Espada y Vestido – Capítulo 3 (3): El Escuadrón de Tareas Especiales

Traducido por Devany

Editado por Tanuki


—No es necesario… sólo camine un poco más despa…

¡Espera! No era una mala idea. Antes algo como eso me era imposible, pero ahora sólo soy una noble dama normal y encima de eso, él es mi prometido. En menos de un segundo cambie de opinión y tendí ambas manos hacía el capitán Julius.

—¡Mm… por favor lléveme!

Tan pronto como lo dije, mi cuerpo fue inmediatamente levantado por el brazo del Capitán Jullius. El Capitán Jullius fácilmente podía seguir caminando hasta la armería mientras me llevaba con un brazo. Coloqué mis dos manos alrededor de su cuello e incliné la parte superior de mi cuerpo sobre él. Hacía mucho tiempo desde la última vez que me llevaron en brazos, en ese entonces todavía era una niña. Pero si hablamos de lo contrario, entonces era algo que antes hacía a menudo. En ese entonces solía llevar a muchas señoritas que llevaban sus corsés demasiado apretados, también lo había hecho con aquellos camaradas que se encontraban gravemente heridos.

En resumen, ser llevada así es mucho mejor de lo que esperaba. Sus pasos ligeros y firmes junto a al balanceo de su gran cuerpo, lograron que casi no sintiera ningún tambaleo. Suspire… cómo se esperaba de un caballero de impecable porte.

Esta situación me hizo sentir somnolienta. Sin embargo, cuando faltaba poco para que quedara dormida, llegamos frente a la armería. En el instante en que pude vislumbrar el enorme lugar repleto de todo tipo de armas, mi somnolencia se desvaneció por completo. Salté rápidamente del brazo del capitán y en seguida empecé a echar un vistazo.

—Es mucho más variado de lo que esperaba. Incluso tienen algunas armas que no son de uso común entre los caballeros.

La mayoría de los caballeros usaban espadas, lanzas y arcos como armas. Aunque no eran tantas, dentro de la armería se podían observar otras armas más raras como mazas de hierro, hachas, látigos y garrotes. Oh, incluso tienen un mayal1. Son muy útiles como arma de mano.

—Eso es porque en antaño, todo tipo de gente se unió al Escuadrón de Tareas Especiales. Sin embargo, sólo son armas viejas.

—¿Puedo tomar lo que quiera?

—Como desees…

¡De acuerdo! Primero, tome dos espadas largas y tres o cuatro dagas, también busque un nudillo, era necesario contar por lo menos con uno. Sería un inconveniente llevar una armadura de chapa completa con guante, protector de brazo y escudo… así que me conforme con el broquel.

—No tengo ninguna vaina para las espadas, ¿puedo tomar una?

—Seguro.

—¿Hay algún arnés para terneros aquí?

—De este lado.

Con la ayuda del Capitán Jullius, empecé a recoger todas las armas que me llamaron la atención. Al final, termine eligiendo demasiadas armas como para que su uso sea considerado defensa propia. Cualquier persona que viera esto probablemente pensaría que me estaba preparando para una guerra. Bueno, es debido a que dijo que podía tomar todo lo que deseara que inconscientemente elegí lo que más me gustaba. Además, todas estas armas militares de primer grado eran difíciles de comprar personalmente. Especialmente el sable largo hecho a medida con longitud específica junto a las demás peculiares armas que llevaba, las cuales estaban constantemente bajo la vigilancia Imperial.

—¡Ayúdame a bajar los puñales de Rondel de ahí! ¡Espera, mejor pásame un estilete! ¡Estilete número dos!

El estilete es un tipo de espada larga que puede ser fácilmente escondida en el cuerpo, debido a que es el arma perfecta para realizar un asesinato, está clasificado como una de las armas que requieren un permiso especial para su uso. Por otro lado, aunque la espada y el escudo eran armas oficiales de los caballeros santos, también teníamos conocimientos básicos para usar otro tipo de armas. Es mejor aprender algunos conocimientos básicos para no confundirse cuando se enfrenta a un enemigo con todo tipo de armas extrañas.

Con mi emoción de aquí para allá, no note hasta el final que realmente había elegido demasiadas armas. Sería difícil mover todo esto sin parecer sospechosa.

—Creo que por ahora estaré bien solo con la espada larga… bueno, las dagas tampoco están de más, puedo esconder al menos tres de ellas bajo mi vestido. También puedo esconder el nudillo, pero en cuanto al guante y el broche… hmm…

¿Es demasiado conspicuo? Es lo mismo con el escudo de cometa. A pesar de que el escudo de cometa era realmente útil. Suspire… qué lástima. Aunque el escudo de cometas es bastante pesado, hace un gran trabajo al bloquear el ataque del enemigo, además puede ser usado tanto como arma para golpear al enemigo, como modo de asalto y contención. Incluso podría llegar a matar al enemigo si lo lanzara con todas mis fuerzas. Lo abracé un poco y lo bajé lentamente. Todavía no podía sentirme cómoda pues, aun teniendo la certeza de que en cualquier momento podíamos ser atacados, me era imposible ir con la armadura y escudo adecuados.

Al final, termine tomando un arma discreta y me di la vuelta para mirar al Capitán Jullius.

—Mientras estamos en ello. ¿Podría también darme un caballo?

—De acuerdo.

El Capitán Jullius aceptó fácilmente mi petición. Es mejor persona de lo que pensaba. Incluso me llegó a compartir de su pudín…

Devany
Que te comparta de su pudin, si eso no es amor no se que es u.u

Los caballos de un escuadrón de caballeros eran definitivamente caballos militares, y eso incluía al Escuadrón de Tareas Especiales. Por lo tanto, todos los caballos dentro del establo eran buenos para el campo de batalla, aunque algunos todavía seguían en entrenamiento, uno solo de estos  podría llegar a costar tanto como el precio de una casa decente. Me sentí un poco agobiada por este hecho, pero de todas formas lo devolvería más tarde. Además, todavía tenía a Snowy.

Snowy definitivamente haría un berrinche si supiera que monte otro caballo. Suspire… tal vez él tampoco pueda reconocerme.

Acaricié la melena de una yegua morena mientras charlaba con el capitán Jullius.

—¿Tu caballo también está aquí?

—El caballo militar utilizado para el servicio oficial está dentro de la parte interior del establo.

Recuerdo haber visto su caballo por lo menos una vez y, si la memoria no me falla, era de color negro.

Después de mirar alrededor del establo, me decidí por un caballo gris con un ligero tono blanco en su pelaje. Desafortunadamente, no pude montarlo de inmediato. El cuartel general de la Brigada Especial no contaba con ninguna silla de montar adecuada para mujeres y, aun si lo hubiera no montaría de todos modos. Después de todo, si montara el caballo con el vestido que llevaba puesto mi falda se subiría hasta las rodillas… no es que me importara mucho pero, por el bien del capitán Jullius y el mío, prefiero evitar que Ortzen se entere de algo como eso. Ahora que estoy actuando como la prometida del capitán Jullius debo prestar más atención a mi comportamiento. Nadie quiere escuchar otra de las tantas conferencias de etiqueta con regaños aquí y allá de parte de Ortzen.

Luego de que sacamos al caballo del Capitán Jullius de su establo, pude darle una mirada y era tal como lo recordaba. Su cabello negro recorría su tonificado cuerpo, pues iba desde la punta de sus orejas hasta el final de su cola. Contando sus dos ojos y sus fuertes cuatro patas, me miro y soltó un débil relincho. Casi como si preguntara: ¿Quién es esta mujer?

—Woahh… ¡es realmente guapo! ¿Tiene un nombre?

—Blackie.

Basándome en su nombre, creo que podría hacerse amigo de mi querido Snowy.

—Apuesto a que Ortzen te regañó cuando le diste ese nombre.

—¿Cómo sabes…?

Eso es porque yo pase por lo mismo. Con una cara impactante, mi asistente grito al momento de escucharme: ¡¿Snowy?! ¡¿Qué demonios quieres decir con Snowy?!

—Creo que Blackie es un buen nombre.

El capitán Jullius estuvo de acuerdo y asintió con una expresión seria. Al parecer Blackie fue un nombre que se le ocurrió por su aspecto. En lugar de darle un nombre largo con un significado extraño, ¡su nombre actual era mucho mejor! Lo mismo ocurre con mi Snowy.

—No hay una silla de montar adecuada, así que te llevaré.

Se montó fácilmente al caballo y al momento me levanto para sentarme en la silla delantera. Sé que este cuerpo es delgado, pero el Capitán Jullius me levantó como si tuviera el peso de una pluma. En cuanto nos hubo acomodado, el capitán Jullius tomó las riendas de su caballo y empezó a cabalgar a mi espalda.

—Sólo necesito llevarte a la residencia del conde Epheria, ¿no?

—Sí. ¡Por favor, cuida de mí!

Blackie tomó la delantera y el caballo gris lo siguió obedientemente por detrás.

La residencia del rico conde Epheria, que estaba situada en una zona estratégica, también estaba situada no muy lejos del palacio, por lo que no debería llevarnos mucho tiempo llegar a la mansión. Aun así, no significaba que la distancia fuera realmente cercana. Todas las espléndidas residencias alrededor del palacio no podrían ser compradas con sólo una gran suma de dinero. Los guardias que custodiaban la puerta principal abrieron sus bocas espontáneamente y ampliamente tan pronto como me vieron, pero rápidamente bajaron sus cabezas cuando miraron al Capitán Jullius detrás de mí. Es obvio que estaban estupefactos por sus movimientos rígidos y no sabían qué hacer.

No es extraño que se confundieran cuando vieron que la hija mayor de la mansión, que fue encarcelada y acusada de asesinar a su prometido, volvió a su casa con un hombre desconocido. La condesa debe haber sido informada de que no fui encontrada culpable, de seguro estará tratando de conseguirme un nuevo prometido. La sorpresa que se llevará. Hohoho.

Incliné la cabeza y miré al guardia de la puerta, cuyo rostro se puso pálido, y le dije —Abre la puerta.

—¿Qué… ?

—¡He dicho que abras la puerta!

—P-pero…

—¿Qué? No me digas que mi madrastra te prohibió abrirme la puerta.

—No. Pero… no es usted la señorita… que cometió asesinato…

—Esa es una acusación falsa. El tribunal había dictaminado que yo no era culpable. ¡Abre la puerta!

Los guardias vacilaron un poco y finalmente abrieron la tan protegida puerta.

—¿Está mi madrastra dentro?

—No… La condesa salió hace una hora.

—Hace una hora… eso no es mucho tiempo después de que el juicio haya terminado. ¿Por qué se fue de la casa? Si estuviera aquí podría presentarle a mi nuevo prometido. Qué lástima. —Salté de la silla de montar yo sola y levanté la cabeza para mirar al Capitán Jullius.

—Gracias por acompañarme de vuelta. Nos vemos dentro de poco.

—Bien.

Después de inclinarse un poco, el Capitán Jullius dio la vuelta a su caballo para irse. Rápidamente agarré la rienda del caballo gris que estaba listo para dejar atrás a Blackie por costumbre. Por el momento, te quedas aquí conmigo.

—¡Señorita!

Cuando terminé de entregar el caballo a un sirviente, volví a mi pabellón y fui recibida por las lágrimas de felicidad de Sofía.

Devany
En serio amo a Sofía T-T es un amor

—¡Señorita, por fin está de regreso! ¿Se encuentra bien, señorita?

—Estoy bien. Estoy bien. Fui absuelta de todos los cargos.

—¿¡En serio?!

—Sí. Ya te había dicho que todo saldría bien.

Pero por supuesto no pensé que estaría de regreso en tan poco tiempo. Recibí el entusiasmo de Sofía mientras estaba sentada al borde de mi cama. Ouch ouch… mi pie. Rápidamente me quité los tacones de ambos pies.

—Sin embargo, me siento aliviada de que la señorita está bien ahora. Estaba profundamente preocupada de que algo malo le sucediera.

Si la situación salía mal, en el peor de los casos me condenarían a muerte. Aunque, ciertamente huiría antes de que me cortaran la cabeza.

—¿Eh? ¿Cuándo se cambió el vestido, señorita? Parece que incluso se ha bañado… entonces, ¿tiene hambre, señorita? ¿Debería preparar un poco de té?

—Quiero algo frío. Oh, cierto. ¡Tengo un nuevo prometido!

—¿Qué…?

Sofía, que ya estaba a medio camino de salir de la habitación para preparar el té, detuvo sus pasos y se congeló en el acto. Rápidamente se dio la vuelta y me miró con ansiedad.

—¿Nuevo prometido? Ah, ¿la señora le consiguió otro bicho raro, acaso?

—No. Esta vez lo elegí yo misma.

—Oh… Ya veo. Entonces, ¿qué clase de persona es?

—Jullius Rizar, Capitán del Escuadrón de Tareas Especiales.

—¡¿QUÉ?!

