Dejaré de ser la subordinada de una villana – Capítulo 29

Traducido por Herijo

Editado por Michi

Corregido por Sharon


—Por favor, siéntanse libres de tomar uno. El postre de hoy es daifuku de fresa.

—¿Daifuku de fresa?

Remias miró el dulce sin expresión. Por el contrario, George estaba lleno de expectativas.

—Es un dulce relleno de fresa. Pruébelo. También hay té verde —comenté mientras bebía de mi taza.

Es bastante relajante…

—Este té… es diferente del té negro. Su sabor es ligero y refrescante.

—¡Es delicioso! Me gusta mucho, al igual que a mi padre.

Como alguien familiar con el sabor, George lo bebió con rapidez. Por el contrario, Remias lo estaba saboreando con tranquilidad.

A pesar de ser amigos, estos dos son polos opuestos.

—Este té, ¿está hecho con una variedad de hojas diferente a las usadas para el té negro?

—No, son las mismas hojas que fueron procesadas de diferente manera.

El té comúnmente se hacía a partir de hojas fermentadas, por lo que ambos tipos de bebida se hacían con las mismas hojas. La única diferencia era el método de preparación.

Mientras que el té negro estaba elaborado a partir de fermentar las hojas, el té verde se hacíaponiéndolas a hervir. Es decir, era más sencillo.

—Para ser hecho de las mismas hojas… Se siente como una bebida totalmente diferente. Es una idea espléndida. No me deja de sorprender la velocidad con que diseñas nuevos productos para Signora.

—No es para tanto…

Era demasiado embarazoso recibir ese tipo de elogios por mi típico comportamiento de ama de casa.

¡Espera! ¿Cómo es que sabe que soy la diseñadora de Signora? ¿Se ha filtrado la información?

Negué con fuerza que yo fuera la diseñadora, mientras un sudor frío recorría mi espalda.

—No, no, quien diseña los productos de Signora es madre.

—¿Se supone que era un secreto? Ya le dije que tú eres quien los hace.

—Decir que era secreto es incorrecto, pero preferiría que no lo supiera todo el mundo. Eras de los pocos que sabías, George…

—Sabes, deberías tratar de ser más directa. Toma, te regalo un daifuku de fresa.

—¡Pero si yo te lo di en primer lugar!

—Qué relación tan cercana la de ustedes ¿no?

Mientras me encontraba discutiendo con George, Remias empezó a reír de nuevo. Al hacerlo, desprendía una especie de belleza frágil, aunque esa expresión no era usada para describir a un chico en el pico de su niñez.

Me pregunto cómo es que terminó así.

—Por cierto, Remias, ¿comes tus comidas adecuadamente?

—¿Mis comidas? —preguntó desconcertado por el repentino cambio de tema.

—Es un comensal demasiado exigente, no come carne, pescado o verduras —respondió George en su lugar.

¡Eso no era bueno para su salud!

—¡Eso no está bien! La comida es lo fundamental para mantener una buena salud, en especial para alguien de tu edad donde lo más importante es comer, jugar y dormir. ¿Estás durmiendo bien?

—No estos días…

¿Por eso las grandes ojeras debajo de sus ojos?

—En ese caso, te daré un té de manzanilla. Bébelo antes de recostarte, debería ayudar a calmar tu mente y a dormir bien, ¿de acuerdo?

Algo más en lo que deberíamos trabajar era su alimentación

¡Ya sé!

—Remias, ¡vamos a un picnic! Nuestro cocinero es de los mejores y puede ayudarte a que comas más tipos de comida.

A los niños muchas veces no les gustaban los vegetales, pero si les mostraban que podían tener buen sabor, los comerán sin problemas.

Usaré esta oportunidad como punto de partida para aumentar su dieta.

Remias de nuevo se encontraba perdido por el flujo de la conversación, pero lentamente comenzó a sonreír.

—Un picnic suena bastante agradable.

—Sí, yo igualmente lo creo.

—¡Yo también! ¡Yo también!

Mientras Remias y yo reíamos, George se metió entre nosotros con una cara roja brillante.

Para interponerse a la fuerza entre ambos, quienes estábamos tomándonos de las manos. ¿Podría ser…? ¿De casualidad se sintió solo?

—¿No es eso obvio? Iremos todos juntos —dije mientras palmeaba la cabeza de George.

Buen chico, buen chico.

Cuando George alejó mi mano, su cara estaba completamente roja.

Y así terminó esta pacífica tarde de verano, con nosotros tres riendo.

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