El Sentido Común de la Hija del Duque – Capítulo 252: Llorar (1)

Traducido por Shisai

Editado por Raine


Su expresión me dio muy mal presentimiento.

¿Había hecho algo el Reino de Acacia? ¿O quizás la batalla contra el Reino de Towair no salió según lo planeado?

—¿Qué ha pasado?

—Hemos ganado en la guerra contra el Reino de Towair.

—¡Oh! ¿No son buenas noticias?

Era una noticia que debería haberle traído alegría, pero su expresión estaba muy mal. Más exactamente, parecía completamente congelada.

—Sí, pero Dean, Dean… —Parecía tener miedo incluso de hablar. Su compostura estaba tan perdida que ni siquiera se molestó en dirigirse a él por su título real. —… También hemos recibido la noticia de la muerte de Dean.

Mi mundo se hundió en la oscuridad.

—…¿Qué?

Shisai
¿Qué?

Raine
¡¡!!

No pude entender sus palabras.

Muerte… ¿qué significaba la muerte?

Mi mente, mi corazón… se negaba a comprender.

Pero sus palabras nublaron mi cabeza, nunca se fueron.

—Tanya, no lo entiendo. ¿Qué le ha pasado a Dean?

Mi pregunta hizo que la expresión de Tanya se deformara. Pero se recuperó de inmediato.

—Parece que lo mataron a tiros con flechas.

—¿Estas segura?

Mi corazón hizo un sonido molesto.

Escuchar sus respuestas a mis preguntas fue aterrador.

—Sí. Todos los que se infiltraron me han dado el mismo informe.

Esta respuesta hizo trizas mi corazón.

— ¿Qué clase de broma es esta? ¿No ganamos? ¿No ganó el Reino de Tasmeria? ¡Entonces por qué…! —Perdí la calma y comencé a gritar. —¡Por qué…!

Mi estado de ánimo elevado no duró demasiado.

Esperando que Tanya estuviera mintiendo.

Esperando que la noticia fuera falsa.

Pero con solo mirarla a la cara, lo supe.

Nunca la había visto así antes.

Tan sorprendida que no pudo cerrar los labios, sus ojos estaban llenos de dolor.

Me dijo que esta era la verdad inquebrantable.

Instantáneamente fui tragada por el vacío y la oscuridad.

Estas emociones me quitaron las fuerzas. Me caí.

En ese momento, mis rodillas se doblaron y me agarré a la esquina de la mesa para apoyarme.

Se sacudió todo lo que estaba sobre la mesa.

—Señorita…

Tanya dio un paso tras otro, acercándose a mí.

No, no te acerques.

No cuestiones mis sentimientos.

Mi corazón gritó de dolor, mi cuerpo quería retirarse.

Pero mis pies se sentían como si estuvieran pegados al suelo, incapaces de moverse.

—Lo siento. Déjenme estar sola por un tiempo. —Desesperadamente, me obligué a decir estas palabras.

Las expresiones de Tanya y Mérida parecían contorsionadas ante mis palabras.

No pongan esas caras, estoy bien… aunque quería decirles esto, ni siquiera podía abrir la boca.

Sin decir palabra, me levanté y caminé hacia mi propia habitación.

El mundo se volvió borroso.

Desdibujado, retorcido. Ya no sabía si el camino que estaba tomando era el camino correcto.

Todo perdió su color. Todo se reflejaba en mis ojos, pero no podía reconocer nada.

Se sintió como si no hubiera diferencia entre el suelo y el cielo. Estaba flotando en alguna parte.

Caminando a lo largo de la pared, finalmente regresé a mi habitación.

Cuando abrí la puerta para entrar, inmediatamente perdí mi fuerza y me resbalé al suelo.

—Dean… —Murmurando su nombre, mis ojos se llenaron de lágrimas.

No sé cuánto tiempo estuve en ese estado.

Me quedé sentada allí, mirando a ciegas.

Cuando volví a mí misma, el sol poniente proyectaba sus rayos a través de la ventana.

Todo lo que quería era descansar un poco.

Ah, necesitaba volver al trabajo… eso fue lo que comencé a pensar.

Pero mi cuerpo se sentía como si estuviera cosido al suelo, incapaz de moverse.

Seguí tratando de acumular energía para ponerme de pie, pero desapareció en un instante y me encontré nuevamente sentada en el suelo.

Hablando de eso, la primera vez que me desmayé… Lo primero en lo que pensé fue en mi trabajo también. Pero Dean ajustó todo su horario para venir a ayudarme, y al final estaba bien. Estas eran las cosas en las que pensaba ahora.

—Oye, ayúdame, Dean… como en ese entonces…

Como en ese entonces.

Tenía una leve esperanza de que apareciera de repente de la nada… pero mi mente racional rechazó esos sueños.

Incluso si la situación fuera similar, Dean no volvería.

Tanya me lo había dicho.

Dean estaba muerto.

Muerto a tiros por flechas.

Muerto… ya no estaba en este mundo.

No importa lo mucho que mirara, no importa lo que pensara.

Mirarlo, hablar con él… ya no era posible.

Pensar en esto fue suficiente para liberar las oscuras emociones en mi corazón. Empecé a llorar.

—¡Ahhh…!

Al mismo tiempo, las lágrimas me consumían.

¡No, no, no!

No me atrevía a creer, no quería creer que él ya no estaba aquí.

¿No habíamos ganado?

Ganar contra el príncipe Edward, ganar contra el Reino Towair. ¡Entonces por qué…!

Tirando de mi cabello, lloré con toda mi voz.

Ya no puedo escuchar su voz.

No poder ver más su sonrisa.

… ¡Ya no estaba aquí!

El mundo estaba envuelto en tinieblas.

Dolor, tristeza… Surgieron en mi corazón, dejándome incapaz de respirar.

Un dolor desgarrador en mi pecho. No importa cuánto me golpee el pecho, siempre viene desde el fondo de mi corazón, dejándome indefensa.

El reloj de bolsillo se balanceaba sobre mi pecho.

Lo agarré, acariciándolo con cariño.

Pensando en cuando recibí este reloj de bolsillo.

Un recuerdo dulce y hermoso.

—¿Por qué…? ¡¿Por qué…?!

Como si hubiera perdido la mitad de mi cuerpo, estaba rodeada de una desesperación increíble.

Agarré el reloj de bolsillo con fuerza en mis manos.

Dolor, incapaz de reconocer la realidad, mis manos se estiran para agarrar cosas intangibles.

Pero, por supuesto, no lograba agarrar nada.

Simplemente se quedaron allí, suspendidas en el aire.

Esta realidad solo empeoró mi dolor.

Seguí llorando, dejando salir mis emociones.

Y luego el agotamiento. Cuando logre recobrar el sentido, estaba encorvada en el suelo.

Al levantarme, las lágrimas volvieron a empañar mis ojos.

Esto no fue un sueño.

Lo que vi fue la escena antes de perder la conciencia.

—Dean… ¿dónde estás…?

Si hubiera sabido que estaría tan llena de dolor, preferiría no haberme reencarnado. Al pensar en esto, me llene de resentimiento hacia el mundo.

Las emociones oscuras devoraron mi alma. El dolor trajo más lágrimas.

Al levantar la cabeza de repente, descubrí que el cielo se había vuelto negro.

Como si reflejara mi corazón.

Las nubes llenaron el cielo, sofocando cualquier luz estelar que pudiera haber.

Si tan solo la noche nunca terminara.

El mañana no tenía que llegar, por lo que me importaba.

De todos modos, ya no estaba aquí.

No pude tolerarlo más. Este mundo sin él.

Incluso pensar en intentar seguir adelante con este tipo de pérdida.

Grité de nuevo y volví a caer.


Shisai
Ay, por favor, que no se<br /> suicide

Raine
¡Preocúpate que me suicide yo!<br /> Esto es demasiado

2 respuestas a “El Sentido Común de la Hija del Duque – Capítulo 252: Llorar (1)”

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