Dicen que nací hija de un rey – Capítulo 22: Tu padre o tu prometido

Traducido por Amaterasu

Editado por Nemoné


El segundo destino fue el Museo de los Rollos Antiguos. A diferencia del destino anterior, la plantación de algodón, el director salió a saludarnos personalmente. Por supuesto, no me prestó atención.

—Su Majestad, estamos tremendamente honrados por su visita.

Por lo que había oído, el Director del Museo de Rollos Antiguos tenía una posición social de alto rango. No sabía la edad que tenía, pero eso era porque los hombres generalmente no mostraban muchos signos de envejecimiento después de los treinta. Solo exagero un poco al decir que mantuvieron su apariencia juvenil hasta su muerte.

Por otro lado, había diferencias individuales, por supuesto. Hwanseong, por ejemplo, parecía mucho más joven que los demás, como reflejo de su brillantez mágica. El dueño de la plantación de algodón tenía una apariencia mucho mayor, lo que revelaba cuán terribles eran sus poderes mágicos.

Los tres, Hwanseok, Gitae y yo, entramos en el museo.

—Qué sorpresa que esté acompañando a una princesa en su excursión, Su Majestad.

—Ella no es una princesa.

— ¿Perdóneme?

Me encogí.

¡No! Él no lo haría.

—Ella es un perrito.

Esperé que el director del museo fuera una persona muy comprensiva.

Para mi sorpresa, él asintió como si tomara el comentario literalmente.

Soy una persona, ¡una princesa! 

Entré en el museo, que era un depósito de documentos antiguos. Había muchos pergaminos en exhibición escritos en un lenguaje arcaico. Los turistas se volvieron a mirarme.

Sigue adelante, mira. ¿Nunca han visto a una chica en un museo? Pudieron deducir de mi séquito de dos, no, tres hombres, que yo era de la nobleza.

Me dieron una visita guiada por el director.

—No hemos podido decodificarlos —dijo mientras señalaba algunos documentos.

Así que tuvieron un fracaso en descifrar… ¿Cuáles? ¿Estos? Miré más de cerca, y el escrito me era familiar.

¡Era coreano! Sí, efectivamente lo era. El guión que no habían podido decodificar era coreano.

—Creemos que debe contener cierta información importante sobre el origen de la magia —explicó.

Gitae parecía interesado.

— ¿Y cómo pudiste deducir esto?

—Somos completamente incapaces de restaurarlo o interpretarlo usando magia.  Es muy probable que este documento esté protegido por una forma de magia superior a la que utilizamos actualmente, por lo que los académicos deducen que debe contener información sobre la fuente de la magia o algún orden superior de magia.

Eso es absolutamente incorrecto, ¡Director del Museo!

Hwanseong asintió, y dijo con una mirada muy seria, — ¿Señor?

— ¿Sí, Su Majestad?

—Tengo hambre.

Nemoné
JAJAJAJAJA. Hwanseong me representa. A nadie, aparte de Sanghee, le interesa el documento XD ¡Comida!

Hwanseong no parecía tener el menor interés en la fuente de la magia o en este avanzado orden de la magia. Me miró con una sonrisa.

— ¿No tienes hambre, perrito?

No, no lo tengo. ¿No tienes sentido común? ¿Y no puedes dejar ese apodo? ¡Todavía estoy esperando que comiences a llamarme por mi nombre, Sanghee!

—Su Majestad —dije.

— ¿Qué?

— ¿Puedo decirte algo?

— ¿Qué es?

—Yo… creo que puedo leer esto.

¿Un orden superior de magia? ¿El origen de la magia? Qué mierda. El documento estaba en coreano.

—Dice 『 Lo que hice hoy: el tiempo estaba despejado. Hoy peleé con papá. Pero no perdí la calma porque soy un niño bueno 』

Esto ni siquiera valía la pena estar en una exposición del museo. Era solo un diario de un niño pequeño. Fue escrito por un niño pequeño que vivió en la antigüedad.

—Los niños en estos días… ya no eran como solían ser.

Tenía que tener tres mil años por lo menos. Entonces, si estos tenían tres mil años de antigüedad, parecía que los niños de hace tres mil años no tenían modales.

Mi tutor privado, Alex, al escuchar esta noticia, fue llevado a la escena en un helicóptero.

Fue acompañado por tres eruditos del palacio.

— ¿Es esto cierto, princesa Sanghee?

Tuve que ser cautelosa y evitar presumir demasiado. Era arriesgado que una princesa pareciera demasiado excepcional porque podría parecer que estaba desafiando a los niños.

—Creo que he perdido un poco la cabeza. ¿Por qué soy capaz de leer esto? Estoy tan asustada… ¡Tal vez he sido poseída por un demonio! —dije.

Bueno, la verdad era que no era un demonio, sino una mujer adulta.

—Princesa Sanghee, ya has probado tu genio. Si realmente puedes leerlo, por favor dinos lo que dice.

Lo leí línea por línea. Alex se volvió carmesí. Parecía bastante retraído.

— ¿Cómo puede ser esto?

Los tres eruditos del palacio estaban todos en shock.

— ¿Cómo puede ella decodificarlo así?

—Parece que finalmente hemos encontrado un medio para descifrar esto.

 —Tomará algún tiempo, ¡pero es posible ahora! Este es el descubrimiento del siglo.

Fue realmente muy misterioso que ellos, con prodigiosas habilidades mágicas, no pudieran leer coreano. Pero también obtuvieron la habilidad de decodificarlo mientras leía las líneas. Aprendieron a decodificar mientras les leía. En una forma de hablar, los había despertado al coreano.

—Princesa Sanghee, realmente eres el tesoro del reino.

La mandíbula del director del museo quedó abierta. Gitae estaba igualmente asombrado. Llamar a cualquier chica el tesoro del reino era absurdo.

Hwanseong parecía estar muy emocionado por esto.

— ¿Un tesoro? ¡No, ella es un perro inmundo!

¡Cállate, tú! 

Uno de los eruditos reales se mostró burlón y comenzó: — ¿Por qué…?

¡No, no preguntes! No preguntes. 

Hwanseong se rió. Odiaba su cara sonriente. Ahora me llamarán para demostrar a todos por qué me merecía ese nombre.

— ¡Te mostraré por qué! —gritó.

¡Oh, evita sus ojos por favor! ¡No, por favor no! ¿No es importante para ti estar en un museo? 

— ¡Lo va a recuperar!

En un museo, de todos los lugares. El sonido de ‘Tráelo’ hizo eco en los pasillos majestuosos. La muñeca salió volando. Corrí tras él alegremente.

Juro matarlo algún día. 

Por otro lado, no estaba segura de si obtendría algún beneficio por haber descifrado este antiguo guión.

♦ ♦ ♦

Gihyeon Kwock, el hijo más pequeño del Duque Kwock, estaba de buen humor. Regresaba al Reino Goryeo para las vacaciones de verano. Estaba en el asiento trasero del sedán de potencia mágica.

Gihyeon le dio un codazo a Jinsu.

—Finalmente vamos a volver al reino. Pero, ¿qué pasa? ¿Por qué no vas directamente a casa?

—Quiero pasar por un sitio.

— ¿Dónde?

—El Museo de Rollos Antiguos.

—Oh, cielos, son vacaciones. Sé que eres un adicto al trabajo, pero deberías tomarte un día libre.

Gihyeon negó con la cabeza.

Jinsu era un genio y un gran trabajador. Caray, podría relajarse un poco. ¿Por qué si era un genio trabaja tan duro? 

—Jinsu. Me gusta todo sobre ti, pero quiero que cambies algo.

— ¿Qué es eso?

—Deja de estudiar tan duro.

La puerta del coche entonces se abrió. No fue Gihyeon quien la abrió. El viento se precipitó. Estaban en una autopista de alta velocidad de 100 km por hora en una pradera.

Gihyeon estaba aterrorizado.

— ¡No lo harías!

De hecho, lo haría. Jinsu lo botó por la puerta con el pie. El chico salió volando del auto mientras corría a 100 km por hora.

— ¡JIIIIINSUUUU! —Pero su voz fue ahogada

Ahora apenas era audible. El conductor le devolvió la mirada.

—Sólo sigue conduciendo.

—Pero…

—Él no morirá. Vamos al Museo de los Rollos Antiguos.

—Como desee.

Estaban en el Reino Goryeo, llegando al Museo de Rollos Antiguos. El sedán de lujo, con un precio de mercado de 300 millones de won, se detuvo al frente y Jinsu se bajó.

Le dijo al conductor: —Espera aquí.

—Como usted ordene.

El conductor estaba desconcertado. No podía entender por qué, pero Jinsu parecía un poco tímido.

No podía ser.

Era un mago sin igual en el Imperio. Debía estar interesado en documentos antiguos porque era tan incomparable brillante. Jinsu caminó hacia el museo.

— ¡Tráelo! —Se hizo eco del grito familiar.

El tonto acaba de usar la magia. ¡Qué injusto! 

La muñeca salió como una bala de cañón en el aire. No estaría tan molesta si simplemente saltara a lo alto, pero bajo su hechizo, la muñeca zigzagueaba salvajemente de un lado a otro, evadiéndome. La muñeca era muy rápida.

Entonces, el desastre golpeó.

Mientras perseguía a la muñeca, me estrellé contra alguien. ¡Todo fue culpa de Hwanseong! Aquí estaba otro recordatorio de lo impotente que era. Acababa de ganar algún favor a través de mi habilidad para decodificar un guión antiguo. Pero me redujeron de inmediato a nadie de nuevo.

—Hey, pequeña señorita, ¡mira por dónde vas! Me has frotado tu suciedad.

Una niña que era miembro de una Familia Real sin la protección de un hombre era tan indefensa como una mujer común.

Me disculpé.

—Oh, lo siento mucho. Estaba recogiendo algo que el príncipe tiró.

Tal vez mencionar al príncipe evitaría esta crisis. Espero que mi excusa sea mi salvación.

— ¿Así que esa es tu excusa? ¿Eres una idiota? ¿Por qué no miras por dónde vas? ¡Que imprudente! ¡Atreverse a golpear a un hombre!

¿De qué estaba hablando? ¿No eres tú el que chocó con una niña de nueve años con tu cuerpo masivo? Oculté mis pensamientos y me incliné dócilmente.

—Realmente lo siento —dije humildemente.

Este hombre parecía estar usando su ira hacia mí como una excusa para algo siniestro. Sentí una sensación de mareo demasiado familiar. Yo también lo había sentido en la Tierra. Esas miradas hostiles que había recibido cuando vestía ropa apegadas al cuerpo o una falda que mostraba un poco de pierna.

—Bueno, tendrás que pagar el precio, ¿no?

Se acercó a mí y me puso la mano en el hombro. Él era enorme O tal vez simplemente parecía así porque era muy pequeña. No me atreví a gritar.

—Parece que eres virgen.

Me estremecí al escuchar las palabras salir de su boca. Pero no pude gritar. Sabía el poco valor que tenía al ser una niña.

En cambio, dije en voz alta: —Por favor, perdóneme, señor.

Esperaba que los demás me escucharan y vinieran a rescatarme.

Esperaba que Hwanseong me hubiera escuchado. Temblaba. Estaba segura de que vendría, pero todavía tenía miedo. Estaba indefensa por mi cuenta.

Pero él no vino. Gitae tampoco estaba a la vista. Se suponía que Gitae tenía que recuperar la muñeca de trapo de acuerdo con el plan.

Entonces, una voz dijo: — ¿Ella?

Y escuché a la última persona que esperaría encontrar aquí. Era la fría voz de la escoria. Lo reconocí de inmediato.

¿Escoria? ¿Qué estás haciendo aquí? 

La furia arrugó su frente.

— ¿Quién crees que eres para interferir?

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