Sofía corrió inmediatamente hacia mí mientras gritaba sorprendida. Me miró con sus ojos abiertos conteniendo una mirada de incredulidad.

—¡Escuadrón de tareas especiales! ¿¡Aquel escuadrón compuesto por criminales!?

—Es cierto que los criminales pueden unirse, pero eso no significa que todos los miembros sean criminales.

En realidad, los que fueron criminales son menos en comparación con las personas normales.

—Además, escuché que el Capitán es una persona extremadamente temible.

—Aunque es agradable.

—¿Realmente?

—Si. Incluso me dio de su pudín.

—Pudín…

—Estaba comiendo pudín y le pedí que lo compartiera conmigo, para mi sorpresa, aceptó hacerlo de buena gana.

Justo cuando la cara de Sofía empezaba a volverse más tranquila volvió a tener aquel rostro abatido.

—¡Resulta que después de todo es un bicho raro! ¡¿Cómo pudo darle el pudín que ya comió a la señorita?!

—Eh… ¿no lo hace eso una mejor persona?

¿Me equivoco? Pero, en mi caso, si lo estuviera comiendo y supiera cuan delicioso era, no lo compartiría con alguien más de buena gana. Y aun así él lo compartió.

—¡Darle a alguien algo que ya has comido es una cosa extremadamente grosera! No podría decir mucho si la señorita no tuviera ni idea porque usted sufrió amnesia. Pero, el que es Capitán, ¡¿no tiene modales?!

Lo siento. La verdad es que no perdí mis recuerdos en absoluto. Aparte de eso, todo este tiempo las damas con las que compartí mi comida, parecían felices…

—Erm… también me dio un vestido nuevo. Incluyendo un collar, un brazalete y un par de zapatos.

La ira de Sofía se disipó un poco cuando supo que había recibido otros regalos.

—Me he estado preguntando cómo podría la señorita cambiarse a un nuevo conjunto. Este vestido le queda muy bien. Oh Dios, este collar parece caro. Pero… estas cosas no pertenecieron antes a otra persona, ¿verdad?

—¿Quizás…?

—¿Qué?

—No lo sé. Sólo acepté sin decir nada.

—¡Señorita!

Tsk, mi tímpano podría romperse por tantos gritos. Si me regalan algo, lo correcto sería expresar gratitud. ¿Es tan crucial saber que las cosas que tengo son nuevas o usadas? Me levanté de la cama y acerqué la espada para que Sofía la viera.

—También tengo una espada.

—¿Una espada larga?

—Sí. Para defensa propia.

—¿No debería bastar con darle una daga para la autodefensa? Ningún hombre en su sano juicio le daría a una dama noble una espada tan peligrosa para protegerse… Ya no sé qué decir.

No me atreví a decirle a Sofía, que hablaba con ira, que elegí esta espada yo misma. ¿Por qué había tantas restricciones? Sofía probablemente regañaría al Capitán Julius si trajera un escudo a casa. Sin ir tan lejos, en este momento el capitán Jullius ya está siendo maldecido por ella.

—¡Oh, Diosa poderosa! ¿Por qué mi señorita es tan miserable? ¿De verdad tiene que comprometerse, señorita? ¡¿Aunque sea un bicho raro?!

—Al menos, es definitivamente mil veces mejor que mi ex-prometido.

Sofía, que ha estado refutando todas mis palabras anteriores, instantáneamente se quedó perpleja con mi última declaración. La habitación se quedó en silencio hasta que Sofía dejó salir un largo aliento.

—Y lo más importante es que el Capitán Jullius me protegerá de mi madrastra. Es completamente diferente del Vizconde Schwart. El capitán Julius es muy fuerte.

—Eso es… correcto. Escuché que el Capitán del Escuadrón de Tareas Especiales es el caballero más fuerte de todo el Imperio.

Mi humor tocó fondo de inmediato. Por supuesto, yo sabía desde hace mucho tiempo acerca de ese rumor en particular, pero no pude evitar sentirme irritada al escucharlo directamente.

—¡El Capitán del Escuadrón de Caballeros Santos también es fuerte!

—Aun así, por lo que he oído antes, Sir Capitán del Escuadrón de Tareas Especiales es incluso aún más fuerte.

—¿Cómo sabes eso? ¡Ni siquiera se debatieron en un duelo!

Mis gritos hicieron que Sofía suspirara por segunda vez.

—Señorita, no puede ser parcial. Aunque la señorita admiré mucho a Sir Roel, no puede ponerse de su lado de esa manera. Puede que antes no hubiera problema, pero ahora es diferente. La señorita dijo que ahora era la prometida del capitán. Aun si Sir Roel fuera más fuerte, la señorita debe ponerse del lado de su prometido. Además, ¿no olvidó la señorita ya algo relacionado con Sir Roel?

¡Maldición! ¡Esto no es justo! ¡¿Por qué tengo que ponerme como la perdedora por el Capitán Jullius?! A pesar de ser su prometida, todavía consideraba que mi yo anterior era mucho más fuerte. Fruncí los labios, mostrando claramente mi insatisfacción. Sofía no debía de verme actuar de esa manera así que simplemente suspiró por tercera vez.

—No puede actuar de tal forma, señorita. Antes de la ceremonia de compromiso, la señorita debe aprender la etiqueta básica y otros conocimientos fundamentales.

—¿Qué?

—No se preocupe, señorita. Aunque la señora no disponga de un profesor de etiqueta para usted, todavía me tiene aquí. Te he servido lo suficiente, así que conozco un poco de manierismo básico.

Sofía sonrió brillantemente, mientras yo tenía ganas de llorar. ¡Maldita sea! ¡¿Por qué de todas las cosas tuve que pedir que me comprometieran?!

Durante la tarde, la condesa estuvo de vuelta en la mansión y preguntó por mí enseguida. Hmm… ¿podría ser esto a causa de mi nuevo prometido? ¿O tal vez aún no lo sabe? Seguí al sirviente a la casa principal donde residía la condesa. En contraste con mi destartalado pabellón, la casa principal estaba lujosamente amueblada.

Ver el lujoso candelabro junto a la infinidad de decoraciones de lo mas caras y raras me hizo notar por fin la riqueza de la familia del Conde. Si el problema pudiera ser resuelto con éxito, todo esto pasará a ser mío. Nací como huérfana y viví una vida humilde durante toda mi vida, pero nunca esperé que un día como este me llegara finalmente.

Sumo Sacerdote, ¡espérame! ¡Dentro de poco la iglesia recibirá una enorme donación!

—Hemos llegado. Por favor, entre, señorita.

El sirviente se detuvo frente a la puerta de una habitación y se inclinó respetuosamente ante mí. Llamé a la puerta para anunciar mi llegada y entré. Dentro de la espaciosa y elegante sala de espera, la condesa estaba sentada en uno de los sofás. Esa mujer me sonrió con gracia.

—Bienvenida.

—Honestamente, no puedo devolver la cortesía.

—Vaya, vaya… eres una chica tan fría.

Heh. Qué hipócrita. Caminé directamente hacia el sofá delante de ella y me senté. Su rostro seguía siendo tan hermoso como siempre, y no pude evitar pensar que el apodo de “flor venenosa” le quedaría perfecto. Llamarla “rosa con espinas” era poco para alguien capaz de acusar a su propia hijastra de asesinato. En cambio, compararla con una flor venenosa le iba bien, una flor cuyo veneno sea el más mortal de la historia.

—¿Me llamabas?

—Primero, felicitaciones por limpiar tu nombre.

La sonrisa amistosa de la condesa me puso la piel de gallina. Si no conociera sus verdaderas intenciones, definitivamente habría confiado en ella. Su melódica voz cubría muy bien sus motivos ocultos. Ugh, en serio… inconscientemente casi caigo por aquella voz.

—A juzgar por tu cara, pareces realmente contenta.

—Eso es seguro. ¿Tuviste un buen regreso?

—¿Realmente deseabas que lo tuviera? Por eso enviaste a dos sirvientes para “cuidarme”.

—Acabo de hacer lo que una madre debería hacer. No necesitas agradecerme.

Oh, parece que estos días una madre envió a algunos chicos malos para darle una lección a su hija. Tal vez fue una nueva forma de expresar el profundo amor de una madre para que su hijo se fortaleciera después de haber pasado por algunas experiencias amargas desde joven.

—Termina con esta mierda. Si tienes algo que decir, solo dilo.


Devany
Así me gusta, directa y sin rodeos. Ay, como amo a esta protagonista <3 ¿¡Por qué no son todas así!?

Tanuki
¡Eso mamona!

Una respuesta en “Espada y Vestido – Capítulo 3 (3): El Escuadrón de Tareas Especiales”

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