Querida “amiga” – Capítulo 29: Una visita inesperada

Traducido por Kiara

Editado por Ayanami


¿Por qué sucedió eso…?

Mientras recordaba lo que pasó antes, con una expresión molesta, escuché otro golpe en la puerta.

—¿Quién es?

—Es Florinda, mi señora. Parece que el Duque debe retirarse…

—Está bien.

Pronto, se abrió la puerta y Florinda entró. Tenía un plato blanco lleno de bizcochos, como si estuviera aquí para volver a llenar los bocadillos.

¡Los comeré yo! 

—Ya que el Duque tuvo que retirarse antes, las disfrutaré —exprese con alegría.

—¿Debería traer más? El chef horneó muchos de ellos.

—Déjame comer estos primero.

El plato de bizcochos estaba en mi regazo, tomé uno y lo mordí con satisfacción.

Mientras tanto, Florinda parpadeó como si acabara de recordar algo.

—Oh, mi señora, mi señora.

—¿Sí?

—Hay algo que no podía decirle antes.

—¿De qué se trata?

—El Príncipe Heredero viene de visita, mañana.

El bizcocho se deslizó de mi mano y cayó en mi regazo.

¿Qué… qué acaba de decir?

—Creo que escuche mal, Florinda ¿podrías repetir?

—No. Escuchó bien, mi lady. Eso es exactamente lo que dijo sir Dilton.

—No puede ser… ¿mis padres tienen conocimiento de esto?

—La señora lo sabe, pero no sé si el Maestro lo sabe… quizás, la Señora se lo ha dicho —razonó Florinda.

La expresión en mi rostro cambió, mis cejas se fruncieron.

—Pero será un disturbio si el Príncipe Heredero viene aquí. Los guardias…

—Sir Dilton aseguró que no debe preocuparse por esa clase de cosas.

—¿Pero por qué viene el Príncipe Heredero? —Pregunté.

—En realidad, Su Alteza tiene planes para salir mañana, pasara por aquí de camino a su destino.

—Ah, entiendo —dije, asintiendo, pero, nuevamente, no tenía ningún sentido que el príncipe heredero visité a una joven sin ninguna razón en particular. —Si el Príncipe Heredero llega mañana, trae el té que recibimos hoy, Florinda.

—Sí, mi señora. Oh, pero… —Florinda se detuvo abruptamente, la insté a hablar.

—¿Qué sucede? Dime.

—El duque Escliffe la visita todos los días. ¿Qué pasará si vienen los dos al mismo tiempo?

—De ninguna manera, eso no sería posible —negué con la cabeza, como si eso fuera imposible. ¿Cuáles eran las probabilidades de que esas dos personas se encontrarán mañana cuando el día tiene 24 horas?

Sonreí y le aseguré a Florinda que no había necesidad de preocuparse por ello.

—La probabilidad de que me caiga un rayo es mayor.

♦ ♦ ♦

Al día siguiente, mi única preocupación en mente era: ¿quién vendría primero a mi casa, Klaude o Xavier?

El duque siempre me visita en horarios bastante irregulares, como solía llegar sin avisar, en ocasiones, me sorprendía, por eso esperaba que Klaude llegará más tarde que el príncipe, ya que él había reservado una visita a las dos.

Exactamente a las dos de la tarde, Florinda entró en mi habitación con una voz alegre y anunció su llegada.

—¡Lady Marie, el Príncipe Heredero está aquí!

Asentí en respuesta.

—No me veo mal, ¿verdad? —Le pregunté nerviosa.

Dado que se trataba de una reunión con el príncipe heredero, lo mejor es estar lo más presentable posible. Florinda me asintió para indicarme que todo estaba bien y me miró como si dijera que no debía hacerle esa clase de preguntas.

—¡Por ​​supuesto, mi señora! En este momento, eres la más hermosa.

Me reí tímidamente. No confiaba en su comentario. ¿Qué tan bonita puede ser una paciente?

—Primero, tráelo aquí… luego, prepara los bocadillos que el Príncipe Heredero envió ayer, Florinda.

—Sí, mi lady.

No mucho después de que Florinda se fuera, escuché un golpe y me aclaré la voz antes de contestar.

—Sí.

—Lady Mariestella, ¿puedo entrar? —Dijo una voz familiar desde fuera de la habitación. Respiré hondo, me relajé y respondí.

—Si su Alteza. Adelante.

Entonces, se abrió la puerta y Xavier entró en la habitación. Al ver su buena apariencia, sin ningún cambio desde nuestra última reunión, dejé escapar un suspiro tembloroso. Mi estándar para los hombres solo aumentaría si estaba rodeada de hombres apuestos.

La sonrisa educada, característica de Xavier, se amplió en su rostro al verme.

—Lady Mariestella, me alegro de que se sienta mejor.

Sonreí levemente en respuesta y asentí.

—Como he estado descansado tanto… sinceramente, me siento cansada de estar en cama, han pasado tres meses.

—Hasta que esté completamente recuperada, descansar lo suficiente es una prioridad, si se levanta antes de tiempo podría empeorar su situación. Estuve afectado por un poco de gripe, por eso no he podido visitarla en todo este tiempo —. Xavier me miró por un momento —¿estás molesta?

—¿Qué? No. De ninguna manera, su alteza —dije rápidamente, negando con la cabeza. No había forma de que me molestara porque él no me visitara. Las visitas son voluntarias, no una obligación, y Xavier es un hombre ocupado. Además, nosotros ni siquiera somos cercanos. Nuestra relación no está al grado en que me pueda enojar por eso.

Pero, ahora que lo pienso, si me hace sentir mal que no seamos cercanos.

—Sé lo ocupado que está… y no tiene una razón para venir a visitarme —le dije.

Una mirada seria cruzó por el rostro de Xavier y, por un momento, me pregunté si, accidentalmente, lo ofendí. Sin embargo, no dijo nada, así que sonreí.

Luego de un ligero toque, la puerta se abrió de nuevo y Florinda entró trayendo refrigerios. Parecía nerviosa ya que este era su primer encuentro con el Príncipe Heredero. Dejó con cuidado la bandeja llena frente a nosotros, luego, se escabulló si ella. Me reí suavemente y le ofrecí té a Xavier.

—Sírvase usted mismo, alteza.

—Ah —los ojos de Xavier se posaron en la bandeja, y cuando habló, la alegría era notoria su voz. —Es el té que te envié.

—Estaba delicioso. Muchas gracias por lo de ayer. Puedo disfrutar de este maravilloso té durante un buen tiempo gracias a ti.

—Me alegra que le guste, lady Mariestella. Si lo desea, puedo enviar más.

Negué con la cabeza por la sorpresa.

—¿Cómo? —Una vez como cortesía está bien, pero dos veces no se siente bien. —está bien, alteza. Es demasiado para mí aceptarlo…

—No es tan caro. No tienes que sentirte agobiada —intervino.

Incliné mi cabeza. Sus palabras no parecían fiables. No sabía mucho sobre el té, pero sé que es un buen té cuando lo tomo. Sin embargo, él asegura que no es caro.

Ah, ¿es posible que Xavier y yo tuviéramos sentidos de escala completamente diferentes cuando se trata de dinero? Eso es muy probable, a fin de cuentas, es un príncipe que habita en el Palacio Imperial. No hay forma de que su marco de referencia fuera el mismo que el de la gente común.

Bajé los ojos y, de repente, me preocupé cuando mi mirada se posó en algo extraño.

—Su, su Alteza —le dije.

—Sí, lady Mariestella —respondió.

—¿Te… te lastimaste la mano?

La delicada mano de Xavier, de alguna manera, había sufrido varios rasguños. Después de señalarlo, se sonrojó y ocultó su mano de la vista.

—Tu mano parece muy lastimada. ¿Pasó algo? —Pregunté preocupada.

—No, no es nada, lady Mariestella. No tienes que preocuparte demasiado por eso —insistió.

—Bueno, me alegro de escuchar eso… —murmuré. Todavía estaba mirando su mano con una mirada inquieta, Xavier, repentinamente, cambió de tema.

—¿Cómo te sientes? —Preguntó.

—Estoy muy bien ahora —respondí con una ligera sonrisa. —En realidad, ya puedo moverme porque mis huesos se han unido casi por completo… pero mi médico es muy cauteloso. Creo que finalmente podré moverme la semana que viene.

—Eso es maravilloso —Xavier me sonrió con amabilidad, pero, pronto, su expresión alegre se transformó en un ceño fruncido. —¿Por qué ocurrió el accidente del carruaje, lady Mariestella?

—Ah…

De repente, la imagen de Klaude vino a mi mente. Si Xavier pregunta, eso significa que no sabía que el duque es el responsable. Sonreí vacilante, antes de responder.

—En realidad, dijeron que el caballo que tiraba del otro carruaje comió una especie de hierba alucinógena.

—Oh, Dios —dijo Xavier con asombro.

—Así que el pasajero en el otro vagón también resultó herido.

—¿Quién diablos es ese hombre atroz? —Exigió, y su rostro se contrajo con ira, me desconcerte. Sin embargo, necesitaba decirle la verdad, y cuando abrí la boca para hablar… hubo otro golpe en la puerta, pero Florinda acababa de estar aquí.

—¿Quién está ahí? —Pregunté.

No hubo respuesta. Florinda siempre me responde fuera de la puerta, así que supe que no era ella.

¿Entonces quién?

Fruncí las cejas con sospecha y traté de levantarme, pero Xavier me detuvo.

—No puedo dejar que una paciente se mueva, iré a revisar.

Se levantó y caminó hacia la puerta. Su mano agarró el pomo de la puerta y luego se volvió para abrirlo.

—¿Quién…?

—¡Ta-da!

Ah, esa es la voz de Klaude.

7 respuestas a “Querida “amiga” – Capítulo 29: Una visita inesperada”

  1. Ya decía yo que iba a pasar esto, pero realmente es muy emocionante leerlo 😅 por cierto demasiado sospechoso es resfriado y su mano lesionada…. Gracias por su gran trabajo 💖

  2. No pues creo que debería ser conocimiento común que toda reencarnada tiene mala suerte en esa clase de asuntos, cuando quieres evitar que los intereses amorosos se encuentren XD

Responder a Angie Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido