Dicen que nací hija de un rey – Capítulo 6: Su Majestad


Sujin me dijo que había pensado que era muy madura. Me calmó, “Mi pequeña princesa, usted siempre parece mayor de lo que es, pero realmente es solo una niña. Mi preciosa niña.” En sus brazos, vi una oportunidad de avanzar mis esquemas.

Dije, —¡Quiero chocolate!.- Cada vez que hacía esta demanda, la Sujin de corazón blando me daba chocolate, los cuales escondía cuidadosamente. Usaría el chocolate para moldear a mi tercer hermano mayor, Hwanseong, a mi gusto. Hwanseong tenía ya siete años, pero perdía toda razón cuando era aplastado con chocolate. Quizás él tenía esa fijación con el chocolate porque Escoria se lo prohibió.

Le dije a Hwanseong —Su Majestad, soy como un cachorro.

Él me corrigió —Eres como un perro.

No hay necesidad de ser tan literal. Ceceé, —¡Si Su Majestad me quiere como un cachorro le daré a Su Majestad chocolate!

[Nota: Ceceé es un verbo que indica que está hablando con la c en vez de la s]

Quería marchitarme en el lugar. Me sentía como un calamar seco tirado en piedras calientes. Os recordaré que sólo tengo cuatro años. Sujin me miraba afectuosamente mientras que la expresión severa de Hwanseong cambió a una exaltada.

Preguntó, —¿Chocolate? ¿De verdad?

—¡Sí! ¡Tengo este mucho! – Indiqué.

—¡Te quiero tanto como a un cachorro!

—¿Un cachorro?

Ladeé mi cabeza. Con chocolate en juego, Hwanseong rápidamente añadió, —¡Incluso más que un cachorro!

—Hermano, ¡eres increíble! – Mi dignidad llegó hasta lo más bajo mientras trataba de satisfacer al mocoso de siete años. Quería morir en vergüenza.

Unos días después, Sujin me dijo que mi amado, Jinsu Han, marcharía al imperio para conseguir un entrenamiento de mayor nivel en magia. Era como si estuviera marchando para estudiar en el extranjero.

—El prometido de Su Majestad fue admitido en el Instituto Imperial de Magia con notas sobresalientes. Sujin me informó.

—¿Instituto de Magia?

—Sí, Princesa Sanghee. El Instituto Imperial de Magia del imperio es el lugar de entrenamiento de más élite en el mundo.

Ya sabía eso porque había leído numerosos libros. Solo era una chica, pero era una princesa, así que era libre de leer lo que mi corazón quisiera. En este mundo, todo lo que las chicas podían hacer era mirar la TV o leer, así que hice que Sujin me trajera todos los libros posibles. Estaba un poco furiosa, sin embargo, que eran sobretodo cuentos de hadas infantiles o clásicos internacionales para niños.

—Su Majestad, reprendió Sujin, —mañana, debe ser la perfección personificada.

—¿Me harás serlo?

—Sí, ¡de hecho! Esta es una fiesta de despedida para su prometido. ¿No debería usted ser la más bella del lugar?

Solté un gritito de felicidad, para complacer a Sujin. Sospechaba que Sujin era afectuosa conmigo no solo porque fuera dulce y obediente, pero reñí al Príncipe Hwanseong. Estoy segura de que está agradecida.

Me preguntaba sin embargo…. Tenía muchas medio hermanas mayores a las que no había conocido nunca. ¿Por qué he sido dejada sola para ser molestada por mis hermanos? Era bastante injusto. Obviamente, les gustaba mi compañía porque yo trabajaba tan duro por complacerlos. Hwanseok era distante pero seguía siendo un niño pequeño. No lo enseñaba, pero le gustaba.

La puerta se abrió de golpe. Mi hermano idiota, Hwanseong, entró.

—¡Busca! – gritó.

—¡Hermano! Digo… ¡Su Majestad – fruncí el ceño abiertamente.

Hwanseong sonrió. Su sonrisa casi partía su rostro. Él no tenía ni idea de cuánto lo odiaba. ¿Forzándome a buscar de nuevo?

Todavía sonriendo, dijo —No tienes que llamarme así.

—Quiero usar ese título para honrar a Su Majestad.

—Pero cuando lo dices con esa estúpida voz de bebé, no me siento honrado en absoluto.

—No jugaré contigo, si eres malo conmigo.

Hwanseong, que quería ser familiar conmigo, me frotó la cabeza. Parecía estar complacido con mi respuesta. Obviamente, él estaría complacido ya que lo estaba halagando.

Él me confió —Las otras chicas no son divertidas en absoluto. Están demasiado petrificadas para hablar conmigo.

¿Qué es lo que esperas? ¿Te has percatado del tipo de mundo en el que vivimos? Por mi parte, traté de ser amigable contigo, pero tenía que ser cuidadosa de no sobrepasarme. ¿Sabes por cuantos problemas he pasado por tu culpa? No, por supuesto que no tienes ni idea.

—¡Me voy ahora!

Bien entonces, ¿por qué viniste? Pensé que estabas aprendiendo esgrima. ¡Supongo que no estabas tan ocupado!

Pero simplemente hice una reverencia— Adiós.

—¿Entonces realmente nos veremos después?

No dije nada. Caminó fuera, cerrando la puerta. Pero volvió a abrirse de golpe otra vez.

—¡Busca! – gritó. La muñeca de trapo vino volando. Mi temperamento hirvió, como pensé, te aporrearé hasta la muerte. Riendo, Hwanseong se marchó de nuevo. Me giré ahora hacia Sujin para continuar nuestra importante discusión. Quería oír más sobre la fiesta de mi prometido.

Sujin solo me miró adorablemente, lo que me irritaba. No, no, mantente lejos. Ella me recogió en sus brazos, juntando nuestras mejillas.

—Mi querida Princesa Sanghee – arrulló Sujin.

Quería apartarla. ¡Quiero oír más sobre la fiesta de mi prometido! ¡Para! ¡Me estás sofocando!

Jinsu Han era una estimada figura en el Reino de Goryeo. Cargaba con el peso de grandes expectativas sobre él. Jinsu mismo era consciente de esto. Había logrado un gran suceso – la aceptación en el Instituto Imperial de Magia. Había esperado por esto por tanto tiempo, y se iba a marchar en una semana. Había algo, sin embargo, que pesaba en su consciencia.

¿Por qué le había dicho tal cosa a esa pequeña niña?

En la cama, se revolvía y volteaba. Por supuesto no había nadie más. Desde su infancia, había sido preparado para ser un gran jugador en el reino. Apenas tenía tiempo para hablar con chicas mucho menos llegar a conocer a alguien lo suficientemente bien para darle su corazón, sin mencionar que su matrimonio había sido arreglado. Así que, ¿por qué había mentido? ¿Por qué le diría a esa niña que su corazón le pertenecía a otra persona?

¿Y por qué se veía tan familiar? Su cabeza estaba llena de preguntas sin respuesta y no pudo descansar en condiciones por varios días.

Ella estará en tu fiesta de despedida mañana puesto que es tu prometida.

Se sintió extrañamente reconfortado ante este pensamiento y meditó ante la extrañeza de sus emociones.

Trató de convocar el sueño a voluntad, recordándose a sí misma sobre la fiesta del día siguiente. Si no tenía un descanso apropiado, no podría dejar una buena impresión en los numerosos mayores ancianos del reino que asistirían.

Aún así, el sueño eludió a Jinsu, y pasó otra noche más completamente despierto, sopesando la rareza de sus sentimientos.

Entonces la fiesta de despedida comenzó.

3 respuestas a “Dicen que nací hija de un rey – Capítulo 6: Su Majestad”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido