El fuerte caballero negro – Capítulo 31: Cena y la segunda molestia

Traducido por Kavaalin

Editado por Nemoné


Salón de Banquetes del Palacio.

Varias horas después de que regresara de mi patrullaje, envié varios soldados para que resguardaran a la madre y su hijo de más temprano, y terminé de ajustar los turnos del patrullaje nocturno. Cuando uno de los soldados regresó para darme su informe, lo envié de regreso junto a otro soldado, para que la casa de la familia estuviera bien protegida. Me alegraba ser capaz de anticipar este tipo de situaciones, pensar en una buena solución y dar instrucciones.

Ahora, tenía que asistir a la cena de bienvenida. Allí estarían Conrad, el Emperador, el Rey Santo, el Representante del Reino Santo, el Rey del Reino y ese bruto de antes. La Emperatriz no estaría presente. El banquete era principalmente para que los monarcas y sus representantes se relacionaran entre sí. Sin embargo, las cosas no iban como se esperaba…

A pesar de que se suponía que deberíamos estar relacionándonos entre nosotros, un denso silencio llenaba la habitación. En realidad, era más incómodo que denso. La comida entraba en nuestras bocas, pero las palabras nunca salían. Era un alivio que Conrad, vestido con un traje formal, estuviera a mi lado. Honestamente, me sentiría sola sin él.

En todo caso, ¿era esto lo que significaba relacionarse? Bueno, podría haber pensado eso, pero dado las circunstancias era comprensible.

El asunto de las víctimas y los nobles que habían sido arrestados durante el incidente de la subasta de esclavos hace medio año todavía no había sido resuelto. Era normal en este mundo que los criminales fueran juzgados por las leyes de la nación donde se cometía el crimen, pero esta vez cada potencia involucrada exigía que sus nobles fueran repatriados. También habían declarado reiteradamente que sería imposible buscar a todas las víctimas.

Cielos, ¿en qué diablos están pensando?

No había manera de que dejáramos que los criminales regresaran a sus propios reinos, donde la esclavitud era legal. Incluso aunque eran culpables según los estándares del Imperio, serían encontrados inocentes si les permitiéramos regresar. No éramos tan tontos como para dejarlos volver cuando sabíamos cuál sería el resultado. Tampoco era imposible buscar a las víctimas, para nada. Ya habíamos enviado a cada nación una lista de aquellos quienes habían participado en la subasta. Todo lo que tendrían que hacer era buscar en sus residencias. No entendía por qué decían que era imposible.

De todos modos, gracias a eso, la relación entre el Imperio y las otras potencias se había vuelto tensa. Sin embargo, nos veíamos obligados a relacionarnos. El banquete era una tradición, por lo que no podía ser cancelado, pero el momento elegido era realmente el peor. Continuamos comiendo en silencio. La verdad sea dicha, realmente no podía saborear la comida.

Cuando terminó la cena, nos trajeron tazas de café. Ahora que finalmente habíamos llegado a esta parte, finalmente tenía tiempo para mirar a mi alrededor.

En primer lugar, en el lado del Reino, estaba la persona que había conocido en el distrito comercial, Clive Musgrave, vestido con unos finos ropajes verdes. A mí no me lo parecía, pero era el heredero de una casa de vizcondes y sus modales en la mesa eran verdaderamente dignos de un noble. Ni siquiera él causaría una conmoción frente a su Rey. Sin embargo, no tenía problemas en actuar con ostentación cuando este no andaba cerca.

Dicho Rey se encontraba sentado al lado del bruto, tomando su café en silencio. Tenía cabello rubio corto y ondulado, ojos verdes y un lunar en el lado derecho de la boca. Mi primera impresión de él fue que parecía estar muy nervioso. A pesar de que tenía la misma edad que el Emperador, aparentaba ser mucho más joven.

O más bien, probablemente era el Emperador quien parecía mayor. 

El Rey parecía medir un metro setenta y cinco y estaba vestido de azul. Su nombre era Cornelius Ney-Virgil. Me habían dicho que, a pesar de su edad, en realidad era tan nervioso como aparentaba ser, por no mencionar su mal genio. Bueno, probablemente se debía a su gran orgullo. Sin embargo, había escuchado de Conrad que era competente en su trabajo.

Me pregunto qué pasaría si llegara a escuchar sobre el incidente en el distrito comercial.

Por otra parte, del lado del Reino Santo, estaba su representante, una hermosa mujer. Tenía cabello plateado que le llegaba hasta la cintura y ojos turquesas. Sus ojos, nariz, boca… Todo su rostro era muy agradable a la vista. Incluso tenía el cuerpo de una modelo. Pero su pecho era bastante modesto. Era tan alta como yo sin mi armadura. Su nombre era Selene Mansfield, una maga. En su reino, la llamaban amablemente “Poseedora del Arte Sagrado”. Si recordaba correctamente, pertenecía a una familia de barones. Llevaba un vestido azulado simple pero precioso.

Por alguna razón, el rostro de Conrad parecía agriarse cada vez que hablaba con ella. Realmente no sabía por qué, pero no quería inmiscuirme demasiado. Me pregunto si algo ocurrió entre ellos en el pasado.

Por último, se encontraba el Rey Santo.

Mi primera impresión de él fue que tenía una sonrisa desagradable en su rostro. Tenía un corto cabello blanco y ojos azules. Lucía atractivo a pesar de sus arrugas. Probablemente podrías llamarlo un dandi [1]. Su ropa estaba hecha de tela plateada y tenía deslumbrantes bordados que la hacían asemejarse bastante a las túnicas de los sacerdotes occidentales. Era el más viejo de los tres gobernantes, teniendo más de cincuenta años.

Honestamente, ni siquiera quería hacer contacto visual con él. La primera vez que nuestros ojos se encontraron, sentí la piel de gallina por su escalofriante mirada juzgadora. Según los rumores, él bateaba a lados. Bueno, Conrad sonaba como si estuviera bromeando cuando lo había dicho, pero ¿podría ser verdad? No es como si realmente me importaran las preferencias del Rey Santo. Al menos mientras no causara problemas a mi alrededor.

Además, si me preocupaba demasiado podía llegar a verse a través de mi armadura, así que era mejor no pensar en ello. Sin embargo, también había otros sombríos rumores. El boca a boca espetaba que había se había deshecho de su competencia para obtener el trono y que estaba respaldado por traficantes de esclavos. Aunque no había evidencia para probar o refutar aquello.

Esos eran los monarcas y representantes de las otras naciones. Un grupo bastante pintoresco.

Al final, aparte de los discursos planeados de los monarcas, el banquete terminó sin que pronunciamos una palabra.

♦ ♦ ♦

En un cierto jardín del palacio.

Estaba tan cansada.

Después del banquete, reporté el incidente en el distrito comercial a Su Majestad y me disculpé por dejarme llevar por mis emociones. Debería haber arrestado al bruto, pero terminé desafiándolo a un duelo. Eso había sido muy infantil de mi parte. La noticia hizo que Su Majestad mostrara una sonrisa forzada.

—Supongo que no era algo que se pudiera evitar. Después de todo, la otra persona involucrada es un Representante. Escribe una carta de disculpa y te perdonaré —dijo el Rey.

Una disculpa escrita… ¿Mi indiscreción juvenil sería registrada para las futuras generaciones? 

Por un rato más, discutimos sobre cómo resolver la disputa entre el bruto y yo. Y entonces, justo cuando estaba a punto de retirarme, Su Majestad sonrió de nuevo.

—Enséñale una lección al Representante de ese Reino —dijo.

Al parecer, Su Majestad también estaba enojado.

Una vez que la audiencia concluyó, decidí dar un paseo por los jardines para disfrutar del aire nocturno. El jardín en el que me encontraba, gracias al cuidado meticuloso del jardinero, estaba lleno de flores de temporada en plena floración. Observé el paisaje iluminado por la luna, tan diferente de cómo se veía durante el día.

Nunca hubiera experimentado esto en la Tierra. Se debía en parte a que me había quedado dentro de casa lo máximo posible, y en parte porque no había ningún parque cerca de mi casa. Y también porque era peligroso salir por la noche.

Bueno, el peligro también estaba presente en este mundo, pero esta noche me encontraba en el Palacio Imperial, el lugar más seguro del Imperio, el cual estaba bajo vigilancia constante. Podría dar un paseo a medianoche sin ninguna preocupación, mientras escuchaba los pájaros e insectos que cantaban quedamente como ambientación.

Me quité el barbote del yelmo, exponiendo mi piel al fresco viento nocturno. En apenas un mes, el otoño llegaría a su fin, dando paso al invierno. Habían pasado tantas cosas desde que había llegado a este mundo… que nunca tuve realmente el tiempo para asimilarlo y procesarlo todo. ¿Realmente ya había pasado medio año? Me preguntaba si mi familia estaba bien. Deben estarlo. Después de todo, aunque para mí se tratase del pasado, para ellos, yo todavía me encontraba allí.

Ah, por alguna razón, terminé pensando en mi hogar otra vez.

Mi ciudad natal era un lugar pacífico al que nunca podría regresar. Había sido feliz con mi familia, a pesar de los pocos temas de conversación en los que coincidíamos. Cuando todavía vivía con ellos, nunca me hubiera imaginado que no podría volver a verlos por el resto de mi vida. Que todo esto podría suceder porque me vería mezclada con la invocación a otro mundo de mi amigo de la infancia. Disfrutaba mi vida actual. Sin embargo, eso no me impedía sentir nostalgia.

Tenía diecisiete años, en ese otro mundo ni siquiera se me consideraba una adulta aún. Nunca había planeado dejar a mi familia tan prontamente. Comprendía que no podría haberlo evitado, pero aparentemente eso no era suficiente para evitar que ese tipo de pensamientos entraran en mi cabeza.

¡Aaaaah! Gritó la parte racional de mi mente. ¡No, no, no, no!

Tenía una enorme cantidad de cosas importantes de las que preocuparme y podría terminar arruinándolas si empezaba a deprimirme. Nunca podría volver a mostrar mi rostro en público si eso sucediera. ¡Yo era la comandante del Cuerpo de Caballeros del Ejército Imperial! ¡El caballero negro! ¡Una duquesa! ¡Ya no era la adolescente ordinaria, Saitou Chie! Ya era suficiente de autocomplacencia, ahora era momento de volver a mi habitación y dormir.

Y decidí hacer precisamente eso. Mañana todavía habría trabajo que hacer y una carta de disculpa esperando por ser escrita. Sin mencionar todas las otras cosas.

—No… es…

— ¿Qu…?

Me sobresalté. Voces distantes me interrumpieron justo cuando estaba a punto de recolocar el barbote de mi yelmo y regresar a mi habitación. ¿Quién más podría encontrarse en este jardín a estas horas? ¿Había escuchado las voces de dos personas?

Llena de curiosidad, me acerqué sigilosamente al lugar del que provenían aquellas voces.

Me escondí detrás de un árbol, donde no sería descubierta, y me acomodé para observar a los extraños con la ayuda del cristal mágico en mi yelmo, el cual me permitía ver claramente en la oscuridad. Un hombre y una mujer parecían haber elegido un lugar entre los frondosos árboles para reunirse lejos de las miradas indiscretas. La mujer era la representante del Reino Santo, Selene Mansfield. El hombre era mi subalterno, Conrad.

¿Qué se supone que es esto? Me sobresalté de nuevo.

¿Podría ser un encuentro ilícito? Imposible. Claramente podía recordar a Conrad poniendo mala cara cuando me habló de ella. Ese no era el rostro de alguien enamorado. ¿Qué podría ser entonces?

—Dije que no puedo convertirme en tu esposo —dijo Conrad, con aspecto cansado.

¿Eh? ¿¡Esposo!? ¿Ella se había saltado la etapa del noviazgo?

— ¡¿Pero, por qué?! ¡He estado pensando en ti desde ese entonces! ¡Han sido cuatro años!

—Todo quedó en el pasado. No es como si hubiera sido la primera vez para ninguno de los dos.

— ¡Pero, no puedo pensar en ningún otro hombre aparte de ti! ¡Esa noche, robaste mi corazón, mis pensamientos!

—Francamente, no te creo.

¡¿ASÍ QUE ESO FUE LO QUE PASÓ…?! ¡¿PASARON UNA NOCHE JUNTOS?! Apoyada contra el árbol, abracé mis rodillas mientras sentía que mi cara se enrojecía debajo del yelmo. Por mucho que no quisiera pensar en los detalles…

Así que tuvieron una aventura de una sola noche y no fue su primera vez, pero la señorita Mansfield terminó seriamente cautivada por Conrad. Entonces por eso había hecho una mueca. Esto no sería algo fácil de decir. Es decir, ¿quién le diría a su jefa sobre una mujer con la que tuvo una relación breve? Y, por otra parte, ¿cómo podría una dama aristócrata poseer tanta experiencia? Bueno, podía parecer una pregunta razonable pero, en realidad, estos asuntos ilícitos también ocurrían entre los nobles. Todo el mundo simplemente hacía la vista gorda cuando era hecho con moderación.

Suspiré para mis adentros. ¿Qué podía hacer?

Era muy malo para mí estar escuchando esta conversación a escondidas, tenía que hacer algo para no quedarme aquí por mucho más tiempo. Y con cuidado. Podría haber estado oculta a la vista, pero esos dos eran lo suficientemente fuertes como para convertirse en los Representantes de sus respectivas naciones. Podrían muy bien descubrirme en cualquier momento. Por lo tanto, es mejor que deje de…

— ¡Entonces hagámoslo de nuevo! ¡Verás que en verdad soy la indicada para ti!

— ¡¿Qué?! ¿En qué estás pensando, mujer?

La señorita Mansfield se aferró repentinamente a él con todas sus fuerzas, pero el momentáneamente aturdido Conrad pronto comenzó a resistirse torpemente. Es tan desagradable de ver…

Propulsada por ese pensamiento, decidí intervenir.

— ¿Se podría saber qué le está haciendo a mi subalterno, señorita Mansfield?

— ¿Q-Quién es?!

— ¡C-Comandante!

Mi voz de trabajo los sorprendió completamente. Ahora solo tenía que averiguar cómo hacer que ella se diera por vencida.

—Esto no es asunto suyo. Solo nos concierne a mí y a Conrad Aiden. Los extraños deberían tener la decencia de retirarse.

Y así, siguió por donde se había quedado. Pero la resistencia de Conrad ganó nueva fuerza. Se las arregló para empujarla y corrió a mi lado con nerviosismo.

—C-Comandante, ¡esto no es lo que parece! —Su rostro estaba completamente rojo mientras intentaba expresarse frenéticamente—. ¡Esto no es un amorío ni nada por el estilo!

Nunca esperé que reaccionara así. Le di una palmadita en la espalda y me volteé de nuevo hacia la mujer.

—Verá, por casualidad escuché un poco de su conversación.

—Qué grosero. Pero esto nos ahorra tener que dar explicaciones tediosas. El caballero Aiden y yo estamos en una relación, mantenga la nariz fuera de esto.

Ella obviamente pensaba que Conrad era suyo. ¿Qué creía que hacía ignorando su opinión de esa manera?

—Aunque esa parece ser sólo su opinión. Él claramente detesta la idea.

El rostro de la señorita Mansfield se contrajo, pero volvió a la normalidad rápidamente.

—Eso es completamente irrelevante. Él se dará cuenta de que está equivocado una vez que volvamos a estar juntos.

