El Conde y el hada – Volumen 4 – Capítulo 1: La traviesa mentira del Conde

Traducido por Den

Editado por Nemoné


En mitad de la noche, y en una esquina de la ciudad, había un rastro de caballeros que ingresaron uno por uno al mismo edificio, el cual estaba ubicado en la calle principal, lo más silenciosamente posible para no llamar la atención, como si estuvieran evitando cualquier atención no deseada.

Viendo eso de reojo, entró en el mismo edificio por la puerta trasera.

El sitio en el que los hombres y ella entraron era el lugar de reunión de la Asociación de los Espiritistas y Psíquicos de la ciudad de Londres. Hoy era la noche en que iban a celebrar una ceremonia para invocar a los espíritus de los muertos.

Esta asociación de los espiritistas y psíquicos, era una organización que se reunía para invocar a los espíritus de los muertos; y hacer que ocurrieran misteriosos sucesos; y hacerlos capaz de hablar directamente con los espíritus. Era lo último entre las personas que estaban interesadas en acontecimientos y actividades espirituales.

Hoy, fue invitada como espiritista a una de esas asociaciones de personas con ideas similares que investigaban ese tipo de fenómenos espirituales.

Se estaba haciendo pasar como una espiritista muy conocida en América. Sin embargo, sabía más que nada que no tenía esa clase de poder, y nunca hizo nada parecido a la práctica de un espiritista. Aunque todos los preparativos estaban listos. Iba a necesitar actuar su papel.

Después de que la llevaran a una sala de espera, junto con la anciana que la acompañaba, dejó escapar un suspiró por la tensión nerviosa en ella.

El brillo de la lámpara de gas la puso, a su vez, más nerviosa.

—No te preocupes. Lo harás bien, Seraphita.

La anciana le dijo palabras alentadoras, mientras atenuaba la luz de la lámpara por ella.

En la habitación contigua, parecía que los nobles que fueron invitados se habían reunido. Más allá de la puerta, podía escuchar débilmente el ruido de las voces susurrando y murmurando entre sí.

La habitación contigua era donde el espiritismo iba a tener lugar, y por eso los caballeros en esa habitación oscura definitivamente estarían vagando sin rumbo. Porque estaban sintiendo miedo, vergüenza y curiosidad por el ritual para invocar a los espíritus de los muertos.

En ese grupo de personas, podría estar el hombre que conocía. No, definitivamente estaría aquí. Aprovechó la oportunidad y valientemente se acercó a la puerta y abrió la mirilla.

En el grupo de una docena de hombres, inmediatamente lo vio. Su corazón latió rápidamente. Dondequiera que iba, él destacaba.

Había gruesas cortinas cubriendo cada abertura con forma de ventana en la habitación y, aunque sólo había la luz de la única vela en la oscura habitación, su brillante cabello dorado absorbía toda la luz que había y brillaba radiantemente.

A pesar de que sólo estaba de pie casualmente entre la multitud persistente, el perfil bellamente esculpido de su rostro y su elegante impresión emitían el aura de noble sangre azul. Debe haber venido vestido en ese viejo y desgastado abrigo de noche para no sobresalir, pero era evidente que pertenecía a una clase diferente a la de los pobres nobles que se habían reunido.

Fue así en el pasado. Incluso si compartía sus comidas y cama con chicos de la calle en casas desiertas en los barrios marginales, se le llamaba Sir incluso si lo deseaba o no.

El inglés de clase alta y la etiqueta de la clase alta que estaba retenida en él desde el núcleo y con su noble espíritu al nacer como un noble, le permitieron caminar entre los principales miembros de la sociedad clandestina.

Si no hubiera alguien que estuviera intentando capturarlo, entonces podría haber ascendido como líder del grupo de chicos de la baja sociedad.

Sus ojos escanearon el interior de la habitación, pero sus ojos aparentemente casuales no permitían que nada se ocultara o escapara de su vista. Si esos ojos la miraran, pensó que estaría bajo la impresión de que él podría mirar a través de su máscara y descubrir fácilmente su identidad.

Si se diera cuenta, entonces se preguntaba qué pensaría él.

—Lord Edgar…

La anciana escuchó el débil susurro de Seraphita y levantó su rostro como si tuviera algo que decir, pero al final, permaneció en silencio.

Conde Edgar Ashenbert. Ese era su nombre actual. Parecía que se había convertido una figura famosa entre la multitud de Londres, y apareció en este ritual espiritual aún sabiendo que era una trampa.

Sin embargo, no se sabía cuánta información había captado sobre ellos. Seraphita tenía sus ojos fijos en él, y vio cómo sus ojos se detuvieron cuando se encontraron con una mujer de mediana edad. Estaba sentada en la esquina de la habitación con su cabeza agachada. La única mujer en la sala del ritual era la Sra. Collins.

El rito espiritual que iba a celebrarse esta noche fue preparado por ella.

Era la esposa de un hombre rico que tenía varias fábricas de algodón en Manchester. La razón por la que vino a Londres fue para encontrar una pareja matrimonial para su hija.

No era inusual en estos días que los nuevos ricos pusieran hermosos dote a sus hijas para encontrar un marido que tuviera el título de un noble. La Sra. Collins era una de esas.

Por otro lado, para los aristócratas que poseían títulos de noble y que tenían dificultades para continuar con su estilo de vida, estarían comenzando a buscar hijas de clase baja cuyos padres se beneficiarían de sus negocios.

Sin embargo, en el caso de la Sra. Collins, el problema era que su hija ya había fallecido. En otras palabras, el ritual espiritual de hoy era una reunión particularmente extraña que se llevaba a cabo para invocar a su hija, y luego elegir a un novio entre la cantidad de aristócratas pobres que estaban tan desesperados por dinero, hasta el punto que se casarían con un fantasma.

Aunque, por supuesto, las finanzas de ese joven conde no estaban en peligro y él no debe tener la intención de casarse con un fantasma.

Pero podría haber esa posibilidad, ya que era un hombre que cortejaría a cualquiera siempre y cuando fuera una mujer. Podría tener algún interés incluso si era un fantasma.

Nemoné
Me causa gracia el cómo ven a Edgar

Cuando cerró la mirilla y se apartó de la puerta, uno de los miembros del comité de la asociación espiritista susurró a la sala de espera para comenzar en cualquier momento.

Era casi de medianoche, el momento perfecto para realizar un llamado espiritual. Se bajó el velo negro de seda para ocultar su rostro.

—Vamos, Seraphita.

La anciana se puso frente a ella y abrió la puerta de la sala de espera que conducía a la habitación del ritual espiritual donde todos estaban reunidos.

Al instante, todos los ojos se centraron en ella.

Lentamente, entró en la habitación y, al hacerlo, sus ojos miraron a todos los miembros de la habitación desde debajo de su velo.

Para poder llevar a cabo el ritual con éxito, necesitaba confirmar dónde se sentaban. Sin embargo, tan pronto como sus ojos se encontraron con él, fue capturada por sus ojos agudos.

Había pensado que estaba preparada y tomó precauciones, pero no pudo apartar sus ojos de él por un tiempo. Su rostro no debería de verse. Y aún así, los latidos de su corazón se aceleraron y sus dedos temblaron.

Hasta que se encontró cara a cara con él, tuvo la sensación de que quería que él la notara. Sin embargo, de repente, temía ser notada.

Estaba segura que la verían con desprecio, pero tenía el deseo de querer verlo aunque fuera solo por un momento, y odiaba esa parte de sí misma.. De alguna manera logró apartar sus ojos de él, y a partir de allí, no miró en su dirección.

♦ ♦ ♦

La plataforma de la Estación Victoria estaba llena de pasajeros y personas que los observaban.

Vendedores ambulantes con gran cantidad de equipaje, familias que se despedían de sus seres queridos y, dignos caballeros y sus damas que se marchaban para pasar unas pequeñas vacaciones.

Entre todas esas personas que tenían todo tipo de diferentes razones y subían al tren, Lydia asentía a las palabras de su padre que decía lo mismo que había estado repitiendo, quién sabe cuántas veces.

—Lydia, ten cuidado mientras no estoy.

—Sí, padre.

El padre de Lydia, un profesor de mineralogía, había sido invitado a formar parte de una conferencia académica que se iba a celebrar en París. Iba a estar lejos de Londres solo por dos o tres semanas, y aún así, mientras seguía revisando la hora, parecía que no quería separarse de Lydia.

—No tienes que estar tan preocupado; ¿no he estado viviendo sola todo este tiempo en Escocia?

—Allí teníamos caras conocidas por toda la ciudad y era un lugar tranquilo, ¿no es así? Pero Londres es peligroso.

—Tenemos una ama de llaves y estaré trabajando en la residencia del Conde, así que no hay nada peligroso en absoluto.

—El Conde…, oh sí, el Conde. Supongo que podría ser confiable…

Pero él es el más peligroso, pensó mientras murmuraba para sí mismo.

Lydia era una Doctora de Hadas. Podía ver hadas y hablar con ellas. El conde que la contrató como su Doctora de Hadas privada fue Edgar Ashenbert, quien tenía el título de Conde de Ibrazel (el Reino de las Hadas).

Al igual que su nombre, el conde de las generaciones pasadas tenía una propiedad en el Mundo de las Hadas, y como se llevaban bien con las hadas, se dice que eran reconocidos como una figura digna entre ellas.

Incluso ahora, el nombre del Conde Caballero Azul que se asociaba con los antepasados de la familia era el nombre humano más famoso entre las hadas.

Sin embargo, en la era actual, no mucho después de que el linaje de la familia del Conde hubiera desaparecido, porque Edgar, que había heredado el título por varias razones, no tenía los poderes mágicos para comunicarse con las hadas, había contratado a Lydia.

Dejando eso de lado, lo que preocupaba a Carlton era la personalidad del Conde. El rumor sobre que era un mujeriego era la absoluta verdad. Estaba definitivamente preocupado de dejar atrás a su única hija que estaba en la edad de casarse.

—Estaré bien, papá. No soy una hija tan descuidada.

—Por supuesto que lo sé. Oh, sí, quería darte esto antes de partir. —Cuando Carlton dijo eso, sacó una pequeña caja del interior de su abrigo y se la entregó a Lydia—. Tu madre me obligó a cuidarla antes de morir. Después de que fueras lo suficientemente mayor, quería que te la diera cuando tuvieras una edad en la que empezarías a pensar en el matrimonio.

Lydia se sintió incómoda cuando escuchó la palabra “matrimonio” de su padre.

Oh, no, no lo sabe, ¿verdad?

—N-No tengo tales planes.

—Tu madre dijo que quizás debería dártelo cuando cumplieras dieciséis o diecisiete. Pensé que era demasiado pronto para ti, pero estás trabajando como una Doctora de Hadas, así que realmente no debería tratarte como una niña para siempre.

Hace apenas un mes, un hada le pidió a Lydia su mano en matrimonio y abandonó el Reino Humano. Regresó de inmediato, pero para Lydia, que tenía el poder de comunicarse con las hadas, no era una hija ordinaria. Mientras tratara con hadas, que no entendían la práctica humana aceptable, y le pidió ser su novia, entonces como su padre, no se le permitiría dedicar tiempo para darle sus bendiciones.

Le enseñaron eso a Carlton y, por lo tanto, debe haber estado reflexionando sobre el tema hasta ahora y pensó que finalmente debería entregarle el objeto que su esposa le había confiado.

Con sentimientos encontrados, Lydia abrió la caja. Había un colgante en el que colgada una piedra preciosa de un azul tenue.

—Es una piedra preciosa llamada aguamarina. [1]

—Es como… del color del agua del mar.

—Tu madre dijo que su madre le entregó esto alrededor de tu edad. Y la madre de su madre a su madre…, bueno, es algo así.

Lydia no sabía sobre el hogar de su madre, que se fue de su casa cuando se fugó con su padre.

Pero cuando escuchó la historia que le contó, fue extraño que sintiera una débil nostalgia por la isla que nunca dijo que se encontraba en el extremo norte.

—Gracias, papá. Lo atesoraré.

—Bueno, entonces, me iré ahora.

—Cuídate.

Le dio un beso de despedida en la mejilla y observó a su padre subir al tren. El tren de vapor salió de Londres tal y como estaba programado, mientras se dirigía hacia el Canal de la Mancha.

Dentro de la caja, junto con el colgante, había una carta de su madre.

“Mi querida Lydia, me pregunto cómo estarás cuando leas esta carta. Dijiste que querías convertirte en una Doctora de Hadas como mamá, así que me pregunto si se hizo realidad. Un Doctor de Hadas es una profesión bastante única, por lo que nadie te echará una mano. Me preocupa que eso te lleve por caminos dolorosos, pero antes de que seas una Doctora de Hadas, por favor, olvida que eres una mujer joven. Alguien que se esté a tu lado y te apoye, será tu tesoro”.

Era una carta corta, pero estaba llena de felicidad del amor de su madre.

Lydia se preguntó si su madre pensó que también estaba enamorada de alguien así como su madre y su padre se conocieron.

O, quizás, como era una época donde las personas no creían en la existencia de las hadas, es posible que su madre no hubiera querido que estuviera obsesionada con ser una Doctora de Hadas y le deseaba la felicidad como una joven normal.

—Tal vez mamá pensó que no era adecuada para ser una Doctora de Hadas…

Ese era un punto que la inexperta Lydia sentía constantemente. Pero, una vez empezó, quiso convertirse en una profesional cualificada.

Los Doctores de Hadas, que eran especialistas en hadas, daban consejo a las personas que estaban en problemas por las bromas y la magia de las hadas y su trabajo principal era resolver esos problemas.

A su vez, había veces en las que ayudarían a las hadas que estuvieran siendo retenidas por los problemas humanos. Y al obtener la confianza de los clanes de hadas, de esa forma podrían hacer negociaciones e intercambios con las hadas para proteger los intereses humanos.

—Por eso no tengo tiempo para pensar en el matrimonio —espetó Lydia sin dirigirse a nadie mientras observaba el cielo desde el banco en el que estaba sentada en el parque.

El sol brillaba en lo alto del cielo, coloreando hermosamente el corto verano de Inglaterra. El banco de madera, que estaba tomando el sol y rodeado de una sensación de apertura, se sentía fresco y seco, dejándola olvidar que estaba en la gran ciudad de Londres.

Tuvo que cambiar su hora de trabajo en la propiedad del Conde a la tarde para poder despedir a su padre. Planeaba pasar su tiempo y respiró profundamente.

