Emperatriz Abandonada – Capítulo 2: Aristia P. La Monique (4)

Traducido por Lugiia

Editado por Gia


♦ ♦ ♦

Al abrir los ojos, todo estaba oscuro.

¿Dónde estoy ahora? ¿Desperté de mi sueño?

A pesar de que no podía ver nada, moví la cabeza de un lado a otro y contuve las ganas de gritar.

¿Estoy muerta? ¿Aquel breve momento de felicidad, con una pizca de conciencia, fue el último regalo de Dios para mí? ¡¿Dónde estoy?!

Cuando estuve a punto de gritar de forma histérica, vislumbré un brillo plateado.

Al extender mi mano temblorosa, sentí una hebra delgada. ¿Qué es esto?

—Estás despierta —dijo alguien con una suave voz. Al escuchar aquella voz familiar, me sentí aliviada. ¡Qué afortunada soy! Parece que aún no me he despertado de mi sueño, o puede que haya tenido una terrible pesadilla.

¿Pero ese recuerdo fue una pesadilla? Fue tan vívido.

Por mucho que lo pensara, no podía estar segura de si me encontraba en un sueño, o si mi amargo recuerdo lo era. Estaba muy confundida.

—Papá.

—Hmm.

—Oh, papá.

—¿Sí?

—Papá, papá, papá…

—¿Sí?

Llamé una y otra vez a mi padre por miedo a que desapareciera de nuevo.

Mi ansiedad comenzó a desaparecer gradualmente cuando siguió respondiendo a mis repetidos llamados y, al mismo tiempo, cuando sentí el calor de sus manos en las mías. A medida que me familiarizaba con la oscuridad, empecé a ver los ojos de mi padre, los cuales estaban llenos de un afecto hacia mí, algo que no había notado antes.Sus ojos azul marino, llenos de preocupaciones y ansiedades, parecían muy cálidos.

Me ahogué en mis emociones. No quería perderme este momento.

—Papá.

—¿Sí?

—Quiero ir al templo.

—¿Al templo?

—Sí.

—Está bien. Cuando te sientas mejor, iremos juntos.

—No. Quiero ir mañana, sola. ¿Estaría bien?

Si este momento era un sueño, puede que no haya un mañana para mí, pero si ese terrible recuerdo no lo era, sentí que necesitaba ir al templo, al menos una vez. Podría haber sido la revelación de Dios para mi futuro.

Si fuera un sueño cualquiera, no me importaría, pero la aparición repentina de una chica misteriosa era, ciertamente, inusual. Si es una profecía, ¿no sería la profecía de Dios? Como el templo no tiene que revelarla, a menos que sea muy importante, podría averiguar si había una profecía de Dios que aún no había sido divulgada.

—Sí, puedes ir.

—Gracias, papá.

—Piénsalo mañana y duerme un poco más.

—¿Te quedarías a mi lado hasta que me duerma?

Es posible que no tenga un mañana, por lo que actué como una niña de nuevo, como si fuera la última oportunidad de poder estar con él.

Sonrió brillantemente al escuchar que no quería dormir sola. Sintiendo su suave toque en mi cabello, lentamente, comencé a quedarme dormida.

♦ ♦ ♦

Ni bien estuve despierta, corrí hacia el espejo. Al ver mi pequeña figura reflejada en este, suspiré aliviada. ¿Todo salió bien porque dormí sujetando fuertemente la mano de mi padre? ¡Soy muy afortunada! Todavía no me he despertado de mi sueño, por lo que, al menos por hoy, puedo ser feliz.

Después de tranquilizar a mi padre, diciéndole varias veces que todo estaría bien, me dirigí al templo. Se me hizo un nudo en la garganta cuando me di cuenta de que el paisaje que veía era muy diferente de lo que recordaba. Junté mis manos y recé con todas mis fuerzas para que este momento fuera la realidad, y que aquellos recuerdos fueran solo una larga y vívida pesadilla.

De hecho, aunque fuera al templo, no había garantía de que pudiera obtener una respuesta clara.

Puede que no hayan recibido todavía la profecía de Dios. Si ese era el caso, volvería mi ansiedad al no saber si esto era una ilusión o no.

De cualquier forma, aunque hubiera una profecía, su significado podría variar dependiendo de quién la interpretara.

Incluso en mis recuerdos, hubo discrepancia respecto a quien era la Hija de la Profecía de Dios, si Jieun o yo.

—Hemos llegado, señorita.

Al estar perdida en mis pensamientos, no había notado que ya habíamos llegado al templo.

Tomé la mano que me ofrecía el caballero y bajé del carruaje, observando aquella edificación, blanca como la nieve, brillando bajo el sol de verano.

El Templo Sanktus Vita.

El gran edificio delante de mí era magnífico, digno del Santo Guardián del Imperio Castina, el Dios Vita.

Al acercarme a la puerta en forma de arco, en la entrada del templo, uno de los sacerdotes se aproximó y se inclinó ante mí.

—Que las bendiciones de la vida le sean concedidas. Bienvenida a Sanktus Vita. Por favor, indique su nombre y el propósito de su visita.

—Soy Aristia La Monique, la hija del marqués Monique. Quiero revisar la profecía de Dios. ¿Es posible?

—¿Qué profecía le gustaría ver?

—La última profecía. ¿Han recibido alguna en los últimos meses?

—No ha sucedido tal cosa. La última que recibimos fue hace cinco años.

¿Hace cinco años? Si es así, probablemente no esté relacionada con la profecía de mis recuerdos. Sin embargo, de igual manera, le pedí que me mostrara todas las profecías de Dios y me guiara a la sala de oración. Como tomaría un poco de tiempo, me pareció mejor esperar en un lugar tranquilo.

Entré en la sala y miré la escultura tallada en el pequeño altar. La forma de un árbol enredado en varias ramas, un símbolo de Vita, el Santo Patrono del Imperio. Cuando me dejaron sola en la sala de oración, todo tipo de pensamientos vinieron a mi mente.

¿Qué debo hacer? Parece no existir la profecía que estaba buscando. ¿Cómo puedo llegar a entender mi situación?

Tenía diecisiete años en mis recuerdos. Si ahora tengo diez, eso quiere decir que, en una noche, transcurrieron siete años en ese sueño. ¿Es eso posible? Los fríos ojos del emperador aún se mantienen vivos en mi memoria, sin mencionar mis días solitarios y tristes.

Entonces, ¿estoy soñando ahora? ¿Es acaso la misericordia de Dios antes de mi último aliento?

Comencé a temblar, sintiéndome cada vez más ansiosa.

♦ ♦ ♦

¿Cuánto tiempo ha pasado? Al abrir mis ojos, vi un área desconocida delante de mí.

¿Dónde estoy? Lo único que podía ver a mi alrededor era un interminable espacio de color blanco. Ante tal escena, sumamente irreal, suspiré presa de la desesperación.

Entonces, a fin de cuentas, ¿estoy muerta?

—Mi hija ha llegado.

Me quedé atónita al oír una voz que resonaba en todo este espacio.

—¿Quién es usted?

Soy aquel que le da vida a todas las cosas. Ustedes, los humanos, me llaman Vita. —Estaba muy desconcertada por la voz que se llamaba a sí misma Dios. ¿Es esto posible? ¿Tal vez alguien me está jugando una mala broma? Aunque me llaman la Hija de la Profecía, nuestra familia no estaba en buenos términos con el templo—. No dudes, hija mía. Yo sé todo sobre ti.

—Si usted es realmente el Padre de la Vida, por favor, demuéstrelo para que pueda creerte.

—Eres una niña con muchas dudas. Está bien. ¿Cómo deseas que te lo demuestre?

—Por favor, dime la razón principal de mi visita al templo.

Nunca le he dicho a nadie mi razón de estar aquí. Todo lo que saben es que vine a revisar la última profecía.

—Estás aquí porque quieres saber qué versión de ti está en este mundo, si aquella chica de diecisiete años o la actual tú.

—Oh, ¿cómo supo…?

—Manejo todo en este mundo. Nadie puede evadir mis ojos. En primer lugar, déjame responder a tu pregunta. Ambas son reales.

—¿De qué está hablando?

¿Cómo es eso posible? Es absolutamente imposible, a menos que retroceda en el tiempo…

Es la verdad. Con el poder de la vida que se me ha otorgado, he retrocedido todo el tiempo de la tuya. —¿Qué? ¿Retroceder el tiempo de mi vida? ¿Acaso Dios puede hacer eso? Si es así, ¿por qué lo hizo? Ciertamente, todo esto va en contra de la relación causa y efecto—. Porque el destino de muchas personas se ha distorsionado debido a mi Hija Bendita.

Pero, ¿qué dice?

Originalmente, mi Hija Bendita estaba destinada a nacer en tu mundo, pero cayó en otro lugar, debido a una distorsión en las dimensiones. Un ángel que la encontró más adelante, la regresó a su mundo original, en el cual resides. Esto distorsionó el destino de muchos, incluyendo el tuyo —me explicó.

Me quedé atónita al oír eso. En otras palabras, desde un principio, ¿la Hija de la Profecía de Dios, bendecida y amada por este, y la destinada a estar casada con el emperador, era esa mujer? ¿Solo fui hecha para reemplazarla?

—Entonces, ¿por qué no envió otra profecía para corregir su error?

—Porque, al perder a mi Hija Bendita, tejí un fino hilo del destino contigo.

—¿Estás diciendo que me ataste con el hilo del destino solo por la ausencia de esa mujer? Entonces, ¿él me dio la espalda porque, desde un principio, yo no era su esposa designada? ¿Se enamoró de ella de inmediato, al ser su destino original, y me desechó a mí, su sustituta?

