Contrato con un vampiro – Capítulo 33: Sentido común

Traducido por Herijo

Editado por Ayanami


—¿Cómo terminaron las cosas así? —Murmuró Azusa, la cual se encontraba en los jardines de la mansión. Personas, en lugar de flores, se extendían hasta donde abarcaba la vista. Cada una de ellas con vestidos casuales o trajes. Azusa, sin ser la excepción, portaba un vestido escarlata, preparado especialmente para ella. Mesas con manteles blancos llenas de bocadillos ligeros y bebidas servían como punto de reunión para las conversaciones de las personas mientras disfrutaban de la comida.

Azusa se retiró al punto más alejado del jardín para pasar desapercibida, lo suficientemente lejos como para que estuviera recargada en el muro exterior que delimita la mansión, pero, aun así, las personas tomaban turnos para saludarla. Claro que lo harían…

—Azusa, luces encantadora. No podría esperar menos de la estrella de la noche —Elogió Ichy.

—Una vez más, felicidades por firmar un contrato, Azusa —Dijo Tsubaru.

La fiesta fue celebrada para conmemorar la reciente unión entre Azusa y Kyouya.

—Ichy, Tsubaru, esto no fue lo que discutimos. Nadie me dijo que tendría que pasar por esto.

—Bueno, esta fue una sugerencia del maestro Akashy cuando supo de su contrato… Lamento mucho esto, en verdad lo siento —Tsubaru se disculpó sin cesar, al ver la expresión en el rostro de Azusa.

—Originalmente, estaba planeado algo más discreto, pero no había forma de que nos opusiéramos a la propuesta del Maestro… perdón por ser incapaz de ahorrarte esta pesadilla. Es normal hacer una fiesta cuando un nuevo contrato es establecido. Deberías hacer lo posible para que esto no te moleste. Todo mundo solo quiere beber y disfrutar un rato.

—Sí, sí. La verdadera razón de la fiesta es para que los invitados recuerden los rostros de los contratantes y así evitar que, alguien más, beba su sangre sin su consentimiento. Aunque, al parecer, el motivo es un poco diferente en esta ocasión.

—Los contratantes… dices… ¡¿Entonces, dónde demonios está el otro invitado de honor?!

La otra estrella de la tarde, Kyouya Doumeki, no se encontraba por ningún lado. Tanto Ichy como Tsubaru solo pudieron intercambiar sonrisas incómodas mientras respondía.

—Lo más probable es que no aparezca.

—Después de todo, Kyou odia este tipo de cosas. Su fiesta de cuando se convirtió en adulto también fue celebrada sin él… me siento mal por ti, pero no deberías esperar mucho de él.

—¿A pesar de que es alguien más importante que yo, una simple humana que apreció de la nada?

—Sí.

—De hecho. —Sus palabras pusieron a Azusa al borde del llanto. No le importaba ser saludada por los vampiros, pero detestaba la forma en que la miraban. Después de todo, era la contratante del hijo del actual patriarca e infame Demonio rojo. Los invitados asistieron a ver a la increíble mujer que pudo establecer un contrato con él, solo para encontrar a una chica promedio que salió de quién sabe dónde, y una humana para terminar de empeorar las cosas.

No es difícil de imaginar el motivo por el cual me miran así, es lógico, pero aun así…

—Quiero ir a casa…

—Por favor, soporta otras dos horas, Azusa.

—No… —Se quejó Azusa solo para ser confortada por Ichy.

—Por cierto, Azusa, ¿te encargaste de eso?

Azusa no pudo responder y, en su lugar, su tez se volvió azul.

—No me digas…

—Entonces, no preguntes…

—¡¿Qué demonios estás haciendo?! ¡Hoy es el último día! ¡Y para hacer las cosas peores, hay una gran probabilidad de que hoy no lo veas en todo el día!

—¡Es imposible! ¿Cómo puedo hacer que beba de mi sangre de nuevo?

El papel que Ichy le dio el otro día detallaba los pasos para establecer un contrato y había una línea que la molestaba en particular.

Después de que el contractor beba la sangre del contratante por primera vez, deberá esperar veinticuatro horas y, después debe beber la sangre en un plazo no mayor a siete días de nuevo

—Esos son los pasos necesarios para crear un familiar y es algo casi instintivo para nosotros, por eso hice esa lista para ayudarte a entender —Ichy le advirtió a tiempo, pero sus palabras cayeron en oídos sordos.

Esa conversación tuvo lugar hace seis días, por lo que hoy era la última oportunidad para establecer un contrato en condiciones, entre ellos, al permitirle a Kyouya volver a beber su sangre.

—¡No dijiste que no te molestaba que bebiera tu sangre!

—¡Depende del lugar y el momento! Y no creo que la próxima oportunidad se vaya a presentar pronto.

—Entiendo que lo encuentres desagradable, pero si pierdes la oportunidad de hoy, deberás tener tu sangre succionada dos veces más en lugar de una.

—En lugar de desagradable… es embarazoso.

—¡¿Cómo es que es embarazoso?!

—Es difícil de explicar, pero lo es.

Viendo la confusión de Ichy, Azusa volvió a notar la diferencia entre los vampiros y los humanos.

—En todo caso, Tsubaru y yo iremos a buscar a Kyouya. ¡Espera aquí! ¡Vamos Tsubaru!

—No creo que sea necesario…

—¡Deja de quejarte y empieza a ayudar!

—¡Sí, señora!

Azusa se despidió de Tsubaru, quien era sacado a rastras por Ichy. Suspiró profundamente, una vez que los vio alejarse. Había sido arrastrada en la tarea de saludar personas y ser el centro de las miradas curiosas. Era costumbre que la mujer contratante vistiera un vestido rojo, por lo que todos los invitados llegaron buscando a la persona vestida de rojo.

Entre todos los invitados había personas que ya se encontraban ebrias y todo lo que tenía que hacer era escuchar y asentir sus incoherencias para hacer que se alejaran felizmente, lo cual, era preferible.

Una hora de saludos pasó. Y el número de invitados que se acercaban a hablar con ella había disminuido, permitiéndole conseguir algo de beber. Bebiendo la totalidad de un cóctel no alcohólico de golpe, era algo muy poco femenino de su parte, pero su fatiga mental le dio poco espacio para pensar en eso.

—Ciertamente, sabe cómo beber, señorita.

Azusa volteó hacia donde provenía la voz, para encontrar a un hombre de mediana edad con el rostro un poco rojo riendo y con una copa en su mano izquierda. Su regordeta figura y poco pelo eran una vista poco agradable.

—¿Qué tal? Me llamo Azusa Saito. Estoy realmente honrada de su presencia en esta fiesta. No soy más que alguien inexperta y estaría realmente agradecida por su guía y apoyo en los años por venir —Azusa repitió de forma mecánica el mismo saludo que había dicho por quién sabe cuántas veces durante la noche. Había memorizado a fondo las tarjetas que Tsubaru había preparado para ella.

El hombre rechoncho rió —Señorita, esta es la segunda ocasión que la oigo decir eso. Por lo menos, trate de recordar a las personas que ya saludo.

—Ah, lo siento.

El hombre, por algún motivo, parecía exaltado por su disculpa —Bueno es algo inevitable. No hay mucho que se pueda hacer. No ha hecho nada malo, señorita. Después de todo, fuiste forzada a estar aquí en contra de tu voluntad.

—Ok… —Azusa vagamente asintió a sus palabras. El hombre golpeó su espalda tan fuerte como para sacudir sus huesos. Riendo de tal manera que la saliva salía de su boca mientras bebía otro trago de su whisky.

—No es diferente a ser sacrificada por el bien de las apariencias. Después de todo, es anormal para un vampiro no tener un contratante a su edad. Nadie en estos rumbos se atrevería a hacer un contrato con ese muchacho de ojos rojos. Y si existiera, debería tener o unas pelotas de acero o estar mal de la cabeza. Nuestro patriarca seguro fue listo en secuestrar a alguien de fuera cuando no fue capaz de conseguir a alguien local.

Todas las personas cercanas comenzaron a murmurar entre ellos.

Todos los adultos que la habían saludado, la reconocieron como la contratante que el maestro trajo a la fuerza del mundo humano para su hijo. ¿Qué otra cosa podrían pensar? Nada relacionado con la sangre de Azusa o sus circunstancias eran de conocimiento común. Pero este hombre fue el primero en expresarlo con palabras. Muchos de los invitados susurraban entre ellos, pero, sabiendo que el Patriarca no podía tomarse a la ligera, no lo expresaban en voz alta.

Al hombre no le importó la cantidad de miradas que estaba atrayendo— ¿Siquiera has conocido al muchacho, señorita? Seguro estabas asustada a muerte ¿no es así? ¿De casualidad te desmayaste?

—No, me encontraba bien, gracias por su preocupación —Fue todo lo que Azusa pudo decir, asustada de su intensidad, dio un paso hacia atrás, pero se encontró obstruida con el muro. El haber escapado a esta zona estaba teniendo sus consecuencias ahora, eso era que no tenía a donde correr.

—Ya veo, que valiente señorita.

—Para nada.

La golpeó fuertemente en el hombro, Estaba segura de que el hombre no era una mala persona, pero su inexperiencia a la hora de tratar con borrachos le hacía difícil tratar con él.

—¿No era completamente odioso, despreciable, sarcástico e insoportable? Tiene un rostro aterrador y sus ojos podrían hacer un agujero a través de ti.

Azusa no tenía la energía para responder sus comentarios, con lo agotada que se encontraba. Ante la falta de respuesta, el hombre rió pensando que sabía el motivo.

—Estoy en lo correcto, ¿no es así? ¿Cómo podría no estarlo? Obviamente, lo piensas también ¿no?

Su expresión fue la última gota que derramó el vaso.

—Kyouya es amable, ¿sabes? Creo que sus ojos escarlatas son tan bellos como rubíes. No puedo decir nada de la forma en que te ve, pero no es tan malo una vez que te acostumbras. Si lo encuentras sarcástico ¿no es debido a que tu actitud lo hizo actuar de esa forma?

—Ohh —El hombre tarareo sorprendido por su respuesta. Azusa solo notó su desliz una vez que estaba atrapada entre el hombre y la pared. Sus manos cubrieron su boca rápidamente, pero no había forma de borrar lo que ya había dicho —Pareces considerablemente apegada a él, señorita.

—No… Yo… Lo siento…

—En todo caso, soy yo quien debería disculparse. Parece que malinterprete las cosas —El hombre sonrió ampliamente y se giró hacia los invitados, a comenzando a elevar sus manos y, declaró fuertemente para que todos oyeran —La señorita, no fue secuestrada, si no que en su lugar corrió directamente hacia el muchacho de ojos rojos porque estaba enamorada de él, ¿no es así?

—¡¿Qué?!

—Que señorita tan extraordinaria. Nuestro gran patriarca debió haber celebrado esta gran fiesta porque su hijo fue capaz de conocer a tal señorita. Ah ya veo, ya veo. —Su estruendosa voz, que parecía, en gran parte, un acto, causó un escándalo entre los invitados e hizo que Azusa se quedara sin palabras.

—Parece que todo el mundo tenía el mismo malentendido que yo. Adelante señorita, declare al mundo lo sucedido, diga a todo pulmón “yo fui tras el joven de ojos rojos” en este preciso momento.

—¡¿Disculpe?!

El hombre empujó a Azusa por la espalda, mientras aún se encontraba congelada con una expresión indescriptible en su rostro. Los invitados solo reían con el intercambio que se desarrollaba frente a ellos.

—Supongo que el patriarca no es alguien capaz de secuestrar.

—Pero es difícil de creer que está enamorada del demonio de ojos rojos.

Susurros curiosos se podían oír de la multitud. Aparentemente, la interpretación que tenía de Azusa cambió de la contratante que el maestro había secuestrado del mundo humano para su hijo a la de la extraña chica que quería hacer un contrato con el demonio de ojos rojos. Parecía un cambio favorable, pero a Azusa le era difícil de aceptar.

—¿Podrías dejar de bromear, tío?

Los ojos de Azusa se abrieron con sorpresa, ante la persona que se abrió paso a través de la multitud.

—¡¿Kyouya?!

—Que tal muchacho. Solo estaba teniendo una entretenida plática con tu contratante.

Los invitados estaban haciendo un escándalo debido a una razón diferente. El centro de su atención tenía una expresión incómoda y una mano apoyada en su cabeza. Estaba claramente más que solo molesto. Se abrió paso entre la multitud hacia donde se encontraba el hombre y jalo a Azusa por el brazo.

—Tengo algo que hablar con ella, te saludare apropiadamente luego.

—Vaya, alguien no puede esperar. Ciertamente, eres un joven apasionado.

Probablemente, no fue su imaginación, cuando Azusa escuchó a Kyouya tronar sus dientes.

—Kyou…

—Vámonos.

Después de un tiempo, Azusa le comentó a Ichy que nunca había visto una expresión más aterradora en el rostro de Kyouya que la de esa noche.

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