El Perezoso maestro espadachín – Capítulo 5: Invitado Nocturno (2)


¿Por qué está Espada Vaga…?

El chico de pelo negro frente a él era la misma persona que él y la Sra Orelly habían considerado patético.

— ¿En serio? ¿No querías que me revelara?

Cuestionó Riley al encapuchado.

Riley continuó caminando hasta estar a unos pocos centímetros de él.

— ¿Qué, te asusté demasiado?

El hombre estaba armado con una daga, pero Riley permaneció tan tranquilo como siempre.

De hecho, fue tan lejos como para tocar la frente del hombre con su mano derecha.

Como pidiéndole que no se quedase allí, y hablase.

Este…

Era difícil para el hombre creer que era la misma persona que arrojó su espada después de un simple golpe en el campo de entrenamiento.

¿De verdad es el mismo Riley?

El encapuchado no se atrevía a hacer ni siquiera el menor movimiento.

Sentía que si hacía uno, resultaría con su cuerpo cortado en pedazos.

— Será aburrido si no tienes ninguna reacción.

Riley siguió hablando relajadamente mientras chasqueaba su lengua.

— Supongo que será difícil tener una conversación inteligente con un huésped inoportuno.

Riley cruzó los brazos, echó un vistazo a la daga del lado del hombre, y entonces con una mirada fría, le preguntó.

— Te preguntaré una vez más. No habrá una segunda oportunidad.

— …

— Si respondes, te dejaré ir.

Acababa de ver el patético golpe de Riley hace unos momentos.

¿Y ahora lo chantajeaba?

Vaya broma.

Aun así…

No pudo soltar una carcajada; en lugar de eso su cuerpo entero estaba congelado del miedo.

— Lo que quiero saber es…

Sus fríos ojos se estrecharon.

Sintiendo su corazón latir con fuerza, el hombre encapuchado tragó saliva.

Finalmente se le permitió hablar.

— ¿…Por qué visitaste el dormitorio de la Sra. Orelly?

— …

Los labios del encapuchado comenzaron a temblar antes de darse cuenta.

La calma de la luz de la luna que iluminaba el pasillo comenzaba a desaparecer lentamente.

♦ ♦ ♦

Tarde por la noche, en la biblioteca de la mansión Iphelleta.

— ¡Joven maestro! ¿Dónde está? ¡Joven maestro!

Ian entró abruptamente, buscando señales de Riley.

Había rastros de un incidente, haciendo que Ian investigase.

— ¡Joven maestro!

Riley, quien estaba acostado en un sofá con un libro en su cara, se quejó, dándose la vuelta.

— Joven maestro, ¡despierte!

— Ah, ¿Qué? ¿Qué pasa ahora?

Riley miró a Ian mientras se frotaba soñoliento sus ojos.

Frunció el ceño, como diciendo: ¿Por qué interrumpes mi dulce siesta?

— Si quieres volver a hablar de la espada…

— Volveré a eso luego. ¡Pero ahora mismo eso no importa!

Riley, quién esperaba un interminable sermón de Ian, inclinó su cabeza con curiosidad.

— ¿Entonces qué es?

— Un cuerpo fue encontrado en la mansión.

— ¿Hm?

— ¡Un cuerpo! ¡Un cadáver!

Riley vio a Ian como si se hubiese vuelto loco.

— ¿De qué demonios estás hablando?

El Riley de ahora no se comparaba en nada al de cuando Iris se había desmayado.

— Haaa…

Sus ojos tenían potencial cuando agarró la espada, aunque el resultado había resultado bastante decepcionante.

Ian suspiró al recordar las expectativas que tenía antes.

— Me alegro de haber llegado a tiempo.

Cuando Ian se murmuró eso, el rostro de Riley se volvió aún más amargo.

— Una mejor explicación por favor.

— Un hombre desconocido vestido de negro fue encontrado. Frente a la habitación de la Sra. Orelly.

— Eh, ¿En serio?

Riley preguntó, como si no pudiese creerlo.

— Parece que el Conde Stein ha escuchado de la condición de la Srta. Iris. Básicamente, toda la mansión está de cabezas.

Un desconocido se las había arreglado para entrar a hurtadillas en la mansión.

Y se había encontrado veneno en la sopa.

Aunque un cuerpo fue encontrado, era difícil decir si sólo había un invasor.

La razón por la que Ian murmuró Llegué a tiempo fue porque necesitaba asegurarse de que Riley estuviese a salvo de los asesinos desconocidos.

— En todo caso, es peligroso el que estés solo.

Ian habló con una expresión agridulce en su rostro.

— No creo que puedas ganar contra un asesino.

Esperaba que esto pudiese estimular a que Riley actuase.

Pero…

— Hmm.

Riley vagamente giró sus ojos hacia el libro que tenía en la cara.

— Supongo que no tenía nada que ver conmigo entonces.

— ¿Perdón?

— Puedes irte. Espero que no hayas dejado a Madre sola.

— J-Joven maestro, ¿ha escuchado lo que dije?

— Sí, lo escuché. Pero no tiene nada que ver conmigo, ¿verdad?

Riley asintió sin siquiera girarse a ver a Ian.

— …

Su serenidad indicaba que ni siquiera le preocupaba lo que Ian le había dicho.

Como consecuencia de la indiferencia de Riley, Ian no pudo mantener su creciente enojo.

— ¡Qué es…!

— Ah, ¡espera!

Ian se detuvo ante el comentario de Riley.

— Casi lo olvido.

Riley chasqueó los dedos y luego sacó algo de su bolsillo.

— Aquí, toma esto.

— ¿…?

Riley le otorgaba a Ian un puñado de semillas que nunca había visto antes.

— ¿Estas son…?

— Úsalas para prepararle un té a Madre. Debería ser bastante efectivo. No lo pierdas, es muy raro.

Riley arrolló su hombro y luego señaló el libro que estaba sosteniendo.

El título era Enciclopedia de Semillas Medicinales.

Seguramente era para Iris, quién se había desmayado antes.

— ¿C-Cuándo…?

— Recién. Estaba cansado de tratar de encontrar estos, así que intenté dormir una siesta…Y luego viniste de repente. ¿Cómo crees que me sentí?

— …

— Seguiré durmiendo.

Riley volvió al sofá mientras le ordenaba a Ian que no lo volviera a molestar.

♦ ♦ ♦

— Hemos buscado por todos los rincones de esta hacienda, incluso con nuestros sentidos. Él es el único invasor.

El primer hijo, Ryan, habló mientras observaba el cadáver.

El segundo hijo, Lloyd, siguió la conversación.

— Para invadir por su cuenta, y además sin un arma, nos debió haber subestimado un poco.

El Conde Stein, que había estado escuchando a sus hijos, revisó la zona para buscar cualquier evidencia. Pensó en otra posibilidad.

— O quizás, hay otro cómplice dentro de la mansión.

— …

El cuerpo fue encontrado justo enfrente de la habitación de la Sra. Orelly, por lo que ella no tuvo más remedio que unirse al trabajo de detective.

Imposible…

Ella se veía pálida de preocupación, como diciendo ¿Qué está pasando?, pero lo que su mente estaba atravesando era todo lo contrario.

El asesino al que había llamado en secreto había sido asesinado, y colocado frente a su habitación.

No era un asunto trivial.

— Juzgando por la forma en la que está vestido, es probable que sea un ladrón o alguien del Gremio de Asesinos. ¿Deberíamos empezar desde allí?

— ¡Por supuesto! ¡Busca todas las tierras, empezando por la Aldea Iffa! ¿¡Cómo se atreven a desafiarnos poniendo un pie en la Mansión Iphelleta!?

El Conde Stein rechinó los dientes y juró atrapar a la persona responsable de esto.

¿Cómo ha podido…?

La Sra. Orelly tragó con miedo.

Mientras ella estaba asustada de su temperamental marido, lo peor era que algo faltaba en el cuerpo.

Una daga con el sello del Gremio.

La daga que debería haber estado sobre su cintura había desaparecido.

¿Pero… quién?

Hubiese sido conveniente que la evidencia fuese destruida por el propio asesino, pero las  posibilidades de ello eran mínimas, juzgando el estado del cadáver.

¿Entonces quién?

¿Quién podría haber tomado la daga?

5 respuestas a “El Perezoso maestro espadachín – Capítulo 5: Invitado Nocturno (2)”

  1. Todo el mundo pensando que ella está asustada por el asesino, y ella está preocupada es de que descubran quién es. Y quién lo mató. Y porqué estaba ahí. Excelente capítulo.

  2. Poco a poco Riley esta mostrando de lo que es capaz pronto le caerá todo el pesado de la ley a la primer esposa (toca a la madre del protagonista es la peor que pudo hacer) Ian no pierda las esperanzas de su joven maestro.

  3. Muchas gracias por el capítulo, pobre Ian, pensando k Riley en un perezoso, cuando en realidad es más fuerte k un dragón, literalmente, veremos como se resuelve el asunto del intento de asesinato en contra d la Sra. Iris. Saludos y gracias

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