Ya no te amo – Capítulo 30

Traducido por Melin Ithil

Editado por Sakuya


En ese momento tuvo ganas de descubrir un brote que apenas estaba creciendo en el seco suelo invernal, y Arendt solía sentirse extraño cuando se encontraba con Nivea así.

Sentía que quería ponerla en una botella de vidrio y mantenerla como una rosa de una estrella que solo él conocía esa novedad.

—¿Joachim?

—Ah… Lo siento ¿qué dijiste?

A la llamada de Niveia, Arendt se despertó de sus pensamientos.

—Cuando vaya a Vinfriet, le pregunté si debería saber algo.

—Thierry y Vinfriet tienen muchas similitudes, pero dime lo que sabes.

—Sé que a Vinfriet le gustan las líneas rectas. Contrario a Thierry que ama las curvas, cuyas estructuras suelen ser abovedadas, especialmente en el caso de las artesanías. Incluso los vestidos de las mujeres tienen forma de campana, extendiéndose hacia abajo. Mientras que, en Vinfriet, las mujeres no se sentían incómodas con los pantalones rectos. Sus estructuras tienen diseños de aguja, con pilares afilados en forma de hoja larga sin partes redondeadas. Es natural decir que, en pocas palabras, la gente de Vinfriet ama las líneas rectas y sencillas. Si profundizara en las diferencias culturales, podría señalarlas con más detalle, pero así es como podría resumirlo a grandes rasgos.

Arendt escuchó la breve explicación de Niveia con una sonrisa y asintió.

—Conoces bastante al respecto, es la base para saberlo todo.

—¿Eso cree? —Preguntó de vuelta, pareciendo bastante feliz, sentía que sus estudios no habían sido en vano. Le parecía tan encantador como los cerezos en flor—. Bueno, ¿es solo de tu madre de quien necesito tener cuidado al estar en Vinfriet?

—¿Umm…? —¿Ya sabía sobre la forma sencilla de ser en Vinfriet? Hizo una pausa por un momento, le había lanzado una bola rápida que lo había dejado pensando.

Sin embargo, ella lo tomó como una afirmación.

—Dudo que su madre permanezca por siempre encima de usted, de ser así, no habría sentido que nos casáramos.

—De hecho.

—¿Qué podría hacer para ayudar? Trataré de hacer todo lo posible. —Después de haber roto su compromiso e interceptado la vacante de matrimonio, ella confiaba bastante en sí misma, no sería imposible completar cualquier asignación que le diera. Ahora que ya no estaba atada por las emociones, se sentía libre y segura.

El duque Wistash, ¿ese estúpido lo sabe? Arendt abrió la boca con una sensación desagradable, pero al final se arrepintió.

El carruaje se detuvo suavemente sin hacer ruidos.

—Hemos llegado, ¡bajen! —Abrió la puerta del carruaje con voz alegre, revelando un campo con el crepúsculo brillando ante sus ojos.

—Ah… —Tan pronto como vio el campo brillante sobre la cresta, una voz algo confusa surgió de ella, no conocía ese lugar, solo había escuchado acerca del mismo. Sin comprender, bajó del carruaje y caminó un par de pasos antes de escuchar la voz del emperador.

—Cuando pregunté por un lugar hermoso en Thierry, definitivamente me hablaron de este lugar y lo elegí, supuse que sería un paisaje que extrañarías, así que quería unirme.

Uno de los lugares imprescindibles a visitar en Thierry, Larine. En primavera, todo el mundo visitaba ese lugar, con cestas de picnic, a excepción de los turistas. Como tal, este lugar estaba ubicado cerca del palacio imperial y no era de fácil acceso para cualquiera, a pesar de ser muy popular. Por supuesto, esto no se aplicaba al emperador o a la emperatriz de Vinfriet.

Él le había dicho que quería unirse a ella en algo que extrañaría, con la premisa de que ella seguramente habría ido a Larine al menos una vez, pero esa premisa era incorrecta, porque esa era la primera vez que ella iba a Larine.

Algo bloqueaba la barbilla de ella, haciendo que tuviera que respirar tres veces antes de que pudiera abrir la boca.

—Creo que tendré que perdérmelo en el futuro…

Había dos razones por las que ese lugar era famoso, la primera era porque es un lugar donde se puede ver el atardecer por más tiempo, no era ni muy alto ni muy bajo y lo llano del jardín absorbía el bermellón del crepúsculo como un algodón a la humedad. La segunda razón por la que era famoso se debía a que una vista como esa, solo podía verse desde Larine.

—Solo había escuchado palabras al respecto, pero realmente resplandece. —Arendt hizo una pequeña exclamación.

El campo con la puesta de sol brillaba intensamente como si estuviera rociado con un fino polvo de cristal, o como si un río fuera tocado por la luz del sol al mediodía. Esto se debía a que sus jardines de flores florecían durante todo el año en ese lugar, haciendo que sus diminutas flores, llamadas prímulas, brillaran con el resplandor de la noche. La vista del campo bermellón brillando como la vía láctea daba la sensación de estar en el mar con un resplandor crepuscular.

Aunque el lugar era famoso y realmente hermoso, esa era la primera vez que ella visitaba Larine durante los veintidós años en los que había vivido en Thierry. Siempre había querido guardar la primera vez de las cosas buenas y preciosas para poder hacerlas con Valor, cada que comía algo delicioso, pensaba en Valor, veía cosas bonitas y recordaba al duque. Todo lo que quería era pasar tiempo con él, pensaba que así debía ser cuando dos personas se convertían en pareja y formaban una relación sólida.

—Odio las flores. —Incluida la flor que más había amado.

Tiempo atrás, su corazón se llenó mientras secaba tantas radiantes flores que ya no podía recordar. Se quedaron guardadas junto con cartas en un cajón fuera de su alcance, cartas que escribió cada que tuvo una historia que quiso contarle. Todo porque un día descubrió que a Valor le gustaban más las flores que las joyas.

Ella nunca olvidó aquellas cartas, incluso cuando se fue de Wistash estaba preocupada acerca de si debía llevarlas con ella, pero al final, solo se fue, después de todo, esas cartas no las escribió para sí misma. Ahora, mirando hacia atrás, se arrepentía un poco, quizás porque en ese entonces quería decirle que lo amaba demasiado y ahora se había convertido en resentimiento después de tanto, era de esperar que se arrepintiera un poco. Sin embargo, fuera lo que fuese, el duque no tendría nada que lamentar.

—Siempre odie las flores, ellas no pueden moverse y perecen rápidamente debido a su belleza. —Tenía cierta envidia de eso. Quizás era porque tenían un jardinero que las cuidara o quizás porque las personas sonreían al ver su belleza. Cuando las personas la veían a ella, siempre fruncían el ceño—. Pero gracias, creo que me llevaré un buen recuerdo. —Dijo mientras miraba el campo brillando como olas, para después volverse a Arendt con una sonrisa desastrosa. Las comisuras de sus labios se habían curvado de forma suave, mientras que sus pestañas que cubrían sus pupilas violetas hasta la mitad, se tornaron fríos. El crepúsculo la coloreo, su rubia cabellera se volvió de un brillante escarlata y el vestido que llevaba perdió el color oscureciéndose. El sol se puso detrás de ella, mientras su luz se derramaba a su espalda—. Gracias, Joachim. —Sin embargo, ella se sentía viva.

Fue ese momento en que el corazón de Arendt latió y sintió que se le salía. Su voz, que se había endurecido, salió de sus labios antes de que pudiera razonar lo que estaba haciendo.

—Te dije que no me agradecieras tanto.

—No me gusta ser malagradecida.

—Hay muchas cosas que no te gustan.

Quizás había sufrido una contusión.

¿Es porque odio las flores?

Niveia se inclinó, la actitud amistosa de Arendt la tenía desconcertada. ¿Podía decir que la hacía sentir molesta?

Es raro.

Miró al hombre por alguna razón y giró su cabeza, pronto lo conocería mejor.

♦ ♦ ♦

Sin saber qué era lo que estaba sucediendo entre Niveia y Arendt, Rudiger se apoyó contra el carruaje y bostezó.

Ja~

Estaba cansado y somnoliento, desvió su mirada y se rasco el lagrimal izquierdo sin motivo alguno. No lo entendía, la niña estaba ahí con la cabeza agachada.

—¿Por qué la joven señorita está tan decaída? El paisaje es hermoso, su hermana mayor parece disfrutarlo.

—Ya he venido muchas veces.

¿Es así? Bueno, es de Thierry.

Se puso a tararear con los brazos cruzados. Realmente había creído que cuando la niña viera el lugar, estaría tan emocionada como su hermana y correría con ella del brazo. ¿Qué clase de niño se quedaría de pie teniendo la vista de un atardecer así? Incluso había imaginado que se comportaría como un cachorrito en la nieve, se emocionaría cuando viera que era Larine, tomaría a su hermana mayor mientras se reía y él se quedaría de lado experimentando un cólico.

¿Pero qué era esto?

Miró a la niña que apenas le llegaba a la cintura con una mirada sombría.

18 respuestas a “Ya no te amo – Capítulo 30”

  1. Mmmm espero que en caso de que el emperador se enamore de ella y empiece a buscarla de forma sincera, ella no lo trate como su ex la trato en algún momento 😞

    Gracias por el capítulo 🍻

  2. Siendo sincera, estoy llorando por la tristeza y amargura que hay en este capítulo tan bello 😢😭
    Gracias por subir este capítulo 😢😁

  3. Estoy muy agradecida con el capítulo, es hermoso ver la transformación de Nivea, de una persona que vive para hacer feliz a otros a vivir para ser feliz ella misma.
    Esperare por el siguiente con mucha emoción.

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