El Secreto de la Belleza – Capítulo 8: Entrenamiento

Traducido por Akatsuki

Editado por Sharon

Corregido por Tulskas


—¡Llegas tarde, Julius Rosenberg!

Alguien llamó su atención cuando llegó a la plaza donde suele entrenar a diario, haciendo que se tocara la cabeza para contener la jaqueca ante aquella voz tan familiar.

—Buenos días. Como siempre, es inútil preguntarle por qué está aquí, ¿verdad… Su Alteza?

—¿Por qué estoy aquí? Te lo dije muchas veces, ¿no es así? Salí del castillo para poder entrenar contigo y así lograr ganarte.

Dudrick, el príncipe heredero, estaba esperándolo.

Por supuesto, debería de estar en el castillo en estos momentos, no es bueno que se encuentre en este lugar. A veces otras personas le acompañan sin que se diese cuenta.

El príncipe, que se considera rival de Julius, está preocupado en perder ante él en habilidades con la espada. Por eso, cuando escucho que Julius entrenaba en este lugar todos los días, comenzó a escaparse ocasionalmente para desafiarlo. Por supuesto, no venía todos los días.

—Buen trabajo…

Julius miró a sus alrededores y baja la cabeza en señal de agradecimiento ante un árbol ubicado a la distancia.

Aunque no recibió una respuesta directa, sintió una sonrisa irónica provenir del árbol.

Dudrick no solo es de la realeza, sino que es el próximo rey. Una persona tan importante como él no lograría salir sin un guardia detrás. Tenía la intención de escabullirse solo, pero un guardia siempre lo vigila cuidadosamente.

Julius adivinó lo que había sucedido y le agradeció al guardia escondido.

—¿Qué estás haciendo?

—Nada en absoluto.

—Eres muy raro, está bien. Más importante aún. ¿Ya estás listo? —dijo el príncipe mientras saca su espada de entrenamiento de su funda.

Sus movimientos refinados indican que no es un charlatán y realmente está entrenado.

—Sí, podemos comenzar.

—¿Si? Entonces no será problema, pero las peleas son mejores que un entrenamiento.

—Realmente quieres pelear, ¿no?

Julius da un suspiro, y desenvainando su espada, se dirige hacia el centro de la plaza.

—¡Hump, hoy será el día que no perderé!

—Es algo que no se puede evitar, soy tu oponente.

—No te lo pondré fácil solo por ser una pelea.

—Pues claro, no habría sentido si yo ganara fácilmente.

Ambos se encontraron en el centro sujetando sus espadas.

—¿Cuál será la señal?

—Lo mismo de siempre.

—Entiendo, entonces…

Ante su respuesta, Julius saca una moneda del bolsillo.

Luego, la arroja sobre ellos.

La moneda gira en el aire hasta que empezó a caer.

Ambos mantuvieron su posición, enfocándose en la moneda sin perder de vista a su oponente. La atmósfera es tensa, como si el tiempo se hubiese detenido.

Entonces, en el momento en que cayó al suelo…

Ambos avanzaron al mismo tiempo.

—¡Ahh!

Julius hizo el primer movimiento.

Apunta su espada hacia el hombro derecho del príncipe que sostiene su arma para detenerlo rápidamente.

—¡Eres demasiado ingenuo!

Dudrick salta hacia un lado para evitar el ataque, bajando su espada con su brazo izquierdo.

Julius vio el contraataque que se dirigía hacia él , bloqueándolo con su espada. Sin embargo, el ataque de Dudrick tenía más fuerza de la que esperaba, por lo que fue enviado hacia atrás.

—¡Aún no!

Dudrick se acerca sin dejar de atacar, mientras su contrincante lo bloquea con su espada.

Ambas armas se encontraron, tratando de superar a la otra.

—¡No creas que ganarás por la fuerza!

—Huhu.

Dudrick es mejor que Julius en términos de fuerza, una clara desventaja para él, aun más si añadía más peso al intentar bloquearlo cuando ataca desde arriba.

Poco a poco estaba siendo derribado y el príncipe, que pensó que ganaría, gritó en señal de victoria. Sin embargo, su oponente le mostró una leve sonrisa… y dejó de poner fuerza en su espada.

—¡¿Qué?!

La fuerza que se le oponía desapareció repentinamente, haciendo que perdiese el control y se tambaleara hacia adelante. En ese momento, Julius oscilo su espada desde arriba.

—Argh.

El príncipe logró esquivarlo en el último momento saltando hacia atrás.

—Se acabó.

—¡No me tomes a la ligera!

Esta vez Julius arrinconó a Su Alteza quien, por otro lado, intentó contraatacar.

Sin embargo, es un acto de desesperación porque está acorralado.

El ataque dirigido a Julius, cortó el aire y se plantó en el suelo, sorprendiendo al príncipe.

—¡Maldita sea!

Dudrick se puso nervioso y trató de recuperar su arma, pero ya es demasiado tarde; una espada toca ligeramente su cuello.

—Es mi victoria.

—Mierda… He perdido.

Julius anunció su victoria indiferente y su rival aceptó su derrota, mostrando arrepentimiento.

♦ ♦ ♦

—Todavía no puedo alcanzar tu nivel.

—No, estuviste muy cerca hoy.

—Basta, parecía que aún te lo tomabas con calma.

Al terminar el encuentro, envainaron sus espadas y comenzaron a charlar.

Julius consola a Dudrick, que está amargado por su derrota, pero escuchar aquellas palabras le molestaba más que perder.

—Tomemos un pequeño descanso y tengamos otra pelea.

—¿Quieres hacerlo de nuevo?

—Por supuesto. No puedo irme sin haberte ganado. Continuemos hasta que logre ganarte al menos una vez.

El príncipe ya estaba entusiasmado con el siguiente encuentro, pero Julius, que tenía una cita más tarde, estaba preocupado.

—Eso es preocupante, su Alteza.

Ambos se volvieron hacia la voz de una joven enojada.

Es la prometida de Dudrick, la señorita Dearnet.

Su largo cabello rubio y su vestido brillan a causa de los rayos del sol.

—¡¡Señorita Dearnet!! ¿Por qué está aquí?

—No importa. Me prometiste que hoy inspeccionaríamos la ciudad,  ¿lo has olvidado?

—Oh…

Dudrick, sorprendido por su presencia repentina, fue cuestionado por Dearnet, que le informó que tenían planes para hoy.

A pesar de que dijo que iban a inspeccionar, probablemente irían a pasear por la ciudad en lugar de ir por asuntos oficiales.

Por supuesto, cuando visiten la ciudad como rey y reina de este reino, el aspecto de los negocios será completamente diferente.

Uno podía ver que ella lo había estado esperando, ya que se ve enfadada de que su prometido lo haya olvidado. No dejó pasar por alto el hecho de que el tono con el cual habló el príncipe indicaba su olvido y que acababa de recordar la promesa que le hizo.

—Entonces, ¿por qué está aquí Su Alteza? El guardia que conocía tu horario hizo lo correcto en contactarme.

Julius dirigió su atención hacia la presencia que sintió antes al escuchar la respuesta de Dearnet. Y otra vez sintió la sonrisa irónica proveniente de aquel lugar. Concluyó que él, o alguno de sus colegas, la había contactado.

Habían pasado por alto el hecho de que se había escabullido del castillo porque tenía un compromiso previo, sino lo habrían detenido antes de que lograse escapar.

Pensando en cuánto tiempo le tomó llegar hasta aquí, llegó a la conclusión de que los guardias pensaron que Dudrick había olvidado su cita con su prometida, así que se pusieron en contacto con ella después de verlo escabullirse.

Julius pensó que si llegaron tan lejos deberían haberle hecho recordar sus planes, pero Dudrick lo consideraba como su rival, así que probablemente no los hubiese escuchado.

—Bien Su Alteza, vámonos.

—E-Espera. ¡Lamento haber olvidado nuestra cita! ¡Así que no me arrastre! ¡Señorita Dearnet!

Ella no dejó de sonreír mientras lo jala del brazo.

—Buenos días para usted, joven Julius.

—Que tenga buen día, señorita Diarnet.

—Argh… Dejaré las cosas como están por hoy, ¡pero definitivamente te ganaré algún día, Julius Rosenberg!

—Eso espero. Buenos días, Su Alteza.

Julius sonríe con ironía mientras se despide de Dudrick que estaba siendo arrastrado por Dearnet. Al perderlos de vista regresó a practicar sus movimientos con la espada.

3 respuestas a “El Secreto de la Belleza – Capítulo 8: Entrenamiento”

  1. Es triste que el único que lo ve como hombre… tampoco lo ve como hombre. -_- Pobre Julius, espero que algún día se aclare el malentendido… aunque tengo ganas de quemar vivos a la mayoría de los otros personajes, empezando por la prometida y su “amigo”. En serio, me molestan más que ningún otro, incluso más que Elizabeth-sama.

    Por cierto, gracias por traducirla… y por todas las otras novelas que no les he agradecido a esta fecha.

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