Dama Caballero – Capítulo 38: Hay problemas

Traducido por Kiara

Editado por Nemoné


El príncipe Carlisle fue quien atrajo la mayor atención del público en el salón. Era natural, ya que fue su primera aparición formal en la alta sociedad.

Anteriormente, el príncipe Redfield había sido tratado como si fuera el príncipe heredero, pero con la llegada de un nuevo aire la situación cambió, además el ser tan apuesto jugó a su favor. Entre las damas solteras y casadas reinaban las conversaciones sobre la deslumbrante belleza del príncipe, también se prestó especial interés a la relación entre el príncipe y la hija de un conde.

La atención dedicada a la señorita Blaise también aumentó, ya que su belleza y sentido de la moda fueron tan excepcionales, para que la eligieran como la Madonna del baile. Elena, que antes había prestado poca atención a los círculos sociales de la capital, surgió como la comidilla de la ciudad. Podía sentir muchos cambios en el aire desde el día después del baile.

 —Aquí hay otra invitación para usted.

Michael ya le había entregado cientos de cartas con invitaciones a fiestas de té, eventos de caridad y reuniones sociales. Todos pedían la presencia de Elena.

—Tengo tantas invitaciones.

Ella había estado en el campo de batalla muchas veces en su última vida, pero esta era la primera vez que había recibido este tipo de atención. Esta rutina diaria le era desconocida. No podía imaginar cuántas invitaciones más recibiría si este es el correo de un solo día.

Cuando Mirabelle entró en la habitación de Elena para saludarla, le sorprendió la escena.

— ¡Oh! ¿Son todas estas invitaciones para ti?

—Sí.

—Waah, ser coronada la mujer más bella del baile es increíble.

Elena sonrió cuando Mirabelle entró alegremente en la habitación y miró la enorme pila de cartas. Aunque todavía estaba tratando de resolver qué hacer con todas ellas. No podía aceptar todas las invitaciones, pero sabía que era importante asistir a estas reuniones. Carlisle le había advertido de la Emperatriz, y Elena sabía que este es el mejor momento para establecerse dentro de la sociedad tanto como fuera posible antes de convertirse en la princesa heredera. Sin embargo, no podía decidir cuál de estas invitaciones era la más importante.

Hay tantas cosas que no sé.

Ella podría pedirle a Kuhn que le brindara más información sobre la alta sociedad en la Ciudad Capital, pero también deseaba tener algún tipo de ayudante para aconsejarla, como no tenía ninguno debía ocuparse por sí misma de las invitaciones.

Finalmente, logró reducirlas a unas pocas y expresó su disposición a asistir.

♦ ♦ ♦

Han pasado unos días desde entonces. Las invitaciones llegaban todos los días hasta que parecía que iba a estallar.

—Disculpe, mi señora. Lady Lawrence le está esperando en el salón.

¿Habrá sucedido algo malo?

Le habían dicho que Margaret había ido a la mansión a ver a Elena, por lo cual tenía un mal presentimiento

— ¿Es así? Estaré abajo pronto.

Elena salió a saludar a Margaret a pesar de la repentina visita. Ella ya sabía que Helen era la mente maestra del plan en la fiesta del té, y ahora que Margaret se había disculpado, no podia tenerle mala voluntad. Margaret se había acercado a Mirabelle y Elena estaba interesada en mantener una buena relación con la otra joven.

Elena abrió la puerta del salón y vio a Margaret sentada frente a una mesa elegante.

—Señorita Lawrence, ¿qué le trae por aquí sin una cita?

Ella puso una cara de bienvenida, pero cuando miró de cerca, vio que la expresión de su huésped se había oscurecido. Margaret corrió hacia ella y habló con urgencia.

—Hay problemas, señorita Blaise.

— ¿Qué?

—Hay muchos malos rumores sobre usted en los círculos sociales en este momento.

— ¿Malos rumores?

Elena estaba sorprendida. No había pasado mucho tiempo desde que llegaron del sur, y ella no había hecho nada malo para dar lugar a tales chismes. Margaret continuó sin aliento como si hubiera corrido aquí.

—En cuanto los escuché de otras personas, me encaminé a verte. Hay un rumor de que… —Continuó Margaret haciendo una pausa para recuperar el aliento—. E-Es tan asqueroso que ni siquiera sé por dónde empezar…

La vacilación de Margaret solo avivó las sospechas de Elena.

—Por favor dime despacio. ¿Qué tipo de rumores escuchaste sobre mí?

—Los otros nobles dicen que la señorita Blaise es una ramera que tiene un hombre diferente en su cama cada noche…

— ¿Qué? —preguntó Elena incrédula.

—Tampoco creo en el rumor. Pero ahora en todas partes solo se rumorea lo mismo.

Elena fue sorprendida más allá de lo normal. No es que quisiera ensalzarse, pero nunca antes había tenido relaciones con un hombre. La difusión de tal rumor la hizo sentir enormemente avergonzada.

— ¿Cuál es la fuente del rumor? No es posible que estas palabras puedan extenderse sin ninguna evidencia. ¿Quién en la tierra está diciendo todas estas tonterías?

—Bueno… La evidencia y el testigo del rumor son muy claros.

¿Evidencia y… testigo? Elena había tenido una sensación ominosa desde el baile, y ahora sabía por qué. Esos mismos rumores se habían extendido sobre Elena antes.

Sophie.

Además de eso, Elena sabía que Sophie estaba conectada con el sabotaje de sus vestidos.

— ¿Podría ser que el supuesto testigo sea la antigua criada de mi familia?

— ¡Sí, eso es correcto! ¿Cómo supiste? Una doncella llamada Sophie va a todas las reuniones y cuenta historias sobre ti.

Elena presionó sus dedos contra su sien. Había una espina en su mente desde el día en que los vestidos fueron destruidos, pero ahora la situación parecía haber estallado.

—Entonces, ¿quién está llevando a Sophie a estas reuniones?

—E-Es lady Selby…

Helen Selby. Ella había seguido a Elena con sus hombres desde la fiesta del té, pero gracias a Carlisle, había escapado sin revelar su identidad. Sin embargo, no estaba claro cuánto la habían seguido desde entonces. Salió ilesa, así que lo pensó un poco y lo dejó pasar. Un profundo suspiro escapó de su boca.

—Haah.

Calmó su palpitante corazón, luego hizo un gesto a Margaret para que volviera a sentarse.

—Lady Lawrence, por favor, siéntese y cuénteme el resto.

—Ah, sí.

Los dos habían estado de pie desde que Elena entró en el salón. Ambas se acomodaron en sus asientos y Elena tocó el timbre. Hubo un claro sonido de tintineo, y Mary se apresuró a entrar en la habitación.

— ¿Me llamaste, mi señora?

—Tráeme dos tazas de té. Lady Lawrence, ¿el té verde le parece bien? —preguntó Elena.

— ¡S-Sí!

—Es un té muy raro y delicioso. Parece que estás agitada por mi culpa, así que primero tomemos una taza.

—Señorita Elena.

Margaret se conmovió. Pocas personas podrían manejar el asunto con tanta calma como Elena. No hace mucho, ella misma fue atacada con cientos de rumores en la sociedad del sur, y ni siquiera se atrevió a dar un paso fuera de su mansión. Había menos rumores al respecto en el área de la capital, así que ella podía salir sin sentirse tan avergonzada. Reunirse con las hermanas Blaise en el baile y ser perdonada también influyó en la recuperación de la confianza, y Margaret ahora tenía un profundo respeto por la actitud racional de Elena.

En unos pocos minutos, Mary trajo el té verde junto con algunos bocadillos de lujo a pedido de Elena. Como anfitriona le sirvió primero a Margaret una taza té, y luego tomó uno para ella misma. Su serie de movimientos tranquilos y elegantes parecía completamente fuera de armonía con la situación.

Margaret la miró fijamente, antes de que Elena volviera a hablar tranquilamente.

—Ahora por favor hable lentamente. ¿Cómo se extendió exactamente el rumor?

Después de escuchar el relato de Margaret, Elena estaba furiosa. Los rumores eran increíblemente detallados, como si alguien hiciera todo lo posible para arruinar su reputación. Quizás Elena había sido seguida durante bastante tiempo, ya que la historia estaba perfectamente elaborada según sus movimientos. Incluso para los oídos de Elena, los rumores sonaban plausibles.

En realidad, solo se había ido una vez en medio de la noche para visitar a Carlisle, pero ahora la tildaban de una desvergonzada que iba a ver a un hombre diferente cada noche. Había hecho todo lo posible para cerrar rápidamente los rumores en el castillo de Blaise, pero Helen había conseguido varios testigos más, no solo Sophie, sino también algunos otros sirvientes que también habían escuchado del rumor.

Eso no fue todo.

—Y Lady Blaise… hay un hombre que asegura haber estado con usted.

Elena apretó la mandíbula para contener su creciente ira.

No puedo creer esto.

Este rumor fue más dañino y terrible que el que se extendió por primera vez en la Casa Blaise. Pronto esto se convertiría en un escándalo completo, con Carlisle como otra víctima de la seducción de Elena. Los rumores serían aún más difíciles de manejar, ya que planeaban casarse pronto.

¿Qué tengo que hacer?

Quería demostrar que honestamente se había reunido con Carlisle, pero si algo salía mal, podría ser descubierta como su guardaespaldas Len.

