Emperatriz del Bisturí – Capítulo 28

Traducido por Maru

Editado por Yusuke


El hombre habló de pasada.

—Y hay algo que necesitaba verificar.

Elise tenía una cara aún más confundida. Su personalidad era tan fría como su cara y habló como si no quisiera explicarlo.

—Eso es. Puedes irte ahora.

Y el hombre comenzó a alejarse. Elise miró inexpresivamente su espalda. ¿Qué era esto?

Espera. ¿No era él…? —Un pensamiento repentino vino a su mente.

—¡Sólo un momento! ¡Ron! —gritó ella claramente, pero el hombre no se dio la vuelta, como si fingiera no haber escuchado nada. Finalmente, Elise corrió y agarró su mano.

—¡Sólo un momento!

El hombre frunció el ceño ante el suave contacto.

—¿Qué?

—Aaah… Ah…

Ella jadeó con la cara roja.

—¿Cuál es el problema?

Lo que ella dijo fue completamente inesperado.

—Por favor, váyase después de un chequeo.

—¿Qué?

—Un chequeo. Estás cansado y mareado todo el tiempo. ¿Estoy en lo cierto?

Elise miró su pálido rostro.

—Te trataré.

♦ ♦ ♦

—Por favor siéntate aquí.

Un cuarto pequeño. Elise le ofreció una silla al hombre.

—¿Qué estás tratando de hacer?

—¿Qué quiere decir? Solo estoy tratando de diagnosticarle.

El hombre, Ron… no, el príncipe heredero, Linden de Lambert, suspiró por dentro.

¿Qué estoy haciendo aquí? No había planeado venir a verla en absoluto. Pero sus pies se movieron por su propia cuenta… por razones que no podía entender.

Y un diagnóstico de esa niña. Al igual que lo que ella dijo, se sentía mareado y sin espíritu en estos días. Pero incluso el médico real Ben no había podido comprender su condición, ¿pero esa chica sí? Era solo una pérdida de tiempo. Solo puedo empujarla e irme. Patético.

Al principio, planeaba ignorarla y regresar al palacio. Pero ella tercamente argumentó que tenía que ser tratado. Entonces él estaba aquí.

¿Siempre fue así? Miró a la chica elegida para ser su prometida. No sabía si esta era realmente la Elise que solía conocer.

—Por favor, acérquese.

Se colgó el estetoscopio en el cuello y habló. El príncipe heredero, de mala gana, movió su silla hacia ella.

—Se ve pálido. ¿Cuándo empezó a sentirse cansado y sin espíritu?

—Han pasado unos dos meses.

—¿Come bien? ¿Ha experimentado pérdida de peso o cosas así?

—No lo he hecho. Aunque, realmente no tengo apetito.

—¿Qué tipo de mareo siente? El techo no gira, ni nada de eso, ¿verdad?

Ella continuó haciendo preguntas compuestas. El príncipe heredero abrió mucho los ojos ante sus preguntas detalladas.

Son como las preguntas que hizo el vizconde Ben. Ella continuó tomando su historia. Ella se veía diferente de su ser habitual. Su mirada se profundizó.

—¿Por qué?

—Sólo un momento. Lo examinaré.

Y entonces ella agarró su mano.

El príncipe heredero se sorprendió por su suave toque de nuevo, y retiró su mano.

—¿Qué estás haciendo?

Pero Elise habló como siempre hacía a sus pacientes.

—Examinando los latidos de su corazón. Para verificar el grado de sudoración y temperatura. ¿Está incómodo?

—No…

Ella dijo que era para su examen, entonces, ¿qué podía decir él? Linden extendió su mano de nuevo.

—Sólo un momento.

Elise sintió su mano y se dio cuenta de nueva información.

Su temperatura es ligeramente baja. Y no hay mucha humedad en sus manos. Múltiples diagnósticos aparecieron en su cabeza. Debería revisar un poco más.

Mientras tanto, como ella no soltó su mano, él comenzó a sentirse incómodo.

¿Por qué lo toca tanto tiempo? En realidad, solo habían pasado unos segundos, pero se sintió como una eternidad. ¿Toca a otros pacientes así también?

El príncipe heredero hervía a fuego lento. No sabía por qué. Él solo lo hacía. Sabía que los médicos tenían que hacer contacto físico con sus pacientes para examinarlos.

Pero todavía no me gusta.

Pero fue entonces, Linden jadeó sorprendido.

—Disculpe por un momento. Examinaré su cuello.

Ella se acercó… ¡y tocó su cuello!

—¡¿Qué?!

—Se requiere un examen del cuello de acuerdo con sus síntomas. Terminará rápidamente, así que por favor, espere un momento.

Fue una explicación tranquila. Pero Linden se sintió incómodo.

Su pequeño dedo bajó por su cuello. Era un sentimiento suave y cosquilleante. Y se mordió los labios ante su aroma flotante.

¿Qué es esto…?

No era un toque ligero. Como si estuviera buscando algo, tocó cada rincón y grieta. Ella lo tocó poco a poco, para que no se sintiera incómodo, pero se sintió aún más incómodo por eso. Y después de un tiempo, ella retiró sus dedos, y el príncipe heredero dejó escapar un suspiro que ni siquiera sabía que estaba conteniendo.

—¡Tú…!

Pero la chica solo habló con voz compuesta.

—Sólo un momento. Combinaré todos sus síntomas y se lo explicaré.

¡Esta niña…! ¡A un hombre…! Linden quería irrumpir, pero sus ojos eran tan serios que no pudo. ¡Eran los ojos de un médico que estaba realmente preocupado por su paciente! Así que al final, él solo permaneció en su silla.

—¿No… hay nada más que deba hacer ahora?

—Sí, por favor espere un momento.

Linden suspiró.

—¿Algo pasa? ¿Estás incómodo en alguna parte?

—No… Es solo porque estoy cansado.

Ella inclinó la cabeza.

—Espere un momento, por favor. Explicaré los resultados pronto.

Su papel estaba lleno de información. Y ella lo analizó todo.

Estos síntomas… probablemente es “eso”. Continuó haciendo algunas preguntas más para confirmar.

—Hace dos meses, ¿no se sentía enfermo?

—Sí, estaba enfermo.

—Le duele el cuello, ¿verdad? El lugar que toqué antes.

—Creo… que sí. ¿Cómo supiste?

El príncipe heredero la miró sorprendido. Era una pregunta precisa como si ella lo hubiera visto en ese momento.

Mientras tanto, con sus respuestas, Elise estaba segura de sus conjeturas.

Definitivamente es esa enfermedad.

—La razón por la que está cansado y apático es probablemente por esta enfermedad.

—¿Qué es?

Y ella dijo su nombre. Era un diagnóstico que el médico real y los profesores del Hospital de la Cruz Real no habían podido hacer.

—Tiroiditis de De Quervain. [1]

♦ ♦ ♦

—¿De… Quervain?

El príncipe heredero entrecerró los ojos. Nunca había oído hablar de esto antes. Era esperado. Era un diagnóstico extremadamente complicado con el que incluso los médicos tuvieron problemas.

—Sí, veo síntomas de la tiroiditis de De Quervain.

—¿Qué es eso?

—Es el resultado de las hormonas que se crean después de que se infecta la glándula tiroides. La glándula tiroides tiene hipotiroidismo.

Ella continuó explicando.

—La glándula tiroides es un órgano que produce hormonas para el resto de nuestro cuerpo. Si hay un problema con la producción de las hormonas, vemos síntomas como mareos y apatía.

Y ella explicó con calma las etapas iniciales de la tiroiditis de De Quervain. Se llamaba tiroiditis subaguda en la Tierra.

El príncipe heredero la miró con ojos sorprendidos. Los síntomas de la tiroiditis de De Quervain fueron exactamente los mismos que experimentó durante los últimos dos meses.

Sorprendentemente, esta chica había diagnosticado con precisión la enfermedad que tenía. ¡La enfermedad que ni siquiera el médico real había podido comprender!

Increíble. Solo podía estar asombrado de ella. No era la primera vez. Desde que ella diagnosticó a su padre y realizó la increíble cirugía esa noche. Incluso habló de una forma de resolver su problema.

—Le recetaré un poco de medicina.

—¿Qué medicina es?

—Mejorará rápidamente si toma este medicamento que ayudó con la función de la glándula tiroides.

Y ella escribió su receta.

—Si le muestras esto a la oficina de medicina, ellos lo harán por ti, así que tómalo.

—Bien.

Linden una vez más la miró para ver si realmente era la chica que solía conocer.

Elise tenía una cara inquisitiva por qué no se puso de pie a pesar de que estaba hecho. Él continuó mirándola.

—¿Qué pasa?

—Nada…

Elise sonrió y habló.

—Gracias por venir. Recuerde tomar su medicamento en el camino .

—¿Hay algo más?

—No. Ya está hecho, así que puede irse ahora. Tenga cuidado en el camino de regreso.

—Bien…

Y cuando estaba a punto de irse, Elise habló.

—¡Oh! Vuelva después de tres días, Ron.

—¿Por qué?

—Necesitamos controlar la cantidad de medicamento de acuerdo con sus síntomas. Hasta que mejore por completo, tendrá que regresar por dos meses.

Elise habló de nuevo, considerando su rango en la sociedad.

—Si no quiere venir aquí, escribiré una referencia para que pueda ir al Hospital de la Cruz Real.

Ella no sabía su posición exacta, pero probablemente era un noble de alta alcurnia. Podría sentirse incómodo al ir al Hospital Theresa, donde incluso las personas sin hogar fueron tratadas.

—Donde quiera que vaya, por favor sea tratado periódicamente.

Pero entonces, dijo algo inesperado.

—Volveré después de tres días. ¿Debo ir a buscarte?

—Si lo desea, puede encontrar otro médico —respondió Elise—. Dado que solo está ajustando su medicamento a sus síntomas… y si este lugar es incómodo, puede ir a otro hospital.

Sacudió la cabeza.

—No. —Y él la miró a los ojos azules y habló—. Iré contigo. —Elise se quedó sorprendida, y antes de que pudiera decir nada, volvió a hablar—. Nos vemos en tres días.

Así fue como comenzó el tratamiento de él y ella.

♦ ♦ ♦

Pocos días después, en la residencia Clarence en el noble territorio de Londo. Un hombre de mediana edad saludaba al marqués El.

—Saludos al marqués.

—Ha pasado un tiempo, vizconde Gote. Gracias por dirigir el hospital, siempre.

El hombre, el director Gote del Hospital Theresa, habló en un tono extremadamente cortés, a diferencia de su voz habitual.

—No es nada. El Hospital Theresa opera gracias a su generosidad. Realmente no hago nada.

Sus palabras eran la verdad. Teresa Hospital estaba operando completamente con el patrocinio del marqués El.

¿Pero por qué de repente me llamó?

El marqués El dirigía en silencio el hospital, en realidad nunca lo llamó a su residencia por separado de esta manera.

¿Hay algún problema en el hospital que no conozca? El director tenía una expresión nerviosa. Porque pensó que había una buena razón por la cual el marqués lo había llamado.


Maru
Y hoy, en un nuevo episodio de “Aprende medicina con Maru y el Reino de Kovel” llega la: Tiroiditis De Quervain. Una buena forma de manosear un cuello de husbando mientras buscas nódulos en el cuello.

[1] Bueno, bueno, seguimos en el mundo de la endocrinología. Nos vamos esta vez con la glándula tiroides, un órgano que se sitúa en la parte anterior de nuestro cuello, aproximadamente debajo de nuestra garganta, y que tiene una función muy importante.

La glándula tiroidea se encarga de producir una serie de hormonas (tiroxina y triyodotironina) que ayudan a regular el metabolismo, entre otras cosas. Estas hormonas son esenciales para poder mantener un buen equilibrio y tanto su exceso como su defecto, son perjudiciales.

Para entender esto, tendremos que explicar un poco qué es el metabolismo, que podríamos decir que se divide en dos supuestos principales: el anabolismo (o procesos de creación) y el catabolismo (o procesos de destrucción). En resumen, sería mantener el equilibrio en el cuerpo entre lo que se crea y lo que se destruye, por lo que cambios importantes, pueden ser muy malos. Las hormonas tiroideas se encargan (entre otras sustancias del organismo) a mantener este equilibrio. De seguro habéis escuchado que algunas personas padecen hipotiroidismo e hipertiroidismo, y hacen referencia al déficit o exceso de dichas hormonas, respectivamente.

Si tenemos las hormonas tiroideas bajas (hipotiroidismo) vamos a presentar síntomas de bajo metabolismo como: ganancia de peso, cansancio, déficit de apetito, disminución de la temperatura, fragilidad de piel, mucosas y anejos, debilidad muscular, depresión, pérdida de memoria, etc.

Por el contrario, tener dichas hormonas en exceso (hipertiroidismo) nos va a dar síntomas de nerviosismo, hiperactividad, mala tolerancia al calor, palpitaciones, sudoración, temblor, pérdida de peso, etc.

Si os fijáis, síntomas contrarios dependiendo de lo que tengas de más o menos.

¿Qué tiene esto que ver con la enfermedad que le han contado a Linden? Pues varias cosas.

La tiroiditis De Quervain hace referencia a una inflamación del tiroides; se llama también tiroiditis subaguda y es un cuadro que engloba varias de las cosas que he explicado antes.

Esta enfermedad se cree que tiene origen viral y lo que produce es como “un resfriado” del tiroides que produce su inflamación. Eso va a hacer que te duela la zona del cuello donde está el tiroides y lo puedas notar más inflamado; pero lo más importante aquí es la repercusión hormonal.

La inflamación hace que se destruyan los lugares donde se guardan las hormonas tiroideas, y eso hace que vayan al torrente sanguíneo, lo que se traduce en un aumento circunstancial de hormonas tiroideas. Eso es, vas a tener una etapa de hipertiroidismo. Eso no dura para siempre, ya que ese exceso hormonal se acaba gastando.

¿Qué pasa después entonces? La tiroides se quedó sin todas las hormonas que tenía de repente. Tendrá que formar más y restaurar lo que se haya ido con la inflamación. Eso tarda un tiempo, y durante el proceso de reparación, vamos a tener un déficit de hormonas tiroideas, por lo que entramos en una etapa de hipotiroidismo, que es en la que se encontraba Linden.

Después de todo, se reestablece la normalidad, pero la persona que lo sufre va a tener una temporada mala por los efectos hormonales. El tratamiento se basa en contrarrestar el efecto del exceso hormonal al principio y luego dar el aporte que falta, en caso de ser necesario.

La tiroiditis De Quervain es una entidad interesante, ¿no creéis? Como curiosidad sobre el nombre, se llama así en honor del médico y cirujano suizo Fritz de Quervain, quien fue el primero en describir la patología.

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