La Villana Revierte el Reloj de Arena – Capítulo 48: Asterope Franz (4)

Traducido por Maru

Editado por Sharon


—¿De… qué estás hablando, hermana? Tengo a Oscar —respondió Mielle con nerviosismo.

—Ah… Me olvidé de eso ya que el señor Oscar ha visitado pocas veces. Lo siento, Mielle.

—Su visita ha sido rara, pero me ha enviado regalos a menudo. Puede que no lo sepas bien.

¿Por qué estás tan satisfecha con ese amor que ganaron las manos de otros? Es un hombre que ha sido seducido por tu hermana e intercambió cartas secretas con ella.

Mielle, quien orgullosamente explicó su relación con Oscar, tenía bastante confianza. Sin Oscar, no podría infligir un dolor devastador a Mielle. Tenía que recuperarlo a toda costa.

—Veo que eres reacia a hacerlo, así que tendré que hacer que esta conversación nunca sucedió —dijo Lane

—Oh, nuestra Aria todavía es joven, así que no lo sabe bien. No piense que se ha ido por completo —se apresuró a decir el conde.

Parecía querer continuar de alguna manera su relación con el maestro de Lane, incluso si tuviera que vender a su hijastra a un aristócrata inferior.

¡Es frustrante tener la vida de una señorita aristocrática! ¡Es una vida que está influida por la política y la economía sin poder de elección!

En este sentido, Mielle debía haber sido una chica con suerte. Había llegado a gustarle su prometido políticamente impuesto.

Después de eso, Lane y el conde comenzaron a hablar sobre las cosas triviales de su negocio, y Aria terminó su comida con tranquilidad y subió a su habitación. Estuvo de mal humor durante toda la comida, pero se sintió un poco aliviada por la buena noticia de que el maestro de Lane había dejado de prestarle atención a Mielle. Y mientras trataba de relajarse leyendo un libro y prepararse para irse a la cama, alguien llamó a la puerta.

¿Quién podría ser? Nadie viene a visitar la mansión en este momento…

Jessie ladeó la cabeza maravillada. Luego se cubrió la boca con sorpresa ante la voz que siguió:

—Es Lane.

—¿Qué le trae por aquí?

—Mi maestro me dio una carta con su ramo de flores, pero lo olvidé y no se la di.

¿Una carta? ¿Qué carta envió el hombre, que no había tenido ningún interés en ella mientras tanto?

Aria le pidió a Annie que la recogiera, pero Lane dijo que no volvería hasta que ella terminara de leer y le respondiera.

—Responder… ¿aquí, ahora?

—Sí. Por favor léalo primero. Entonces lo entenderá.

Aria abrió la carta porque era algo trivial. Luego de leer el primer párrafo, que comenzó con un estilo fluido y elegante, la dejó caer de su mano.

«Querida Aria Roscent:

¿Cómo has estado? Este es Asher. Envié a mi sirviente a escuchar tu respuesta.

¿Has tomado una decisión?»

—¿Asher?

Aria, que se levantó de su asiento, se apresuró hacia Lane, que estaba esperando más allá de la puerta. La cara del hombre estaba tranquila, como si lo supiera que se enfrentaría a la sorpresa de Aria.

—Su maestro… ¿es Asher?

—Sí.

—¡Cómo podría…!

Pensaba que él era un aristócrata de clase baja común, pero no lo era. Aria no podía hablar porque Asher era una figura importante en la que nunca había pensado.

—¿Ha tomado una decisión?

—Por supuesto…

Iba a participar. Quería participar. Pero no podía responderle porque él era más un pez gordo de lo que había pensado.

¿Está bien enredarse con él tan fácilmente? ¿Es un hombre que me ayudará? ¿Y qué quiere un hombre con una gran fortuna de mí?

Temía el futuro desconocido que estaría asociado con Asher.

—Señorita Aria, ¿qué le preocupa? ¿Es porque mi maestro ha puesto su corazón y su alma en la señorita Mielle hasta ahora?

Había pensado que él lo habría notado a través de varias conversaciones, pero no sabía que le preguntarían si era por Mielle, por lo que cerró la boca con fuerza aún más.

—Si es así, no se preocupe. Fue solo un malentendido. Mi maestro no tiene ningún interés en la señorita Mielle en absoluto.

—No… es por eso. No me importa lo que piense de Mielle.

Sabía que la había entendido mal en primer lugar. Lane estaba perplejo por la enfática respuesta de Aria. Parecía no pensar en ninguna otra razón.

—Si es así, ¿por qué se preocupa?

—No sé quién es Asher.

—Ah… ya veo. Entiendo, pero estoy seguro de que pronto estará dispuesto a hacerlo. —Lane agregó—: Pero no se preocupe. El señor Asher no tiene intención de lastimarla. Y no es peligroso. Es muy brillante y normal. También es amable con sus hombres.

Era una explicación extraña, pero no ayudó a la elección de Aria.

—Tampoco importa. Lo único que me importa es… creo que el señor Asher es un hombre mucho más grande de lo que pensaba —respondió con un suspiro.

Lane inclinó la cabeza hacia un lado y le lanzó una mirada incomprensible.

—¿Por qué importa si es un hombre mucho mayor? ¿Es porque cuanto más grande es, mejor?

—No estoy segura de eso… Si su propósito o intención no es clara, ¿quién daría la bienvenida a un hombre tan importante, que podría haberse acercado a mí con algún tipo de pensamiento? Especialmente para una chica que tiene malos rumores como yo.

—Veo lo que está pensando. Pero creo que el señor Asher simplemente estaba interesado en su inteligencia y no tenía otra intención —dijo Lane con los ojos bien abiertos, como si acabara de darse cuenta a qué se refería la joven.

—Eso no es cierto. No soy tan inteligente como él piensa. Solo escucho mucho de todas partes.

La mayoría de ellos habían sido logrados por la magia del reloj de arena. Lane se rio de la humildad de Aria.

—Ja, ja, debe estar equivocada. Solo porque tiene mucha información, no digo que sea inteligente.

—¿Y entonces?

—Sabe cómo usar esa información en el lugar correcto. Me gustaría decir que es su naturaleza. La mayoría de las personas, sin importar cuánta información o conocimiento tengan, no saben cómo usarla correctamente. Por supuesto, cuanta más sepan, mejor.

Aria abrió mucho los ojos. Nunca lo había pensado así. Había pensado que todo lo que había logrado era gracias al reloj de arena, pero cuando Lane dijo que era naturalmente inteligente, sintió que la valoraban por lo que era.

—Eso dijo el señor Asher. Por eso estaba interesado en usted —agregó Lane, que encontró alegría en la expresión de Aria.

—Ya… veo.

Estaba atónita por el raro cumplido que había recibido de alguien que no era sobre su apariencia. Fue elogiada por su cerebro, que siempre se había llamado estúpido e inútil. Era difícil controlar la alegría desbordante con su boca temblorosa.

—¿Sería mejor que vuelva en otro momento por su respuesta?

Él estaba insinuando que podría tomarse su tiempo para contestar, y que podría visitarla de nuevo, pero su mirada le decía que debería escribir rápido. Aria sacudió la cabeza.

—¡No! Lo escribiré ahora. Un momento, por favor.

Se apresuró a contestarle a Asher. Era una carta corta con solo unas pocas palabras para decir que participaría, pero contenía la alegría que nunca podría volver a tener en su vida.

—Lo entregaré bien.

Lane sonrió cariñosamente y desapareció con un adiós. El corazón de Aria latió con rapidez mientras miraba su espalda desaparecer debajo de las escaleras.

♦ ♦ ♦

Mientras esperaba una respuesta de Asher, Aria escuchó las noticias sobre Sarah, a quien no había visto en mucho tiempo, ya que sus reuniones se redujeron cuando ella se acercó al marqués de Vincent. Se sentía un poco triste, pero estaba mucho más encantada que eso, por lo que Aria podía sonreír satisfactoriamente.

—¿Entonces? ¿Cómo progresaste tan rápido?

—Seguí muchos consejos de la señorita Aria. Entre ellos, fue genial tener coraje y tomar su mano. El marqués… estaba bastante sorprendido, pero me devolvió el agarre con las mejillas ligeramente rojas.

—Oh, Dios mío… ¿El marqués?

—Oh, Dios… qué encantador es.

—La señorita Aria es asombrosa. Es la más joven, pero es muy buena en estas cosas.

—¿Cómo diablos sabes tanto? Si tienes una receta secreta, avísame, señorita Aria.

Ante la exitosa historia de Sarah, que era la más silenciosa y menos lujuriosa de la multitud, las jóvenes instaron a Aria a hablar mientras refulgía su mirada. Ella respondió con una sonrisa incómoda.

—No hay ningún secreto en particular. Estoy acostumbrada a las historias de amor porque soy de una familia plebeya. Como la gente común carece de entretenimiento, no tienen reparos en amar a alguien y expresar sus sentimientos.

—¡Ah! ¿Quieres decir que has escuchado y visto mucho?

No, era el producto de sus años de aprendizaje y experiencia. Eran sus propios frutos, que había puesto a los hombres bajo sus pies y los hizo actuar a su antojo. Pero ella no podía decir eso.

—Puede ser verdad.

Todas las señoritas se reunieron, se miraron y asintieron.

—¡También hay algo que aprender de la gente común!

—Eso es increíble. ¡Realmente quiero escuchar sus historias de amor también!

No quieres un cuento, sino un método para triunfar seduciendo a un aristócrata de alto rango.

Aria les respondió con una sonrisa pura.

—Estoy aquí, así que cuando me preguntes, te responderé. No sé si ayudará.

—¡Si es el consejo de la señorita Aria, debemos escuchar y seguirlo!

—¡Sí! ¡Muchas gracias, señorita Aria!

Por supuesto, no importaba cuántas habilidades y conocimientos tuviera para atraer hombres, no les sería de ninguna utilidad. En primer lugar, la forma en que Aria usaba su saber y lo que ellas podían hacer era completamente diferente.

En el caso de Sarah, cualquier acción había sido aceptable porque el marqués había tenido un flechazo por ella, pero no tendría ningún efecto en los hombres que no tenían ningún conocimiento o buenos sentimientos para ellas.

Sin embargo, Aria se ofreció a ayudarlas. La persona cuyo estatus aumentó no era Sarah, quien incrementaría su posición social de ahora en adelante, sino Aria, la hija del conde. Eso ya les enfundaba esperanza.

—Ahora que lo pienso, ¿no había rumores bastante fuertes hasta hace poco? —dijo una señorita, mirando a Aria.

Otras damas también asintieron como si supieran de qué estaba hablando.

—Ah, ¿estás hablando de los rumores sobre la señorita Aria?

—Es realmente feo. Es una bueno que resultó no ser cierto.

—¿Qué quieres decir con eso? —preguntó Aria, la protagonista del rumor.

—¡Oh, Dios mío…! ¿No lo sabías? ¿El loco rumor que se escuchaba por todos lados?

—Sí, no sé a qué te refieres.

De hecho, había tantos rumores que la rodeaban que no podía adivinar cuál.

—Era uno muy divertido. Se rumoreaba que habías seducido a Oscar y lastimado a la señorita Mielle.

Oh, ¿de eso estás hablando? Pues, era cierto. 

Sin embargo, Aria se tragó el aliento como si estuviera muy avergonzada.

—¡Es… es ridículo! ¡¿Cómo me atrevería…?!

—No tiene sentido. La señorita Aria, que es tan amable y encantadora, no puede hacer eso. Seguía diciendo que nada de eso era cierto, pero las personas que me rodeaban no podían creerlo. Yo estaba tan enfadada… ¡Agh!

—Afortunadamente, resultó ser una mentira porque mucha gente vio al señor Oscar cuidando a la propia señorita Mielle en el cumpleaños de la princesa. Si no fuera por eso, seguiría circulando ese rumor tan absurdo.

Entre las damas enfadadas, solo Aria pensó en lo bueno que hubiera sido si hubiera sido cierto. Si fuera así, habría lastimado a Mielle y la habría llevado al abismo sin poder volver en sí.

Ahora que lo pienso, ¿qué tipo de persona es Asher? ¿Hasta dónde puede ayudarme? 

Por supuesto, daría todo de sí misma para poder unirse a la reunión, pero él debía ser un gran partido, por lo que podría obtener ayuda si construía una relación cercana.

¿Puedo obtener ayuda para recuperar a Oscar? ¿Tiene el poder para hacer eso? ¿Tiene el poder comparable a la familia del duque Frederick? Eso espero. 

Estaba pensando que él podría ayudarla con su venganza, muy simple.

—¡Aria! ¿Señorita Aria? —Una señorita, que estaba sentada a su lado gritó su nombre con bastante fuerza, y la sacó de sus pensamientos rodeando a Asher.

—¿Sí, sí? —tartamudeó, sorprendida.

—¿Qué estás pensando? Te pregunté si tenías a alguien en mente.

—¿Alguien en mente?

¿Es porque me quedé pensando en Asher por un tiempo?

Su rostro vino directamente a su mente. Era la escena en la que él había doblado de repente la parte superior de su cuerpo y le había quitado el pétalo pegado a su cabello. La cara de Aria se puso colorada en un instante. El rostro ardiente de la niña bonita era suficiente para complacer los corazones de las damas en el jardín.

—Oh, Dios mío, ¿en quién demonios pensaste? Tu cara está muy roja.

—Es como un hermoso tulipán. Es tan lindo.

—¿Quién es el único que podría hacer que la encantadora señorita Aria esté tan interesada?

La voz de Sarah se escuchó entre las señoritas que se reían y se burlaban de Aria.

—De alguna manera estoy celosa —dijo Sarah entre risas.

¿Por qué no desaparece la cara de Asher? 

Intentó pensar en otra persona varias veces, pero no podía pensar en eso, por lo que la cara del joven se quedó en su mente como una imagen. Durante un tiempo, su rostro ardiente no  a su estado original, por lo que las burlas de las damas continuaron.

Maru
Porque tú también tienes interés. Porque es el único que se ha interesado por tu yo real y te aprecia por tu inteligencia, porque es misterioso, inteligente y tiene unos ojos azules como zafiros

♦ ♦ ♦

Pasaron unos quince días después de que Lane recibiera la carta cuando Aria recogió una respuesta de Asher. Envió solo flores y una carta a través de otra persona. Era cierto lo que Lane había dicho de que era su última visita. Esta vez, como antes, llegaron lirios para Mielle y tulipanes para Aria.

Cuando no sabía que el remitente era Asher, pensó que la había estado discriminando deliberadamente, pero no ahora. Más bien, era Mielle quien era discriminada. No sabía cuál era su situación, pero estaba segura de que había una razón para que Asher insistiera en tulipanes todo el tiempo.

La carta que envió estaba escrita de manera concisa sobre la fecha, la hora y el lugar de la reunión, y las precauciones. Aria la guardó en un cajón para no perderla y luego escuchó un informe sobre lo que le había ordenado a Annie que hiciera antes.

—Sucedió algo gracioso, Emma me llamó mientras revisaba a las criadas. ¡Supongo que todavía piensa que la estoy escuchando! ¡Ha pasado un tiempo desde que no le he informado! —comenzó a hablar mal de la criada, alegando su inocencia—. Tendré que elegir una sirvienta para que me haga las tareas lo antes posible y cambiarme de ropa. De esa manera, Emma ya no me llamará.

—¿Así que qué le dijiste? —preguntó Aria.

—Eso es…

La razón por la que había llamado a Annie era simple. Ella le había dicho: “Agregaré una nueva criada, así que tienes que persuadir a Aria bien”.

—¡Por ​​supuesto que respondí que lo haría! Iba a elegir una nueva criada de todos modos. Es mejor que ser odiada con el rechazo.

—Sí, eso es lo que pienso. Lo manejaste muy bien.

Con la idea de poner a otra criada que estuviera del lado de Mielle, se emocionó hasta las raíces de su cabello. Annie la alabó y alzó la voz con entusiasmo.

—Quizás muchas de las sirvientas de la señorita Mielle me tienen envidia. A veces preguntaban por mi horquilla o mi piel.

—¿Así que qué le dijiste? —preguntó Aria con una mirada de anticipación.

—Por supuesto, cada vez decía que la señorita Aria era generosa con sus doncellas y recibía regalos. La señorita Mielle es tierna y amable, pero no da nada. Ella es solo una mujer noble.

—Mmmmm… Supongo que te sientes cómoda conmigo, que vengo de un plebeyo. Ni siquiera soy aristocrática.

—¡No! ¿De qué está hablando, señorita? ¡Por supuesto, significa que la señorita Mielle es tacaña y usted generosa!

Aria se echó a reír ante la desesperada excusa de Annie como si no se permitieran los malentendidos.

—Es una broma.

—¡Ya me lo imaginaba!

Ante el vertiginoso chiste de Aria, que ahora estaba acostumbrada, Annie también se echó a reír e hizo una respuesta apropiada.

No pasó mucho tiempo después que Annie le trajo una nueva criada. Era alguien que Aria recordaba bien.

Es la criada que me ordenó tirar la botella de agua, ¿no es así?

Fue la misma doncella de Mielle quien le ordenó realizar cosas malas. También era la criada que había confesado los pecados de Aria a su muerte.

La mujer malvada me ordenó poner veneno en el té de la señorita Mielle. ¡Fue mala con la señorita Mielle! ¡Yo sólo tenía que hacerlo! ¡Fue realmente… realmente doloroso, señor Caín! —había gritado, incluso poniéndose una banda de sangre en el cuello. Aria no podía olvidarla.

Ante su inesperada aparición, la saludó con una amplia sonrisa.

—Bienvenida. Eres mi nueva criada, ¿verdad? ¿Cuál es tu nombre?

—Es.., es Be, Berry, señorita.

—Berry… Sí, es verdad. Berry. Ese es un nombre que te queda bien.

¡Te queda muy bien! Como una baya cuyos jugos frescos explotan cuando muerdo un grano pequeño. Quiero morder y matar ese cuerpo feo.

Aria la recibió con todo su corazón, y revisó el plan. Iba a ponerla de su lado para luego dejarla caer al infierno.

Cuando la criada llegó para encargarse de las tareas, Annie y Jessie se liberaron de su trabajo, se cambiaron de ropa y se convirtieron en hermosas chicas.

—Creo que finalmente encontré mi forma original —dijo Annie. Berry la miró con extrañeza.

Por supuesto, la emoción en sus ojos no era otra más que la envidia.

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