¿En qué me he metido?

— ¿Completamente irrelevante? ¿Qué los sentimientos de Conrad son… irrelevantes? —Fruncí el ceño.

—Obviamente. El caballero Aiden es un hombre y es mío. Ya entrará en razón.

¿Qué era suyo? ¿Qué entraría en razón?

—Hasta ahora no ha habido hombre capaz de resistirse a mis deseos. Y no habrá jamás.

¿Qué no habrá jamás? Al oírla decir esas palabras, mi rostro se crispó. Mi puño afianzó su fuerza. Y ella, con esa expresión de deleite, continuó escupiendo basura de su boca.

—Y por eso, ¡Conrad SERÁ mi esposo! ¡Él existe para mí, y solo para mí! ¡Su cuerpo es un regalo de Dios para brindarme satisfacción!

Sentí que algo se quebró en mi interior. De un par de pasos veloces, acorté la distancia entre nosotros. Mi puño derecho se estrelló contra el tronco del árbol detrás de ella.

— ¿Eh?

Probablemente solo me había visto aparecer súbitamente frente a ella y había sentido la estela de mi puñetazo. Retiré mi brazo. Despacio. Su rostro se tornó pálido.

—Ya no podía seguir escuchando sus necedades. Lo encontraba… extremadamente irritante.

— ¿Q-Qué está…? —preguntó la mujer, no, la p*rra, mientras temblaba como una hoja.

— ¿Perdón? ¿Pregunta qué?

Estrellé mi mano izquierda contra el otro lado del árbol y acerqué tanto mi rostro al suyo que mi yelmo casi tocaba su nariz. Ella chilló. Continué hablando con mi voz más amenazadora.

—Nada es seguro en este mundo, señorita. Lo que pasó entre ustedes dos no es necesariamente malo, no sería extraño que naciera el amor a partir de ello, pero simplemente ignorar la negativa del otro y creer que todo será como quiere… Eso. No. Pasará.

La perra trató de alejarse, así que la agarré del mentón con mi mano derecha, reteniendo su cabeza y obligándola a mirarme a los ojos.

— ¡NO te voltees!

Ella chilló de nuevo. Sus ojos, llenos de lágrimas, se centraron en mí.

—Comprende esto, no importa cuánto persigas a Conrad, él nunca se convertirá en tu esposo.

En total estado de pánico, parecía incapaz de comprender lo que estaba sucediendo. Aunque todo lo que necesitaba era pensar un poco.

—Bien. Lo explicaré de una manera que incluso tú puedas entender. Ustedes dos son Representantes, recursos indispensables para sus naciones. Sería imposible mediar su lugar de residencia de llegar a casarse. En el peor de los casos, su matrimonio provocaría una guerra. Tal es el peso de sus posiciones.

Finalmente capaz de comprender, su rostro palideció aún más. Yo continué con el regaño.

—Pero lo que más me indigna, es cómo te refieres a él como si sólo fuera un objeto. Ustedes dos parecen haber sido cercanos en el pasado. Y eso no es algo inapropiado. Está bien que hombres y mujeres mantengan relaciones. Pero, considerando eso, al menos ahora deberían estar en condiciones de hablar las cosas, ¿no? ¿Por qué lo confundirías con una de tus posesiones?

A estas alturas, ella estaba llorando tan intensamente que había comenzado a gotearle la nariz. Su rostro se veía miserable. Su maquillaje estaba completamente arruinado. Decidí darle el golpe de gracia a esta persona tan repulsiva.

—Así que desde ahora en adelante, no te atrevas a pronunciar el nombre de Conrad o a tocarlo con tu cuerpo libidinoso. Me encantaría ser tu próximo oponente en el torneo pero, lamentablemente, debo ocuparme primero de la Molestia Número Uno. Pero estoy seguro, señorita Molestia Número Dos, que Conrad se hará cargo de ti. No me emociona realmente el hecho de que él te enfrente, pero no hay de otra. Pero metete una cosa en la cabeza, él está absolutamente fuera de tu alcance. ¡A una mujer vulgar como tú no debería permitírsele tocar a tan gallardo caballero!

Con ese golpe final, solté su mentón, permitiéndole que cayera al suelo, todavía llorando. Me volteé hacia Conrad, quien se había quedado parado en su lugar estupefacto y apoyé mi mano izquierda sobre su hombro derecho.

—Vayámonos. Nada bueno saldrá de estar cerca de esa clase de mujer.

Él obedeció de inmediato, todavía completamente confundido por lo que acababa de pasar. ¡¿Cómo demonios habían terminado este tipo de personas como Representantes?!

♦ ♦ ♦

En un pasillo. (POV de Conrad.)

Esta era la peor situación posible, de todo lo que pudiera haber pasado, que hubiera sido visto por mi Comandante…

Después del banquete, Selene Mansfield, la Representante del Reino Santo, me llevó a un jardín vacío. A decir verdad, en vez de que me llevaran, yo había sido el que propuso ir allí. Al principio no quería tener nada que ver con ella, pero hubo una vez en el pasado cuando el torneo se celebró en el Reino Santo… Bueno, habría sido una molestia que siguiera insistiendo, así que había decidido complacerla. Aún me arrepentía de haber aceptado su propuesta de hace cuatro años.

En ese entonces, no podía dormir debido a la emoción por mi primer torneo, así que había salido a pasear por un jardín en el palacio del Reino Santo. Y por casualidad vi a Selene discutiendo con otro hombre. La ayudé y ella me dio las gracias una vez que la molestia se había ido. Cuando le pregunté la razón de la discusión, sus palabras me sorprendieron.

—Debido a las muchas noches que pasamos juntos, él pensaba que éramos amantes destinados, pero sólo es uno de mis varios hombres, cielos santos.

No podía creer lo que acababa de escuchar. ¿Podrían esas palabras realmente venir de los labios de una dama noble? ¿Además de una proveniente de un reino tan religioso? Más tarde, me enteraría de que Selene Mansfield era una hedonista [2] conocida que utilizaba su belleza al máximo. Mantenía amoríos con muchos hombres diferentes.

Pero en ese momento, mientras la miraba atónito, ella comenzó a aferrarse a mí con una expresión pensativa.

—Tú debes ser el Representante del Imperio. ¿Te gustaría pasar una noche conmigo? Es tu oportunidad de estar con una dama noble de otra nación, ¿sabes? Aunque solo sea por una noche. Todo lo que pido es que me satisfagas.

Y así, me sedujo.

Yo sólo tenía veinte años y ella era diferente a todas las otras mujeres con las que había pasado el tiempo hasta entonces, una mujer aristócrata que se había acercado a mí por iniciativa propia. Una sola noche no causaría problemas, fue lo que pensé. Y así, los dos nos escabullimos del castillo y pasamos una noche juntos en una casa vacía que pertenecía a su familia.

Una vez que habíamos terminado, la dejé durmiendo en la cama y regresé al castillo antes de que saliera el sol. Sólo los dos sabíamos sobre el amorío. Después de esa noche, consideré que nuestra relación había terminado.

Pero ella tenía otras ideas.

¿Por qué? ¿Por qué había aceptado su invitación en ese entonces?

Después de esa noche, ella me persiguió implacablemente. Por supuesto, nunca se me acercó cuando había gente alrededor, pero tan pronto como me encontrara solo, aparecería de la nada. Sin embargo, no había forma de que lo que ella sentía por mí fuera nada cercano al amor. Puede que en ese momento no conociera el amor, pero definitivamente eso no lo era. Podía decir por su mirada que me veía como a un joven atractivo que se había atrevido a escapar se sus garras.

Entonces, sintiéndome indignado, continué evitándola. Solo una vez había abandonado el Reino Santo y regresado a la Capital Imperial me sentí a gusto nuevamente. Eso debido a lo extremadamente obsesiva que era.

Me había olvidado del asunto por los próximos cuatro años. Pero entonces me enteré que ella venía al Imperio como Representante.

Ella no lo había olvidado. Además, se había convertido en Representante exactamente para perseguirme.

Yo entré en pánico. No quería que mi Comandante se enterara de nuestra relación. Tampoco sería bueno que otra persona lo descubriera, pero como había sido hace cuatro años, no pasaría nada. Pero mi Comandante no podía saberlo. El solo imaginármelo hacía que me doliera el corazón.

Pero a pesar de todo, había pasado, lo había descubierto. Ella nos había escuchado hablar.

Traté de explicarle. Pensaba que la había decepcionado. Pero, sin decir una palabra, ella simplemente me hizo a un lado, estando yo todo conmocionado y se dirigió a Selene.

Su conversación me sorprendió. La comandante Chie se dejó llevar por completo. Su ira se sentía completamente diferente a aquella vez del incidente con Adelbert. A decir verdad, nunca la había visto así. Se veía tan asqueada. Y entonces, mientras la observaba con asombro, un miedo repentino se apoderó de mí. ¿Y si yo era el siguiente? 

Debido a ese temor, ninguna de las demás palabras que pronunció fue percibida por mis oídos. Solo sabía una cosa. Ella estaba destrozando a esa mujer con sus palabras. Estaba aplastando cualquier intención de resistirse. Esa imagen me infundió terror. Y finalmente, me llevó con ella, dejando atrás a Selene. Era mi turno. La había decepcionado. Estaba listo para aceptar cualquier cosa que dijera. Me decidí a no decepcionarla de nuevo.

No mucho después, llegamos a nuestro destino. Era la sala de conferencias utilizada por los Comandantes y Vice Comandantes. Naturalmente, en estos momentos, no había nadie aparte de nosotros dos. La Comandante encendió las velas de la mesa y se volteó hacia mí.

Ya se avecinaba, pensé. Se quitó su armadura, puso ambas rodillas en el suelo y, entonces, se postró con ambas manos apoyadas delante de ella.

— ¡Lo siento! —Pude escucharla decir.

Estaba muy confundido. ¿Por qué se disculpaba? ¿Por qué la Comandante se había agachado y se estaba disculpando conmigo? A pesar de mi confusión, ella continuó.

— ¡Lo siento mucho! Estaba dando un paseo y oí voces. ¡Y terminé escuchándote a escondidas debido a mi curiosidad! Hubiera sido más educado pretender que no estaba allí y que no había escuchado nada, pero en vez de eso, ¡hice la peor cosa posible! Como tu jefa, ¡realmente me disculpo!

La comandante se disculpaba profusamente.

— ¡Comandante! Por favor, levante su cabeza. —Respondí, saliendo de mi estupor—. ¡No hay razón para postrarse de esa manera!

Yo también me puse de rodillas para intentar hacer que se levantara. Nunca había visto esta postura antes, pero sabía que ella se estaba postrando ante mí. Tenía que hacer algo para que se detuviera, pero no sabía qué hacer, así que volví a hablar apresuradamente.

— ¡La comandante Chie no hizo nada malo! ¡Toda la culpa es mía! ¡La he decepcionado enormemente!

— ¿Eh? ¿Decepcionado? —Ella me miró desconcertada, pero finalmente levantó la cabeza. Estaba aliviado.

—Sí, hace cuatro años, tuve un amorío con esa mujer. Debe estar decepcionada de mí. Por favor, castígueme.

Copié el gesto que había hecho la Comandante. Esta debe ser una postura de disculpa en su ciudad natal. Mantuve mi cabeza en el suelo. Era una posición muy apropiada para alguien como yo.

Esta vez, fue la Comandante quien se puso nerviosa.

— ¿Qué? ¡Espera, espera! Estás malinterpretando algo. ¿No oíste nada de lo que le dije a esa bitchy?

— ¿Eh?

Era mi turno de estar desconcertado, otra vez.

¿Qué quería decir? ¿No estaba enojada por nuestro amorío?

—Ah, no escuchaste lo que dije, ¿verdad?

La comandante Chie se sentó en el suelo en una posición extraña y se rascó la cabeza. Yo levanté la cabeza y asumí la misma posición.

—No lo hice. En mi vergüenza, pensé que estaba decepcionada de mí, así que no escuché nada de lo que dijo.

—Ya veo…

Ella comenzó a hablar.

—Verás, lo que me hizo enojar fue cómo esa bitchy ignoraba completamente tus sentimientos y la idiotez en sus palabras.

Me quedé impactado. Estaba seguro de que ella estaba enojada con Selene y conmigo. ¿Y qué significaba bitchy?

—Esa mujer era completamente inconsciente de su posición como Representante. Ya siendo una noble común y corriente haría que la situación fuera difícil, pero un Representante es un activo militar indispensable. Ningún reino les dejaría irse tan fácilmente. Si dos fueran a enamorarse y casarse, las dos naciones involucradas incluso podrían comenzar una guerra. Y ella no lo entendía en absoluto. ¿Es que su cabeza está completamente llena de sexo? Realmente debe ser así, dado que se convirtió en una Representante solo para perseguirte.

Hablaba con una expresión tensa, masajeándose las sienes. Su voz contenía una mezcla de ira y asombro.

— ¿Los nobles de las otras naciones carecen incluso de una pizca de sentido común? El bruto del Reino y la bitchy del Reino Santo. No hay forma de que personas como esas puedan manejar bien sus tierras. Bueno, creo que realmente no importa cómo se desarrollan los otros reinos. Pero todavía me enoja. Voy a desahogar toda mi ira en el torneo. Me gustaría mucho golpear a las dos molestias. Pero no podré hacerlo. ¡Conrad!

— ¡Sí, señora!

La forma en la que habló tan rápidamente me hizo enderezarme involuntariamente.

—No te contengas contra esa bitchy. O mejor dicho, ya que el torneo terminaría en un instante si fuéramos con todo, ¡hagamos otra cosa! Mostrémosles a esos ignorantes que ni siquiera tenemos que enfrentarlos seriamente. No voy a luchar en serio contra a ese bruto. Podemos luchar hasta quedar satisfechos en las finales. Así que vamos a mostrarles…

Ella sonreía mientras hablaba. Pero la expresión en su rostro no era la calmada de siempre. Esta sonrisa ocultaba su ira. Lo entendí perfectamente cuando terminó su oración. Las otras naciones habían despertado algo que no deberían…

—La fuerza del imperio.

La ira del Caballero Negro del Imperio.


[1] Se le llama dandy/dandi al hombre que se distingue por su elegancia y sus refinados modales.

[2] Los hedonistas consideran el placer o la satisfacción como el objetivo de la vida.

Kavaalin
Hola~ Soy la traductora que estará trabajando en esta novela hasta ponerla al día, en los 6 capítulos restantes de este arco. La verdad es que nunca antes me había interesado leer esta novela y ahora que lo hice, para poder traducirla, me pregunto ¡¿pero cómo diablos pude pasarla por alto tanto tiempo?! Estoy completamente enamorada~ ChiexConrad y ChiexClaude son mis OTP y BroTP For Ever!!!

9 respuestas a “El fuerte caballero negro – Capítulo 31: Cena y la segunda molestia”

  1. Amo a Chie y Conrad porfissss no la dejen a medias me gusta cómo está narrada y me muero de ganas de ver cómo se desarrolla todo hasta la llegada de Yousuke…. gracias por la traducción esta muy bien hecha 🥰

    1. Muchas gracias por leer
      No para nada la vamos a abandonar la pondremos al dia con su version inglesa, pero cuando lleguemos alli nos detendremos por que no sabemos aJapones T_T,

Responder a Moonlight301 Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido