alegría indeleble. [3]

—Pero tengo una condición.

Todos los contratos fueron un intercambio de uno por uno. Ahora que Carlisle aceptó la condición de Elena, se sintió inclinada a aceptar lo que él quisiera.

Elena tenía una expresión alentadora y Carlisle continuó con voz suave.

—Las personas en los matrimonios políticos no siempre conviven juntos.

—Cierto.

—Quiero tanto lo real como la fachada.

Elena vaciló por un momento. El matiz de esta conversación fluía extrañamente.

Carlisle continuó.

—Quiero que compartamos una cama.

Capítulo 13 ya disponible en la edición 31 de Kovel Times


[1] Arraigado = Acostumbrado.

[2] Filántropo = Persona que ayuda a los demás de manera desinteresada.

[3] Un recuerdo que es inolvidable/imborrable/inextinguible.

Kiara
Este solo capítulo fue el que me motivó a traducir esta historia, es que cuando leí las palabras del príncipe lo supe de inmediato, necesito traer esta droga para los lectores de Kovel, ellos amaran tanto a este príncipe como yo. ¿Que les has parecido? ¿genial, verdad? cualquiera cae con esas palabras.<em> ¿has olvidado de quién serás mujer?</em> ¡Kya! que lindo.

Kiara
¡OMG! Carlisle no pierde tiempo, este príncipe sabe de sobra su posición, me he quedado de piedra, esperemos al próximo a ver que responde Elena a esta situación.

Nemoné
Amo cuando dicen cosas así sin rodeos. Sí, sí.

10 respuestas a “Dama Caballero – Capítulo 12: Tengo una condición”

  1. Muchas gracias por el capítulo, debo decir, que ese futuro Emperador, se ha ganado todo mi respeto y admiración, y un poco de envidia, al tener a Elena como su esposa, me dice que no importa si el mundo se opone a su relación, ellos los aplastaran sin dudarlo.
    Saludos

  2. Hasta el momento me encanta el príncipe!!!! En que momento se conocieron? Será que el también volvió en tiempo? Pero de ser así, el no murió como se suponia 🤔🤔
    En fin, gracias!!!!

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