Querida “amiga” – Capítulo 24: ¿Qué pasó ese día?

Traducido por Kiara

Editado por Ayanami


Para empezar, no estoy muerta.

—¡Mi señora!

No sé cuánto tiempo estuve inconsciente, pero cuando abrí los ojos, pude escuchar la voz de Florinda llamándome. El ruido repentino me hizo fruncir el ceño.

—Mantén la voz baja, Florinda. Me duele la cabeza —murmuré.

—Oh sí, sí mi señora, ¡Lo siento! —Florinda se disculpó profundamente, mientras agarraba una de mis manos. Abrí los ojos y traté de mirar a mi alrededor.

¿Realmente, estoy viva? Al ver que podía respirar bien, creo que no estoy muerta después de todo. Solté un agradecido suspiro de alivio.

—¡Traeré al Maestro y a la Señora! —exclamó Florinda, y salió corriendo de la habitación. Ella debe ir en busca del Conde y la Condesa Bellefleur.

Estoy sola en este espacioso lugar. La habitación es muy grande, probablemente, sea para la estabilidad y el beneficio del paciente, así que, sinceramente, estaba muy aburrida mientras esperaba a Florinda.

—Estoy segura de que todavía estoy viva.

Probé cuidadosamente mis extremidades para ver si todavía funcionaban. Podía moverlas un poco, pero era demasiado doloroso como para determinar que lo mejor es no hacerlo.

Tomé una respiración profunda. ¿Qué pasaría si no pudiera usar ninguna de las partes de mi cuerpo…

Pero aún…estoy muy contenta de estar viva. Ese fue mi único pensamiento. Ahora que lo pienso, no sé si el conductor del carro salió con seguridad.

Estaba frente a mí cuando el otro carruaje se estrelló contra nosotros, por lo que, probablemente, sufrió un mayor impacto. La idea me hizo sentir incómoda. Me las arregle para despertar relativamente ilesa, pero no sabía si él tenía tanta suerte como yo. Debería haberle preguntado a Florinda sobre eso. Un sentimiento de tristeza se instaló en mi mente.

—¿Qué demonios estaba pasando en ese entonces?

Un carruaje en el lado opuesto de la carretera se estrelló contra un carruaje que viajaba sin problema. El responsable de todo fue el otro carruaje. A menos que estuvieran locos, ¿por qué demonios harían tal cosa?

Mientras reflexionaba sobre esto, mis pensamientos fueron interrumpidos repentinamente por la puerta que se abrió de golpe.

—¡Marie! —gritó una voz.

Estaba acostada y no podía ver al dueño de la voz, pero podía adivinar quién era. Logré sonreír y le di la bienvenida a dos, no, tres personas.

—Madre, padre.

—Oh, hija mía —gritó la condesa Bellefleur mientras se dejaba caer a mi lado.

—Madre, estoy bien —le dije rápidamente al verla lamentarse así.

—¿Qué quieres decir con que estás bien? —La condesa Bellefleur refutó con voz temblorosa. “Has estado postrada en cama durante cinco días seguidos. ¡Cinco días!

Eso fue mucho tiempo. Puse una expresión incómoda. Incluso antes de ser transportada al mundo del libro, nunca antes había estado tan indispuesta. Nunca había tenido un accidente de tráfico, ni me habían sometido a una cirugía mayor.

Temiendo que mis padres estuvieran preocupados, asentí con la cabeza.

—Estoy realmente bien, madre. Todavía puedo reír y hablar así. ¿Ves?

La condesa Bellefleur me miró desesperada. —Según el médico —comenzó sombríamente, luego, se detuvo a suspirar. Un momento después, ella continuó de nuevo. —No hay lugar en su cuerpo que no esté magullado y herido. Tu pierna derecha está completamente rota y también lo están tus costillas.

Eso es bastante serio…

Aun así, al menos, las lesiones no fueron lo suficientemente graves como para causar una discapacidad, ¿verdad? Pensé que me golpearon bastante en el accidente.

Como si pudiera oír mis pensamientos, la condesa Bellefleur expresó: —El médico dijo que solo tus moretones son graves, pero aparte de eso, estás bien —me alegro de que no estés muerta y que no tengas ninguna discapacidad.

Tenía una sonrisa triste en su rostro, logre devolverle una sonrisa incómoda. Honestamente, tengo suerte de estar viva, teniendo en cuenta que ni siquiera llevaba puesto el cinturón de seguridad.

Entonces, recordé la preocupación que tenía antes.

—¿Fue un accidente? ¿El conductor del carruaje se encuentra bien? —pregunté.

—El caballo murió en el acto, pero afortunadamente el conductor del carruaje está a salvo. Sin embargo, se lesionó tanto que no podrá sostener las riendas por un tiempo —La condesa Bellefleur me tranquilizo —el conductor también está recibiendo el mejor tratamiento como tú, así que no te preocupes. Me alegra que los dos estén bien.

—Eso es seguro —solté una carcajada débil, luego, mi rostro se endureció cuando pasé al siguiente tema. —Tengo una pregunta, madre.

—Sí, hermosa. Dime lo que te preocupa.

—¿Qué pasa con el carruaje que se estrelló contra nosotros?

Una expresión preocupada apareció en el rostro de la condesa Bellefleur cuando pregunté eso, y lo mismo podría decirse del conde Bellefleur. Sus reacciones me dieron la respuesta que necesitaba.

—Murieron —murmuré en estado de shock.

—¿Qué? No, no. No, Marie —la condesa Bellefleur negó enfáticamente, luego, habló con una cara mucho más tranquila que antes. —Los del otro carro también sufrieron heridas, pero están bien. Su caballo también murió, pero el conductor del carro y el pasajero están bien.

El Conde Bellefleur, sin embargo, pensó que necesitaba corregir sus palabras.

—No, no están bien. Su situación no es muy diferente de la nuestra. Pero escuché que si descansan bien y reciben su tratamiento, podrán continuar con sus vidas normales después de un tiempo.

—¿Qué pasó ese día? —pregunte, y la condesa Bellefleur parecía un poco perpleja antes de volver a hablar.

—El caballo había comido una planta venenosa. Es una hierba que le causa alucinaciones en los caballos. La criatura, de repente, se salió de control, no podía escuchar las instrucciones del conductor.

—Ah…

—La hierba es muy parecida al césped común, por lo que este tipo de accidente de transporte ocurre con bastante frecuencia. Por supuesto, no sabemos por qué tuvo que pasarnos a nosotros… —La condesa Bellefleur se detuvo y respiró hondo para prepararse. El conde, que estaba quieto, vino a mi lado y habló en voz baja.

—Estoy muy contento de que estés bien, bebé. Si algo te hubiera pasado, yo…

Las lágrimas comenzaron a derramarse sobre las mejillas del conde Bellefleur, mientras me miraba con una expresión agonizante. El ambiente ya era bastante serio, pero me molestó que se volviera más pesado que antes. Aunque era deprimente que tuviera algunos huesos rotos y deba quedarme en cama por mucho tiempo, con un tratamiento adecuado podría volver a mi vida normal. Todavía respiro.

—Estoy realmente bien, madre, padre. No te preocupes demasiado —dije alegremente en un intento de calmarlos. Afortunadamente, parecía funcionar.

—Estamos muy felices de verte despierta. Solo queremos agradecer a Dios por esta bendición.

—Dios debe estar cuidando de los cuatro. La mayoría de las personas mueren de inmediato, o si tienen la suerte de sobrevivir, están paralizadas de por vida.

—Sí, Marie. Estamos muy felices de verte de nuevo así.

Todo lo que pude hacer fue fingir que estaba lo mejor posible, en medio de sus preocupaciones. ¿Qué tan difícil había sido durante estos últimos cinco días para que sus rostros se vieran tan demacrados? Me sentí agradecida y lo siento por los dos. Por supuesto, no fue mi culpa que me lastimara.

Miré alrededor del cuarto.

—¿Dónde está Martina?

La condesa Bellefleur dudó por un momento antes de responder.

—Mientras estabas acostada en la cama, Martina te cuidó con extremo cuidado.

El conde Bellefleur añadió a sus palabras.

—Se quedó despierta junto a tu cama hasta esta mañana. Parecía tan cansada antes, así que la obligamos a dormir en su habitación. No ha dormido en tres días.

—Ah… —Un nudo se instaló en mi garganta después de escuchar eso.

Sabía que Martina era una buena hermana desde el momento en que la conocí y, en algún momento, incluso envidié a Mariestella por tener a estas personas amables y maravillosas en su vida como su familia.

—Espero que Martina no se enferme —dije preocupada.

—Afortunadamente, el médico dijo que estaría bien después de unos días de sueño. Es un exceso de trabajo temporal.

—Tu doctor, el doctor Bailey, estará aquí pronto, bebé. Deberías descansar un poco más hasta entonces.

—Pero estoy bien —insistí.

—¿De qué estás hablando? Eres una paciente. ¡No cualquier paciente, sino una en estado crítico! Lo mejor es que reposes, sin mover un músculo.

—Solo quédate en la cama y no te muevas, bebé. ¿Entiendes? ¿Qué pasaría si te mueves y luego te lastimas más?

—Muy bien —dije en señal de rendición.

Me sentía mal y quería hacer un poco de ejercicio, además, el dulce sabor de mi boca me dijo que realmente estuve fuera por cinco días. Pero como dijeron mis padres, no estaba en condiciones de moverme. En cualquier caso, moverse solo les causaría más preocupación.

10 respuestas a “Querida “amiga” – Capítulo 24: ¿Qué pasó ese día?”

  1. Da la casualidad que el caballo consumió esa hierba y golpearon el carruaje de la prota… No termina de convencerme. O fue algo planeado o realmente el mudo de la novela esta reclamando por los cambios.
    ¡Muchas gracias por actualizar!

  2. Yo sospecho de su amiga la loca, no se, no creo que sea una coincidencia, osea vamos, justo chocó contra su carruaje, es demasiado sospechoso, y si no fue su amiga psicópata, entonces debió ser otra persona que buscaba deshacerse de Mariestella, no tengo pruebas pero tampoco dudas.

    1. Yo sinceramente… nunca pensé que una novela podría llegar a ser tan hipócrita. Eh estado leyendo esto esperando a que se ponga interesante pero nada.. Digo, la protagonista odia a Dorothea y eso lo entiendo, pero es que no hay nada mas? No hay nada detrás de su comportamiento? Todo es por que si y que la prota siempre tiene razón? La anterior Mariestella era inteligente y aun así ella seguía a todas partes a Dorothea.. debería haber algo detrás o no? No puedes ir y decir sólo “Por que el autor lo escribió así” Deberia darles más desarrollo, en especial a Dorothea, por que hacerla ver como una engreida idiota todo el tiempo? No pueden decir, no se, ¿que sucedió algo en el pasado para que Mariestella la ayudara tanto? Tan difícil es? Y esa protagonista también es bien aburrida, no llama en nada la atención.

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