El Secreto de la Belleza – Capítulo 19: Equitación

Traducido por Akatsuki

Editado por Sharon

Corregido por Tulskas


Desde la mañana en que Julius le había pedido que hiciera un largo viaje con él, Emilyn se había sentido inquieta mientras pasaba el tiempo en su propiedad.

Había pasado varias noches sin dormir preocupada por él mientras estaba en la guerra. Por lo tanto, se llenó de alegría y alivio cuando escuchó sobre la victoria del reino Aullène y los logros obtenidos de Julius.

Sin embargo, se sintió irritada porque solo podía mirar a Julius desde lejos cuando hizo su regreso triunfal. Había demasiada gente rodeándolo, y luego no pudo verlo por varios días.

Sus emociones estaban en caos cuando le llegó la invitación de Julius. Ella confirmó que estaría bien ir, así que tomó la decisión de visitar a la familia Rosenberg.

Emilyn, aceptó sin dudarlo y se decidió la fecha para su viaje.

El día señalado, Emilyn lo esperó en la entrada de su propiedad, ya que dijo que él mismo la recogería.

Las damas nobles normalmente no esperarían a alguien de esa manera, pero ya no podía esperar en silencio, y probablemente no había nadie que pudiera culparla por ello.

Y debido a que lo había estado esperando, pudo ver una maravillosa escena ocurrir frente a ella.

—¡Señorita Emilyn! Ha sido un tiempo. ¿Salió a esperarme? —Julius había cabalgado hasta su propiedad y la había llamado cuando la vio sentada de lado.

Sin embargo, ella no pudo responderle. Todo lo que podía hacer era mirarlo con asombro.

Una bella dama montaba un precioso caballo blanco.

Akatsuki
*puff* Acabo de escupir mi cafe :’(

Su ondulado cabello rubio se balanceaba con el viento, y vestía una camisa a medida mientras su espada colgaba de su cintura.

Mucha gente pensó que Julius parecía una pintura cuando regresó triunfalmente sobre su caballo.

Sin embargo, si esa gente lo viera ahora, la imagen que tenían de su regreso se perdería. Así de perfecto se veía.

Las chicas jóvenes como Emilyn anhelaban a los hombres que montaban corceles blancos.

La existencia de caballos blancos, que eran raros y difíciles de criar en el reino Aullène, a menudo se representaban en cuentos de hadas.

Su existencia era casi legendaria. Mejor aún, Julius, la persona que anhelaba, estaba montando un caballo así. Nada podría ser mejor.

El Escuadrón de Guardaespaldas pagaría cualquier cantidad para verlo en este preciso momento, los juglares cantarían canciones sobre él y los artistas lo usarían como modelo para sus retratos o esculturas.

Si hubiera algunos retratos o esculturas de él en venta, la gente probablemente pagaría cualquier cantidad para obtenerlos.

—¿Señorita Emilyn? —Julius bajó de su caballo y se paró frente a Emilyn. Su rostro estaba rojo cuando lo miró fijamente, por lo que le hizo una pregunta.

—¡¡Ah!! Lo siento joven Julius. Quede cautiva por tal belleza. —Ella volvió a sus sentidos y respondió. Aunque su mente alborotada sin querer dejó escapar lo que estaba pensando.

—Ah, recibí el caballo blanco de su majestad por mis logros en la guerra. También creí que era demasiado, pero como ya me lo había dado, pensé que debería montarlo. —Emilyn había señalado que él se veía increíblemente guapo cuando montaba, pero Julius respondió con humildad y alejó que fue por el animal.

—¿Qué no es mucho? ¡Este caballo blanco es perfecto para el joven Julius!

—¿Es así? Entonces, estoy feliz.

Por el bien del argumento, si hubiera otras jóvenes, estarían pensando lo mismo que Emilyn. De hecho, nadie más podría llegar a montar un caballo blanco tan bellamente.

—Es un poco tarde para decir esto, pero, felicidades por tu victoria y logros en la guerra, joven Julius.

—Gracias, señorita Emilyn —contestó Julius sonriendo cuando ella lo felicitó.

—Estoy tan aliviada de que hayas regresado a salvo.

—Quería verte de nuevo. Es gracias a ti que pude hacer lo que hice y regresar de manera segura —dijo con ligereza palabras tan amorosas que Emilyn se puso roja.

—Oh cielos, joven Julius.

—Aunque me emociona hablar contigo así, vamos a un lugar más tranquilo. Hay un hermoso lago al sur de la capital real, planeaba llevarte allí hoy.

—Está bien. —Emilyn terminó la conversación para que pudieran ir a su paseo acordado.

Julius se sentó a horcajadas sobre el caballo, inclinó su cuerpo y tendió su mano hacia Emilyn.

Mientras extendía su mano en reflejo, Julius la alcanzó y la jaló para que cabalgara con él.

—¡¿Woah?! —Emilyn no pudo ocultar su sorpresa ante la fuerza de Julius a pesar de que era tan delgado.

Además, Julius, que sostenía las riendas, la había ayudado a subir al caballo, por lo que estaba sentada entre sus brazos.

Emilyn podía sentarse así porque era pequeña, aunque se puso rígida cuando pensó que cabalgarían así.

Era comprensible que estuviera tan nerviosa ante Julius cuando la abrazaba tan cerca.

—¿Mhm, joven Julius? No me digas que vamos a montar así…

—Así es, la montura de atrás es algo incomoda. No te preocupes, puedo mantenerte cerca todo el tiempo.

Emilyn no estaba preocupada por los brazos de Julius, quien no notó que su cara estaba de un color rojo brillante; ella quería confirmar que no hubiera ningún tipo de malentendido.

—Bueno, vamos a irnos ahora, ¿de acuerdo? —dijo él. Luego tiró de las riendas para ir a su destino.

Si Emilyn hubiera estado calmada mientras Julius la abrazaba con fuerza habría notado que él no era mujer, pero estaba tan nerviosa, que no se dio cuenta.

♦ ♦ ♦

—Guau —fue lo primero que dijo Emilyn cuando llegaron a su destino.

El lago brillaba bajo los rayos del sol y el canto de las aves complementaban la brillante atmósfera.

Las flores se balanceaban con el viento frío.

Julius ayudó a Emilyn a bajar del caballo. Ella estaba tan fascinada con la escena que sucedía ante sus ojos que corrió hacia el muelle.

Él sonrió mientras la veía salir corriendo mientras ataba el caballo blanco a un árbol cercano, y la siguió al terminar.

—¡Mira esto, joven Julius! ¡El agua es tan hermosa! —Emilyn se puso de cuclillas junto al agua mientras llamaba a Julius.

—¿No está frío?

—No, hace calor. ¡Ah, hay peces nadando! —gritó de alegría mientras veía los peces destellar a la luz del sol.

—¿Te gusta?

—¡Sí, mucho! —Ella lo miró y sonrió con satisfacción.

Julius sintió que su corazón latía fuertemente en su pecho a causa de Emilyn; su sonrisa despreocupada era muy encantadora.

Normalmente estaría nerviosa porque tenía que ser una dama lo suficientemente apta para estar a su lado, pero ahora estaba tan conmovida que su personalidad normal sobresalía.

—Me alegro. Quería que hoy sea memorable.

—¿Huh?

Cuando escuchó sus palabras recordó lo que él le había contado detrás de su casa, la noche anterior a su partida a la guerra.

«En su lugar, te daré un anillo cuando venga a devolverte la cinta.»

Por extraño que parezca, Emilyn llevaba puesto el colgante y los pendientes que Julius le había regalado anteriormente. Además de eso, era la promesa de un anillo cuando regresara de la guerra.

Después de escuchar todo eso, la respuesta a la que había llegado era que Julius iba a proponerle matrimonio ahora mismo.

Akatsuki
Quiero algo asi~

—Eh, ah, mhm…

La cabeza de Emilyn ya estaba llena porque no había visto a Julius en mucho tiempo y aunque había escuchado sobre esto de antemano, nunca había imaginado que se lo propondría hoy.

Sin embargo, ella también lo deseaba, así que no pensó en negarse. Emilyn siempre había soñado con estar con Julius, aunque pensara que era una mujer.

Emilyn parecía como temblar cuando Julius se llevó la mano al bolsillo del pecho mientras exhalaba profundamente para calmar sus emociones.

Un hombre y una mujer se encontraron frente a frente al borde de un lago cristalino.

Se miraron el uno al otro en silencio por un momento antes de que Julius tomara la mano de Emilyn y le dijera:

—Déjame darte este anillo junto con la cinta que recibí en aquel momento, espero que estés a mi lado como mi mejor mitad.

Julius intentó entregarle la cinta que Emilyn le había dado, junto con el anillo, de su bolsillo.

Sin embargo, al final, él nunca lo hizo.

Sharon
¡Santo giro argumental super dramático! Eso sí que no me lo esperaba…

4 respuestas a “El Secreto de la Belleza – Capítulo 19: Equitación”

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