Emperatriz Abandonada – Capítulo 1: Emperatriz abandonada (7)

Traducido por Lugiia

Editado por Gia


♦ ♦ ♦

Tres días después de que mi padre partiera hacia la frontera, la emperatriz, quien suplicó la aprobación del emperador para una salida, donde terminó llevando dos escoltas, fue atacada por un agresor no identificado. Después de eso, tuvo un aborto espontáneo.

Al día siguiente, mi padre fue arrestado por traición, acusado de ser la mente maestra detrás del ataque hacia la emperatriz.

♦ ♦ ♦

—Por favor, salve a mi padre, Su Majestad. Se lo suplico.

Pensé que acusarlo de traición era ridículo. No había posibilidad de que, siendo el jefe de la familia más leal al imperio, cometiera tal crimen. Sin embargo, la situación que lo rodeaba no era alentadora, además, circulaban crueles rumores sobre él.

Irónicamente, el emperador visitó mi palacio por primera vez desde que tuve el aborto. Debido a que estaba nerviosa por el posible rechazo a la petición de mi padre para verme, le rogué al emperador que le salvara la vida.

—¿Que salve a tu padre?

—Por favor, salve su vida, Su Majestad, considerando la dedicación que brindó nuestra casa a la familia imperial… no quiero nada más. Por favor, Su Majestad.

Me observó con cierto brillo en sus ojos, e hizo aparecer una sonrisa retorcida en sus labios.

—¿Eso es lo que deseas? Entonces, arrodíllate.

—¿Perdón?

—Dijiste que querías salvar la vida de tu padre. Arrodíllate e inclínate ante mí. Si lo haces, lo consideraré.

Tan pronto como nací, desde que fui designada a ser la esposa del emperador, crecí siendo como su otra mitad. Fui educada para trabajar a su lado, en igualdad de condiciones, como su compañera. Por lo tanto, tenía mucho orgullo al estar por encima de cualquier otra persona, incluyendo a los mayores. Estaba orgullosa de que, siendo alguien que aprendió porte y educación del mejor maestro, era superior a Jieun, cuya familia u origen ni siquiera se conocía. Tal vez el emperador quería poner a prueba mi vanidad.

Hace solo unos días, podría no haber renunciado a mi orgullo por mi padre, quien siempre puso a la familia imperial por encima de mí. Estaba segura de que, incluso él, nunca hubiera querido que hiciera nada humillante como miembro de la familia imperial.

Pero en estos momentos, ya no estaba en esa posición. Fui testigo de la injusticia del emperador, confirmando las palabras de mi padre. Debido a ello, consideré dejar el palacio imperial, tal como me lo dijo.

¿Orgullo? ¿Dignidad por la familia imperial? Nada de eso me importaba. Tenía algo que quería comprobar con mi padre. Quería preguntarle si me consideraba más valiosa que la familia imperial, y si realmente me quería. Deseaba actuar como una niña pequeña con él, cosa que no había hecho durante mucho tiempo.

Sobre todo, tenía que salvar su vida por cualquier medio.

Una sofocante y caliente energía se elevó dentro de mí, pero de igual forma, me arrodillé delante de él, apretando mis labios. Aunque estaba furiosa, llena de ira y frustración, lo soporté. Terminé mordiendo mis labios mientras bajaba mi cabeza lentamente, hasta tocar el suelo con mi frente.

—Por favor, salve a mi padre. Se lo ruego encarecidamente, Su Majestad.

—¡Oh, me sorprende que alguien como tú, siendo tan arrogante, pueda arrodillarse ante mí! —exclamó mientras se reía de una forma escandalosa.

Durante un rato, mantuve mi rostro en esa posición, mientras él seguía riéndose como un loco.

Comencé a sentir frío en todo mi cuerpo, pero apreté los dientes porque tenía un propósito.

—Satisfáceme tanto como puedas, como si fueras una humilde esclava. Entonces, salvaré a tu padre —indicó.

¿No se sentía satisfecho con mis acciones? Sentí que era la gota que derramaba el vaso,  tratarme como si fuera una prostituta. Volví a morderme los labios con fuerza, a pesar de que temblaba de rabia.

Sí, puedo hacer esto por ti si así lo deseas. Si quieres mi perfecta obediencia, haré lo que me pidas, me dije a mí misma.

He mantenido mi autoestima, mi orgullo y mucho más durante los últimos diecisiete años. En el momento en que mi frente tocó el frío suelo, lo que había querido durante mucho tiempo se derrumbó en mi corazón poco a poco. Mientras tragaba lágrimas calientes, repetí su nombre en mi mente.

Papá, papá, papá…

Esa era la única esperanza que quedaba en el vacío de mi corazón.

♦ ♦ ♦

¿Cuánto tiempo ha pasado? Temblando de vergüenza, logré abrir un poco mi boca.

—¿Está satisfecho ahora? —pregunté con los labios temblorosos.

—Bastante.

—¿Va a salvar la vida de mi padre como lo prometió?

Abriendo sus ojos, se dibujó una sonrisa sarcástica en sus labios. Bajé la mirada, nerviosa y con un presentimiento siniestro.

—¡Qué gran espectáculo! Siempre actúas como la mujer más arrogante y presumida del mundo, pero eres como cualquier otra mujer vulgar, quien se quita la ropa para conseguir lo que quiere. —Seguí manteniendo la mirada baja, sin decir nada—. ¿Me pediste que salvara a tu padre?

—Sí, Su Majestad.

—Tu padre está muerto. Fue ejecutado esta mañana. —¿Qué? No podía creer lo que oía. Cuando lo miré fijamente, dijo en un tono de burla y con mucho desdén en su rostro—: Eres sorprendentemente ingenua. ¿Creíste que salvaría a tu padre, quien mató a mi hijo e intentó asesinar a mi única mujer?

¿Qué? ¿Mataste a mi padre?

Fingí reírme. Hasta ahora, nunca había deseado ni soñado el amor de mi padre, pero era la única esperanza que quería creer ahora mismo. Me mostró que se preocupaba por mí cuando sentí que colapsaría por el cansancio. Como lo esperaba, me tragué mi orgullo. Renuncié a mi dignidad, a mi autoestima y a todo, incluyendo mi estatus. Renuncié a todo lo que debería haber recibido como futura emperatriz hace solo un año. Y, ¿qué acaba de decir? ¿Que mató a mi padre?

Respiré hondo. Ni siquiera pude confirmar los pensamientos o sentimientos de mi padre, a quien quería salvar arriesgando todo lo que tenía.

¿Dijiste que mi padre mató a tu hijo? Siguiendo tu lógica, tú mataste al mío. Al matar a mi bebé, arruinaste mi esperanza de poder vivir contigo, y arruinaste mis últimos días al asesinar a mi padre. Me quitaste todo. ¡Eres una persona despreciable!

Escuché un zumbido en mis oídos. Furiosa, saqué la horquilla de mis ornamentos. Mirando su borde afilado, lo apuñalé sin dudarlo.

—Argh.

Cuando vi su sangre roja, volví a mis sentidos. ¿Qué he hecho?

Me acerqué a él, quien estaba sangrando y gimiendo de dolor, pero los guardias reales entraron rápidamente y me detuvieron con fuerza.

—¡Su Majestad!

Vi al médico real corriendo hacia él. Las doncellas se sorprendieron al verlo sangrar.

Entre toda la conmoción, me encontré con sus ojos azules. Mientras me arrastraban bruscamente, no podía apartar mi mirada de aquella silueta que derramaba sangre.

Sentí que mi corazón latía con fuerza y de este, salían toda clase de sentimientos.

¿Qué es esta sensación que no tiene nada que ver con ninguna preocupación? Emoción, desesperación, resignación y un sentimiento desconocido. Todos ellos se arremolinaban en mi corazón.

—¿Se encuentra bien, Su Majestad? —le preguntó el médico real, entre la multitud que lo rodeaba. Arrastrada por los guardias reales, fui alejándome poco a poco de él.

A pesar de que mi corazón latía con fuerza, pude ver la cínica sonrisa en su rostro una última vez.

♦ ♦ ♦

—Como resultado, será destituida de su posición como concubina real…

Me pregunto, ¿en qué momento empezaron a salir mal las cosas?

—La casa del marqués Monique, a la cual pertenece, le serán confiscados sus bienes y se le revocará su título como parte de la nobleza…

¿Por qué estoy aquí?

—Por sus pecados contra la familia real…

¿Qué he hecho mal?

—Será decapitada.

Mi único pecado fue amarte.

Cuando el verdugo levantó su hacha, la luz del sol brilló contra su hoja, mostrando un destello peculiar.

En ese momento lo vi…

Estaba sonriendo.

Era la primera vez que lo veía sonreír de esa manera, como si estuviera feliz de deshacerse de la única cosa desagradable en su vida.  Seguramente piensa:

Por fin puedo deshacerme de alguien como tú.

Sí, se estaba riendo de verdad.

Una risa seca salió de mis labios.

En un mundo tan solitario, él fue el único rayo de luz en mi vida, mi única salvación. El único motivo por el cual vivir. Aunque nunca me miró, siempre mantuve la esperanza de que algún día se interesaría en mí, en lugar de esa chica, quien no era capaz de hacer nada. Me quedaba despierta todas las noches, trabajando alegremente, pensando que podría convertirme en alguien útil para él.

Supongo que solo fui un obstáculo…

En el momento en que el hacha estaba a punto de caer, esa chica, como si no pudiera soportar mirar, se cubrió la boca con la mano y apartó la mirada. Atento a sus necesidades, lo vi abrazarla.

Después de sentir la hoja en mi cuello, mi conciencia comenzó a desvanecerse.

Una lágrima rodó por mi rostro.

Si pudiera comenzar de nuevo…

No volvería… a amarte.


Gia
Felizmente mi corazoncito ya estaba medio preparado para estas escenas, pero, aún así, no saben cómo esperaba darle fin a esta parte. Solo me dio un tic que Aristia fallara con su horquilla. ¡En el siguiente capítulo comenzará nuestra loli!

3 respuestas a “Emperatriz Abandonada – Capítulo 1: Emperatriz abandonada (7)”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido