Ya no te amo – Capítulo 19

Traducido por Melin Ithil

Editado por Sakuya


Además, también era su intención arreglar la situación de Rubiel antes de partir a Vinfriet. Las palabras de su hermana, acompañadas de su risa, fueron lo que sacó de sus pensamientos a Niveia.

—¡Pero ahora, me gusta estar con mi hermana! ¡Quiero que vivas conmigo en la mansión!

—Pero yo odio la mansión. —Fue una respuesta bastante cínica, pero su hermana no perdió la sonrisa infantil y amistosa. —¿No te sientes cómoda aquí en el anexo?

—¡Oh! Eso creo.

—Bueno, puedes venir aquí cuando quieras.

—Le pediré permiso a padre para hacerlo. Me había dicho que me quedara lejos de ti. ¿Por qué…?

—Bien. —Ella sabía cuál era la razón detrás de eso, pero ese era un asunto de adultos y no quería afectar a la niña. —¿Tú cuál crees que es mejor, el blanco o el rojo?

—¡El blanco!

—¿De verdad? A mí me gustaba más el rojo.

—¡Oh no! ¡Entonces el rojo es mejor!

Decidió llevar el vestido blanco.

♦ ♦ ♦

—¿Por qué quisiste que nos encontráramos en el vestíbulo central? —Tomó la orilla de su vestido y sin soltarlo se dirigía al salón principal del palacio imperial para su cita con Arendt. Cuando le había propuesto matrimonio aquella vez, no había caído en cuenta de donde era la cita debido a su nerviosismo, pero ahora que lo podía pensar mejor, realmente se preguntaba el porqué de aquel lugar.

En el salón central estaba la oficina del emperador, era un lugar muy transitado por la gente de palacio. Para una situación tan personal como una propuesta de matrimonio, ¿no había sido más adecuado un lugar secreto como la sala VIP donde se conocieron?

¿Por qué había elegido un lugar tan público? ¿Acaso planeaba algo?

Estaba desconcertada y no era en vano, cuanto más se acercaba al salón central, más gente había en su camino. Esto le generaba aún más ansiedad, los rumores llegaban hasta sus oídos.

—Escuché que Joachim XII anunciará a su prometida el día de Hoy

—¿Irás a ver el anuncio?

—¿La futura cónyuge? ¿Debería ir? Cuéntame todo en caso de que no vaya…

—¿Qué saben de la mujer?

—Bueno, dicen que Joachim estaba tras los negocios con el conde Anatol, se dice que un matrimonio también debe dar de comer. Seguramente este matrimonio es para conseguirlos.

¿Seguramente?

Al escuchar la historia, aceleró el paso. De hecho, hasta el momento en el que dejó la mansión, no había pensado en la posibilidad de ser rechazada. Aún faltaba una semana para que regresara a su país, él había estado posponiendo el anuncio de su compromiso y ella cumplía perfectamente con sus condiciones. Incluso si era rechazada, había pensado en traer más condiciones a la mesa. También había contemplado que ella podría acabar con cualquier contrincante que se le atravesara.

Pero eso solo puedo llevarlo a cabo si no se anuncia formalmente.

La razón por la que no había pensado con tanta urgencia era porque sintió que todavía tenía un poco más de tiempo, que podría convencerlo al final. Pero ahora todos decían que el anuncio se daría ese día, tan repentinamente, todo era para anunciar a la candidata.

¿Era su manera de rechazarme definitivamente?

Su caminar casi llegaba al punto de considerarse correr. No lo creía, pero el trato estaba en juego, sentía que si no se daba prisa no podría convertirse en esposa, en su esposa.

Su actitud aquel día, no era la de una persona que ya tenía una candidata, la atmósfera de conversación había sido cómoda, moderadamente seria y un poco amistosa.

Si ya hubiera tenido una propuesta me lo habría dicho ayer.

Entonces no era posible que hubiera alguien más, sin embargo, no quería borrar de su mente ese pequeño porcentaje de posibilidad que la sacudió entera.

Finalmente llegó al vestíbulo central antes de tiempo.

A diferencia de Vinfriet, que se decía había sido bendecido por la luna, Thierry fue bendecido por el sol. Para demostrar esa teoría, al medio día, el sol se encontraba justo por encima del salón central.

Abrió la puerta del patio tan rápido como el sol se asomaba para enfrentarse a la verdad.

—Ah, justo a tiempo.

Su suave voz golpeó sus oídos. Había mucha gente en el lugar, la mayoría de ellos eran rostros familiares, ella podía nombrarlos a todos. En el centro estaba el emperador de Thierry, con el cabello rojizo como prueba de la bendición del sol, sentado en el trono, con sus personas de confianza a sus costados. A su derecha estaba Valor Wistash, el que había sido su amor durante diez años y el sirviente más joven pero leal en el que confiaba el emperador. Estaba tan sorprendido como ella. A la izquierda, estaban otros nobles de alto rango, el marqués Solen, el conde Anatol y el marqués de Sinsiah.

Y al otro lado del lugar, con una sonrisa brillante como el sol de mediodía, el emperador de Vinfriet.

—Joa… chim.

—Soy un hombre que cumple sus promesas, querida. ¿Te gusta? —Se movió para recibir a Niveia que no estaba al tanto de la situación.

Sus conjeturas habían sido parcialmente correctas, él si estaba planeando algo y parecía que le había salido bastante bien.

Como personaje central de aquella reunión, Arendt tomó la mano de la joven y aclaró el asunto para todos.

—Estimado emperador de Thierry, esta es la mujer que he elegido para venir conmigo.

En un momento, todas las caras de los presentes se tiñeron con sorpresa.

♦ ♦ ♦

La historia fue así.

Después de hablar con Niveia la noche anterior, Arendt pensó que no podía quedarse solo, le había parecido impresionante la manera en que ella había tendido una trampa para él, fingiendo deliberadamente ser débil en la fiesta. Lo había detestado, por cierto. No sintió disgusto de que ella lo atrapara, más bien quería aplaudirlo. Pero aparte de eso, él había sido la víctima, así que tenía que hacer que pagara y retribuírselo en vida. No quería ser malo, pero una pequeña conmoción no estaría mal. Le desagradaba el duque y quería ver la expresión de su prometida, cuyo rostro era tan inexpresivo como una muñeca, como luciría ante tal impresión.

Después de que Rudiger se fue a buscar la información que le pidió, se reunió con el líder de aquella nación, que fingió ser amable y le sonrió como un viejo mapache.

—¿No es el último día de fiesta? Espero que nuestra amistad no se vea ensombrecida.

Vetrland reconoció de inmediato el significado detrás de aquellas palabras. Como el emperador que gobernó el país durante tanto tiempo, no podía permitirse el no hacerlo.

—Así es, nuestra confraternidad no será pasada por alto, pero ¿puedo esperar las mismas palabras de regreso?

—Por supuesto, Vetrlang. Pero creo que ya no es necesario retrasar más el matrimonio.

—¡Oh, eso es genial!  ¿Y puede decirme de quién se trata?

—¿No cree que sería más divertido tenerlo en secreto un poco más? Mañana en el vestíbulo al medio día haré el anuncio, ya que es un asunto nacional, debería ser en un lugar público.

—Ah, sí. Tiene razón, Joachim, le pido disculpas. Le pido que entienda, ya estoy grande y cuando ocurren cosas como estas, reaccionó igual que un niño.

—Es una prueba de que aún es bastante joven, no se preocupe, no me he ofendido. —Aquellas palabras podían sonar inofensivas, pero al igual que Niveia, sabía manejar muy bien sus expresiones para atraer más drama. Hablar al codicioso emperador ya le parecía bastante repugnante, así que arreglar todo para cuando el sol estuviera en el salón central, no fue nada complicado.

Si su prometida tenía talento para sacar el lado malo de las personas, él lo tenía para sacar su lado bueno. La noticia corrió como pólvora encendida en el estrecho círculo social de Thierry y pronto todos sabían que se haría el anuncio al día siguiente, haciendo que se sacaran conclusiones entre ellos. Este hecho llegó incluso a oídos de Rudiger, quien corría a recopilar la información, pero incluso él, no se enteraría de la identidad de aquella persona hasta el momento de salir rumbo al salón principal, lo dejó tan aturdido como sorprendido y solo se echó a reír.

—¿Qué diablos es tan gracioso? ¿Esperas tu muerte?

—Oh, no. Solo es realmente gracioso.

—¿Debería ordenarte hablar?

Siguió riendo ante la presión, pero le habló de los rumores.

—Ayer dijiste en el salón de fiestas que anunciarías tu matrimonio a Vetrlang, por eso todo el mundo social estaba vuelto loco.

—Por supuesto, pero ¿por qué lo dices? ¿Se mencionó a Niveia?

—Pfff… —Ante la pregunta, la risa del caballero estalló de nuevo—. En lo absoluto, eso es lo gracioso, nadie pensó en ella.

—¿Qué? ¿Incluso aunque la salvé ayer?

—Sí, creo que acaba de salvar a una pobre persona.

21 respuestas a “Ya no te amo – Capítulo 19”

  1. jajajaajajja así se consigue crear ambiente melodramático y dejar a la gente sin palabras!!!! eso sí que es dejarlos a todos con la boca abierta. Un saludo y mil gracias por la actualización.

  2. Wow. Ya quiero leer el siguiente capitulo. El siguiente lunes se ve tan lejano. Seria lindo que sacaran 2 capítulos por semana. Gracias…! Por su esfuerzo.

  3. ¡Muchas gracias por la traducción! uwu

    Ay, no puede ser tan cortooooo… Estaré esperando con ansias el próximo capítulo, muchas gracias uwu

  4. En tu carota Valor y duque pedorro!!!!! A llorar al campito!!!! Jajajajajaja muuuchas gracias por el capítulo, me quedare sin uñas esperando el siguiente 🤣🤣😘😘😘

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