Por supuesto, Lydia no tenía nada de qué quejarse de su oficina de trabajo en la residencia del Conde, que era muy cómoda, pero, el amor de Lydia por el olor de los árboles y el sonido musical del viento era mucho mejor.

—Oye, Lydia, el periódico publicó otro artículo sobre ese canalla. Dos páginas. Definitivamente es popular.

Levantó la mirada hacia la fuente de la voz y vio que había un gato gris sentado encima de una rama gruesa de un árbol.

Era el compañero hada de Lydia. Tenía la forma de un gato de largo pelaje gris, pero caminaba sobre sus patas traseras y hablaba como un humano. Incluso ahora, enderezó su espalda y se sentó en la rama.

Nico hábilmente plegó el periódico que era tan largo como él con sus dos manos, y se lo lanzó a Lydia.

¿De nuevo? Pensó Lydia mientras miraba el papel. El jefe de Lydia, Edgar Ashenbert era, por el momento, la estrella de los cotilleos en la prensa amarilla.

El hermoso joven conde. Había un número interminable de mujeres de las que también se rumoreaba por él que era un hablador y un mujeriego. Era tan famoso que no había nadie que no lo conociera en esa elegante sociedad. Junto con el nombre único de Conde de Ibrazel (el Mundo de las Hadas), había un incesante número de personas interesadas en la clase plebeya y había reporteros, que nunca han conocido al Conde, que luchaban por recoger y escribir sus relaciones amorosas que apenas tenían credibilidad.

Pero para Lydia, pensaba que cada una de ellas era posible si se trataba de Edgar.

El artículo de esta vez decía que el Conde había llevado a cabo un duelo con cierto noble por una hermosa viuda e infligió un mayor daño al otro hombre. Otro era sobre cómo hizo avances con una espiritista que fue invitada por la Asociación de Espiritistas y Psíquicos de la ciudad de Londres; ambas eran historias por las que los plebeyos estarían interesados.

—Son grandes mentiras.

Una voz le habló.

Edgar miró a Lydia desde detrás del banco y le sonrió.

Justo cuando ella lo vio, él rápidamente se acomodó junto a Lydia y se acercó como si fueran amantes cariñosos.

— ¿Q-Qué quieres?

—Solo quería verte. Pensé que estarías aquí.

Su brillante cabello dorado y, sus elusivos y misteriosos ojos color malva ceniza, estaban justo frente a  Lydia.

Casi observó con asombro la sonrisa que era consciente de lo bien esculpida que era, pero se apresuró a sacudir la cabeza.

—Es agradable charlar afuera por una vez. Si fuera dentro de mi casa, no me prestarías atención y te centrarías en tu trabajo. Nos acabamos de comprometer, y sin embargo no podemos pasar tiempo como amantes.

Lydia apretó fuertemente el puño que estaba en su regazo e  intentó hablar calmada.

—No tengo intención de estar comprometida contigo.

Comprometiéndose con Edgar era como caer en la trampa que había puesto para ella.

Sin embargo, gracias a esa promesa pudo volver del Mundo de las Hadas, así que no podía decirlo despreocupadamente en voz alta.

Aprovechándose de eso, desde entonces, Edgar la trata como su prometida como si tratara de lavarle el cerebro y continuó cortejándola con dulces líneas de cortejo.

— ¿Lydia, por qué no vamos a la playa? Los veranos en Inglaterra son muy cortos y podemos descansar del trabajo y pasar algo de tiempo en la orilla. El profesor Carlton estará en París por un tiempo, ¿verdad?

¿Ir de viaje con él durante la ausencia de su padre? Eso definitivamente causaría malentendidos no deseados.

—No gracias.

—Adoro esa parte fría de ti, pero por este motivo, creo que deberíamos alejarnos de nuestra vida diaria y fomentar nuestro amor juntos.

¿Quién y por qué y cómo hay “amor” entre nosotros? ¡Mujeriego! Mientras Lydia lo miraba con ojos penetrantes, soltó un suspiró cansado.

La razón por la que estaba obsesionado por su compromiso con Lydia no era por amor ni afecto. Estaba tratando de mantenerla a su lado porque tenía un valioso uso para él.

No importa cuántas palabras dulces le haya dicho, no podía creer que vinieran de su corazón.

— ¿No sabes cuántas amantes tienes?

—No deberías confiar en lo que está escrito en la prensa amarilla. ¿Oye, Nico, no crees eso también?

Esperando por su acuerdo, Edgar miró la rama del árbol.

—Sí, la prensa sensacionalista está llena de mentiras, como tú —dijo Nico en un tono disgustado y se desvaneció.

Edgar se encogió de hombros y Lydia soltó un suspiró.

Sin embargo, ahora estaban solos.

Ohh, por supuesto, se dio cuenta de que Edgar le mencionó a Nico un tema tan aburrido solo para que pudiera ahuyentarlo, pero era demasiado tarde porque ya tenía su mano en el hombro de Lydia.

—Oye… Edgar…

Se estremeció ante la posibilidad de una serie de palabras coquetas que podrían caer sobre ella.

—Perdóneme, Conde Ashenbert.

Pero quien los interrumpió fue un hombre testarudo.

— ¿Y eres? —respondió Edgar en un tono irritado como si dijera “no nos interrumpas”.

—Su mayordomo me dijo que podría estar aquí.

El hombre aparentemente sabía de Edgar y resultó ser un detective del Departamento de Policía de Londres.

Lydia estaba llena de miedo y nerviosismo, pero Edgar no cambió su actitud insolente.

— ¿Está usted familiarizado con una costurera llamada Maggie Morris?

Se trataba de otra mujer nuevamente. Pero tener a la policía involucrada, esto no iba a ser bonito.

—No me acuerdo. ¿Le pasó algo a esa dama?

—Su cuerpo fue encontrado flotando en el río Támesis. Según sus compañeras de trabajo, se fue diciendo que iba a encontrarse con el Conde Ashenbert… En otras palabras, usted.

—Ese no sería yo. Por alguna extraña razón, hay impostores insolentes que usan mi nombre en estos días.

Miró y habló a Lydia como si tratara de persuadirla de que todos los innumerables artículos sobre su relación con las mujeres escritos en la prensa amarilla eran obra de esa clase de hombres.

—Ya veo. Como los rumores sobre el conde magníficamente guapo, la joya de la sociedad, el joven noble misterioso y apuesto del Mundo de las Hadas, está llegando a nuestros oídos, debe ser un nombre útil para engañar a las mujeres.

—Entonces, me puedo relajar de que ha entendido que no estoy relacionado.

—Maggie había, uh, aparentemente soñado con casarse con un hombre rico así que actuó como la hija de un noble, al igual como la forma en que hablaban y se comportaban. Parecía que mentía respecto a que era de una familia prominente pero su padre había fallecido. Aunque, en realidad, sus padres estaban vivos y su padre es un borracho. Era bastante bella y parecía que había muchos hombres que creían que ella era realmente la hija de un noble desafortunado, pero finalmente se descubrió la verdad acerca y fue rechazada en varias ocasiones. Pero entonces, pudo conocer a algunos nobles y estaba tan emocionada que si él la quería, estaba dispuesta a renunciar a su familia, y estaba tan contenta que alardeaba de su nombre ante los que la rodeaban. Afirmó que era un conde bastante joven y rubio que coindice con su perfil, así que milord, ¿todavía no recuerda a tal joven dama?

—No lo sé.

—Las hijas jóvenes tienden a quedar absortas en sus sueños y no escuchan las advertencias de sus padres y siguen a un hombre malintencionado. No es una historia tan rara, pero sería muy desafortunado para sus padres.

—Estoy de acuerdo.

Oh, como si fueras quien para decirlo, pensó Lydia para sí misma. Era un hombre que estaba tratando de tomar a una hija mientras su padre estaba ausente.

—Me gustaría preguntarle por si acaso, ¿dónde estuvo la noche del viernes?

Después de pensar un poco, Edgar respondió:

—En un picnic a las afueras de la ciudad.

— ¿Por la noche?

— ¿Está mal?

— ¿Con quién estaba?

Respondió unos cuantos nombres, pero por alguna razón, todos eran hombres.

Lydia pensó que no habría un picnic tan quisquilloso y molesto y entonces dirigió sus ojos al periódico que estaba en el banco.

En el artículo sobre el duelo, el nombre del hombre que sufrió muchas heridas resultó ser uno de los nombres que Edgar dijo.

Oh, no, ¿el picnic con los hombres en realidad es el sitio del duelo?

— ¡Oye, cómo te atreves a decir que esto es una gran mentira! Estabas en una relación con la viuda…

La boca de Lydia fue cubierta otra vez.

— ¿Viuda?

—Nada, solo algo entre nosotros. Más importante aún, si puede verificar con esos hombres, entonces podrá saber que no hay ningún error que estuve con ellos.

Si el picnic en la noche fue una reunión para un duelo, entonces su oponente que se lesionó y los testigos necesitarían confirmar que Edgar estaba en ese lugar, así como mantener la boca cerrada sobre el duelo ilegal y afirmar que era un picnic.

Pero participar en un duelo, qué peligroso.

— ¿Por qué hiciste algo tan peligroso? ¿Qué pasa si eres asesinado? ¡Es algo tan importante que tienes que arriesgar tu vida! —dijo Lydia, apartando su mano.

—Pensé que podía ganar.

— ¡Eres un idiota! ¡Podrías haber sido quien pudo haber sido herido!

—Así que te preocupas por mí.

— ¿P-Por qué… me preocuparía?

—Lo siento, prometo nunca más hacer algo que te entristezca.

Tarareó las palabras con una voz suave y dulce. Por un momento, su mente se quedó en blanco, pero Lydia volvió a sus sentidos y dejó escapar otro grito.

— ¡No tienes que prometerlo!

— ¿Era un picnic tan peligroso? —preguntó el detective.

Oh, no, finalmente se dio cuenta de su desliz y cerró la boca.

— Sí, porque un demonio podría haber aparecido.

—Oh, un demonio. Entonces fue una reunión con maníacos ocultistas.

El detective debe de haberse cansado de no querer pasar más tiempo en en el extraño pasatiempo de la clase alta y rápidamente terminó su negocio.

—Entiendo, gracias por su cooperación.

—Si el delincuente fue quien usó mi nombre, por favor, atrápelo. No quiero estar en los periódicos de la prensa amarilla y darle la impresión equivocada a mi prometida.

— ¿Oh, tiene una prometida?

—Es ella.

Como miró a Lydia con dulces ojos de amor, no pudo decir nada para replicar inmediatamente.

—Uh-huh, es así. Mis bendiciones para ambos.

Junto con esas palabras, el detective se apresuró en irse y no parecía como si creyera que ella es su prometida.

¿Entonces piensa que no soy adecuada para él?

Bueno, uno lo pensaría, por supuesto.

Su cabello castaño cobrizo siempre era menospreciado, y no era particularmente atractiva y no era la hija de un noble que usaba los últimos vestidos de moda.

— ¿Lo ves? Cualquiera que me ve, no me ve como tu amante. Incluso si un reportero de la prensa sensacionalista estuviera aquí, no me pondría en el artículo.

—Es porque no tenemos un aire lo suficientemente amoroso entre nosotros. Porque no me permites ni siquiera besarte.

Oh, esto es malo, pensó Lydia y se apresuró a levantarse. Pero Edgar la agarró del brazo.

—Espera. Déjame explicarme adecuadamente.

— ¿Q-Qué?

—Sobre la viuda.

Cuando mencionó esa historia una vez más, comenzó a irritarse.

No importaba cuánto le dijera cosas que le darían expectativas a una mujer, todavía era un hombre frívolo. Debería haberlo sabido, pero aún así la molestó.

—Solo soy su amigo. Vino a mí preocupada de que ese hombre no rompiera con ella, así que me interpuse entre los dos pero las cosas no salieron bien y terminó así.

—Creía que tu principio era no ser amigo de una mujer.

—Sin embargo, fue al principio, hay ocasiones en que terminamos siendo amigos.

¡Lo que significa que, de cualquier forma, los dos estaban en una relación!

—De todas formas, no me incluyas con tus innumerables amigas o amantes.

—Lo hice bien y rompí con todas.

— ¿Huh?

—Una vez que estamos comprometidos, eso es lo que hay que hacer.

Pensé que dije que no estamos comprometidos.

—Cualquiera tendría un viejo amor o dos en su pasado. ¿Vas a estar molesta por algo que ya ha terminado?

Dice pasado, pero no han pasado seis meses desde que llegó a Inglaterra y es inimaginable la cantidad de amantes que en realidad tenía en lugar de sólo una o dos. Era demasiado sospechoso si realmente había roto con ellas.

Lydia no sabía dónde podía comenzar a contraargumentar con él.

—Eres todo lo que tengo.

Eso es imposible.

— ¿Qué hay de la espiritista? ¿La bailarina del Soho? ¿La hija de la familia propietaria de un banco?

—Una historia inventada por la prensa sensacionalista.

—No hay forma de decirlo. Porque eres tan mentiroso. Podría decir que has roto con ellas pero estás pensando que es más seguro siempre y cuando no seas descubierto.

Lydia lo cuestionó y aún así, él sonreía con una sonrisa feliz.

— ¿Qué es tan gracioso…?

—Nada, solo que pensé que nuestra pelea de amantes está avanzando de forma agradable.

— ¿P-Pelea de amantes?

—Esto es bueno; somos como una pareja por cómo me estás presionando en responder si estaba siendo infiel o no.

Lydia se dio cuenta de cómo estaba actuando.

Es cierto. No le importaba con cuántas mujeres estuviera este hombre en una relación o si todavía estaba en una relación con ellas.

—No te p-presionaba ni nada. Quería… es verdad, no tiene nada que ver conmigo. Simplemente no querías dejar el tema así que yo… ¡Oh, Dios mío, solo quería decir que no voy a creer en nada de lo que me digas!

Estaba hablando de una forma poco normal que la puso en una confusión aún más profunda.

—Eres tan adorable, incluso cuando estás enfadada.

Me pregunto si voy a sobrevivir hasta que papá llegue a casa. De repente se sintió tan cansada, Lydia se preocupó por sí misma.

♦ ♦ ♦

En el club de clase alta solo para miembros, que era el lugar de reunión social para los caballeros, la noche estaba llena de risas y conmoción mientras los hombres con tiempo libre jugaban toda la noche.

Había espíritus, tabaco y opio [2]. Eran libres para divertirse en el cómodo y lujoso salón con juegos y apuestas e incluso con conversaciones con sus amigos. De entre todos esos placeres en la vida, la única cosa que faltaba eran las mujeres.

En las sedes de clubes como estos, normalmente las mujeres no estaban permitidas. Los ingleses sólo imaginaban en reunirse con hombres, lo que era incomprensible para Edgar.

Sin embargo, había una necesidad de venir a este club esta noche. Después de pasar a una de las habitaciones privadas, el propietario del club, Slade, y el pintor, Paul, lo esperaban.

— ¿Y, entonces, milord, cómo fue el ritual espiritista anoche?

— ¿Descubrió algo sobre la espiritista?

Con un rápido saludo, se apresuraron a interrogarlo. Quienes trajeron la información sobre la espiritista fueron ellos dos, en otras palabras, la organización secreta “Luna Escarlata” de la que eran miembros.

Ambos lucían muy serios que quiso jugar con ellos primero.

—Sí, era bastante hermosa. Tenía su cara cubierta con un velo, pero estoy seguro de ello. Su figura también era perfecta.

—Uh-huh… Eso no es lo que quise decir, milord, ¿qué demonios estaba mirando? Esa mujer posiblemente trabaje para Príncipe…

Slade comenzaba a calentarse por la irritación y Paul intentaba calmarlo. Edgar estaba satisfecho de ser capaz de enfadar al malhumorado hombre y así llegó al punto.

—No hay duda de que Príncipe está involucrado. En cuanto a ellos, puedo adivinar que dieron su primer paso en su plan para engañarme.

Príncipe, de quien estaba hablando, era el nemesis de Edgar en América. El hombre había matado a su familia y lo secuestró cuando todavía era un niño, convirtiéndolo en su esclavo.

Aunque Edgar pudo escapar de las manos de Príncipe, no imaginó que le permitiría continuar así. No sería extraño si fueran a lanzar algún plan que le propusieran muy pronto. Tenía toda intención de tomar ese desafío e incluso planeaba destruir esa organización junto con ese hombre eventualmente.

Para ello, estaba procediendo a una investigación con la ayuda de la “Luna escarlata”, que era una organización que también odiaba a Príncipe. Y a través de eso, llegaron a la convicción de que alguien enviado desde América por Príncipe comenzó a trabajar en Londres.

Esta persona se llamaba Ulysses. Este hombre había aceptado una masiva cantidad de dinero de un prestamista que hacía negocios con Príncipe. Independientemente de lo que estuviera planeando hacer, era seguro que sería el dinero que iba a utilizar para su próximo plan.

El nombre Ulysses sonaba familiar de cuando Edgar estuvo bajo la captura de Príncipe. Nunca vio el rostro de ese hombre pero anticipó que era uno de los subordinados más observados. Sin embargo, no pudieron obtener el paradero exacto de Ulysses porque no hizo ninguna aparición. No tenían información de qué clase de persona era.

Lo que finalmente pudieron averiguar fue de la existencia de una espiritista de la que Ulysses era el patrón.

Aún no sabían lo que el subordinado de Príncipe iba a comenzar a hacer, usando a esa espiritista. Sin embargo la espiritista anunció que era una conocida del Conde Ashenbert y se puso en contacto con los miembros de la clase alta que amaban lo oculto, así que parecía que tenían la intención de atraer a Edgar.

A eso Edgar hizo su aparición a propósito. Incluso si era una trampa, quería dejar claro que no se escondía por temor a Príncipe.

Pensó que si había una manera de ganar sin ir como el enemigo planeó, entonces, lo primero era no estar asustado del enemigo.

—Me dijeron que era para elegir un novio para la hija fantasma.

—Sí, hizo su elección.

— ¿Qué? ¿Entonces conoció al fantasma?

—No la conocí, por así decirlo…, no está claro. Por ahora hay cuatro hombres, incluyéndome, que fueron elegidos como candidatos. Nos volverán a llamar en otra ocasión. Entre los otros tres, había un hombre que fue con mi nombre de Conde Ashenbert.

— ¿Podría ser Ulysses?

—Todavía no estoy seguro.

Cuando dijo eso, Edgar recordó sobre el ritual espiritual. Con la invitación de la Asociación de Espiritistas y Psíquicos de la ciudad de Londres que obtuvo la “Luna Escarlata”, Edgar asistió al ritual espiritista utilizando el alias de Vizconde Middleworth.

♦ ♦ ♦

Den
Edgar está recordando lo sucedido en el ritual

La habitación a la que se dirigía tenía todas las ventanas cubiertas con gruesas cortinas y había una gran mesa redonda en el centro.

La alfombra tendida en el suelo borraba cualquier tipo de pisadas, por lo que la habitación estaba completamente silenciosa, aunque había varias personas reunidas.

En la oscura y sombría habitación que sólo tenía una vela encendida, era difícil descifrar los rostros de los caballeros invitados, pero según el informe que fue entregado de antemano, ninguno de ellos eran gente que conocía a Edgar.

La clase alta era un lugar costoso. Los nobles reunidos ahí eran aquellos que no podían ofrecérselo.

Después de un tiempo, la puerta en el fondo de la habitación se abrió y una pequeña anciana entró caminando a la habitación.

「Caballeros, muchas gracias por su paciencia. Nos gustaría comenzar el ritual así que, por favor, tomen asiento. 」

Todos hicieron lo que ella dijo en voz baja y, después de sentarse alrededor de la mesa redonda en círculo, una mujer que llevaba un velo entró por la puerta por la que había entrado la anciana.

La espiritista llevaba un vestido negro y un velo negro. Como su cara estaba cubierta, su apariencia y edad no podían ser adivinadas. Edgar pensó al mirar la tenue línea de su rostro que parecía ser bastante joven.

Después de que sentarse en la única silla vacía, observó lentamente los rostros que se reunían en la habitación por debajo del velo.

No pudo haber sido solo su imaginación, pero sintió que sus ojos se detuvieron para quedarse como en pánico cuando se encontraron con Edgar.

La espiritista debe haber sido incapaz de soportar la penetrante mirada de Edgar y entonces, nunca más miró en su dirección después de eso.

「¿Están todos listos? A quien llamaremos esta noche es la hija de la Sra. Collins, el fantasma de la Señorita Teresa Collins. 」

Quién habló fue la anciana que estaba detrás de la espiritista.

「Sra. Collins vino a Londres en busca de una poderosa espiritista. Debe haber habido algún tipo de trabajo desde más allá del mundo espiritual para que nuestra Seraphita viniera aquí en tan buen momento a Inglaterra. 」

Seraphita era el nombre de ese hermoso ángel. Se preguntó si sólo iba a tener a alguien presentando su nombre y sin revelarles su cara o dejar que escucharan su voz.

「Por favor olviden sus sentimientos de desconfianza y deseen desde el fondo de sus corazones para que Lady Teresa aparezca. 」

Seraphita levantó sus manos para colocarlas sobre la mesa y tomó las manos de los hombres sentados a ambos lados de ella. Todos los que estaban sentados alrededor de la mesa circular juntaron sus manos.

La anciana salió de la habitación y entonces la única vela encendida sobre la mesa se apagó, a pesar de que no había ninguna ráfaga de viento.

Al mismo tiempo, la habitación se puso oscura.

Por un momento, hubo silencio. Justo cuando los invitados comenzaban a sentirse nerviosos al pensar que ese silencio duraría para siempre, escucharon una débil voz que apenas se podía escuchar.

Era el tono bajo de la voz de la espiritista que no tenía ninguna entonación mientras murmura algo que sonaba como si estuviera lanzando un hechizo.

Mientras hablaba, desde algún lugar en el rincón de la habitación, se escuchó un crujido. Y mientras todos prestaban atención, se oyó un ruido repentino y fuerte, como si algo golpeara contra la pared. El sonido se movió por la habitación golpeando periódicamente contra la pared, como si tratara de hacer que la gente supiera que estaba allí.

Los hombres en ambos lados de él se inquietaron, como si comenzaran a asustarse seriamente de lo que estaba pasando.

La oscuridad se llevó el control y la calma. No era imposible para alguien creer que lo que estaba sucediendo en este momento era obra de un fantasma.

Edgar estaba acostumbrado a controlar y reprimir sus sentimientos de nerviosismo y miedo. Este tipo de oscuridad, ni siquiera caía ante una situación peligrosa. Es por eso que pudo pensar con calma que podría haber la posibilidad de que la anciana pudiera entrar silenciosamente a la habitación.

Finalmente, cuando los golpes cesaron y todo se quedó en silencio, sintieron la presencia del movimiento de la ropa de alguien, como si esa persona estuviera caminando junto a ellos.

Los susurros de la espiritista terminaron. En ese momento, quien estaba en la habitación era la presencia que parecía caminar lentamente alrededor de la habitación detrás de los hombres sentados en el círculo.

Si las almas de los muertos poseían su presencia y respiraban de esta manera, y si existía la posibilidad de que hubieran llegado a este reino así varias veces, entonces, ¿qué significado podría tener el llorar su muerte?

Mientras Edgar pensaba eso, recordó aquellos a los que había perdido. Su padre y madre; sus compañeros y amigos, que lucharon junto a él para escapar de Príncipe; Ermine, que confesó su traición a Edgar cuando se enfrentaron a la libertad que tenían delante de ellos y, sin embargo, se lanzó al océano.

Incluso ahora, cuando la recordaba por momentos, se arrepentía de haber pensado que podría haberla salvado. Ella había pasado por una crueldad más agotadora que Edgar de Príncipe. Por eso no pudo darse cuenta que su alma estuvo bajo su control hasta el final.

Si su verdadero yo, no una ilusión, podía tener alguna presencia real aquí en este mundo de los vivos y viniera del mundo de los muertos de esta forma…

En ese momento la atención de Edgar se centró inmediatamente en lo que sucedía. Porque la misteriosa presencia que había estado dando vueltas alrededor de la mesa se había detenido detrás de él.

Ermine…

Por alguna extraña razón, pensó eso. Sin pensar en el fantasma de Lady Teresa y en la persona viva que formaba parte de este truco en ese momento, simplemente se sentó y sintió la mano que tocó su mejilla.

¿Ermine, me estás perdonando?

Cuando llegó la hora de encender la vela, por supuesto, no hubo ninguna sombra o figura que mezclara a su alrededor y no había ninguna señal de que alguien hubiera soltado la mano de la persona de al lado, solo el olor que era similar al jazmín que flotaba en el aire, como si fuera el único rastro de la aparición del fantasma.

La Sra. Collins estaba llorando. Debe haber creído completamente que la presencia en este momento fue la de su hija.

La puerta en el fondo se abrió y la anciana apareció otra vez para anunciar el final del ritual.

「¿Hubo alguien que sintió la señal de Lady Teresa? Sólo haremos que esos caballeros vengan otro día para conocerla. 」

¿Conocerla? ¿Están diciendo que van a poder ver un fantasma?

「¿Qué tipo de señal? 」Preguntó alguien.

「La señal de ser elegido por ella era: ser tocado por ella u oír su voz. 」

「Entonces parece que estoy calificado. 」

Edgar levantó la mano.

「¿Puedo saber su nombre? 」

「Vizconde Middleworth. 」

La anciana asintió y entonces otra mano se levantó en otro asiento. De entre esos hombres, escuchó a alguien presentarse como Conde Ashenbert y, por lo tanto, Edgar giró la cabeza lentamente y en silencio.

Era un hombre joven que podía ser descrito como apuesto y en sus veinte años. Tenía el cabello rubio pero no era la única característica que se podía decir que compartía con Edgar.

Todos los caballeros crearon una conmoción porque todos deben conocer el nombre del Conde Ashenbert.

Pensó que escuchó a alguien decir por qué el lord de la casa Conde estaría ahí cuando era imposible que tuviera algún problema financiero.

Escuché el rumor de que no tiene ningún problema cuando se trata de mujeres…, fue el siguiente comentario, lo que significaba que podrían haberlo entendido, pero al mismo tiempo haberlos sorprendido.

Edgar pensó que no era tan indigente para ir tras un fantasma.

「Entonces, después, nos gustaría enviar otra invitación a ustedes cuatro」dijo la anciana.

La espiritista se levantó e hizo una reverencia ante todos. Tomó la mano de la anciana y justo cuando estaba a punto salir de la habitación, hubo una luz que se filtró a través de la lámpara de gas de la puerta e iluminó a través del velo de la espiritista, revelando el perfil de su cara.

Edgar instantáneamente fue cautivado por esa visión. Porque, era exactamente como Ermine. No pensó y corrió a agarrar la mano de la espiritista.

「Por favor, no lo haga milord」

La anciana intentó interponerse entre ellos, pero Edgar no le prestó atención. Continuó acercándose a la espiritista.

「¿Señorita Seraphita, fue realmente el fantasma de Lady Teresa que me tocó antes? ¿No fueron estos delgados dedos suyos? 」

Guió su mano a su mejilla, y confirmó que sí, de hecho fue este toque.

Los ojos de las espiritista se encontraron con los suyos a través del velo y se congelaron por un instante, pero se apresuró a retirar su mano mientras dejaba la habitación en silencio.

Ermine, o una mujer que se veía exactamente como ella.

Si usaba a ese tipo de mujer, entonces estaba seguro que Príncipe se reía de él ahora que podía hacer una demostración de su poder. Pero, no podía permitirse a él mismo volverse emocional.

Edgar se bebió la ginebra que le trajo el servidor para poder calmarse.

—Puedes conseguir los nombres de los nobles que participaron en el ritual espiritual de la asociación espiritista, ¿verdad? Me gustaría que investigaras sobre los otros tres hombres elegidos y la familia Collins.

—Entonces, milord, ¿qué hará? Si le invitan, ¿volverá a ir?

—Iré.

—Entonces sería mejor tener un guardia o un contratista acompañándolo.

—Raven lo hará bien. Si cometo el error y los llevo conmigo, entonces será muy problemático poner mi atención a salvo.

Slade hizo una mueca de enfado, probablemente porque decía que las mejores tropas de la “Luna escarlata” se interponían en su camino.

Había miembros, por si acaso, que podían manejar armas y, aquellos que se arriesgarían al peligro y al trabajo. Al principio, esta era una organización que comenzó como una familia de artistas decorativos que secretamente entraron en el castillo de una figura importante o destacada y fueron una especie de espías.

Sin embargo, por el momento, Edgar sólo esperaba que esta organización investigara y recopilara información.

Y si podía, no quería que ninguna muerte saliera de la “Luna escarlata”.

Si era Raven, él era el subordinado más confiable de Edgar. Era capaz de protegerse a sí mismo. Con eso en mente, tenía la misma fuerza que llevando varios guardaespaldas, así que no tendría sentido incrementar el número de hombres en su grupo y hacer que sus movimientos fueran más torpes.

—Entendido. Haremos como desee.

♦ ♦ ♦

「Conde Ashenbert, su próxima amante es una hija fantasma」

Un título que haría que uno frunciera el ceño se imprimió audazmente en la portada de los periódicos sensacionalistas nuevamente.

Cuando Lydia llegó a la casa del Conde, estaba sobre la mesa de su oficina. Lydia lo arrugó en una bola y lo arrojó a la papelera.

—Nico, no me hagas mirar esa prensa de cotilleos todo el tiempo.

—Pensé que tendrías curiosidad.

Nico, que amaba beber té, siempre llegaba a la casa del Conde un poco antes que Lydia y le servían un caro té importado desde Ceilán.

Ahora estaba disfrutando de su hora del té con una mirada satisfecha.

— ¡Dije que no tiene nada que ver conmigo!

—Entonces, no te enfades todo el tiempo. Sólo estoy vigilando al Conde para asegurarme de que no esté tramando ningún tipo de plan.

Vigilándolo, más bien te gusta leer chismes. Incluso si Edgar estaba planeando algo, Nico era fácilmente sobornado con comida o vino. Era el compañero de Lydia pero era absolutamente poco confiable.

Sin embargo, entonces, Lydia pensó en algo y se acercó a Nico, que tenía a su corazón contento oler el aroma de su té mientras lo sostenía con gracia en su mano.

Respiró antes de preguntarle.

— ¿Así que lo leíste?

— ¿Ah? Bueno, solo lo hojeé.

— ¿Qué decía?

—Si tienes curiosidad, leelo.

—No es como si tuviera tanta curiosidad. Solo eso, tengo muchas oportunidades de estar con Edgar. No sabes cuándo y cómo seremos vistos bajo la impresión equivocada, así que pensé que debería asegurarme y evitar cualquier situación que pudiera usarse para un artículo de cotilleo.

— ¿No crees que estarás bien? Ya que no has sido utilizada para un artículo ni una sola vez todo este tiempo.

Lydia se sintió un poco irritada cuando Nico declaró que ni siquiera ella y él parecían una pareja.

Bueno, está bien si nos ven así.

Solo estaba preocupada de no tener ningún atractivo y de no poder pasar por la experiencia normal de enamorarse.

Sí, eso era todo, pero sería útil saberlo sólo como referencia. Lydia tomó con cuidado el papel del periódico que tiró a la papelera. Se deshizo de las arrugas y leyó las palabras impresas.

Decía que la esposa de un hombre rico celebró un ritual espiritual con el fin de encontrar una pareja matrimonial para su hija que falleció. Y decía que el Conde Ashenbert había participado como candidato a novio.

Decía algo acerca de que había puesto su corazón en el hermoso fantasma.

—Increíble…

No pudo evitar jadear horrorizada.

Sabía que él no mantenía ninguna indiscriminación contra las mujeres, pero ir tan lejos…

— ¿Por qué? Este es un buen momento, ¿no crees? Si pretende casarse con un fantasma entonces estoy seguro que te dejará ir.

—T-Tienes razón. Debería cancelar ese compromiso verbal prometido de inmediato…

Cuando dijo eso, Lydia se detuvo apresuradamente y cerró la boca, mientras miraba cuidadosamente por la ventana; porque podría haber un hada cerca a quien no podía dejar que escuchara sobre cancelar su compromiso.

—Si es por ese caballo acuático Kelpie, no está en Londres.

— ¿Qué? ¿Regresó a Escocia?

—Quién sabe, puede estar en algún lugar a las afueras. Se estaba quejando de que Londres era muy caliente y olía a podrido.

El compromiso, que supuestamente fue solo para salir de cierta situación peligrosa, era algo que anularía el compromiso de Lydia con Kelpie.

Por eso, mientras Kelpie estuviera cerca, no podía declarar que su compromiso con Edgar era una mentira.

Sin embargo, Kelpie no estaba ahí. Lo que significa que podía aclararlo con Edgar y hacer que estuviera de acuerdo en anular su compromiso.

— ¿Oye, Lydia, a dónde vas? El Conde no está hoy.

—Tengo que pensar en una forma de cómo puedo convencerlo para cancelar nuestro compromiso antes de que regrese.

—No creo que puedas ganar contra ese hablador con mucha labia.

Es por eso que necesito un plan.

Lydia dejó la residencia del Conde y se dirigió al parque cercano.

Si iba a reflexionar, entonces estar afuera era más reconfortante y la calmaría.

Finalmente, la cima de los árboles del parque comenzaron a sobresalir más allá de los edificios grises, pero Lydia se detuvo en seco. Creyó escuchar a alguien pidiendo ayuda.

Escuchó atentamente la fuente. Lo escuchó otra vez entre la congestión de la multitud de personas.

¿Sólo es el sonido del viento? No, sonaba más como los sonidos de la gente hablando, como el retumbar del mar o como las olas…

Para oírlo así, debe ser la voz de un hada que la de un humano. Lydia siguió la voz y entró en un callejón en busca de su presencia. Y cuando se detuvo, fue porque encontró a una mujer encorvada como si estuviera agazapada a la sombra de una farola.

Era una mujer gorda de mediana edad, bien vestida. ¿Está persona tenía una conexión con la voz del hada?

Ahora no podía oír nada.

— ¿Uh, está bien?

La mujer logró levantar su rostro pálido y asintió.

—Fue una pequeña anemia. Sólo me estaba sintiendo un poco mareada.

Dijo, pero Lydia no podía marcharse.

— ¿Dónde está su residencia? Si está bien, la acompañaré a casa.

Y entonces, la mujer miró a Lydia y arrugó su cara, como si estuviera a punto de llorar.

—Qué joven tan amable eres. Si mi difunta hija estuviera viva, tendría aproximadamente tu misma edad…

Como si estuviera recordando a su hija, la mujer tomó la mano de Lydia.

La mujer se llamaba Sra. Collins y se alojaba en un hotel de clase alta que daba a Hyde Park.

Lydia tomó un taxi y acompañó a la señora a su hotel y fue conducida al espacioso piso en el que se estaba quedando.

Al parecer era la señora de una casa bastante rica. Incluso si era sólo la habitación de un hotel, era una sala de espera magnífica.

Una joven doncella estaba aparentemente a cargo de cuidar a la mujer que había recibido calurosamente a Lydia, pero cuando intentó despedirse, le ofrecieron té y pasteles, por lo que terminó quedándose.

—Oh, no, debería irme ahora.

—Pero, uh, si pudiéramos mostraros nuestra gratitud…

—Oh, no tienen que preocuparse por eso —dijo Lydia e intentó levantarse, pero la doncella se puso delante de la puerta como para detenerla y de repente hizo una mueca, como si estuviera al borde de las lágrimas mientras apretaba el delantal que llevaba sobre su uniforme.

—Señorita Carlton, me gustaría ir fuera de mis límites y pedirle un favor. ¿Podría persuadir a mi señora? Sé que está fuera de lugar que le pida tal cosa a usted, quien acaba de mostrarle su amabilidad, pero, no sé qué otra cosa puedo hacer…

Parecía que estaba desesperada y guiada bajo la presión de la necesidad.

— ¿Qué clase de problema hay?

Lydia era el tipo de chica que no podía negarse si le pedían ayuda. Si respondía así por un capricho, se estaba poniendo en una posición en la que tenía que escuchar la explicación de la doncella.

—Mi señora perdió a su pequeña hija hace diez años. Es incapaz de olvidarla, pero recientemente comenzó a actuar de manera extraña, y se ha perdido a sí misma por el amor que sentía por ella. Está convencida de que la joven regresará y comenzará a comprar vestidos y a coleccionar accesorios nupciales, y se volvió seria al pensar que debe encontrarle una pareja matrimonial muy pronto.

Ahora que recordaba, la señora de la casa dijo algo sobre que Lydia tenía casi la misma edad que su hija.

—Esto comenzó desde que esa espiritista apareció.

— ¿Espiritista?

—Sí, esta espiritista afirma que podrá revivir a su hija. Pero, hacer tal cosa tan terrorífica… ¿por qué? Eso sería un acto contra Dios.

—Sí, tienes toda la razón.

—A este ritmo, temo que la mentalidad de mi señora se aflija. Mi señora la está viendo a usted y a su amabilidad como la misma de su hija. Por eso si fuera usted, entonces pensé que podría escucharla atentamente.

La joven cubierta de pecas parecía preocuparse por la señora de la casa desde el fondo de su corazón y preocuparse por ella profundamente.

— ¿Eres la única acompañando a la Sra. Collins? ¿Dónde está su familia?

No pensaba que a un extraño se le permitiría.

—El Sr. Collins está ocupado con su trabajo y quien la acompañaba en su viaje era su sobrino, pero sólo tiene dieciséis años y está demasiado ocupado disfrutando de sí mismo…

Debe haber pensado que no podía decir nada malo sobre los familiares de su señora así que dejó de hablar sobre su sobrino.

—Desde que perdí a mis padres cuando era niña, he sido cuidada por mi señora todo este tiempo. Ha tenido la amabilidad de mantener a una humilde sirvienta de bajo nivel como yo a su lado, y mientras trabajaba como una doncella, se tomó un tiempo para enseñarme a leer y hacer costura para que pudiera encontrar una familia adecuada con la que casarme…

—Así que deseas que se mejore.

Se secó los ojos mientras asentía.

—No me importa si solo hablo con ella. Pero no creo que pueda convencer a tu señora.

Probablemente la joven doncella quería a alguien que estuviera de su lado. Como no sabía qué hacer, es por eso que debe haberle revelado esto a Lydia, que tenía su misma edad.

Más que por el bien de su señora, Lydia dio su consentimiento por el bien de la doncella.

—M-Muchas gracias. Entonces, iré a comprobar cómo está mi señora.

Hizo una reverencia como si estuviera aliviada desde el fondo de su corazón y rápidamente salió de la habitación con pasos apresurados.

Lydia se sentó en el sofá y tocó el colgante de su madre que llevaba bajo su ropa.

La Sra. Collins que perdió a su hija; Lydia que perdió a su madre. Si podía ser de alguna ayuda, entonces este encuentro debe estar destinado de alguna manera.

¿O podía ser esto guiado por un hada?

Se preguntaba qué fue esa voz.

Justo cuando estaba recordando, alguien abrió la puerta sin llamar y entró. Cuando Lydia giró la cabeza para mirar, era una doncella diferente a la de ahora.

—Por favor, ayúdeme —dijo de repente mientras parecía asustada de algo de afuera.

—Por favor, ayúdeme, Doctora de Hadas.

¿Cómo podía saber que Lydia era una Doctora de Hadas? Y su voz sonaba similar a la misteriosa voz que Lydia había escuchado.

— ¿Eres un hada?

—Soy una Selkie.

Las Selkie eran hadas foca que podían convertirse en humanos quitándose sus abrigos de piel. Pero había escuchado antes que si sus abrigos eran escondidos, eran incapaces de regresar a su verdadero hogar en el mar y tenían que servirle a quien se los había escondido.

Sin embargo, era la primera vez que Lydia veía una, así que no podía creerle tan fácilmente.

No se veía diferente de un humano en absoluto. La mayoría de las hadas, incluso si tenían forma humana, tenían algo diferente a ellos, pero como eran una hadas que se decía que eran la encarnación de las almas de los humanos que murieron en el mar, deben ser mucho más similares a los humanos.

— ¿Uh, entonces la chica de justo ahora también lo es?

—No lo es. Un malvado humano nos robó nuestros abrigos de piel. Te pido, por favor, Doctora de Hadas, libéranos.

Entonces le está pidiendo ayuda para recuperar su piel.

Se preguntó qué demonios estaba pasando alrededor de la Sra Collins para que haya una espiritista y hadas foca a su alrededor.

Justo delante de los ojos de Lydia, cuando todavía estaba confundida, de repente unas llamas blancas brotaron del cuerpo entero de la doncella Selkie.

—Ahh, mi piel está siendo quemada… —Era una ilusión de fuego. Para Lydia, solo se veía en sus ojos y no estaba caliente, pero si se quemaba la piel de la doncella selkie, eso significaba que su alma se estaba quemando hasta morir.

— ¿Dónde está, tu piel? —preguntó Lydia mientras se ponía de pie. Su mente estaba llena del pensamiento de encontrar su abrigo de piel para apartarlo del fuego.

—Es demasiado tarde para mí… Parece que descubrieron que vine a verte. Por favor, apresúrate y escapa de aquí. Él está viniendo.

— ¿Qué? Pero, yo…

—Todavía hay muchas Selkies esclavizadas. Todas ellas son obligadas a trabajar en un residencia diferente. Sus abrigos de piel seguramente estarán escondidos allí por él. Por favor…

Su cuerpo de repente se volvió transparente cuando fue envuelto por unas llamas blancas y después, desapareció.

Oh, no, Lydia entró en pánico y se apresuró a salir de la habitación, pero sintió que alguien estaba detrás de ella. Sin embargo, no tuvo tiempo antes de que pudiera darse la vuelta porque fue retenida por detrás.

— ¿Oye, qué estás…?

Le hicieron oler algún tipo de químico que la mareó y la adormeció.

—Qué Selkie más estúpida. Poner su vida en peligro y pedirle ayuda a un Doctor de Hadas. ¿Y qué podría hacer una chiquilla como esta?

Desde la distancia, creyó oír una voz diciendo eso.

— ¿Un doctor de Hadas de la familia del Conde Ashenbert? Pensé que solo eras una chiquilla incompetente así que no te presté atención. ¿Ahora, qué debería hacer contigo?

Qué quieres decir con incompetente. Soy una Doctora de Hadas perfectamente capaz…


Notas:

[1] El aguamarina es la variedad de color azul verdoso pálido del berilo al igual que la esmeralda. Su color y brillo recuerdan al agua del mar.

[2] El opio es una mezcla compleja de sustancias que se extrae de las cápsulas de la adormidera (amapola), que contiene la droga narcótica y analgésica llamada morfina y otros alcaloides.

Capítulo 2 de este volumen cuatro en la edición 27 de Kovel Times

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