Puede que Helen no lo hubiera querido, pero también había atrapado a Len en una trampa. Por ejemplo, no se podía revelar que Elena y Carlisle estaban juntos en el puente de las Flores. Había muchos testigos en la escena, y la única cara nueva era la del guardia Len. Si insistía imprudentemente en la historia, Helen podría notar una extraña inconsistencia, ella debía resolver esto de una manera que no estuviera relacionada con Carlisle.

Las llamas calientes en el pecho de Elena parecían elevarse, pero ella trató de templarlo con la cabeza fría. Por el momento, era más importante manejar el asunto que sucumbir a su ira. Si no era posible recolectar el agua derramada, entonces debía eliminarse sin dejar rastro.

Sin embargo, no se le ocurrió una solución. Como sucede habitualmente con los chismes en la sociedad, las palabras de maldad se extendían más rápido que las palabras de elogio. No importa cuánto alegara que los rumores eran falsos, ¿cuánto podría realmente controlar la lengua de las personas? No era fácil restaurar una mala reputación.

No importa cuánto lo piense, es imposible de resolver.

Ella temía lo peor. Margaret notó la expresión endurecida de Elena y se acercó con cautela.

—Mi Lady, ¿estás bien?

—Sí. Simplemente no sé cómo manejar esto.

—Entiendo el sentimiento. Al principio no quería decir esto, pero tuve un momento difícil después de que Lady Selby me acusara. No te desesperes. Poco a poco se olvidará con el tiempo.

Las palabras de Margaret pueden haber consolado a otros, pero no a Elena, tenía que casarse con Carlisle lo antes posible. El emperador Sullivan moriría en unos pocos meses, y el traidor Paveluc intentaría tomar el trono dentro de un año. Había poco tiempo para quedar atrapado con tales acusaciones. Aunque Elena no pudo ocultar su angustia, estaba agradecida por la preocupación de Margaret.

—Muchas gracias por venir en persona para contarme sobre esto, Lady Lawrence.

—Por supuesto. Me preocupaba que Lady Selby hiciera algo, pero no sabía que sería esto. Si no recordara lo que sufrí por su causa, podría haber sido engañado por los rumores también.

Si bien cualquiera podría haber sido engañado por los rumores, Margaret lo había juzgado como una mentira de un solo golpe. Elena pensó en el día de la fiesta del té.

—Deberías haber dicho de inmediato que no fuiste tú quien puso la sal en el té.

En ese momento no le importaba quién era el verdadero culpable. Helen, Sarah y Margaret planearon darle a Elena el té salado que Mirabelle casi bebió. Elena no podía soportar ese hecho. Era incluso menos indulgente porque en su vida anterior fue Elena quien realmente terminó bebiéndolo.

Margaret agitó las manos en señal de protesta.

— ¡No! Aunque Lady Selby era la líder, la seguí como cómplice. Si estuviera en tu lugar, nunca me hubiera perdonado, pero tienes un corazón generoso y por eso estoy agradecida.

La palabra “amiga” de repente vino a la mente de Elena. En su última vida, ella nunca había dado esta palabra ni siquiera a los camaradas con los que peleaba. No le quedaba espacio en su corazón para eso después de perder a su familia, y antes de eso nunca abandonó mucho el castillo, por lo que sus relaciones nunca fueron más profundas que los saludos superficiales. Nunca antes había sido amiga de una mujer de su misma edad. La situación actual de Elena no era la peor que había experimentado, pero esta conexión emergente en esta vida trajo una nueva calidez.

—Lady Lawrence.

Elena tenía una rara sonrisa que no solía mostrar a los demás. Los ojos de Margaret se abrieron al verlo. Elena continuó con voz suave.

—Gracias.

♦ ♦ ♦

Elena despidió a Margaret cuando terminaron de hablar. No quería pasar demasiado tiempo con ella cuando su situación actual aún era difícil. Sin embargo, no importa cuánto lo intentara, no podía pensar en una forma de calmar los rumores. Solo había un camino.

Ojo por ojo, diente por diente.

La forma de combatir un rumor… era con otro rumor. Los ojos rojos de Elena brillaron como la sangre.

—No me culpes por esto, Lady Selby.

Fue ella quien se atrevió a tocar la nariz de una leona dormida.

3 respuestas a “Dama Caballero – Capítulo 38: Hay problemas”

    1. Muchas gracias por el capítulo, te tardaste demasiado Elena, pero como lo has dicho, Ojo por ojo, diente por diente, aunque solo Sophie, Tilda y Helen serán quienes los perderá, porqué creen que Elena las golpeara, seguro Caril tiene algo que decir… 😼💢💀👎🏻🖖🏻

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