—Sí.

—¿Así que, me rompió el corazón solo porque estaba unida al hilo del destino? ¿No recibí su atención, a pesar de mis enormes esfuerzos, porque nunca fui la mujer elegida?

—Sí.

—Ahh…

Después de decir todo aquello, poco a poco me fui quedando sin aliento. En lo más profundo de mi corazón, comencé a sentir una especie de oposición.

—¿No eres Dios? Se supone que Dios debe amar y cuidar todas las cosas de forma justa, ¿verdad?

—Sí.

—¿Sí? ¿Eres realmente el creador de todas las cosas? Si te ocupas de todo de manera justa, ¿cómo puede haber una Hija Bendita? ¿No son todas las creaciones de este mundo tus hijos? Ellos también merecen tu bendición. ¿Una hija bendita? —Me detuve a recuperar el aliento y continué—. ¿Dices que has hecho de mí un reemplazo? ¿Me ató al destino solo porque la perdiste?

Sí.

—¿Tuve que vivir miserablemente por esa razón? ¿Por eso me desecharon mientras ella se llevaba todo? ¿Cuál es tu problema, Dios? Aunque sea el creador de todo, ¿cree que puede interferir libremente con sus creaciones? Además, ¿qué tipo de destino es ese?

—Ustedes, los humanos, nunca pueden evitar su destino.

—¡Qué ridículo!

Mi rabia, que se desataba en lo más profundo de mi ser, estalló como un volcán. Me desahogué gritando fuerte, dejando salir todo lo que había guardado durante años.

—¿Una decisión inevitable? ¡Eso es una tontería! ¿No puedo cambiar mi destino? Entonces, lo destruiré. ¡Rechazaré ese tipo de destino! ¡Juro por mi alma que nunca lo aceptaré!

—Los humanos nunca pueden escapar de su destino.

—¡Aaahhh! —grité. ¿Tuve que ser privada de mi libertad desde que era joven por esa razón? ¿Solo por eso tuve que ser criada como su mujer? ¿Eso significa que nunca me di cuenta del amor de mi padre, que me sentí la persona más solitaria del mundo y que llegué a amarlo, todo por ese destino?

¿Pensó que podía justificar el arruinar todo lo que tenía, solo porque no estaba atada a él originalmente?

Grité todo lo que pude. Apenas podía soportar los sentimientos ardientes que surgían en mi corazón. Sentí que me volvería loca si seguía aguantándolo, así que grité y lloré hasta que mi garganta quedó ronca.

—Siento pena por ti, pero no puedo cambiar tu destino. En su lugar, déjame darte un regalo por haberlo distorsionado.

¿Cuánto tiempo ha pasado? Cuando oí nuevamente su voz, resonando en el espacio, me eché a reír.

¿Darme un regalo después de haber arruinado mi vida tan miserablemente? ¿De verdad? Está bien, Dios. Ya que prometiste darme un regalo mientras decías que mi destino fijo seguiría su curso, me gustaría ver cuán grande es. Voy a usar esa recompensa para romper el destino que nunca puede ser cambiado.

—Está bien, déjame recibir tu regalo. No quiero llamarte Dios. Nunca te consideraré un dios. No te lo agradeceré porque ya me has quitado demasiadas cosas injustamente. Ahora me doy cuenta de que no hay un dios que ame todas las cosas de forma justa y por igual.

Después de decir eso, hubo un largo silencio. Tal vez estaba enojado conmigo. El dios en el que creía era infinitamente misericordioso, claro en cuanto al castigo y la recompensa, y justo, pero ahora sabía que no existía tal dios. ¿Estaba enfadado porque he dicho algo que le ha molestado? Entonces, ya que es capaz de molestarse, ¿cuál es la diferencia entre Dios y los humanos?

En el momento en que estaba a punto de estallar en risas, oí sus palabras resonar nuevamente.

—Eres la única que recibe mi atención, aquella que rechaza su destino. El camino que sigues es tu destino, y lo que quieres es tu camino. Tu nombre significa Pionera del Destino, Aristia Pioneer La Monique.

El espacio blanco que me rodeaba comenzó a desaparecer rápidamente. Cuando cerré y abrí los ojos nuevamente, me encontré sentada en la pequeña sala de oración.


Gia
Y aquí, muchachas, el culpable de toda la desgracia de Tia. Bueno, ya nos dimos cuenta de que es un inútil. Otro personaje a quien dedicarle todo mi vilipendio.

3 respuestas a “Emperatriz Abandonada – Capítulo 2: Aristia P. La Monique (4)”

  1. 🤧🤭🤧🤭🤧🤭Yo reaccionaria igual que Aristia si me dicen lo mismo del destino de asco que he tenido 🤧🤭🤧🤭👍🏼😎👏🏻👍🏼😎👏🏻👍🏼😎👏🏻

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido