Contrato con un vampiro – Capítulo 6: Escape

Traducido por Herijo

Editado por Ayanami


Ha pasado una semana desde el confinamiento de Azuza en la mansión de los vampiros. Ella se adaptó rápidamente a su vida diaria en ese lugar. En un principio, estaba preocupada de cómo sería su vida, pero, mientras tuviera a Ichy podía hacer casi cualquier cosa dentro de los límites de la mansión sin meterse en problemas. Todo lo que pidió fue preparado de inmediato y traído al siguiente día a más tardar. Dentro de lo que cabe, la han tratado bien.

Como tal, ella se encargaba de su propia limpieza, su ropa y la comida.

Ichy, constantemente, trataba de detenerla, diciéndole que los sirvientes están ahí para encargarse de esas tareas, pero Azuza moriría de aburrimiento si deja que hicieran todo por ella. Estaría tan aburrida que no sabría qué hacer. Después de oír eso, Ichy se rindió con una sonrisa y la dejó hacer lo que quisiera. Azuza se sentía culpable, pero, extremadamente, agradecida.

Hoy también tomó completa ventaja de su libertad para hornear dulces.

—Eres una cocinera fantástica —Comentó Ichy al observarla de cerca.

Azuza ladeó su cabeza, mientras examinaba una de las galletas recién horneadas en su mano derecha. — ¿Eso crees? Normalmente, horneo dulces en lugar de comprarlos, ya que es mucho más barato. Puedes hacer una gran cantidad de galletas y guardarlas en el congelador para cuando tengas ganas de volver a comer. Siempre horneo más cuando se acaban. Cualquiera puede hacerlas, lo único que tienes que hacer es mezclar los ingredientes. ¿Te gustaría intentarlo?

—No, yo… —Ichy murmuró, sin terminar de dar un motivo

—Ah —Azuza pronunció recordando lo ocurrido el otro día.

Hace dos días, Ichy se había ofrecido para ayudar a Azuza a hornear dulces, resultando en ella lanzando la masa al techo, quemando las manzanas hasta convertirlas en una pequeña pila de carbón y sobre cociendo el azúcar hasta convertirla en piedra fundida…trataban de hacer una tarta de manzana.

—Lo lamento. Nunca había tratado de cocinar nada hasta ahora —Ichy, finalmente, fue capaz de decirlo

—N-No te preocupes. ¡Intentemos algo simple la próxima vez!

—Entiendo. Por favor, guíame cuando llegue esa ocasión.

— ¡Por supuesto! Lo espero con ansias.

Azuza e Ichy bajaron la cabeza al mismo tiempo. Se sentía como si una buena relación se había establecido entre ambas en el transcurso de la última semana. Sin embargo…

—Por cierto, Ichy ¿Cuándo podré ver de nuevo a papá?

—Sobre eso… —Ichy nunca le daría una respuesta clara.

—Tampoco lo sé. Pero, he puesto una solicitud para verlo —Dijo Ichy de forma evasiva.

El que no supiera nada y que hubiera puesto una solicitud, probablemente, era cierto, pero Azuza no podía quitarse el sentimiento de que le estaba ocultando algo.

— ¿De verdad? Hornee algunas galletas para papá. ¿podrías dárselas por mí? Junto con esta carta —dijo Azuza, entregando un pequeño paquete de galletas y la carta.

Ellos habían decidido previamente, qué días hornearía dulces y le enviaría una porción a su padre. A cambio, Ichy siempre le daba una carta escrita con la letra de su padre. Normalmente, era una carta de una sola hoja, donde le contaba de su situación y le pedía una disculpa de todo corazón. Azuza mantuvo en secreto que sentía lo mucho que la amaba de sus constantes disculpas, a pesar de que eran innecesarias después de una semana.

—Por supuesto. En ese caso, se las entregaré al encargado. Por favor, no te muevas de aquí mientras estoy lejos.

—Gracias —Dijo Azuza, mientras veía a Ichy salir de la cocina. De repente, cayó en cuenta de que estaba completamente sola.

Esta no era la primera vez en que le pedía a Ichy que le entregará los dulces y la carta a su padre. Siempre era ella quien le llevaba los dulces al encargado que los entrega directamente a su padre. Pero, siempre que dejaba la habitación, alguien más vendría a vigilarla. Ese no era el caso hoy.

¿Es señal de que han comenzado a confiar en mí?

¿Confían en que no huiré?

Azuza no tenía intención de huir. Fue a correr con Ichy, algunas veces, durante la semana pasada, momento en el cual confirmó que ella no era humana ya que era capaz de mantenerse a la par de su velocidad máxima sin siquiera sudar. Azuza todavía duda de que las personas a su alrededor sean vampiros, pero no tenía otra opción que creer que no eran humanos al demostrar esa monstruosa capacidad atlética.

No se tenía la suficiente confianza de ser capaz de escapar de alguien que corre sin cansarse. Y tampoco quería destruir la confianza que le había costado tanto construir, cuando sabía que no había posibilidad de escapar. Por eso, huir no era una opción que considerara.

—Me pregunto si papá estará feliz con mis galletas —Se imaginó a su padre aceptando las galletas. En esta ocasión, horneo sus favoritas y estaba convencida de que le gustarían.

Ya no sentía la misma irritación que cuando oyó todo de Tsubaru. Quería apresurarse en pedir disculpas por preguntar algo tan cruel como si alguna vez la había considerado su hija. Pero, su situación actual, no se lo permitía.

Puesto que Ichy aún no había regresado, se adelantó en preparar el café que planeaba beber cuando regresara. En el momento en que tomó su lugar en la mesa, disfrutando su bebida, observó una mariposa. Su visión se hizo borrosa cuando sus alas azules pasaron frente a ella.

¿Me cayeron sus escamas en los ojos? Pensó, mientras se frotaba la cara. En ese instante, vislumbró algo en el aire, al mismo tiempo que oía voces.

—Pobre tipo…

—Pero… ¿no es su propia culpa? Si planean matarlo, lo menos que podrían hacer es permitirle ver a su hija una última vez. ¿No ha estado repitiendo lo mucho que quiere verla?

—La señorita Azuza también quiere ver a su papá. A este paso, lo mataran antes de que se vean de nuevo.

—Una vez que la corte empiece, es su final. Sin duda, el padre de la señorita Azuza será asesinado.

Pudo vislumbrar a tres de los sirvientes asignados a cuidarla, a través de la vaga imagen que vio.

— ¿Papá será asesinado? —Los escuchó discutiendo sobre cómo iba a morir en la próxima corte.

¡Tengo que salvar a papá!

Actuó por reflejo. Azuza se apresuró sin siquiera pensar si la imagen que presenció era real. La mariposa Azul voló a la puerta, antes de desaparecer como si hubiera sido succionada a su interior. Azuza la siguió desde atrás. Arrojando la puerta abierta antes de atravesarla.

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