El Conde y el hada – Volumen 4 – Capítulo 7: El sueño del aguamarina

Traducido por Den

Editado por Nemoné


Completamente cubierta de gruesas llamas, la casa se estaba quemando.

Se alejaron para evitar las chispas del fuego y, después de cruzar la saliente isla pequeña, Lydia y Edgar se dirigieron naturalmente hacia la colina. O, para ser correctos, Teresa y Edgar.

Edgar llevaba la caja-tocador.

La conciencia de Lydia flotaba alrededor de ella mientras se sentía cansada, pero logró mantenerse despierta.

El mar parecía estar aún más turbulento, y a los ojos de Lydia, parecía que el número de Selkies había aumentado.

Podía sentir lo enfadadas que estaban las Selkies. Pero Ulysses poseía un “corazón” así que podía permanecer ileso.

El plan de Ulysses no era incendiar la casa. Cuando imaginó que aún les iba a tender una trampa, sus nervios siguieron tensos.

Con su mano izquierda que permanecía bajo su control, Lydia buscó el colgante de aguamarina.

Estaba asustada más allá de su imaginación. Si Ulysses fuera alguien que usaba su conocimiento como Doctor de Hadas para malos propósitos, entonces quien probablemente tendría que enfrentarlo no sería Edgar, sino Lydia.

Pero, no estaba sola. Estaba bien que creyera eso, ¿verdad?

—Uh, ¿señor vizconde, por qué las cosas han acabado así?

Teresa caminaba mientras se aferraba al brazo de Edgar.

—Todo está bien. Estoy contigo.

— ¿Por qué tengo algunos momentos en mi memoria donde no recuerdo nada?

Parecía estar desconcertada, y no sólo asustada por el fuego, sino que debe haber comenzado a notar la condición poco normal en la que estaba.

—Realmente volví a la vida, ¿cierto? No regresaré al mundo de los muertos, ¿verdad?

De eso estaba preocupada Lydia.

Para empezar, a Lydia le dijeron que el alma de la chica solo podría permanecer dentro de ella por una semana. Era una noticia que ella no querría creer. Incluso si no era la verdadera Teresa, había llegado a aceptar la vida de Teresa y se había enamorado de Edgar, pero se preguntaba cómo se sentiría la chica si supiera que iba a perder todo nuevamente.

—Y, ¿quién es Lydia?

Solo con su mano izquierda, Lydia se congeló. ¿Por qué sabía sobre ella?

— ¿Qué quieres decir?

La actuación de Edgar de ser ignorante fue tan natural, que parecía estar acostumbrado a que le cuestionaran sobre la presencia de otra mujer.

Por eso no puedo confiar en las líneas coquetas de este animal… 

—Ayer, así me llamaste cuando estaba dormida.

¿Qué?

—Debes haber estado soñando.

—Un sueño… Me pregunto si tienes razón. Parecías estar sufriendo por algo, y dijiste algo como “por favor, perdóname”, y llevabas bastante tiempo sosteniendo mi mano izquierda. Por alguna razón, sentí que no debía interrumpirte.

¿De verdad? Entonces eso significa que Lydia, que no sabía nada sobre esto, debe haber estado dormida.

Teresa se detuvo y miró su cuerpo.

—A veces me siento incómoda. Me pregunto a mí misma si esta soy realmente yo. Como la distancia de mis dedos de los pies, o si mis manos y uñas siempre estuvieron así de limpias y suaves.

Tomó un mechón de su cabello cobrizo, que se meció por una ráfaga de viento que sopló alrededor de ellos, e inclinó la cabeza.

—El color de mi cabello… Cuando me miro al espejo, nada parece exactamente correcto. Estaba intentando no pensar mucho en eso, pero cuando escuché el nombre de Lydia, mi duda se hizo más grande…

Edgar observó a Teresa con una mirada indecisa, pero no dijo nada.

—Esta chica no soy yo. Morí una vez y perdí mi cuerpo…, ¿no es así? ¿Fuiste tan agradable conmigo solo porque esta chica es especial para ti?

¿Qué vas a a hacer, Edgar? 

Lydia escuchó mientras estaba en el borde de su asiento.

—Si te quedabas a mi lado, entonces pensé que no me importaría si actuabas como mi amante. Pero, incluso cuando estás conmigo, tus palabras y tus abrazos no me pertenecen.

—Teresa.

—Dime la verdad.

Edgar bajó la mirada como si se diera por vencido.

—Lydia es mi prometida… Fue secuestrada y desapareció de Londres. Cuando vine aquí para llevarla de regreso, tú estabas dentro de ella.

Teresa estaba sorprendida y soltó un suspiro de dolor.

— ¿Por qué no me lo dijiste desde el principio? ¡Hubiera querido que me lo dijeras antes de que crecieran mis sentimientos por ti…!

—Teresa, ese canalla te ha engañado y estaba intentando hacer que hicieras lo que él quería. Así no intentarías escapar o no cederías a la desesperación y lastimarías ese cuerpo.

A la voz que los interrumpió, Teresa se giró.

Más allá de los árboles que se esparcían por el alrededor, apareció un joven.

Él, con su cabello rubio claro, tenía una sonrisa que era muy inhumana y cruel, que no iba con su esbelta figura de un hombre que todavía tenía rasgos de un adolescente.

—Ulysses…

—Él sinceramente desea que mueras rápido y regreses al cielo.

Como si la sacudieran, se alejó poco a poco de Edgar.

—Tiene razón, vizconde, solo soy un fantasma peligroso que es un obstáculo para ti.

—Ven conmigo, Teresa. Si fuera yo, te dejaría ser humana. Puedo hacer que ese cuerpo te pertenezca de forma permanente.

—Nunca podrías hacer tal cosa. Si pudieras, lo habrías hecho desde el principio. Ulysses, engañaste a la Sra. Collins solo para poder tomar el control de esta casa, así que la mataste y la engañaste para que fuera el fantasma de Teresa.

—Me pregunto si esa clase de cosa tiene alguna relación con ella ahora. Oh, ¿Teresa, no quieres estar viva una vez más? Todavía eres joven y seguramente habrá cosas maravillosas que disfrutar esperando por ti. Si haces lo que te digo, entonces te dejaré permanecer en este reino. O, ¿quieres pasar por alguien desapercibida y desaparecer sin que nadie te recuerde?

—No vayas, serás engañada.

Incluso si Edgar dijo eso, Teresa comenzó a caminar hacia la dirección de Ulysses.

— ¿Realmente puedes hacer que no muera?

— ¡Él fue el hombre quien te mató!

—Señor, incluso tú deseaste su muerte. ¿No eres lo mismo que yo?

No, no puedes, Teresa. Ulysses no mantendrá su promesa. Una vez cumpla su objetivo, no dejará a nadie con vida.

Lydia estaba tratando desesperadamente gritar desde adentro, pero no la alcanzaba.

—Toma esto.

Ulysses le lanzó un cuchillo al suelo, cerca de los pies de Teresa.

—Toma esa caja-tocador de ese hombre y tráemela.

Teresa tomó el cuchillo pero aún parecía confundida. Debe haberse preguntado por qué demonios una vieja caja-tocador como esa.

Pero no podían permitir que Ulysses la robara. Eran las Selkies que tanto habían intentado rescatar. Por el bien de las Selkies que creían en su Doctora de Hadas y pusieron sus vidas en las manos de Lydia, necesitaba protegerla a todo costa.

Sin embargo, Lydia sólo podía mover su mano izquierda y nada más.

Edgar, por favor, no se la des. 

—No puedo dártela.

—Bueno, entonces, Teresa, déjame usar ese cuchillo y darte un pequeño golpe en el brazo.

¿Queeeeé? 

—No sentirás ningún dolor. Incluso si tu cuerpo se arruina, prepararé otro cuerpo para ti.

¡Tienes que estar bromeando! 

Teresa no podía decidirse, pero presionó el cuchillo contra su brazo probablemente por curiosidad de ver si realmente no le dolía.

— ¡Detente! —gritó Edgar, y Teresa detuvo su mano.

Ulysses se rió como si se estuviera divirtiendo.

—Bueeeno, ahora, ¿ya te rindes?

Y, le dijo a Teresa:

—Camina lentamente hacia él. Oh, pero no puedes acercarte demasiado. Asegúrate de tener el cuchillo contra tu cuello. Está bien, incluso si se te resbala la mano, no morirás. Dado que ya moriste una vez.

Teresa todavía parecía dudar, pero hizo lo que le dijo como si fuera una marioneta.

No sabía lo que realmente debía hacer.

Incluso si le gustaba Edgar, todavía tenía sentimientos de haber sido traicionada. Tenía celos de Lydia. Al mismo tiempo que quería vivir, también estaba perdida en si debía confiar en el hombre que la mató.

Incluso Edgar, que observaba en silencio el comportamiento de Teresa sin moverse, debió sentir la inestabilidad de su corazón. Debe estar tratando de pensar en una manera de repeler la tentación de Ulysses.

Pero, incluso si decía algo que sonara como si se preocupaba por ella, solo era una mentira.

—Señor, suelte la caja y retroceda. O, ¿te gustaría ver más sangre?

Nadie quiere ver eso. Pensó eso por un lado, pero por otra parte, Lydia se dijo a sí misma que no debería importarle soportar un poco de dolor.

Oye Edgar, me obligaste a soportar incluso si me dolía, así que no vayas a cambiar de opinión y no le entregues la caja tan fácilmente. 

Pero Edgar parecía que realmente no quería provocarle ningún dolor a Lydia cuando colocó la caja a sus pies.

Si habló con la Lydia durmiente y fueron sus verdaderos sentimientos los que le pidieron que le perdonara, entonces…

¿Sorprendentemente alguien está pensando en mí…?

Pero, espera, ahora no era el momento para esto. 

—Maggie —dijo Edgar abruptamente, mientras permanecía en su lugar sin alejarse de la caja.

Lo miró con una mirada curiosa.

—No eres Teresa. Eres Maggie. ¿Deseas permanecer sin recordar tu existencia hasta que no puedas ver la verdad?

—Maggie…

—Está bien. Maggie, la costurera.

De su bolsillo del pecho, Edgar sacó un pañuelo y lo desdobló para mostrárselo.

—Tu bordado, estás muy acostumbrada a ello. La inicial M, y el diseño del trébol de cuatro hojas y la mariquita son símbolos de la buena suerte y la felicidad. Debes haber querido bordar eso en tus pertenencias o no te sentirías tranquila. Creo que debes haber sido una costurera muy buena.

Oh, era eso, era esa chica, pensó Lydia mientras recordaba.

La chica dijo que iba a conocer a un hombre que decía ser el conde Ashenbert, y encontraron su cuerpo al día siguiente en el río Támesis. El detective dijo que era una costurera y su nombre era Maggie Morris. Pobre chica. 

—Maggie, incluso tú tenías a alguien que querías mucho. Puedes recordar ¿verdad? ¿Quién te enseñó a coser?

Cuando se quedó quieta, aturdida al escuchar las palabras de Edgar, derramó una lágrima que ella misma no se dio cuenta.

—Eso, mamá dijo que era buena suerte… Un hechizo… que mamá me enseñó.

—Tu verdadera familia y amigos desearían la paz y felicidad de tu alma. ¿Quieres olvidarte de ellos y cortar tus lazos? ¿Realmente esperas cambiar por la vida de una persona completamente diferente?

Edgar dio un paso hacia ella.

—Las personas que se preocupaban por ti seguramente no pueden olvidarte ni siquiera ahora. Su dolor no se curará, pero si no te olvidas de ellos, podrían pensar en eso como su apoyo y seguir viviendo sus vidas.

—Teresa, no escuches lo que dice ese hombre. Si te quedas como Teresa, ¡todos tus deseos se cumplirán! Ya no tendrás que trabajar por dinero. ¡Incluso puedes casarte con un noble! —Ulysses alzó la voz. Pero ahora el nombre de Teresa no llegaba a sus oídos.

—Por favor, te pido, Maggie, que me perdones por haberte lastimado. Pero tengo a alguien a quien quiero mucho en mi corazón. Quiero proteger su cuerpo y su corazón… Por favor, regrésame a Lydia.

Maggie estaba llorando y Lydia se sintió confundida cuando sintió que estaba llorando.

Suena como si lo dijeras en serio, Edgar…

—Ahora lo recuerdo… Yo…

De la mano de Maggie, que perdió toda su fuerza, el cuchillo cayó.

—Siempre estaba apuntando hacia la riqueza. Si podía casarme con un hombre rico, pensé que podría ser feliz, y por eso siempre mentía diciendo que era la hija de una familia prestigiosa.

Miró a Edgar y sonrió mientras las lágrimas se deslizaban por su rostro.

—Cuando me convertí en Teresa, me consintieron y todos me admiraban, parecía un sueño y estaba muy feliz. Incluso si sentía que algo estaba mal, quería continuar como si no lo hubiera notado. Pero me alegra saber que este cuerpo no es mío y que, vizconde, no me amas realmente. Porque, aunque fuera una costurera normal, pude recordar que tenía mis propias cosas preciosas que cuidaba y quería.

—No seas estúpida, odiabas tu nacimiento y familia. Por eso cuando dije que era un conde, ¡estabas loca de la alegría! —gritó Ulysses obstinadamente. Pero, Lydia pensó diferente.

Incluso si estaban discutiendo y peleando entre sí, no hay nadie que no se preocupe por su familia.

—Quiero ir a casa. Junto a mi mamá que era muy molesta y mi papá que era muy perezoso y mis mimados hermanitos, ellos son mi única familia… ¿Crees que podré volar hasta ahí?

—Sí, definitivamente —respondió Edgar, que la abrazó con fuerza.

Huh, ¿qué? ¿Por qué?

—Así ella (Lydia) no se caerá.

—Sí, me aseguraré de sostenerla.

—Mejor que la abraces más fuerte. Cuando nos separemos, seguramente se caerá.

Oh, Dios mío, está llegando a unas conclusiones… 

¿Nuestros cuerpos no se juntaban porque siempre estaba poniendo mi mano izquierda en medio?

Pero, en ese momento, como Maggie estaba sujetándose a Edgar con ambos brazos, Lydia no podía respirar y su corazón latía rápidamente. Pensó que iba a caerse.

—Gracias por encontrar a mi verdadera yo.

Dentro de su cuerpo, Lydia sintió la sensación de una ligera brisa soplar contra ella. Al mismo tiempo, su cuerpo perdió toda su fuerza para estar de pie.

La sujetaba con fuerza para que no se cayera, pero incluso cuando regresó a sí misma, no tuvo la fuerza para alejar a Edgar.

—Lydia, has regresado. No te dejaré ir nunca más.

¿Qué estás diciendo…? 

Había pensado que era muy apuesto cuando convenció a Maggie, pero fue tan rápido para bromear.

—Edgar, ahora no es el momento para…

Lydia miró cuidadosamente hacia Ulysses. Él chasqueó la lengua e intentó sacar una pistola.

—Todos estos buenos para nada no tienen utilidad.

Y, sin embargo, Edgar le susurró a Lydia que todo estaba bien y se aferró a ella.

Los arbustos crujieron.

Raven atacó a Ulysses, que intentó apartarse para esquivar lo más rápido posible.

De una patada, envió la pistola volando de su mano y con su rostro inexpresivo, lanzó el cuchillo al aire. Pensó que iba a cortarle la garganta en un movimiento de su brazo. Sin embargo, en un segundo Ulysses retrocedió detrás de un árbol.

El cuchillo se clavó en el tronco del árbol y Lydia observó con horror, cómo si ese fuera el cuello de una persona.

No duraría ni un segundo. Incluso Ulysses debe haber sabido que no era un rival para luchar uno a uno contra él.

Durante el breve tiempo en que Raven volvió a agarrar su cuchillo, hizo que la distancia entre ellos fuera aún mayor.

—Un arma andante, huh. No quería encontrarme contigo, así que estaba tratando de evitarte.

Levantó su mano en una señal, y luego dos hombres salieron de las profundidades de los árboles.

—Hacedlo —ordenó Oscar y tomó una bola de color agua de su bolsillo para que pudieran verla, y jugó con ella en su mano.

Es el abrigo de una Selkie. Todavía tenía uno, lo que significaba que las que estaban en la caja no eran todas.

Lo que significa que esas dos son…

— ¡Raven, son Selkies!

Al mismo tiempo que Lydia le gritó, una pared de agua se estrelló contra ellos.

Por temor a ser atrapados y arrastrados por las aguas, cerró los ojos fuertemente y cuando escuchó el sonido estruendoso del agua, sintió que se levantaban sus pies…

Iba a ser separada de Edgar. No podía respirar porque el agua se estaba acumulando a su alrededor.

Justo cuando su consciencia estaba a punto de desvanecerse, la presión en el agua desapareció repentinamente. Al mismo tiempo, empujaron a Lydia hacia la dura superficie.

—Ow…

Abrió los ojos, pero todo estaba completamente oscuro. Fue arrastrada por el barrido del agua solo por un corto tiempo, pero no tenía idea a dónde la había llevado.

El suelo debajo de sus pies se sentía frió y rocoso, y había una especie de pilar vertical, lo que significaba que estaba en algún edificio.

— ¿Lydia, estás ahí?

Escuchó la voz de Edgar a la distancia. Buscó a su alrededor con las manos intentando tocar cualquier cosa a su alrededor. Pero, en la dirección de la que creía que venía la voz, una pared bloqueaba el camino.

— ¿Edgar, dónde estás?

—No puedo ver bien. ¿Estás herida en alguna parte?

Como su voz rebotaba y resonaba a su alrededor, no podía tomar la dirección correcta.

—No, estoy bien. Pero, no puedo entender por qué estamos en un lugar como este…

— ¿No sería esto obra de las Selkies de antes?

—Entonces, ¿eso significa que estamos encerrados por Ulysses?

—Creo que esto es diferente a eso. Supongo que a pesar de que fueron obligadas a estar bajo su sumisión, te trajeron en secreto hasta aquí. La violenta corriente del agua ha arrasado con los árboles de la zona a nuestro alrededor, pero fuimos protegidos por el agua, por lo que no tenemos ninguna herida.

Tal vez esto podría haber sido un rebelión secreta de las Selkies que tenían sus abrigos en manos de Ulysses.

La anciana Selkie incluso había causado una alteración por su cuenta en la condición de Lydia, que estaba poseída por el fantasma de Maggie, para que pudiera moverse libremente al menos durante el día.

—A pesar de eso, es extraño que mi ropa no esté mojada cuando fuimos arrastrados por la corriente.

—No era agua de verdad, sino más bien la magia que fue creada por las Selkies.

Las selkies cautivas deseaban ser liberadas de Ulysses y aún mantenían sus esperanzas en Lydia.

—Lydia, si nos movemos, creo que no podremos alcanzarnos. ¿Podrías quedarte quieta por un momento?

—Está bien… Pero…

—Estará bien, definitivamente te encontraré. Sigamos hablando. Tu voz me mostrará el camino.

Respondió que sí e intentó entrecerrar los ojos para mirar su alrededor, pero incluso si sus ojos se adaptaron a la oscuridad, no podía ver nada.

 —Uh, Edgar, ¿por qué crees que las Selkies nos han traído a este lugar? Me pregunto dónde estamos.

—Tal vez estamos bajo tierra de la colina. Creo que este es el hechizo repelente que creó el Conde Caballero Azul del pasado.

— ¿Hechizo repelente?

—Escuché que era una especie de fortaleza mágica para proteger Londres de una invasión de enemigos extranjeros. Príncipe le ordenó a Ulysses que la destruyera.

— ¿Destruir? ¿Esto? ¿Cómo?

No podía verlo, pero por cómo resonaban sus voces, sentía que era un espacio abierto inmensamente grande. Incluso cuando movió su cuerpo un poco, sus manos tocaron el muro de piedra o pilar y así pudo imaginar que estaba hecho como un laberinto, pero entonces, era aún más imposible ser destruido por una sola persona.

—Esa es la parte que tampoco puedo entender.

Al siguiente segundo, Lydia se dio cuenta de algo.

Antes, cuando estaba caminando por la playa mientras su cuerpo estaba bajo el control de Maggie, vió cómo el mar se había vuelto más violento y tormentoso. En ese mismo momento, también vio cómo había una cantidad inimaginable de Selkies que se movían y nadaban en las corrientes marinas.

En el incendio de la casa, deben haberse quemado los abrigos de las Selkies que no pudieron rescatar. Como las Selkies tienen un fuerte vínculo con los de su especie, se reunieron más miembros de su especie debido a su dolor y furia.

Sin embargo, quién comenzó el fuego para poder masacrar a todas las Selkies que tenía, fue Ulysses. Lo que significa que lo hizo a propósito para reunir a todas esas Selkies furiosas.

— ¡Oh, no! ¡Ulysses planea usar a todas esas Selkies!

— ¿Qué quieres decir?

—Cuando tratan a uno de su especie de forma horrible, se caracterizan por reunirse en un grupo y exigir venganza. Debido a lo que hizo Ulysses, hay una cantidad increíblemente grande de Selkies que se han reunido alrededor de la isla por venganza. Si todas ella atacaran a la vez, una isla pequeña como esta sería fácilmente destruida y arrasada.

Edgar debe haber aceptado la grave situación, ya que permaneció en silencio por un momento.

—Pero, ¿por qué están atacando ahora?

—Lo más probable es que Ulysses las esté reteniendo. Tiene el corazón de una Selkie consigo. Es la piedra preciosa que lleva en su oreja. Normalmente, las Selkies se lo dan a un humano como prueba de su confianza y como un símbolo de su amistad, pero Ulysses tiene en sus manos uno y está haciendo un mal uso de él.

—Entonces, si un humano tiene eso, significa que las Selkies no podrían atacarlo y que tendrían que escuchar lo que dice, huh.

—A diferencia de cuando tiene un abrigo, no puede hacer que hagan lo que él dice, sino que creo que para una persona tenga un “corazón”, las Selkies deben tenerlo en alta estima.

Incluso si las Selkies lo odiaban, Ulysses mostró que tenía uno en su poder y pudo protegerse a salvo con ellas. Tenía la habilidad que le permitía hacer eso.

Contra un hombre como ese, Lydia se preguntaba si había algo que pudiera hacer.

Estaba avergonzada de sí misma. Incluso si se consideraba una Doctora de Hadas, en el momento más importante, su falta de experiencia destacó completamente.

Pero, si Ulysses realmente tenía la intención de usar a las Selkies, entonces eso significaría que Lydia tenía que ser la única que hiciera algo para que sobrevivieran a esto.

Edgar no podía detener a las Selkies solo.

Y si no se le ocurría nada, todos los que estaban aquí no podrían sobrevivir. Edgar y Raven, y la Sra. Collins y Suzy, todos serían arrastrados junto con la isla.

En tal inmensurable presión, Lydia comenzaba a sentirse enferma.

Cuando casi se tambaleó, la punta de su pie tocó algo. Estiró su mano para sentir lo que era y descubrió que era una especie de caja.

Era la caja-tocador. El diseño esmaltado que lo rodeaba y el toque del coral que era como pequeños caramelos redondos, la hicieron estar segura de ello.

—Gracias a Dios… Debe haber sido arrastrada con nosotros.

Pero, no era el momento de estar aliviada.

Necesitaba enviarlos a las Selkies que sobrevivieron o permanecerían en su forma humana y no podrían regresar al mar.

Y entonces, Lydia se dio cuenta de algo más que la preocupó.

Si las dos Selkies de hace un momento esperaban que Lydia las salvase y por ende la trajeron aquí…

—Eso es, Edgar. Si Ulysses quiere destruir este lugar, entonces podría estar en algún lugar cerca de nosotros…

El sonido de su voz resonó alrededor e hizo eco, pero no hubo respuesta por parte de Edgar.

¿Por qué? Pensó, pero luego todo tipo de peores posibles cambios de los eventos vinieron a su cabeza, e hicieron que Lydia entrara en pánico.

Así como que Ulysses podría haber venido y haberlo capturado, o que había un agujero por el que cayó. O quizás, con quien Lydia había estado hablando no era Edgar.

—Edgar, oye, Edgar, ¿dónde estás?

Lydia gritó por el repentino miedo que sintió. Abrazó la caja y caminó junto a la pared.

Se detuvo en seco porque sintió una presencia cerca que pisó una piedra.

Justo delante de Lydia, que contenía la respiración, la presencia dejó de caminar.

—Te encontré, Lydia.

— ¿R-Realmente e-eres Edgar?

— ¿Debería decir nuestra palabra secreta?

Nunca decidimos tal cosa.

—Te amo, mi hada.

Es él. 

Está bromeando, pensó irritada, pero tan pronto como comprendió que él estaba aquí, Lydia sintió que iba a llorar.

— ¿Qué sucede? ¿Te sorprendí?

— ¿P-Por qué no me respondiste?

—Porque quería concentrarme en seguir tu voz. Si abría la boca, entonces perdería la dirección por la que trabajé tan duro para captar.

Estaba aliviada pero quería llorar. La voz no era suficiente. Quería asegurarse con todo su ser si realmente era él quien dijo con sus palabras que se quedaría a su lado.

Lydia hizo a un lado esos sentimientos y retrocedió, luego se dejó caer débilmente para sentarse en el suelo.

— ¿Lydia?

—Por favor, no te acerques a mí ahora mismo…

— ¿Como ahora mismo?

—Me sentí tan inútil.

La mente de Lydia estaba perdida en un caos. No podía creer lo que estaba diciendo.

—Uh-hm.

—Por eso, ahora mismo, creo que estoy actuando rara. Maggie ya no está dentro de mí, pero siento que podría tener un comportamiento inapropiado.

—Ohh, si fuera eso, entonces eres bienvenida a aferrar tus brazos alrededor de mí.

—NO.

—No tienes que negarte con todas tus fuerzas.

Incluso pensó que estaba teniendo una actitud amarga y cínica [1].

Este no es el comportamiento agradable de una mujer joven. Al igual que Maggie, si fuera una chica que pudiera hacerse un ovillo cuando quisiera, entonces cualquiera la vería adorable.

Y mientras ambos estuvieran pasando un tiempo juntos, sus sentimientos de amor podrían crecer.

Entonces, sí era normal que Edgar no se enamorara de Lydia, que siempre lo rechazaba.

Para Lydia era una historia estúpida querer que fuera serio, aunque ella misma no estaba tratando de enamorarse de él como Maggie.

Estando en este tipo de condición, no había forma de que pudieran convertirse en amantes. Pero, simplemente no podía ser de repente como Maggie.

—Oh, pero, sé que esta clase de comportamiento no encaja con alguien como yo.

Su mano tocó su hombro. Luego recorrió suavemente su brazo y sostuvo su mano.

—No importa si encaja o no.

—Eso no importa ahora, suéltame.

—Solo por ahora. No es como si odiaras esto, ¿verdad?

Cuando le preguntó eso, realmente no le importó mucho. Edgar solo estaba descansando los dedos de Lydia en su palma.

Al final, Lydia guardó silencio.

Mantuvo su mano sobre la de ella y repentinamente dijo:

—Esto no está mal. No puedo ver nada pero puedo puedo sentir fuertemente que estás aquí conmigo.

A pesar de que dijo que la soltara, estaba mostrando una apertura completamente vulnerable. Tenía la débil sensación de que anticipó que ella no se negaría y deliberadamente aprovechó esa oportunidad, lo cual la confundió.

Era una persona que se aseguraba de encontrar una abertura en su guardia, y que se escabullía a través de ella. Observó cómo seducía a Maggie y lo descubrió, pero cuando ella se volvió su objetivo, no supo qué hacer.

—Como nuestros ojos son inútiles, ¿no sientes que nuestros otros sentidos se han fortalecido?

— ¿E-Eso crees…?

—Puedo decir qué tipo de expresión tienes en tu rostro. Por la tensión en tus dedos y por tu voz, y por cómo respiras —explicó.

Una presencia invisible al ojo; solo con eso, Lydia tuvo la misma sensación de que sabía lo cerca que estaba de ella. Era una clase de cercanía bastante mala. Si fuera una situación normal, ya podría haber huído. Pero con la excusa de que no podía ver, permaneció en ese lugar.

Probablemente porque la punta de su mano era lo único que estaba tocando, por eso no sintió ningún peligro.

Mientras trataba de convencerse a sí misma de eso, también supo que eso estaba mal.

Como si él intentara calentar las puntas de sus dedos que se habían congelado por el miedo, apoyó la palma de su mano suavemente en la de ella. Sus dedos que estaban extrañamente rígidos, se relajaron.

Sus nervios se relajaron y en el momento en que su cuerpo liberó la tensión en su espalda, sus delicados pero fuertes dedos se deslizaron hacia ella.

Cuando cerró su mano con la suya con fuerza, la hizo querer llorar de nuevo.

—Dije que no te acercaras a mí.

Se quedó en la misma posición y no apartó su mano, así que no fue convincente incluso si dijo eso.

—No es inapropiado si confías en tu prometido.

—Pero no eres mi prometido.

—Siempre y cuando me permitas besarte, entonces podré convencerte rápidamente de que soy tu prometido.

—Si fuera algo fácil de hacer, entonces tendrías una interminable fila de prometidas.

—No me odias, ¿verdad? Cuando nos agarramos de las manos como ahora y sientes comodidad, solo necesitas desear sentirte más cómoda.

—Porque dices tal cosa, tengo el pensamiento de que soy una casquivana. [2]

Las palabras que deberían haber permanecido dentro de ella, se deslizaron de su boca.

—Entonces, eso quiere decir que también quieres besar…

— ¡No lo sé! ¡Eso fue una mentira!

—Si fueras una casquivana solo conmigo, entonces lo recibiré alegremente.

Lydia no sabía cómo debería seguir hablando. Tal vez no era algo por lo que debería estar en guardia. Incluso en el pueblo de su infancia, las chicas que eran de su misma edad hablaban entre ellas sobre cómo pasaban el tiempo con sus amantes.

Pero, Lydia no sentía que era una casquivana y las envidiaba en secreto.

Sin embargo, eso era solo si una mujer tuviera a alguien que amara desde el fondo de su corazón. Si estaban hablando sobre cómo bromeaban, no podría haber simpatizado con ellas.

Por eso en este momento, podría haberse sentido como si estuviera haciendo algo inapropiado; porque no habían sentimientos entre ellos. Sus sentimientos y los de Edgar estaban muy lejos que no era posible que se superpusieran.

—No puedo. No es que no quiera hacerlo, pero y-yo creo que me arrepentiré de esto… Estoy segura que lo lamentaré más tarde.

—No hay nada que lam… —dijo, pero se detuvo a sí mismo como si estuviera indeciso.

Después de pensar un momento, escuchó su susurro de: “He perdido”. Sintió el aire moverse a su alrededor con un indicio de una leve confusión y rendición.

Podía decir que Edgar se levantó lentamente. Sus manos permanecieron juntas y tiró de su brazo.

—Deberíamos irnos.

— ¿A dónde?

—Desde el lugar donde estaba hace poco, pude ver un débil resplandor a la distancia. En cualquier caso,  necesitamos averiguar cuál es nuestra situación.

Se dirigieron hacia la brillante luz encontrando el camino con sus manos.

Finalmente, en el lugar más allá de ahí, podían decir que había un espacio abierto que estaba iluminado. Había movimientos apresurados y bulliciosos.

Definitivamente había alguien allí.

Edgar y Lydia se acercaron lenta y silenciosamente y miraron alrededor desde un pilar alto y ancho. El espacio estaba lleno de una gran cantidad de velas encendidas, que hacían que pareciera una catacumba.

Las Selkies cuyos abrigos fueron tomados por Ulysses, estaban reunidas en el centro.

Cuando Lydia vio que la anciana que la había rescatado también estaba allí y que yacía en el suelo en un estado terrible, como si la hubieran torturado con un látigo, Lydia no pensó y corrió hacia ellas.

No se dio cuenta de que Edgar no tuvo tiempo para reaccionar y frenarla porque estaba preocupado de que Ulysses pudiera estar cerca.

—Madam, oh, ¿por qué sucedió esto? Oh…, es mi culpa. Porque Ulysses descubrió que me habías dejado escapar.

—Doctora de Hadas… estás viva…

—Todos, tienen que darse prisa y salir de aquí…

Cuando dijo eso mirando a su alrededor, vio que había una cuerda en el suelo formando un círculo alrededor del grupo de Selkies. La cuerda tenía muérdago incrustado, así que era una barrera mágica que sellaba a las hadas. Ulysses debe de haber reunido a las Selkies que habían escapado del fuego y las encerró allí. Las dos Selkies de antes deben haber querido que Lydia supiera esto.

—Esperen un momento. Romperé el sello en este instante.

Lydia intentó deshacer el nudo de la cuerda. Pero estaba atado demasiado fuerte y era difícil.

— ¿No podemos cortarla?

—Pero no hay ninguna tijera aquí.

Mientras Lydia respondía, Edgar cortó la cuerda con un cuchillo.

—Oh… Gracias.

—De nada.

Se preguntaba si pensó que ella era una pequeña Doctora de Hadas estúpida.

Lydia se volvió a concentrar y se giró para mirar a las Selkies, que lentamente se estaban abriendo paso desde el interior de la cuerda.

—Vuestros abrigos están aquí. Adelante, tomenlos.

Abrió la tapa de la caja delante de ellas mientras hacían una fuerte conmoción de alegría.

Las Selkies no pelearon por quien iba primero, ya que cada una de ellas tomó una clara bola azul de una en una. La anciana también, una de su especie la ayudó tomando el suyo y se lo entregó cariñosamente.

Cuando la caja quedó vacía, Lydia se dio cuenta de algo.

—Ermine no está aquí.

No quedaban más abrigos. Lo que significa, oh no, se debe de haber quemado… 

—Su abrigo está en manos de Ulysses —dijo la anciana.

— ¿Qué? Entonces está viva. Gracias a Dios…

Se relajó y miró a Edgar, pero tenía una expresión preocupada. Estaba viva, pero eso significaba que todavía estaba en las garras de Ulysses.

Desde su lugar, se movió de una forma poco natural para situarse detrás de Lydia. Y de repente dijo: —Lydia, no te gires.

¿Eh? Se giró sin pensarlo.

Al mismo tiempo, un pilar que tenía algo con sangre atado estuvo a la vista.

Edgar la estabilizó cuando estuvo a punto de caerse y ocultó el pilar de su vista, pero lo que vio se grabó en su cabeza.

— ¿Q… Qué?

—Probablemente sean sir Stanley y sir Clark.

— ¿E-Están muertos?

—No más de lo que podrían estarlo.

—Pero voy a hacer que todos mueran de todos modos —interrumpió una voz escalofriante que resonó alrededor de ellos.

Cuando miró a su alrededor, vio que Ulysses bajaba lentamente de una escalera de piedra que estaba ubicada al final del lugar.

—Esas dos fueron sacrificios. Quería teñir este lugar todo lo posible.

A quienes trajo consigo fue a las dos Selkies de antes y Ermine. Tenía una pistola apuntando a la espalda de Ermine.

—Pero tengo que decir que: ¿alguna vez di la orden de traerlos aquí? —miró a las dos Selkies. Y luego miró a Edgar—. Dios, si esta mujer no tuviera una herida, entonces querría que luchara contigo una vez más, pero parece que es imposible.

De hecho, parecía a penas poder mantenerse de pie.

—Entonces, ¿por qué no la dejas ir? Deberías estar satisfecho con enfrentarte directamente conmigo.

—Personalmente, deseo hacer eso. Pero tengo que completar una orden más importante que me dieron, así que no puedo dejar que mis sentimientos se aprovechen de mí —dijo Ulysses de manera sugestiva mientras acercaba a Ermine—. Ella solo sirve para ser asesinada frente a tus ojos.

Cuando Ulysses se detuvo a mitad de las escaleras, hizo que Ermine sostuviera la pistola.

—Ahora, al menos debes dispararte, ¿verdad?

Ermine siguió silenciosamente su deseo y se apuntó con el arma.

— ¡Qué crees que estás haciendo, cobarde! —gritó Lydia, pero no pareció lastimar o incluso rasguñar a Ulysses.

En ese momento, Ermine giró su cuerpo. No tenía la velocidad ni la gracia habitual, pero fue suficiente para envolver a Ulises con sus brazos sobre su espalda y apuntar el arma a su cuello.

—T-Tú no deberías poder ir en mi contra…

Eso era verdad. Entonces, ¿por qué?

—Como ordenaste, voy a apretar el gatillo. Atravesará tu garganta y la mía…

Antes de que pudiera acabar lo que estaba diciendo, inclinó la cabeza hacia Ulysses como si fuera a besarle el cuello y estuvo a punto de apretar el gatillo.

— ¡Raven, detenla!

En ese segundo, una sombra saltó desde arriba.

El sonido de un disparo hizo eco contra las paredes y fue tan fuerte que dolió escucharlo.

Ermine se desplomó en las escaleras como si se sentara. Sin embargo, Ulysses permaneció de pie ya que había detenido el cuchillo de Raven con su sable. Si Ulysses estaba vivo, entonces la bala no debería haber rasguñado a Ermine tampoco. Pero, aún así no hubo ni un segundo para relajarse.

Las Selkies que tenían que proteger a Ulysses saltaron a atacar a Raven desde detrás.

En el momento en que Raven retrocedió, Ulysses intentó escapar.

Edgar corrió hacia las escaleras mientras gritaba: — ¡Toma la gema de su oreja!

Raven apartó a las Selkies, se volvió hacia Ulysses y le lanzó el cuchillo. Eso cortó la oreja de Ulysses. La pequeña piedra preciosa brilló cuando cayó al suelo.

Tenía un débil color azul del océano. ¿Era una aguamarina? 

Lydia recordó el colgante que colgaba alrededor de su cuello. Era una aguamarina que heredó de su madre, y su madre de su abuela, y de todas las generaciones pasadas. Escuchó que había muchas personas de los familiares de su madre que se convirtieron en Doctores de Hadas.

La que tenía Lydia en posesión en este momento también podría ser…

Era demasiado tarde para que Lydia se diera cuenta de que tenía que recoger la piedra preciosa que Ulysses había dejado caer al pie de las escaleras.

Si una parte de una oreja humana no estuviera adherida a ella, pensó que no habría dudado, pero Ulysses bajó de un salto un segundo antes de que Lydia corriera a buscarla, y la tomó en su mano.

Lydia se detuvo justo antes de que estuviera a punto de chocar contra él, pero Ulysses le dirigió una sonrisa y agarró el brazo de Lydia.

— ¡Lydia!

Pudo sentir a Edgar que venía detrás de ellos, pero Ulysses tiró del brazo de Lydia y corrió para escapar hacia las profundidades de la cueva subterránea. Como si estuviera acostumbrado, Ulysses pudo salir del laberinto.

Cuando subieron las escaleras, estaban en la cima de la colina.

Bajo el cielo lleno de nubes grises, pudieron escuchar el rugido de las violentas olas. Parecía que la furia de las Selkies había aumentado y las olas eran tan violentas que chocaban contra la cima de la colina en la que estaban, llenando el aire a su alrededor de llovizna.

Justo en medio de la cima de la colina, había una pila de pólvora que estaba encendida y causaba un gran incendio.

—Echa un vistazo —dijo Ulysses, que arrastró a Lydia cerca del fuego para que pudieran llegar a un lugar donde pudieran mirar por encima del océano a su alrededor. No parecía importarle su oreja, que tenía una parte cortada y todavía derramaba sangre por su mejilla—. Si te consideras una Doctora de Hadas, puedes decirlo, ¿verdad? Esto es imparable ahora.

—No me considero una Doctora de Hadas. Soy una Doctora de Hadas.

Lydia lo observó lo más duramente que pudo.

—Con solo mi voluntad, puedo desear que esta isla sea engullida por el mar. Jaja, es divertido. No puedo esperar.

— ¿Porque son las órdenes de Príncipe? ¿No tienes orgullo como un Doctor de Hadas? No, no eres un Doctor de Hadas en absoluto. Los Doctores de Hadas son amigos de las hadas. Por eso, aunque son humanos, se les otorga el poder de abrirse a ellos con su magia… No te perdonaré. ¡No dejaré que esto acabe como esperabas!

—Eres tan enérgica. Pero, ¿qué puedes hacer? El solo hecho de tener esos ojos que pueden ver hadas, no te hace útil en absoluto.

De uno de sus bolsillo, sacó una bola media clara.

—Esta es la última. Todos lamentarán haberse involucrado con él.

Ulysses estaba a punto de arrojar al fuego el abrigo de piel de la Selkie.

Pero, en ese momento, Edgar vino corriendo detrás de él para detenerlo y se golpeó contra la espalda del joven.

Mientras luchaba y derribaba a Ulysses, intentó tomar el abrigo de la Selkie. Pero cayó en la mano de Ulysses. Sin embargo, uno de ellos rodó hacia el fuego.

Justo delante de los ojos de Lydia, mientras ella permanecía aturdida, Edgar golpeó a Ulysses y corrió para disipar y apagar la madera en llamas golpeándola con su pie.

De las cenizas aún calientes, sacó el abrigo.

—Bueno, bueno, incluso si vas tan lejos e intentas rescatar a esas hadas, no tiene sentido. No es como si fueras a poner todos tus esfuerzos en algo tan inútil —dijo Ulysses, en un intento obstinado de ser firme y estar seguro de sí mismo cuando se incorporó y se limpió la sangre de su labio cortado.

—Soy el conde del Reino de las Hadas. Es normal para mí proteger lo que mi Doctor de Hadas protegería.

—Me haces reír. Ya no existe el Conde Caballero Azul en Inglaterra. Y ya no hay Doctores de Hadas decentes. No importa qué nombre uses, no hay poder que pueda detener a las Selkies —dijo y extendió el aguamarina hacia el mar.

—Ahora, venid aquí, Selkies.

Lydia miró hacia el mar y vio que los grupos de Selkies comenzaban a moverse.

La superficie del océano se alzó como una montaña.

La primera ola venía hacia ellos.

Necesitaba hacer algo.

Lydia se repitió a ella misma que estaba bien, su madre estaba a su lado. Y, Edgar, que reconocía que era una Doctora de Hadas, estaba a su lado.

“No hay doctores de Hadas decentes”. Eso puede ser verdad, pero si esta aguamarina era el corazón de una Selkie, entonces ahora mismo, Lydia debería tener la misma cantidad de poder que Ulysses.

Sin embargo, ¿y si solo era una aguamarina ordinaria? Si es así, entonces aunque era una pena, todo habría acabado.

Pero aún así, Lydia reunió todo el valor que tenía y agarró la aguamarina de su madre en su mano y la tendió hacia el mar.

— ¡Escuchad, Selkies! ¡Soy la Doctora de Hadas del Conde Caballero Azul! Por favor, no destruyan la fortaleza del conde. ¡Juro con este corazón que aceptaré todos sus lamentos!

—Un corazón… ¿Por qué una chica como tú…?

Pudo escuchar el susurro de Ulysses.

Pero la ola siguió rodando hacia ellos y al instante subió la colina.

Las corrientes de agua se dirigieron hacia ella.

— ¡Lydia!

Edgar le tendió la mano mientras estaba colgando de un árbol. Luchó por alcanzar su mano, pero Ulysses agarró con el puño su cabello. Sin soltarla, se deslizó hacia las aguas con él.

Empujada por la corriente, Lydia fue tragada por el agua y luchó por levantarse, pero vio que Ulysses se estaba acercando para quitarle el colgante.

No. Prefiero morir antes que dejar que lo tomes. 

Lydia se resistió todo lo que pudo.

Pero, no puedo… Justo cuando pensó que estaba en su límite, algo se acercó a ellos y se estrelló contra Ulysses.

¿Una Selkie…? 

Y entonces se dio cuenta. Podía respirar incluso bajo el agua. Había entrado al Reino de las Hadas; era un mundo diferente que estaba encima pero separado del océano del mundo humano.

Una serie de Selkies hicieron a Ulysses retroceder, rodeando a Lydia, mientras nadaban lentamente en el agua.

Eran las Selkies cuyos abrigos Lydia había protegido.

El agua estaba llena de luz y los abrigos de las Selkies tenían burbujas de aire que hacían reflejar el océano, y que tenían el mismo color azul claro.

— ¿Están yendo en mi contra, Selkies?

—Ya no tenemos una razón para obedecerte.

Dijo una Selkie que tenía una constitución particularmente grande, y Lydia pudo decir con una sola mirada que era la anciana.

Era pequeña en su forma humana, pero quizás porque vivió una larga vida como hada, su forma real tenía una presencia magnífica y fuerte.

—Tengo este “corazón” conmigo. Puedo infligir dolor eterno a todos los de tu especie.

—Ella también tiene un “corazón”. También está el nuevo Conde Caballero Azul. Como uno de nuestras amigas, ella cargará con nuestro dolor.

Nadó con gracia a través del agua ya que recuperó su abrigo, y sus heridas de cuando estaba en su forma humana habían sanado completamente.

—Ese Conde Caballero Azul no es el verdadero heredero —dijo Ulysses en una risa burlona.

—No, es el verdadero. Es el conde que las Merrows aceptaron.

Lydia tampoco podía perder.

『 Pensamos que todos ellos habían desaparecido. El Conde Caballero Azul y los Doctores de Hadas que estuvieron aquí y allí en las épocas pasadas, y los humanos en los que habíamos confiado. 』

La voz vino del grupo que estaba nadando a su alrededor en la distancia.

—Esta mocosa no tiene el poder de un Doctor de Hadas como los que tenían en el pasado. Incluso si ella tiene un corazón, no es como si pudiera salvar a todas. No me hagas reír.

Llamarme mocosa, tú pareces un niño pequeño. 

— ¡Si van en mi contra, no habrá esperanzas para su especie!

Al fuerte tono de voz de Ulysses, las Selkies tenían una mirada nerviosa, pero al final nadie se movió.

『 El nuevo Doctor de Hadas del Conde Caballero Azul. 』

『 ¿Se puede confiar en el nuevo Conde Caballero Azul? 』

Bueno, no lo recomendaría, pensó.

—Si confían un poco en mí, entonces me gustaría pedir que su especie no destruya el encantamiento del conde en esa isla. Tanto el conde como yo somos sus aliados. Incluso si no tenemos el poder del pasado, lo prometemos.

『 Doctora de Hadas, nosotras las Selkies no podemos existir sin un amigo humano. Te haremos nuestra amiga, a ti quien puso tanto esfuerzo por nuestra especie como nuestra esperanza. 』

Al mismo tiempo, el empujón del mar se detuvo.

Ulysses chasqueó la lengua.

—Hadas estúpidas, se arrepentirán de esto.

Nemoné
Ya deja de joder y muérete...

Con esas últimas palabras, desapareció.

Se preguntaba si él tenía el poder de ir y venir entre el Reino de las Hadas libremente. Las Selkies han enfurecido a ese tipo de persona, pero llamaron a Lydia como su esperanza y amiga.

『 Doctora de Hadas, la fortaleza del conde ya ha sido purificada. No podemos garantizar si le queda algo de fuerza. 』

『 Debes regresar ahora. Tu guía ha llegado. 』

Después de decir eso, el enjambre de Selkies creó una nube de burbujas en el agua y se alejaron de Lydia.

Vio que Nico venía en su dirección, y debe haber sido obstinado acerca de caminar sobre sus patas traseras porque vino trotando sobre ellas incluso en el agua.

Vino por ella pero cuando vio que venía de una manera tan arrogante, la enfureció al mismo tiempo.

— ¡Nico! ¡Cómo te atreves a abandonarme!

—Me sentí mal por eso. Puedes ver que por eso vine a llevarte a casa.

Los caminos en el Mundo de las Hadas se entrecruzaban y se volvían tan oscuros, que no era raro que los humanos que caían en ellos permanecieran perdidos y vagaran aquí para siempre.

Realmente quería decir que ella podía regresar por su cuenta, pero pensó que era probablemente imposible, así que Lydia murmuró un “está bien”.

—No estés tan enfadada. Realmente estaba hambriento que casi podía morir.

— ¡Yo estuve más cerca de morir!

—Eso… Oh, bien, cuando regresemos te dejaré frotar la piel en mi vientre.

¿Huhh? Eso no es agradable en absoluto. 

Pero, para que Nico diga eso mientras manoseaba su corbata de una forma vergonzosa, era su método más abnegado para apaciguar la ira de Lydia.

Ahora que recordaba, cuando era pequeña, frotar su mejilla contra la barriga de Nico era una de sus cosas favoritas.

Después de que su madre falleciera y se sintiera sola y llorara, Nico decía: “Oh, está bien” y después le prestaba su vientre.

No obstante, ya no era una niña.

Estuvo a punto de reírse, pero pensó que aún podría ser una niña.

No podía hacer nada por su cuenta. Pero, si había un hada que la apoyaba, y si había algunas personas a su lado, entonces todavía podía seguir trabajando arduamente.

Nico tiró de su mano mientras se elevaban. Se dio cuenta que había una Selkie en especial que permanecía en el agua con ella.

Era la anciana Selkie. Y le entregó una bola que tenía el mismo color del agua.

— ¿Este es quizás el de Ermine?

—Esa niña no tiene la mentalidad de una Selkie. Pero algún día, puede que haya un día en que recupere su abrigo y desee volver al mar. Hasta entonces, por favor, cuida de ella.

Lydia asintió con una expresión seria, y la Selkie anciana pareció aliviada y se alejó nadando.

A sus pies, donde el mar era bajo y oscuro, las Selkies se reunieron para nadar en círculos.

Por un momento, Lydia creyó ver la caja-tocador.

Una pequeña Selkie la llevaba mientras jugaba nadando en el agua.

¿Teresa, eres tú? 

Incluso si no tenía sus recuerdos de cuando era una humana, si los recuerdos preciados nunca desaparecían, entonces…

Eso seguramente era tallado en la parte más profunda del alma.

♦ ♦ ♦

En la ciudad de Hastings, donde la playa blanca se extendía contra el mar, el pico del verano sólo duró durante unos días, y la cantidad de multitudes comenzó a desaparecer y dispersarse.

Los veranos de Inglaterra eran cortos, y pasaban en poco tiempo. Incluso si el sol brillaba con fuerza, las personas comenzaban a sentir que la puesta del sol sucedía más rápido de lo habitual, no pasó mucho hasta que la luz anaranjada llenó el cielo con la estación del otoño.

Lydia estaba sola, caminando por la playa mientras miraba hacia el mar.

Después del incendio en la casa de campo de la Sra. Collins, el flujo de los eventos acabó con la desaparición de tres personas.

Ulysses debe estar vivo, pero no se mostró después de eso.

Las olas de las Selkies derrumbó una parte de la colina y escuchó que no quedaba nadie dentro de los restos del edificio. Las Selkies dijeron que no sabían si quedaba algún poder, pero era algo que Lydia, e incluso Edgar, no sabían, y no estaba claro si el encantamiento repelente del mal del Conde Caballero Azul fue protegido.

Pero, para Ulysses, debe haber resultado como un fracaso, y Edgar parecía pensar que solo eso valía la pena.

La Sra. Collins y Suzy regresaron a Manchester.

Todavía parecía que la mente de la señora estaba medio flotando en un sueño, pero parecía que había aceptado a Lydia como una joven señorita agradable que tuvo la amabilidad de pasar su tiempo con ella en lugar de su hija. No mencionó el nombre de Teresa, y estaba mostrando preocupación y consideración hacia Suzy como una buena guardiana, así que uno podía esperar que ella regresara lentamente a la realidad.

Al final, la isla, y las personas que vivían allí, consiguieron no ser arrastrados.

Por supuesto, Lydia sabía que no lo logró sola. Muchos la ayudaron y porque la apoyaban, pudo ganar su oportunidad.

Y al poder saber eso, sintió que ahora era una mejor Doctora de Hadas.

—Lydia, aquí estabas.

Lydia notó a Edgar cuando se acercó a ella mientras sonreía alegremente, y se estremeció por reflejo.

Cuando Edgar estaba de un buen humor, tenías que ser cuidadoso. Incluso cuando no lo estaba, tenías que tener cuidado, pero como tenía una sonrisa, las personas no podían evitar bajar la guardia, así que era extremadamente peligroso para Lydia.

—Si ibas a ir de paseo, entonces podrías haberme avisado.

—Pero estabas en medio de algo.

Intentó decirlo lo más fríamente posible. Cuando salió del hotel, lo vio coqueteando con una mujer noble.

—No hay ningún tipo de negocio que merezca la pena rechazar tu invitación —se le ocurrió una excusa sin cambiar su sonrisa.

Qué buen hablador. Lydia estaba horrorizada mientras seguía caminando.

—Por favor, no seas tan fría conmigo. Durante estos tres días que estuviste desaparecida, ¿sabes lo preocupado que estaba? Paseaba por la playa día y noche.

Eso era, aparentemente cierto, ya que Raven había dicho eso. Durante el breve lapso de tiempo que Lydia estuvo lejos y no regresó del Reino de las Hadas, habían pasado tres días.

—Pero, ¿Nico no te dijo que estaría bien ya que vendría a traerme de vuelta?

—Pero no podía descansar tranquilo hasta que pudiera ver tu cara.

Bueno, se sentía mal por esa parte, así que aminoró su paso.

Edgar caminó junto a ella y tomó con naturalidad el parasol de la mano de Lydia. Estar caminando junto a un hombre que tenía un sombrilla de mujer en su mano parecía completamente como si estuvieran anunciando que eran una pareja, sin importar cómo lo vieras.

Pero cuando se dio cuenta de eso, ya era demasiado tarde, ya que sintió que no le devolvería la sombrilla sin importar qué, así que se dio por vencida.

— ¿Te aseguraste y mantuviste el de Ermine contigo?

—Lo tengo. Si ponía sus manos en eso, perdería sus memorias de cuando fue una humana y se convertiría en una Selkie por completo, ¿verdad?

Decidió que Edgar debería ser quien se encargara del objeto que le confió la anciana. Ya que Edgar sabía sobre Ermine más que nadie.

—Aunque no sé si las cosas estarán bien de esta forma —dijo.

—Pensemos sobre ello poco a poco.

Lo más importante, dijo Edgar con una sonrisa.

—Es una playa tan tranquila y tenemos un buen ambiente, ¿por qué no nos abrazamos?

—No quiero. Si quieres hacerlo, entonces, ¿por qué no das un paseo con la mujer de antes?

—Para que lo sepas, cuando me encuentre con mi prima-

—Como si eso fuera posible.

—Ese es el tipo de beso que le daría.

— ¿Beso? ¿La has besado?

—Huh… ¿No era por eso que estabas enfadada?

— ¡Increíble!

Lydia lo abofeteó y volvió a caminar rápido.

Soltando el error él mismo, puso los ojos hacia el cielo por un instante, pero rápidamente se recompuso y la siguió.

—Lydia, eso es porque no me permitirías hacerlo contigo. ¿Estás diciendo que no debería besar por el resto de mi vida?

— ¡No te mataría si no lo hicieras!

—Me mataría.

Si fuera un hombre como tú, sí. No podía negar la posibilidad. Pero incluso así, él era increíble.

—Ve y haz lo que quieras.

Es verdad, esto no es algo por lo que debería estar enfadada. Pero, aún así la irritaba.

—Estoy comenzando a perder confianza —murmuró como si estuviera deprimido—. No puedo conseguir tu corazón, así que estaba comenzando a sentir que no sé qué hacer.

Oh, no puedo dejar que su actuación de fingir estar solo me engañe. Incluso cuando Lydia se lo advirtió a ella misma, se giró un poco.

—Por eso me quería asegurar.

— ¿S-Sobre qué?

—Cuando llegue el momento, si puedo besar apropiadamente o no.

— ¿Eh…? ¿El momento…?

—Cuando me lo permitieras.

Lo sabía, estaba bromeando. 

—Oh, Lydia, caminemos más despacio. Ya que el sonido de las olas y la brisa se siente tan tranquilo y pacífico.

—Estoy disfrutando de pasear sola.

Dirigió su barbilla en la dirección opuesta a él.

—Oh, bueno, si es el Sr. Palmer.

Lydia se dio cuenta que había alguien que caminaba hacia ellos desde la otra dirección. El conde impostor por alguna extraña razón, actuó de manera tan amistosa al estrechar la mano de Edgar.

—Buen día, mi lord —saludó Edgar, sarcástico.

—Oh, por favor, no se burle de mí. Es un personaje tan malo. ¿Cómo podría haber adivinado que era el verdadero conde Ashenbert?

Y luego, repentinamente se puso rígido ante su actitud relajada.

—Señor conde, la respuesta de la compañía de periódicos de Londres llegó, y afortunadamente, pude obtener parte de las ganancias. Cuando regrese allí, buscaré un trabajo bueno y apropiado.

—Eso estaría bien.

Y luego, se volvió hacia Lydia e hizo una sonrisa agradable.

—Teresa, oh cierto, no eres ella. Señorita Lydia, a partir de ahora, no habrá artículos de cotilleo desconsiderados sobre el conde. Una vez que se difunda que tiene a alguien especial en su corazón, entonces ya no habrá más personas insolentes que usarían su nombre y jugarían con las mujeres.

Lydia tenía un mal presentimiento.

—Espera… ¿Edgar, qué significa eso?

—Palmer, no digas cosas innecesarias.

—Oh, perdone. Bueno, si me disculpan.

Palmer se marchó rápidamente.

— ¿Sobre alguien especial en tu corazón?

—Para explicar, estaba en problemas con el dinero, así que le dije que estaría bien que él hablara con la prensa sobre nosotros.

¿Lo que quiere decir que los vendieron a la prensa sensacionalista?

— ¿Estás diciendo que habló sobre mí?

—Un romance sobre El Conde Caballero Azul y su Doctora de Hadas. ¿No es poético? Dices que la razón por la que no se rumorea sobre nosotros es porque no congeniamos, pero ahora, gracias a esto, será un rumor apropiado.

Edgar había tomado una actitud repentinamente desafiante y orgullosa.

—Será la próxima semana cuando el profesor Carlton regrese de París. Como la gente de Londres se aburre rápidamente, para entonces se habrán olvidado de nuestro rumor. Lo hicimos para que la ama de llaves contratada en tu casa le diga que te estás tomando un largo paseo. Por eso, deberíamos pasar más tiempo solo nosotros dos aquí. ¿No crees que es mejor no regresar a Londres en mitad del acalorado rumor?

Lydia ahora estaba pasando el límite de ira, solo pudo encogerse de hombros.

Estaba planeando hacer que él aceptara anular su compromiso, pero ahora sentía que había una cerca incluso más alta a su alrededor.

Pero dentro de Lydia, los sentimientos de negación se habían hecho más débiles a diferencia de antes, que eran más fuertes.

No podía imaginarse a ella misma en una boda. Por supuesto, no podía ver a Edgar como un prometido. Pero él tenía algo que Lydia no tenía y él también se lo avivaba. Incluso estaba comenzando a sentir que quería llegar a conocerlo un poco mejor.

Sin embargo, eso también podría ser parte de su plan anticipado.

—Realmente me gusta el mar. Me recuerda a mi madre.

En lugar de responderle, Lydia caminó hacia las olas que llegaban hasta la orilla. La cresta de las olas espumosas, que empapaba de un color sepia débil, parecía solitaria cuando chocaba y se envolvía alrededor de su sombra.

—Lydia, sabes cómo dijiste que no lo deseabas porque te arrepentirías…

No pudo escuchar completamente a Edgar, quien dijo eso en un débil susurro a poca distancia.

— ¿Eh? ¿Has dicho algo?

Edgar hizo una suave sonrisa.

—En ese momento, de repente perdí mi confianza. No fui capaz de decir que no te haría arrepentirte. Si iba a ayudarme a hacer que me aceptaras, no serían palabras o algo como un beso… No sé qué sería.

Su voz se mezcló con el sonido de las olas. Pero sus ojos la miraron como si estuvieran lamentado y anhelando algo, y eso hizo que el corazón de Lydia latiera.

— ¿Oye, qué es?

Hizo girar la sombrilla, que estaba hecha con un cordón transparente diseñado con pequeños patrones de flores, mientras caminaba hacia Lydia y le tendió una concha rosa para mostrarle.

—Qué bonita. ¿Cuándo la encontraste?

Se la entregó y luego, tomó su mano de una manera un poco incómoda, como si la estuviera tocando por primera vez.

—Ah, no puedo creer que esto sea todo lo que puedo hacer.

— ¿De qué estás hablando?

—Nada.

Sostuvo su mano mientras seguía caminando.

Todavía un poco nerviosa, Lydia no podía negar el sentimiento de comodidad al hacer lo que estaban haciendo.

No le disgustaba la mano de Edgar.

Se sentía un poco culpable al sentir eso.

Me pregunto si debería estar haciendo esto mientras padre está lejos. 

Lo siento. Pero tengo la sensación de que mamá me está sonriendo. 

La aguamarina que llevaba y colgaba sobre su pecho, reflejaba la luz del atardecer que brillaba y empapaba la mejilla de Lydia; parecía que brillaba con un tenue resplandor naranja.


Notas:

[1] Una persona cínica es alguien que muestra desvergüenza o descaro en el mentir o en la defensa y práctica de actitudes reprochables.

[2] Una persona casquivana es insensata, alocada, ligera o informal. En el contexto en el cual Lydia utiliza esta palabra, intenta decir que lo que dice Edgar la hace parecer una mujer promiscua/una golfa. En inglés, utiliza la palabra floozy, que es muy ofensiva y se traduce como golfa, puta, zorra.

Den
Ah *suspiro* aún falta un largo camino hasta que estos dos lleguen a estar más unidos, pero poco a poco se van acercando más 🙂

Nemoné
¡Fin del Cuarto Volumen! Hasta el próximo~

Una respuesta en “El Conde y el hada – Volumen 4 – Capítulo 7: El sueño del aguamarina”

  1. Tantos problemas. La pobre necesita unas vacaciones jajajajja. Muchas gracias por traducir esta increíble novela 🥰🥰🥰😘😘

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