Dinero de consolación – Capítulo 5: El estudio de mercado es mi momento de felicidad

Traducido por Kavaalin

Editado por Nemoné


En la Academia a la que iba, había un edificio especialmente para los plebeyos. Por supuesto, los aristócratas estaban ubicados en un ala del edificio completamente diferente. El único lugar que compartíamos era la cafetería del colegio.

Y aun así, un gran espacio estaba dedicada para los nobles, mientras una pequeña e insignificante parte era dejada para los plebeyos.

Ya que las mesas redondas colocadas para los aristócratas estaban arregladas con espacios individuales, ocupaban bastante espacio inútil. Mientras que los plebeyos tenían una gran mesa, arreglada eficientemente como una mesa de comedor.

En cuanto a las personas que odiaban comer en espacios concurridos, parece que almorzaban en el jardín. Por cierto, el jardín para los plebeyos y los aristócratas también estaba separado.

Yo odio esta especie de doble estándar. Para mí, los plebeyos eran un recurso precioso… como mis sujetos de investigación.

Los productos que desarrollaba eran elementos indispensables para los plebeyos. Productos convenientes y ahorradores de tiempo, elementos lindos y económicos, al igual que comida en el rango de barata y deliciosa. Estas cosas nunca hubiesen podido ser creadas sin una investigación de la población.

Además, me gustaba escuchar las opiniones de los plebeyos como consumidores, tanto como fuera posible. Ese es el por qué, en esta cafetería, siempre elegía sentarme en un asiento en el borde de la línea entre el espacio de los aristócratas y los plebeyos.

Amaba escuchar las conversaciones de las últimas modas entre los plebeyos. Aunque, varios de ellos parecían asustarse de mí, por lo que no se atrevían a sentarse cerca.

Sería malo si no pudieran tomar ningún asiento una vez que se llene, ¿saben?

— ¡Se-Señorita Knocker!

Esta fue la primera vez que una chica plebeya me habló. ¡Fui tan feliz! Traté de poner una sonrisa gentil.

— ¿Qué sucede?

—Ah, emm.

— ¿Sí?

— ¿Esos, son esos los zapatos que son populares actualmente en la ciudad? ¡Lo siento por ser grosera y preguntarle eso!

Le sonreí después de mirar a mis zapatos.

—Estos zapatos son cómodos, ¿sabes?

Al escuchar mis palabras, los ojos de la chica se iluminaron.

— ¡Yo también deseo tener esos zapatos!

— ¡Qué felicidad! ¡Estos son uno de mis nuevos productos!

— ¡Eeh!

Mostró una expresión de sorpresa.

—Por cierto, por ahora sólo los tenemos en este color marrón rojizo así que, ¿de qué color los quieres comprar?

—Eh, bueno, pienso que el azul oscuro sería bueno. En amarillo también se verían lindos, ¿no lo cree?

Saqué una libreta de mi bolsillo y anoté los colores que había mencionado. Con una expresión de felicidad le dije:

—Haré zapatos de esos colores, así que ¿me darías tu opinión de ellos cuando estén terminados?

— ¡Por-Por supuesto!

—E-Esto, ¿está bien para usted también mostrarme a mí los nuevos productos?

Me preguntó una chica diferente. Le asentí con una gran sonrisa.

— ¿Está bien si yo también me uno?

— ¡Seguro! ¿Qué color piensan que sería bueno?

—Para mí, el verde musgo.

Asentí mientras tomaba nota.

—Julia.

En ese momento, el Príncipe llamó mi nombre.

— ¿Puedo verte por un momento?

Eh, justo ahora estoy haciendo un estudio de mercado, no quiero ir.

— ¿Su Alteza tiene algún asunto que discutir conmigo?

—Saca ese libro profético.

—Ah, me pregunto si Banach finalmente hizo su movimiento en usted, Príncipe.

—Julia, ¿sabías acerca de eso?

— ¿Por qué debería saberlo?

—Lo sabías, ¿verdad? Que esa persona vendría a ponerse en contacto conmigo. ¿Por qué te mantuviste callada sobre eso?

Le sonreí ampliamente.

—Porque sería bastante divertido, ¿no?

— ¿Realmente eres un ser humano…?

—Bueno, es agradable tener un poco de diversión, ¿no?

El Príncipe suspiró profundamente mientras me miraba sonreír.

— ¿Puedes sacarlo para que pueda leerlo apropiadamente?

—Entiendo. Chicas, gracias por pasar su valioso tiempo conmigo hoy. ¿Puedo hablarles en otra ocasión?

Las plebeyas asintieron felizmente. Yo hice una leve reverencia antes de dejar el lugar.

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