El Conde y el hada – Volumen 2 – Capítulo 6: Su despiadada venganza

Traducido por Den

Editado por Nemoné


Era la entrada del Gran Imperio Británico. El puerto, donde las personas y los cargamentos de todo el mundo se reunían, estaba lleno de barcos que iban y venían del Río Támesis. Con el tiempo nublado, y sin viento, la niebla acumulada que llenaba el gran Londres parecía un gigante oscuro rodeando la ciudad. Incesantemente engullía la inmensa riqueza que fue construida por los asentamientos coloniales.

Al pasar junto a los almacenes de ladrillo rojo, los carruajes que se usaban para transportar y, el cargamento amontonado, Lydia aprovechó el tiempo para imaginar, que podía ver una enorme forma de un hombre gigantesco, que usaba su niebla para engullir a la ciudad.

Finalmente, el carruaje se detuvo en un embarcadero. Desde allí, se subieron a un bote para ir a través del río y, se desviaron a través de una serie de barcos que estaban atracados allí. Luego, Graham llevó a Edgar a uno de esos buques que era un velero grande.

Cuando subieron, estaba rodeado de un gran grupo de altos y musculosos hombres que lo observaban con hostilidad, lo cual hacía que pareciera que estaban rodeados por una manada de lobos. Sin embargo, Edgar no cambió de expresión en absoluto. Al contrario, les dirigió una mirada irritada, lo que hizo que los lobos sintieran la presencia de un león dentro del esbelto joven, y los hizo encogerse.

Fue una impresión diferente, a cuando se mostraba cortés y sagaz para callar a las personas de clase alta como Graham. Es más como si vieran una presencia instintiva frente a ellos, lo que hizo que Lydia regresara a un estado nervioso.

Edgar, quien estaba tratando de salvarla, era un hombre que siempre tenía una cualidad oculta sobre sí mismo que Lydia no podía ver. Y, sin embargo, ella todavía no era capaz de odiar ese lado peligroso suyo, sentía que lo perdonaría incluso si la ponían en peligro.

También vería su lamento y no podría obligarse a odiarlo. Tenía una leve sensación de algo. Que Edgar estaba tramando algo al otro lado de su mente, bajo esa máscara suya.

Incluso si su motivo de ir al centro del territorio enemigo solo era para salvar a Lydia, seguramente no planeaba irse de allí con solo eso. Al final, fuera la situación peligrosa que fuera, haría todo lo posible. Pero ahora, Lydia se dio por vencida y pensó que debería hacer lo que le plazca. Por más que esté harta y enojada con él, no podría odiarlo.

Graham tenía pocos hombres con él, que no parecían marineros sino guardaespaldas, mientras descendían por una escalera oscura y atravesaban los pasadizos del barco. Cuando llegaron al final, abrió una puerta a una habitación fuertemente custodiada y entró solo con Edgar.

—Entonces, ¿dónde está mi joya?

Cuando Lydia se incorporó sin fuerzas, se puso roja por él, que todavía decía esas palabras embarazosas.

—Más allá de esa puerta.

Graham señaló una puerta que estaba en la parte posterior de la habitación. Imaginaba que su cuerpo estaba en un sucio y oscuro almacén, pero se sorprendió de saber que la tenían en una habitación real.

Edgar corrió hacia la puerta. Cuando intentó girar el pomo parecía que estaba bloqueado.

— ¿Dónde está la llave?

Mientras lo preguntaba, debió de sentir una presencia inusual punzante detrás de él, y lentamente se dio la vuelta con precaución. Lydia pudo ver a Graham apuntando con una pistola a Edgar.

— ¿Lord Graham, qué es esto? —preguntó Edgar en un tono indiferente, como si esperaba aquello.

—Milord, me gustaría que no me subestimara. Oí que fue usted quien trataba de reclamar toda mi fortuna usando un sin número de nombres falsos.

— ¿Oh? ¿Tienes evidencias de tal cosa?

—Rosalie me lo dijo. Fue usted quien se apoderó de mi hotel y, encima de eso, estaba conspirando secretamente a mi alrededor, lo escuché. ¿Qué pretende?

—Rosalie… Ya veo. Entonces, abordaste a una mujer joven que fue a pedirte ayuda en un barco de esclavos. Tal como lo planeó desde el principio, iba a hacer que pareciera que ella fue la que usó y arruinó la fortuna de la familia Worpole, y que desapareció con uno de los hombres que estaba financiando.

¿Por qué alguien haría tal cosa solo por dinero? Y a sus dos sobrinas de las que se suponía que debía de cuidar como su guardián.

Doris también debe estar en un lugar oscuro en este momento, llorando sola. Incluso la decidida Rosalie seguramente debe estar asustada.

Pero, no había nada que Lydia pudiera hacer. Ella estaba luchando contra la sensación atormentadora de que su pequeño ser se estaba desvaneciendo lentamente. Estaba en sus límites con solo permanecer consciente de que todavía estaba respirando.

—Milord, parece que sabe demasiado. Por su propio bien, voy a tenerlo en el fondo del Océano Atlántico. De esa forma, definitivamente no se encontrará su cuerpo.

Con la pistola apuntando a Edgar, Graham colocó su dedo sobre el gatillo.

—Lydia, perdóname.

De repente se disculpó. Ella no sabía lo que quería decir, pero en ese momento, Edgar ya había arrojado la botella al aire.

Dije que estaba bien abandonarme. ¡Pero esto!

Esperaba ser aplastada contra la pared. Pero Lydia fue cogida por un cuerpo de pelaje esponjoso.

—Nico…

Pero no tenía tiempo para relajarse, mientras su cuerpo se estremecía con el sonido de un disparo.

Una lámpara colgante se hizo añicos. Justo cuando levantó la vista para ver aquello, Edgar le había hecho una llave a Graham y peleaba con él para tratar de quitarle su arma. Por pura casualidad, se disparó otra bala.

Un tiempo después, los hombres que escucharon el sonido entraron corriendo a la habitación de inmediato. Nico agarró la botella en sus brazos y se escondió debajo de una mesa.

—Nico, van a matar a Edgar.

— ¿Qué crees que puedo hacer?

—Bueno, eso es… pero…

Vio a uno de los hombres corpulentos y macizos, envolver sus fuertes brazos alrededor del cuello de Edgar, para alejarlo de Graham. Durante esa lucha, de repente, el cuerpo del hombre se dobló hacia atrás y todo su cuerpo se estrelló contra el suelo.

Una figura negra y sombría cruzó velozmente frente al escritorio en el que Lydia y Nico se escondían. Una mano cortó el aire y le quitó la pistola a Graham. La sombra no se detuvo y pasó a atacar a otro de sus hombres. Era Raven.

Cuando su cuerpo, que parecía delgado y frágil a primera vista, pasó, los guardaespaldas altos y robustos simplemente cayeron al piso sin soltar un gruñido.

Por otro lado, Graham le arrebató un cuchillo a uno de sus hombres caídos y se volvió hacia Edgar, que estaba de rodillas a punto de ponerse de pie.

— ¡Lord Edgar!

Justo cuando se distrajo, uno de los hombres de Graham saltó sobre él desde atrás. Sin embargo, Raven se dio la vuelta mientras giraba su pierna en un movimiento semicircular, para golpear al hombre con su pie.

El enorme cuerpo voló para estrellarse contra la puerta, y emitió un sonido retumbante al caer al suelo.

— ¡Nico, date prisa y devuelve a Lydia a su cuerpo!

En respuesta a la voz de Edgar, Nico entró corriendo en el dormitorio más allá de la puerta rota.

En la habitación, en una cama, Lydia encontró su cuerpo acostado. Nico corrió hacia el cuerpo y en el segundo que abrió la botella, la mente de Lydia se quedó en blanco.

El tiempo que pasó, debe haber sido corto, cuando cuerpo y alma se estaban fusionando en uno solo.

Lydia oyó que el ruido a su alrededor se había apagado y abrió lentamente los ojos. Se dio cuenta que su cuerpo se movió como pensó y se relajó un tanto aliviada, se levantó poco a poco para sentarse.

En el lugar en donde el suelo estaba cubierto de partes rotas de la habitación y, los hombres de Graham yacían inconscientes por todas partes, solo tres hombres quedaban en pie.

Raven estaba parado detrás de Graham, apuntándole con una pistola en la espalda. Edgar estaba frente a él, agarrándole fuertemente del cuello de su camisa, pero se dio cuenta que Lydia había despertado y deshizo el agarre.

— ¿Lydia, has vuelto a tu cuerpo?

Sin prestar atención a su alborotado cabello, le dedicó una sonrisa infantil e indefensa, que envió casi una dolorosa y extraña sensación. Lydia se puso tímida y avergonzada, apartó la mirada de él.

Notó al gato encima de su regazo y, mientras se sentía aliviada, cogió a Nico en sus brazos.

—Nico, gracias…

—Oh, no es nada. Lydia, es suficiente. Me arruinarás mi abrigo de piel.

A Nico no le gustaba ser tocado y tratado como un gato. No había manera de que un caballero respetable se dejara acunar y avivar como un animal doméstico. Pero, Lydia no sabía cómo debería actuar si dejaba ir a Nico, y entonces, no le importó que se retorciera en sus brazos para salir.

—Sabes, en este tipo de situación, ¿normalmente no saltarías a mis brazos? —dijo Edgar con un gesto infeliz, arreglando su cabello dorado.

Probablemente en este momento, Lydia tenía la abrumadora sensación de querer hacer eso, pero eso sería un acto muy vergonzoso para ella, por lo tanto, no sabía qué hacer.

—Sería demasiado peligroso ir a los brazos de alguien como tú.

Raven le había dicho que estaría a salvo, pero no podía creerlo. Por ahora, podría ser que no tenía la fuerza para poder abofetearlo si era necesario.

Mientras pensaba aquello, en su cabeza se preguntaba si era en efecto como dijo Raven. Incluso si Edgar solo decía cosas agradables para conseguir el favor de alguien, él en realidad no la veía como una mujer de su interés; no me importa eso, negó para sí misma.

Realmente no era ella misma ahora.

—Pero… Realmente aprecio el hecho de que me ayudaras. Gracias…

Por un breve momento, Edgar inclinó su rostro hacia el de ella para inspeccionar su cara.

—Tu cara está un poco roja. ¿Te sientes mal?

— ¡E-Estoy bien!

En un intento de bloquear sus ojos de los de él, levantó a Nico delante ella, lo que hizo que Edgar y él se miraran a los ojos fijamente, y que Nico soltara un irritado maullido.

Frunciendo el ceño y sonriendo, Edgar se apartó de Lydia y Nico. Una vez más se volvió para mirar a Graham.

— ¿Oye, piensas que vas a irte sin ningún rasguño? —amenazó Graham, firme. Sin embargo, Edgar lo ignoró por completo y le hizo una pregunta a Raven.

— ¿Raven, cómo está la situación fuera del barco?

—He quitado la escalera. Incluso si los marineros que escaparon fueron y pidieron más ayuda, les tomaría algo de tiempo. He arrojado al río a los que todavía quedaban en el barco.

Mientras daba su respuesta, Raven le entregó un pedazo de papel que Edgar tomó e hizo trizas. Parecía que era el contrato que había firmado justo antes con Graham, por lo que Raven debía haberlo robado.

—Y con eso, nuestro contrato no habrá sucedido. Entonces, lo que significa, Lord Graham, podemos tener una conversación calmada y tranquila juntos.

— ¿Conversación? ¿De qué hay que hablar?

—Acerca de sus bienes ocultos.

Incluso Lydia podía decir desde su lugar, que la sangre escapaba del rostro de Graham.

—Lord Graham, cuando le entregaban sus bienes o propiedades robadas a través de formas ilegales, podía sacar varias de ellas por su cuenta. Y las escondía en el sótano de la residencia familiar de una noble. Le dijo que ese lugar era un lugar de almacenamiento ideal, para una escasa cantidad de vinos raros, y obtuvo el permiso para usar su sótano.

—No sé de lo que estás hablando…

—No me importa. Esa aristócrata también tenía una deuda. Ella necesitaba vender su casa, así que seguí adelante y la compré. Me dijo que el vino barato almacenado en el sótano le pertenecía a usted, y los transferí a un lugar diferente. Pero esa casa, y todo lo que hay en ella, me pertenece. La habitación con el pasadizo bloqueado por una pared de repisas y, la habitación que fue construida sin el conocimiento de la aristócrata. Las cosas en ella, ya sea que alguna vez pertenecieron a alguien, ahora son propiedad mía. Eso es todo lo que hay.

Lydia había olvidado soltar a Nico. Éste se quedó inmóvil como una muñeca, sujeto en sus brazos, ya que sus ojos estaban completamente enfocados en el aire tenso entre Edgar y Graham.

—La razón de su hábito de derrochar y, poner sus manos en los bienes de la familia Worpole tan descuidadamente, fue porque pensó que aún tendría sus bienes ocultos, ¿no? Pero cuando la situación empeoró, la aristócrata vendió su casa. Es importante no rechazar a tu amante así, solo porque te cansaste de ella. O entonces, ella no habría vendido su casa, sin antes haberle pedido un consejo.

Su sonrisa, que lo hacía parecer el demonio, era el lado de Edgar que Lydia no conocía.

—Y, sin embargo, pensó que nadie había descubierto sus tesoros escondidos en la habitación del sótano, y por eso planeó entrar a hurtadillas para recuperarlo. Pero, resultó que el sótano había sido reconstruido por alguien y, el muro que se suponía que conduciría a la habitación oculta, estaba cubierto con una nueva pared. Justo cuando estaba en pánico porque no sería un trabajo fácil desenterrarlo, Lady Doris descubrió que había estado usando la fortuna de la familia del barón… Es como imaginé que sucedieron las cosas.

— ¿Qué pretendes…?

Incluso Graham debe haber sentido la anormalidad en el plan tenaz y perfecto de Edgar.

—Tu autodestrucción.

— ¿Planeas matarme…?

—No hay necesidad de que yo sea el que haga eso.

Presionó la punta de su bastón en el pecho de Graham.

—El diamante sellado y protegido de Sudáfrica, y el oro grabado para evitar que pasen por medios ilegales, todos esos bienes fueron manejados por Príncipe. Estabas al tanto de eso, ¿no? Ese hombre odia y, por encima de todo, no soporta cuando lo engañan o traicionan. Si descubre que te estabas aprovechando de sus pertenencias, estoy seguro de que no te dejará salirte con la tuya.

—Entonces, ¿conoces a Príncipe? No, espera, solo espera un momento, por favor no hagas eso… Milord, haré cualquier cosa, puedes tomar todo mi dinero y mis bienes…

—Dije que deseaba tu destrucción. ¿Qué tal si te pongo en una caja de madera, junto con uno de esos lingotes de oro con grabados, y te envío a Príncipe? Puedo imaginar la expresión en su cara, cuando descubra que fue un regalo mío. Estoy seguro que dirigirá esa furia hacia ti.

Esa probablemente sería su declaración de guerra contra Príncipe. La venganza de Edgar hacía Graham era solo el primer paso, para aquel al que nunca podría perdonar.

Lydia sintió un sudor frío recorrerle la espalda.

— ¿Q-Quién eres?

—Deberías saberlo.

—Es mentira. No eres en realidad un conde…

—Oh, mí, ¿puedo hacerte recordar mi nombre? Oh, Lord Graham, cuando te conocí hace ocho años, me miraste y te reiste, diciendo que me parecía a un vagabundo moribundo. Quería echar un vistazo a tu cara así no la olvidaría, pero mi vista estaba nublada, por lo que no pude ver nada.

Los ojos de Graham se abrieron de par en par. Sus piernas temblaban.

—No, no puede ser. Tú eres…

Las palabras siguientes pudieron ser el verdadero nombre de Edgar. Pero fue un susurro tan bajo, que Lydia no pudo oírlo en absoluto.

—Príncipe no perdona a aquellos que manejan lo que le pertenece bruscamente. Al parecer aprendiste de tu error, y trataste a Lydia con cuidado. En mi caso, me trataste como una sucia pieza de equipaje. Después supe que pasaste una experiencia terrorífica por enfadar a Príncipe.

De la nada, Graham dejó escapar un grito horrorizado y se abalanzó contra Edgar. Pero, Edgar le dio un golpe con la rodilla y, al tambaleante Graham, le dio un golpe final con su bastón. Lydia soltó un pequeño grito y apartó los ojos.

Edgar no hizo nada más para lastimarlo. Sin embargo, sus fríos ojos, que no mostraban un indicio de simpatía, demostraron que no aceptarían ninguna complacencia de ayuda o excusas.

No hubiera sido tan aterrador si hubiera actuado con un ataque de ira.

Su fría mirada continuó, mientras Raven sujetaba a Graham, que luchaba por zafarse hasta que quedó inconsciente. Edgar apuntaba su furia desbordante a Príncipe, que estaba más allá de Graham. Pero, incluso si dejaba salir su ira o se vengaba, lo que perdió nunca volvería.

Edgar tampoco sería salvado. Era libre de las manos de Príncipe, y consiguió su libertad, sin embargo, podría haber comenzado otra feroz y solitaria batalla.

Qué triste es eso.

Edgar se volvió hacia el cansado suspiro de Lydia. Ahora escondía su fría y despiadada presencia, con la apariencia de un caballero.

—Lo siento, Lydia. Por mostrarte una escena tan terrorífica.

Se acercó a ella y le ofreció su mano diciendo “vamos”. Lydia lo ignoró y se puso en pie por sí misma, mirando fijamente a Edgar.

— ¿Vas a poner a ese hombre en una caja de madera?

—No necesitas saberlo. Dado que no eres uno de nosotros.

La miró con una expresión ligeramente solitaria.

Sí, Lydia no era parte de su grupo. Él actuó desesperado por salvar a Lydia, como si fuera un miembro valioso de su grupo, pero dado que no estaba con ellos, no podía dar un paso más hacia él. Pero, no podía estar de acuerdo con esto.

— ¿Edgar, cuál era tu propósito en contratarme como tu Doctora de Hadas? ¿No era para ayudarte como conde y al nuevo tú?

—Hablemos de eso más tarde… Necesitamos salir de aquí lo más pronto posible o el resto de sus hombres podrían regresar.

— ¿Qué estás diciendo? Entonces, debemos apresurarnos a encontrar y rescatar a Doris y Rosalie. Las dos también fueron traídas a este barco, ¿no es así?

—No creo que sea una obligación para nosotros ayudarles.

Por un instante, Lydia no podía creer lo que oía.

— ¿P-Por qué?

—No tenemos tiempo, además este barco no puede abandonar el puerto. Todo lo de aquí será finalmente encontrado.

Cuándo sería la búsqueda, esa es la pregunta. ¿Unos pocos días? ¿Unas pocas semanas? Eso sería lo mismo que dejarlas morir.

—Pero, sé que las dos están confinadas en alguna parte. No puedo irme cuando lo sé…

Llegando a eso, Lydia de repente se dio cuenta. Lo sabían y sin embargo, hace ocho años, Edgar fue abandonado.

— ¿Las odias? Porque Rosalie y Doris te robaron el “huevo del hada” y, sin embargo, ¿no te ayudaron?

Miró a Lydia con una expresión algo preocupada.

—Realmente no lo recuerdo.

—Rosalie me dijo que conoció a un niño, que fue atado y encerrado en ese almacén del lado del río, hace ocho años. Ella pensó que él era un ladrón y tomó su ágata sellada con agua, y nunca lo volvió a ver… Ese chico eras tú, ¿verdad? Rosalie y Doris habían entrado en el almacén en que Lord Graham solía confinarte, para entregarte a Príncipe, ¿verdad?

Soltó un suspiro, que no parecía haber sido por el recuerdo de su doloroso pasado, sino que parecía que estaba cansado de la intromisión de Lydia.

—Incluso si fuera así, no era tanto para odiar a alguien. Lydia, sería natural que esas chicas abandonen a un niño sucio. Él no tendría nada que ver con ellas y, pueden darse cuenta de que no les haría algún bien involucrarse con eso. Lo siento, pero no me importa si van a ser víctimas de su propio tío…

Antes de que Edgar pudiera terminar lo que estaba diciendo, Lydia le había dado una bofetada en la cara. El sonido de carne contra carne resonó en el aire.

Nico jadeó con un ‘whoa’, y eso la hizo darse cuenta de lo que había hecho. Sin embargo, la sensación burbujeante de malestar dentro de Lydia no desapareció.

— ¡Realmente eres un sinvergüenza! Aprovechaste los sentimientos de Rosalie al atraerla con tus dulces palabras, y la usaste. Ahora que ya no la necesitas, ¿vas a deshacerte de ella? Mira, realmente las odias. ¡Realmente querías ser salvado en ese entonces! Incluso si no tienen nada que ver contigo, y aunque no había nada de bueno en involucrarse, si hubiera alguien que te hubiera ayudado, no habrías sufrido así…

Se suponía que debía de estar furiosa ante su crueldad, pero era doloroso cuando Lydia pensaba en la causa que le hizo tener esa maldita forma de pensar. No podía decidir sobre lo que estaba bien y lo que estaba mal, así que solo podía expresar los sentimientos que se estaban acumulando en ella.

— ¡Así que las salvaré! ¡Salvaré a Rosalie y Doris en tu lugar! Incluso si no hay beneficios, el deseo de ayudar a otros debería estar en todos. ¿Había algún beneficio a perder cuando me ayudaste? Pensé que no fue así, y quiero creer que fue así, ¡por eso las ayudaré!

Todavía en el estado alterado después de que terminó de hablar, se volvió para mirar a Nico.

— ¡Nico, vámonos!

A pesar de que tenía una mirada molesta, Nico saltó de la cama y corrió abiertamente detrás de Lydia, sobre sus patas traseras.

—Raven, ¿entendiste eso?

Preguntó Edgar, que estaba aturdido, mientras sus ojos miraban hacia la puerta de donde salieron Lydia y Nico.

—No pude entender la lógica, pero siento que lo hizo por el bien de Lord Edgar.

—También tengo esa sensación…

Puso su mano sobre la mejilla que recibió el golpe, y sintió un calor ardiente más que dolor. Era casi como si fuera una forma apasionada de expresar amor.

Por alguna extraña razón, Lydia diría cosas que Edgar nunca habría imaginado, y hacía cosas que él no habría esperado. Y por eso, Edgar fue arrastrado hacia una dirección inimaginable.

Si ella había arruinado el plan que había pensado meticulosamente, solo para entrar en un camino completamente nuevo, como ahora, entonces, tal vez, estaba bien.

—Lord Edgar.

Raven lo detuvo. Porque, Edgar se marchaba de la habitación en silencio.

—No puedo dejar a Lydia sola. Los hombres de Graham todavía deben estar alrededor.

— ¿Qué haremos con él?

Se estaba refiriendo al inconsciente Graham.

—Dejalo.

Sintió que había algo más importante que venganza, en la dirección a la que Lydia se dirigía. Esos misteriosos ojos suyos quizás miraban algo importante que Edgar no podía ver.

♦ ♦ ♦

Lydia deambulaba dentro del solitario barco. Habían un sin número de sitios que parecían como si un tornado hubiera pasado, pero podía suponer que podría haber sido a causa de Raven.

No parecía como que fue causado por una pelea o un combate, sino, más bien, por el rastro de Raven entrando a la fuerza en busca de Edgar. Dado que cada puerta había sido rota por algún objeto parecido a una hacha, suponía que muchos marineros debían haber huido, en vez de quedarse allí y tratar de detener a Raven.

Imaginar la mirada de esa persona inexpresiva causando estragos adonde quiera que fuera, realmente la hacía verlo como una arma de guerra andante.

Dentro de ese desordenado barco, Lydia, sin rumbo fijo, buscó cuidadosamente las habitaciones, pero no fue tan fácil localizar a Rosalie y Doris.

— ¿Oye, Nico, no sientes nada?

— ¿Qué estás diciendo que siento?

—Como… Huele.

—No soy un perro.

En ese momento, Lydia escuchó el grito de una mujer.

— ¡Es por aquí!

Lydia salió corriendo.

—Oye, ten cuidado. Si es un grito, ¿no podría ser que hay alguien más aquí? —dijo Nico mientras la seguía.

Oh, sí, tiene razón.

Se aseguró de no hacer tanto ruido, como para decir que se acercaban, mientras corría hacia la dirección de la voz. Se detuvo en la vuelta de una encrucijada, ya que podía sentir que alguien estaba presente en la esquina. Después de que se asomó, una figura y el cabello naranja de una persona, destacaban incluso en ese lugar oscuro.

Rosalie estaba siendo llevada sobre el hombro de un hombre. Estaba a punto de ser sacada de allí.

—Ese hombre, es el presidente de la compañía de Graham.

—Hmm, porque Raven vino y hizo una conmoción, ¿está planeando llevarla a otro lugar? Oye, Lydia, ¿qué vas a hacer?

Cuando Nico se dio la vuelta, Lydia ya estaba agarrando una fregona.

—Vamos, Nico.

— ¡Ehh, idiota, detente! Eso es demasiado imprudente…

Pero, ella se preparó por un segundo, y luego salió corriendo. Aferrándose a la vara de la fregona, la bajó mientras apuntaba al hombre por detrás.

— ¡Whoa!

Dejando escapar un gruñido, el hombre se tambaleó mientras soltaba a Rosalie.

—Tú, maldita sea, mujer.

En poco tiempo, el furioso hombre había arrebatado la fregona de las manos de Lydia, y extendió sus brazos para poner sus manos sobre ella.

En ese momento, Rosalie se agarró a la pierna del hombre y hundió sus dientes. Él tropezó y cayó boca abajo. Lydia se apresuró a recoger la fregona y también lo golpeó varias veces con ella.

El hombre se arrastró por el piso en un esfuerzo por escapar, pero accidentalmente cayó rodando por una escalera cercana, hasta el fondo de la nave.

— ¡Date prisa, cierra la puerta!

Las dos se apresuraron a levantar dos tablas de madera, que servían como puertas para cerrar las escaleras. Después del sonido de las puertas cerrándose y, poner el pestillo a la cerradura, ya no asustaba más, sin importar cuánto gritara o bramara el encerrado.

Rápidamente huyeron de allí. Finalmente pudieron tomar un respiro en un lugar vacío y silencioso. Cuando las dos se miraron, no estaban seguras de quién fue la primera, pero las dos relajaron la mirada severa en sus caras.

—Señorita Rosalie, ¿fue encerrada en el fondo del barco?

—Sí… Pero justo antes, ese hombre de repente entró y me agarró para llevarme a alguna parte…

Estaba allí, recordó lo que le había hecho a Lydia, y se apartó nerviosamente.

—Más que eso, ¿por qué estás aquí? Él… Edgar vino a verme y me dijo que le dijera tu ubicación… ¿No fuiste rescatada por él?

—Bueno, sí, lo fui, pero vine aquí para rescatarte.

La expresión de su rostro cambió de repente, como si estuviera enojada. Y luego, le dio la espalda a Lydia.

—Eso es imposible. Porque, yo te hice algo horrible…

—Sí, eso seguro fue horrible.

— ¡Por eso casi fui asesinada por Edgar!

— ¿Eh?

—Es verdad, ¡hay algo mal en él! Parecía como si estuviera acostumbrado a amenazar a las personas, y tenía esa dulce sonrisa en su rostro mientras intentaba matarme.

Sí, él sería capaz de eso.

Podía imaginar fácilmente la escena, y ser capaz de hacerlo era deprimente. Esperaba que él no tuviera la intención de matarla. Aunque, la razón de que no lo hiciera podía ser simplemente porque no había ningún beneficio para él.

—Sí, ese hombre hizo lo incorrecto. Incluso yo siempre soy engañada.

—Estás mintiendo. Formas parte de su grupo. Dijiste que estás aquí para ayudarme, pero ¿realmente qué me vas a hacer? ¿Vas a vengarte?

—No, no lo haré. Señorita Rosalie, cuando fue encerrada, ¿entendió la sensación de estar sola y asustada?

Sus hombros temblaban levemente, Rosalie la miró con una expresión asustada.

—Sí, lo entiendo… Por eso sé que esto sucedió porque me lo merecía.

—Entonces, por favor cree en lo que digo. Entiendo cómo te sientes, por lo que estoy aquí para ayudarte.

Lydia le sonrió y le tendió la mano.

—Ahora, vámonos. Necesitamos encontrar a la señorita Doris y sacarla de aquí, ya que esos delincuentes podrían regresar.

No tomó su mano de Lydia, porque aún tenía dudas sobre ella. Sin embargo, parecía que Rosalie estaba de acuerdo con Lydia. Tal vez, estaba preocupada por Doris.

— ¿Estás diciendo que Doris también está en este barco?

—Creo que es lo más probable. Ella también fue encerrada. Lord Graham entró en el almacén y debió traerla junto conmigo.

Rosalie se sorprendió. Nunca debe haberse imaginado que Doris estaba en el almacén. Pero si Graham era el culpable, debió de entender por lo que pasaron.

—No sabía que el tío tenía a Doris confinada. Era nuestro pariente y confiaba en él… No puedo creer que hiciera algo como esto por el dinero de la familia.

Rosalie se detuvo en seco en una postura nerviosa.

—No puedo ver a Doris. Le he hecho tantas cosas malas, e incluso dije que deseaba que desapareciera… Por eso no sabía que algo como esto estaba sucediendo, y pensé que se estaba recuperando en el campo. Ni siquiera le envié una carta de simpatía, y me sentí ofendida de que no me hubiera enviado ninguna…

—Pero, la señorita Doris no parecía estar enfadada contigo. Si quieres reconciliarte, solo tienes que disculparte.

— ¿Disculparme?

Pero, la respuesta de Rosalie fue una mirada desconcertada.

—No podría disculparme. Si hiciera eso, me haría una perdedora.

—Ese no es el problema…

—Pero, es culpa de Doris por ocultarme algo. Esto nunca hubiera sucedido si me hubiera dicho la verdad sobre el tío.

—Pero, sientes que le hiciste algo malo, ¿no es así?

—Pero, no me quiero disculpar. Desde que perdimos a nuestros padres en el accidente, yo fui quien la protegió. Era la guardiana de esa chica que siempre lloraba. Soy la única que puede ser cercana a ella y, sin embargo, si me disculpo, es como si dijera que soy una chica mala. Entonces, Doris seguramente se distanciará de mí.

—Eres bastante posesiva.

—Eso es porque si no hubiera tenido a Doris, si no hubiera tenido a alguien que entendiera el mismo dolor de perder de repente a tus padres a los siete años…

—Entonces, con más razón necesitas salvarla.

—No, no puedo, no quiero verla. ¡Nunca me voy a disculpar!

La razón por la que obstinadamente se oponía, podía ser por el miedo del peligro inminente para Doris y ella. Estaba más asustada de ese momento. Rosalie sólo sabía mantenerse a su lado, tomando el control de ella con su comportamiento y deseos egoístas.

Al ver que Rosalie permanecía de pie en el mismo lugar, y parecía que no iba a moverse, Lydia no podía hacer nada más.

—Iré a buscar a la señorita Doris, por lo que necesitas esconderte en esta habitación, ¿entendido? Ten cuidado de no ser encontrada por los hombres de Graham. Y mantente en silencio.

Rosalie no le respondió, pero Lydia sabía que no podía perder más tiempo. Dejó atrás a Rosalie y se aseguró que Nico la estaba siguiendo, mientras él la miraba como si fuera absurdo.

Comenzó a inspeccionar las habitaciones que aún no había revisado.

—Qué problemáticos son los humanos. No entiendo por qué tienen esa manera tan extraña y retorcida de pensar. —murmuró Nico.

—Sí. Todo se resolvería si solo dijeran sus sentimientos a la persona que les importa.

Sin embargo, podía imaginar los sentimientos de Rosalie. Incluso si te importara alguien, eso no significaba que aceptarían tus sentimientos. Tendrías miedo de ser herido cuando tu confianza y esperanza pudieran ser traicionadas.

Como una joven que dijo que podía ver hadas, Lydia, que era tratada como un bicho raro, también tenía una parte de ella que se había dado por vencida en intentar ser como otros.

No solo podía ver, sino también tenía la esperanza de algún día llegar a ser como su madre. Trató de aconsejar a aquellos que eran lastimados por las hadas, o sufrían por sus acciones, pero ellos pensaron que solo estaba mintiendo, o acusando falsamente, o gastándoles una broma. La trataron como una molestia.

Porque sabía que la habilidad de un Doctor de Hadas sería difícil de comprender por las personas normales, pensó que no se podía evitar, así que incluso si se enamoraba de alguien, probablemente no podría confesar sus sentimientos. Estaba segura que se habría rendido desde un principio.

Incluso si no la trataron abiertamente como a un bicho raro, para las personas que creen que las hadas no existen, no podrían deshacerse de la escalofriante y espeluznante sensación sobre la habilidad de Lydia.

Me pregunto sobre eso por Edgar.

Tenía curiosidad sobre eso, porque él era una persona extraña, que le dio una reacción normal y sincera. Pero, en realidad no podía saber si realmente se sentía asustado o no, por la habilidad de Lydia.

Si era un asunto diferente el aceptar la habilidad de un Doctor de Hadas y, aceptarlos como a un ser humano normal, entonces solo podía ser cautelosa y no podía evitar estar en guardia.

Por otro lado, estaría encantada si fuera tratada como un miembro del grupo. Deseaba que pudiera confiar en ellos. Es por eso que no quería que Edgar actuara irresponsablemente, abandonando a las dos chicas. No solo quería que su habilidad fuera entendida, sino también sus sentimientos.

Y, sin embargo, no se atrevió a expresarlos honestamente. Terminó dándole una bofetada y comenzando una pelea, lo que no la hizo tan diferente de Rosalie.

Poder decir la verdad era en realidad algo bastante difícil de hacer. Se preguntaba si ese grandísimo mentiroso solo no podía decir la verdad. Incluso si era para escapar de Príncipe, no podría revelar su crímenes pasados a la gente. E incluso su venganza, que estaba llevando a cabo por sus amigos, no podía explicársela a la ingenua Lydia, que creció y vivió en un mundo pacífico.

Debe haber sido por eso que guardó sus secretos y la usó cuando era plenamente consciente de los peligros. Y, aun así, inesperadamente se preocupó por su estado y actuó de forma amable rescatándola. Era un hombre con intenciones que no podía leer.

Pero, no era como si no lo pudiera entender por completo y, porque sintió que había momentos en los que podía alcanzar sus pensamientos, es por eso que Lydia sería involucrada en ese lío.

Edgar involucraría a Lydia en sus negocios, y sacaría el tema sobre el “huevo del hada” y el Lord de la niebla. La usaría como un cebo, pero ella tenía esperanzas de que él en realidad estaba esperando a que alguien lo salvara.

Le pidió en el lago que lo ayudara a salvar a sus camaradas muertos de la niebla y, llegó a creer que lo que dijo en ese entonces, era lo que él realmente estaba deseando.

En el estado moribundo en el que fue encerrado, él imaginó la aparición de hadas, e hizo una promesa a cambio de la ágata sellada con agua, y todavía está esperando en la oscuridad ser rescatado. Esa imagen permaneció en su cabeza, y ese sentimiento no podía ser borrado de su mente porque, quizás, Edgar sabía que las hadas se caracterizaban por no romper su promesa una vez hecha.

Si el hada, que hizo un intercambio con Edgar hace ocho años, tenía una razón ineludible que no le permitió cumplir su promesa, entonces tenía la sensación de que se le había pasado el trabajo para hacer algo al respecto. Dado que, como una Doctora de Hadas, sabía que una promesa que no se cumplía era algo malo, tanto para las hadas como para los humanos.

— ¿Nico, no escuchas pasos?

Lydia de repente tenía la sensación de una presencia en movimiento, y se detuvo en seco. Pero, no hubo ninguna respuesta por parte de Nico.

—Hey, Nico, ¿adónde has ido?

Ese gato caprichoso desaparecería repentinamente, por lo que nunca era confiable. Mientras pensaba aquello, se puso rígida por alguien que se acercaba a ella, por lo que se concentró en el ruido. En efecto, oía pasos.

Justo cuando retrocedió hacia el fondo del oscuro armario, fue empujada desde atrás.

—Ah…

—Tranquila. Lydia, soy yo.

Se dio cuenta de que era Edgar, y se las arregló para no gritar.

La presencia que se aproximaba podía ser un marinero dejado atrás en el barco. La figura parecía  no saber lo que estaba pasando, ya que miraba alrededor desconcertado. En la mano de la persona había un cuchillo, y los pasos estaban cerca de ellos. Su corazón latía cada vez con más fuerza, ante el pensamiento de que podían ser encontrados.

Los dos cerraron con cuidado la puerta del armario, tratando de que no les oyeran, lo que hizo el interior del armario completamente oscuro. Sin embargo, al sonido de los pasos aproximándose a ellos, la oscuridad ya no era lo que más asustaba.

Incluso después de que la persona se alejara, su corazón no se calmaba. Porque, Edgar todavía tenía sus brazos alrededor de su cuerpo.

—Se ha ido.

—Sí.

—Bien, suéltame de una vez.

Pero no mostró ningún signo de dejar ir a Lydia.

—Si te dejo ir en esta oscuridad, siento que no podría asegurarme de que estás aquí.

—Entonces, abre la puerta.

—Ojalá hubieras sido tú…

— ¿Qué estás diciendo?

—Si hubieras sido tú el hada que me encontró en aquel estado de confusión, me habrías sacado de esta oscuridad.

¿Estaba inventando esas líneas otra vez? No podía decir si era así o no, por su manera de hablar poca ceremoniosa y franca.

Estaba oscuro, así que no podía ver su rostro. Solo que no puso demasiada fuerza en sus brazos, que estaban cuidadosamente envueltos alrededor del cuerpo de Lydia. Era esa manera de tratarla, que la hacía sentir que escuchaba una rara confesión de él.

—Entonces, te sacaré…

Dijo aquello lo más seria que pudo, pero necesitaba el coraje como si fuera a saltar del puente de Londres. Esperaba que se riera de ella, sin embargo, inesperadamente permaneció en silencio, como si estuviera sumido en sus pensamientos.

Luego de un tiempo, finalmente habló.

—Es de hace ocho años.

El cálido aliento rozó su cabello. Lydia pensó para sí misma que, el latido acelerado de su corazón, era porque estaba desesperadamente tratando de pensar en una forma de salvar a Edgar.

—No es demasiado tarde. Mantendré esa promesa que hiciste hace ocho años. El hada que viste, no fue capaz de cumplir su promesa debido a circunstancias y, promesas inevitables que deben cumplirse. Es por eso que debemos rescatar a esas dos chicas juntos. No hay necesidad de que te vengues. No hace falta odiar a alguien. Eres capaz de vivir sin depender del odio.

No podía soportar permanecer quieta, así que cuando se inclinó hacia la puerta, los brazos de Edgar se soltaron fácilmente.

Incluso con la luz dentro del oscuro interior del barco, si brillaba a través de las puertas entreabiertas del armario, era brillante para los ojos.

— ¿Por qué no odias a Rosalie? ¿A mí?

Entrecerró los ojos por la luz.

—Es porque siempre fui salvada. Seguiste alentandome mientras estaba dentro de la botella. Incluso en el poco tiempo que estuve atrapada no me sentí sola, y no tuve que temer a la oscuridad, así que soy libre de odiar y culpar a alguien por ello.

Los dos salieron al pasillo. Edgar la miró como si estuviera confundido, y no podía decir qué sentía él por lo que dijo Lydia. Pero, estaba segura que iba a ayudar a rescatar a Doris.

— ¿Buscaste en esta dirección?

—No, aún no.

—Vamos.

Al final, Edgar dejó a Graham a un lado y siguió a Lydia.

Puede que él no haya renunciado a su venganza, pero estaba trabajando para llegar a un acuerdo con Lydia. Tendría una actitud frívola y se burlaría de ella, pero también era una persona misteriosa que podía sentir lo que Lydia sentía, o lo que realmente quería decir.

Por eso, ella no pudo evitar decir cosas que, en su opinión, normalmente eran demasiado embarazosas.

Tal vez, Edgar podría estar riéndose en secreto de Lydia por decir en serio que ella lo sacaría de esa oscuridad, pero para creer que él realmente podría haber entendido su seriedad, eso podría deberse a que era tan ingenua.

—Sabes, Lydia, creo que estoy apunto de enamorarme de ti. —dijo de repente.

Sí, se divertía burlándose de ella. O, ¿quizás…?

No, a pesar de lo ingenua que pueda ser, no soy tan idiota.

—Esa clase de líneas tuyas nunca serán tomadas en serio.

Incluso si ella se lo decía directamente, él aún se estaba riendo de ella. Había tantas cosas que se superponían y, en ese momento, Lydia había olvidado por completo el otro gran problema.

La razón por la que Nico se escabulló de ella fue porque vio algo problemático. El Bogey, que saltaba de aquí y allá, había recuperado su cuerpo después de que Nico lo hiciera desaparecer ayer.

Nico echó un vistazo rápido de reojo, y rápidamente se apresuró a seguirle.

—Qué criatura tan molesta, geesh.

Mientras Nico pensaba aquello, siguió la bestia cuidadosamente. La malvada hada parecía como si buscara algo. ¿Podría ser esa chica de cabello naranja? Sacudió su nariz para tratar de captar un olor, e inmediatamente salió corriendo en la dirección en la que Rosalie podría estar.

El olor a turbio del río Támesis, mezclado con la espeluznante neblina de la niebla, envolvía el interior de la nave. Donde quiera que estuvieras, eso te seguía en cada parte de la ciudad.

Más que el olor, Nico sintió el aire cargado de humedad. Se filtró en sus bigotes y su abrigo de piel. Esa sensación pastosa y pegajosa, hizo que su piel se sintiera más pesada de lo normal.

De cualquier manera, hoy también Londres estaba envuelta en una niebla. No hacía viento y, la ciudad estaba cubierta en una fría y pesada humedad. Todos se preguntaban cuándo vendrían los vientos primaverales.

『[Ahh, el maestro me está llamando. Si no me apresuro, seré severamente regañado』

Murmuró la bestia para sí mismo. Nico levantó las orejas mientras lo seguía.

『Oh, geesh, ¿cómo pude permitir que el gran yo fuera derrotado por un monstruoso gato cubierto de pieles?』

No soy un monstruo.

『Oh, pero esa Doctora de Hadas aún sigue dentro de la botella. Se llevaron el cuerpo, así que no pude divertirme con él. Y el Conde Caballero Azul está en este barco. Qué perfecta oportunidad. Si es derrotado, ¡es el renacimiento de mi maestro!』

¿Conde Caballero Azul? Ese es Edgar.

El Bogey, que estaba dando vueltas dentro del barco, debe haber visto a Edgar. Pero, parece que no sabía que Lydia estaba allí, después de que fue rescatada de la botella.

Se preguntaba qué tipo de relación tenía el Bogey con el conde. Permaneció confundido mientras seguía con su persecución, pero finalmente, el Bogey encontró la habitación en la que Rosalie estaba.

『Aquí está. Puedo escuchar la voz de mi maestro』

¿Voz?

Pero Nico no podía escuchar nada. Podía ser un ruido que tenía las mismas características que el Bogey y, si eso era así, entonces, ese “maestro” parecía ser de naturaleza problemática o mortal.

Desde el pequeño hueco de la puerta abierta, el Bogey se deslizó dentro. Nico también se desvaneció y pasó por la puerta.

Rosalie estaba sentada cerca de un alféizar redondo de tragaluz. El Bogey, que se acercó a ella, permaneció en una forma invisible que los humanos no podían ver, y llamó a su maestro.

Por supuesto, no se refería a Rosalie. Algo parecía estar dentro de la débil piedra verde que Rosalie tenía en la mano.

—Así que ese es el maestro.

Incluso Nico podía sentir la fuerte presencia del encantamiento que repelía el mal. Su instinto le decía que si lo tocaba, era peligroso, ya que sería atrapado en él..

—Entonces, eso significa que es algo tan estúpido como para ser absorbido por esa cosa, ¿verdad?

La piedra en sí, parecía fascinantemente hermosa y extremadamente atractiva, pero porque no podían tocarla, era un talismán para protegerse del mal.

『Maestro, perdone mi retraso. Oh, no, no esperará más. Inmediatamente pondré a la chica a trabajar. Ahh, ¿se refiere al precursor? Sí, le tendí una trampa. Era un estúpido, lo atrapé mientras se había quedado dormido en una pila de sus hojas favoritas. No hay nada que se interponga en su camino, así que, por favor, no se preocupe』

¿A qué se refería con precursor? ¿Era el nemesis del Bogey y su maestro? De ser así, estaba seguro que estaba en un estado en el que no podía detenerlos a los dos. Incluso para poner a Lydia, la Doctora de Hadas del Conde, dentro de una botella, era un buen trabajo para un Bogey estúpido.

Oh, pero no tenía tiempo para estar sorprendido por eso. Mientras Nico los espiaba más, el Bogey se detuvo frente a Rosalie. Para que pudiera percibirlo, su cuerpo se hizo visible al ojo humano.

『Ahh, mi señora, la he estado buscando. ¿Qué sucedió para que fuera atrapada en un lugar como este?』

Solo unos segundos atrás, la estaba llamando una mocosa, pero de repente levantó la fachada de una actitud de engatusamiento hacia la chica.

Rosalie, que tenía la cabeza gacha, alzó el rostro.

—Hada… ¡Dónde has estado! ¡Fui engañada por mi tío y pasé por una horrible experiencia!  No importa cuánto te llamara, nunca apareciste…

『Por favor perdóname. Hubo un pequeño imprevisto y estaba inconsciente. Ahh, pero todo está bien ahora. Si haces lo que digo, todo saldrá perfectamente』

— ¿Qué estás diciendo que haga? Si soy encontrada por los hombres de mi tío, me encerrarán de nuevo. Y no puedo escapar de este barco, dado que no sé nadar. Así que date prisa y consigue ayuda.

『Sí, sí, pero también vi al Conde aquí. Estoy seguro que está aquí para rescatar a mi señora…』

— ¡Qué! ¡¿Está ese hombre aquí?! Tienes que estar bromeando, ¡nunca más me acercaré a ese hombre!

『Eh, ¿p-por qué sería? Me dijeron que el Conde era el hombre ideal de sus sueños…』

— ¡Intentó matarme! Su actitud cambió de repente… Incluso mi tío, que fue amable conmigo, ¡nunca volveré a confiar en los hombres!

Al ver que el Bogey estaba confundido y en estado de pánico, Nico supuso que había estado planeando hacer que Rosalie se acercara a Edgar. Iba a tener a su “maestro”, que estaba dentro de la piedra de Rosalie, cerca del objetivo para poder revivirlo.

Tal vez la razón por la cual Rosalie se enamoró de Edgar, y se acercó a él de manera calculadora, fue porque la criatura dentro de la piedra había descubierto acerca del hombre llamado Conde Caballero Azul, y utilizó su magia para acercarse a él.

El Conde Caballero Azul, el cual era su objetivo, era el tipo de hombre que constantemente mostraba una dulce cara a todas las mujeres. Era seguramente un regalo del cielo.

Para el Bogey y su maestro, para manipular a la chica y provocar un ataque contra el Conde, la forma más fácil y sencilla de conseguir el control, era haciendo que se enamorara perdidamente de él.

『Oh… Oh, sí, mi señora, si algo así hubiera sucedido, entonces no debes permitir que ese hombre se salga con la suya』

Parecía que el Bogey había ideado una nueva forma de hacer que Rosalie se pusiera en marcha.

『Debes dejar que pruebe su propia medicina. Escucha atentamente, milady, hay un poder mágico en esa gema que tienes. Si utilizas eso, entonces podrás castigar al hombre que te despreció』

— ¿Castigar…?

『Sí, solo déjamelo a mí. Ah, sí, por favor, ten cuidado de no perder “el huevo del hada”. Todo está bien porque eres valiente』

El malvado demonio dentro de la piedra, se filtró por la débil abertura del corazón de Rosalie. Estaba tratando de tomar el control de ella.

A pesar de que estaba sellado dentro de la piedra, si lo tuviera durante mucho tiempo, entonces se verían influenciados por la magia oscura que se filtraba lentamente. Normalmente, debe estar al cuidado de una persona con una fuerte tolerancia contra ella.

Si fuera en los viejos tiempos, un sacerdote o un noble, e incluso si no había ninguna garantía de que estuvieran en la misma situación ahora, seguramente habría personas que tuvieran una gran tolerancia contra ella, así que no debería estar en manos de una chica como Rosalie, que podría ser fácilmente influenciada.

Pero, al final, ella era quien lo tenía

Impulsada por el Bogey y, manipulada por la magia oscura, Rosalie se levantó. Sus sentimientos de admiración hacia Edgar, aún siendo contradictorios, y los sentimientos de temor después de haber pasado por una experiencia horrible, ahora habían cambiado a un odio amargo.

—Oh, esto es malo.

Susurró Nico.

—Hmm, no me importa lo que le pase a esa presumida. Pero a este ritmo, Lydia podría meterse en problemas.

Antes de que los dos se fueran, Nico salió corriendo de la habitación con las patas traseras, para avisar a Lydia de lo que acababa de ver.


Ya se puede encontrar el siguiente capítulo (7) que cerraría este segundo volumen en la edición 17 de Kovel Times. (✿╹◡╹)

Una respuesta en “El Conde y el hada – Volumen 2 – Capítulo 6: Su despiadada venganza”

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