Dama Caballero – Capítulo 40: ¿No es ese el hedor de un trapo sucio?

Traducido por Kiara

Editado por Nemoné


 —Harás algo por mí a cambio de guardar tu secreto.

Un ceño fruncido cruzó la cara de Stella.

—Primero, debes explicar cómo sabes esto. Necesito saber si ya ha sido contado a otros —le reclamó Stella.

—Si lo hiciera, ¿no lo sabrías ya?

Stella encogió los labios ante la pregunta de Elena. Su hijo estaba siendo criado por una niñera como un niño adoptivo. Hasta que el padre biológico no apareciera en el futuro, este hecho no podía ser revelado.

Elena continuó.

—No puedo explicar cómo llegué a saber esto debido a las circunstancias. Pero si me haces un favor, guardaré silencio hasta el final.

Stella siguió mostrándose reticente, pero al final fue una pelea que se vio obligada a perder.

— ¿Cuál es el favor?

Elena deslizó algunos documentos que trajo con ella hacia Stella. Eran una recopilación de información sobre Helen. La condesa examinó los papeles con cuidado mientras Elena hablaba.

—Por favor, difunde un rumor basado en la información de aquí —expresó firmemente Elena—. Durante mucho tiempo, la señorita Selby ha estado celosa de mí. Esta vez, ella perdió el título de Madonna en el baile y está inclinada hacia la venganza. Ella es buena para mentir. Y…

Mientras Elena continuaba, los ojos de Stella se agrandaron y ella habló con incredulidad.

— ¿Me estás pidiendo que difunda rumores falsos?

— ¿Por qué crees que esto es un falso rumor? —preguntó Elena.

Stella no supo qué decir por un momento.

—No importa lo que sea verdad. Después de todo, ¿qué importancia tiene la historia que no permanece hasta el final? —Elena continuó, con expresión fría. No tenía ninguna intención de explicar su desgracia en detalle. La gente inmoral no revela la verdad. En la sociedad, la verdad era hecha por los poderosos.

Igual que ahora. Stella nunca habría estado en su posición si hubiera revelado la verdad desde un principio, y también fue la razón por la que estuvo aquí antes que Elena.

En su vida anterior, mientras era un caballero, aprendió muchas cosas pero la principal es que un hombre sin poder no puede cambiar nada. La verdad no siempre sirve a todos.

En su última vida, los Blaise fueron lastimados y, finalmente, toda su familia fue destruida. Soñó con vengarse, pero murió antes de que pudiera tomar la cabeza de Paveluc. Su vida no fue como ella deseaba. Al final, la ira y la justicia no hicieron ninguna diferencia, y pronto se dio cuenta de que había otros métodos más limpios y confiables.

Stella, que había tenido un comportamiento impasible hasta ahora, se echó a reír por primera vez.

—Ho ho ho ho.

Su repentino arrebato causó que Elena la mirara inquisitivamente. Stella no se molestó en contener su alegría, y pronto continuó divirtiéndose.

—Pensé que eras demasiado joven, pero tienes un buen entendimiento de cómo es una sociedad sin corazón. Tienes razón. Lo que es verdad no importa. Es lo que hacemos, lo que vuelve real algo.

 —Entonces, ¿tenemos un trato?

Después de una pequeña pausa, Stella asintió.

—Está bien, te haré el favor. Esto no es demasiado difícil para mí .

—Gracias.

—Es muy temprano para agradecerme. Sólo una advertencia. Si no cumple su palabra y revela mi secreto, lo lamentará.

— ¿Es eso una amenaza?

— Igual que tú, mi señora, sí. ¿Crees que puedes darme órdenes desenterrando un secreto? Déjame aclarar esto, no puedes.

Elena asintió de acuerdo. La posición actual de Stella era diferente de la de Elena, que aún era una recién llegada del sur. Solo podría haber un trato. Elena conocía la realidad. Si intentaba chantajear a Stella con esta debilidad, seguramente la afectada tomaría represalias de una forma que Elena no esperaría.

“La flor de la sociedad” era un título que sólo podía ganarse si uno era hermoso. En cambio, la reputación de Stella como una de las mujeres más poderosas de la sociedad fue la culminación de los amargos juegos de poder con otros nobles. Tal dama nunca podría ser manipulada tan fácilmente. Stella probablemente ya había hecho una encuesta exhaustiva de Elena antes de llegar aquí. Por lo que Elena había escuchado en el futuro, la condesa era un enemigo formidable que no podía ignorarse fácilmente.

Anteriormente se había suicidado.

Elena miró a Stella sentada frente a ella. La Stella de hoy era una dama de dignidad, brillante e inteligente, y si había una mancha en su vida, era que había conocido al hombre equivocado. El padre de su hijo secreto era, en una palabra, un pobre. Se asoció con jugadores, borrachos, e incluso usuarios de drogas. No se sabía cómo se involucraron una dama tan noble y un hombre tan humilde.

Pero… hay algo más impactante al respecto.

Cuando el secreto oculto de Stella salió a la luz, ella admitió todos sus pecados pasados ​​y decidió suicidarse, temiendo que los chismes dañaran a la familia Viviana.

Fue una decisión impactante. Sin embargo, después de su muerte, su esposo el conde Viviana se sintió completamente devastado. Amaba a su esposa con todo su corazón y no le importaban los hechos. Más tarde, el hijo oculto de Stella creció y organizó una espectacular venganza contra el conde Viviana.

Acerca de Stella… 

Aunque eligió suicidarse, su esposo y su hijo oculto la amaron de verdad. Fue una historia trágica en muchos sentidos, y más tarde se convirtió en una historia de amor muy popular en los círculos sociales. Era la historia del conde Viviana, un noble que amaba a su esposa en una sociedad donde los matrimonios por amor eran raros, antes de perderla por suicidio.

— ¿Por qué me miras así?

Elena negó con la cabeza.

—Nada.

Elena desconocía si la historia se repetiría en esta vida o si se desarrollaría otro tipo de historia. Pero ella fue capaz de prometer al menos una cosa.

—Voy a cumplir mi palabra. Si me ayudas con esto, nunca le contaré a nadie sobre ti —respondió Elena.

—Confiaré en ti por ahora… Bueno, tampoco soy una persona muy confiada.

Stella le dio una sonrisa irónica. Era obvio que ella vigilaría a Elena en el futuro. Cualquiera que supiera su secreto, no se quedaría callada.

Ruego que ella no intente matarme.

Se comportaron con cortesía la una con la otra, pero Stella podría contratar a un sicario después de abandonar esta habitación. Sin embargo, Elena estaba presionada por el tiempo y no podía preocuparse por eso por el momento. Además, un asesino a sueldo no podría tocar el final de su cabello.

Elena volvió a hablar con una expresión tranquila.

—Ahora, déjame explicarte en detalle exactamente lo que quiero.

No le tomó mucho tiempo a Elena contarle a Stella sus planes, y pronto regresó a la mansión. Ahora todo lo que quedaba era asistir a la fiesta y enfrentar los malos rumores creados por Helen.

Elena abrió la puerta de su habitación. La mayoría de los sirvientes estaban ahora dormidos, a excepción de Michael, que la esperaba junto a la puerta. Pero ella sintió la presencia sutil de alguien más en la habitación.

—Es demasiado pronto para que la condesa contrate a un asesino…

Elena entró en el cuarto oscuro, desconfiando de su oponente no identificado. Encendió las luces y miró a su alrededor.

Era Kuhn. Ella se sorprendió un poco por su inesperada visita.

— ¿Qué estás haciendo aquí?

Kuhn no solía venir a menos que atara un pañuelo rojo a la ventana. Fue la primera vez que llegó antes que ella, aunque no lo había llamado.

—El general quiere verte.

— ¿A mí?

La repentina propuesta le pareció extraña. Por supuesto, podían contactarse entre sí en cualquier momento por negocios, pero había algo inusual en cómo Kuhn había esperado tanto a esta hora tan tarde.

—Bueno, eso está bien. ¿Ahora mismo?

—No. El general está lejos ahora, pero llegará a la capital en tres días.

Tres días. Ella no tenía tiempo para él entonces. Sería el mismo día en que se celebraría la fiesta donde ella se enfrentaría a Helen.

—Mis disculpas, pero por favor dígale que ya tengo algo programado para ese día —respondió ella.

—Transmitiré su mensaje, pero no creo que reciba una respuesta. No puede ser alcanzado de inmediato en este momento.

Ella había escuchado que Carlisle estaba lejos de la capital, y se preguntó qué estaba haciendo. Podía preguntarle a Kuhn, pero pensó mejor en no desgastarse. Probablemente diría: “Deberías preguntarle al general directamente”. 

Elena quería terminar esta conversación pronto. Había tenido noches de insomnio debido a los rumores, y también estaba agotada después de su reunión con Stella.

—Avísame en cuanto regrese, y volveremos a programar nuestra reunión.

—Entiendo.

Kuhn parecía un poco sorprendido, pero no tenía nada más que decir, ya que no podía ponerse en contacto con Carlisle de inmediato. Finalmente, se despidió brevemente, diciendo que era tarde.

—Buenas noches, mi señora.

—Igualmente. Ten cuidado.

Como siempre, Kuhn desapareció silenciosamente en la oscuridad. Después de ver hacia afuera por un momento, se preparó para ir a la cama.

♦ ♦ ♦

El día de la batalla finalmente llegó. Elena se paró frente al espejo con un elegante vestido mientras Mirabelle la miraba con orgullo.

—Aunque lo preparé yo misma, realmente se adapta a ti, hermana.

—Gracias por tu atención. Realmente necesitaba tu fuerza hoy. —respondió Elena.

— ¿Por qué? ¿Qué está pasando?

Mirabelle, que estaba poco involucrada en los círculos sociales, estaba completamente ajena a los rumores sobre Elena.

Ante la mirada curiosa de su hermana, Elena sonrió.

—Nada. Me eligieron como Madonna en el baile y sería una tontería si asistiera a una fiesta con un vestido gastado.

— ¡Oh, por supuesto! ¡Sí!

La sonrisa inocente de Mirabelle llenó a Elena con una energía indescriptible. Esto era todo para proteger a su familia. Para mantener esta felicidad, Elena caminaría por cualquier camino espinoso en el futuro.

Elena deslizó su mano alrededor del delgado hombro de Mirabelle y habló en voz baja.

—Deséame suerte, hermana.

— ¡Sí, anímate!

Con el firme apoyo de Mirabelle detrás de ella, Elena sonrió y cerró los ojos. Ella no tomaría está calumnia tranquilamente. Tenía una familia que proteger. No había tiempo para dudar.

♦ ♦ ♦

Este era su primer evento social después del baile. Aunque lucía bella y elegante, las miradas que recibía eran diferentes a la de esa noche.

Tan pronto como abrió la puerta y entró en el salón de banquetes, pudo sentir las repulsivas miradas en todo su cuerpo. Aunque Stella había comenzado a difundir rumores sobre Helen, el abuso sobre Elena había sido mucho más intenso. Se sentía cohibida por la mirada invasora de los hombres, pero mantuvo la cabeza erguida.

En el centro de la sala estaba una multitud más numerosa, incluidas dos caras con las que Elena estaba familiarizada. Helen y Sophie. Aunque tenía planes, ya que no estaba segura de si asistirían las involucradas o no, quería tener el placer de tratar con Helen personalmente.

Junto a Helen estaba Sophie narrando ruidosamente a la multitud.

—Así que entré en la habitación de Lady Elena, ¡y había un hombre justo ahí!

Caminó despacio en su dirección.

Cuando Elena se dirigió hacia Sophie, los ojos de los nobles se volvieron hacia ella. Se detuvo en el centro de atención, Helen se dio cuenta y levantó la comisura de su boca. Luego se llevó el dedo a la nariz y dijo:

—Oh, ¿no es eso el hedor de un trapo sucio?


Nemoné
Estoy editando como loca porque esta parte está rebuena y QUIERO VER SUFRIR A HELEN JUNTO CON SOPHIE

3 respuestas a “Dama Caballero – Capítulo 40: ¿No es ese el hedor de un trapo sucio?”

  1. Muchas gracias por el capítulo, no te moriste la lengua Helen, esa pestilencia que mencionas, emana de ti y de Sophie, sospecho que Caril hará un movimiento que dará la veracidad de las palabras a Elena y decapitada lo digo por Helen, inserte meme Están muertos!
    Saludos

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